jueves, 31 de enero de 2013

AL FINAL...




NEIL GAIMAN (INGLATERRA, 1960)

Un cuento de invierno (fragmento)

"Me molestaba. Cuando era joven... Bueno, sigo siendo joven, pero ya sabéis a qué me refiero...
En fin, hace mucho tiempo, pensaba que tenía el trabajo más duro de toda mi familia.
Al principio estaba bien. Al principio, la vida y la muerte eran cosas nueva, y la gente las hacía con el entusiasmo que aportan las cosas nuevas.
Se alegraban de verme, al principio y al final. Me lo contaban todo. Toda su vida.
Y entonces, tras un tiempo, se hizo más duro.
La única gente que me recibía con alivio lo hacía para escapar de algo malo o intolerable.
El resto solo deseaba que me marchara, como si morir fuera admitir un fracaso.
Eso me entristecía. Ya sabéis. Estaba triste la mayor parte del tiempo. Pensé en abandonar... En dejarlo. Y un día lo hice. Eso fue hace mucho tiempo, y mucho antes de este mundo.
Me negué a seguir haciéndolo. Dejé de quitar vidas. Gente y animales, pájaros y bacterias, peces e ideas. Nada moría.
El caos y el dolor se hicieron malos, y luego empeoraron. Como he dicho, nada moría.
Enviaron a un joven a verme. Hizo un largo camino, y al final terminó encontrándome, y me suplicó. Yo fui a ver lo que había hecho.
Y entonces volví al trabajo. ¿Sabéis? Así de simple. Porque sabía cuál era la alternativa. Y no era agradable.
Entonces algún tiempo después, hubo un momento en el que me hice dura, fría y frágil por dentro. Empezó a afectarme. O sea, la gente se siente satisfecha de haber nacido, como si lo hubieran hecho ellos solos. Pero muchas veces no es así.
Y se enfadan y se sienten dolidos cuando mueren, aunque lo hayan hecho ellos mismos. Y a veces es así.
Y un día una niña pequeña me miró mientras me la llevaba. Estaba gélida, distante y altiva, y me dijo: "¿Te gustaría que te pasara a tí?". Sólo me dijo eso, pero me dolió y me hizo pensar.
Y decidí que cada 100 años, me tomaría un día para vivir, ver si me gustaba y ver si podía aprender algo.
Y tras el primer día que estuve viva, cuando me encontré a mi misma, me di la vuelta y me dije que era una zorra frígida, estirada y sin corazón... Aunque no lo dije de forma tan amable.
Y capté el mensaje.
Veréis, cuando alguien muere, suele estar aturdido, dolido, enfadado o algo peor. Y lo único que necesita es una palabra amable y un rostro amistoso.
Puede que la gente no esté lista para mi don, pero lo recibe de todos modos. Las tierras sin Sol están muy lejos y el viaje es duro. A la mayoría de vosotros os gustará tener la compañía de una amiga.
Al final todos nos quedamos desnudos.
Al final todos nos quedamos solos."

NOCHES BLANCAS...




Desde que volví (hace dos semanas) de mis vacaciones que no duermo de noche. Las primeras veces, apagaba la radio a las dos de la mañana al terminar el programa de Dolina y trataba de conciliar el sueño. Fue imposible. Me dormía recién al amanecer. Esas horas en el medio me resultaban de un enorme fastidio. Con el correr de los días dejé de preocuparme (por no poder dormir, no por las causas generan tal situación), así que decidí vivir (es decir, leer, pensar y escribir) de noche para luego dormir de día.
Hoy seguí de largo. Son las 2 de la tarde y sigo despierto, y -lo juro- no consumí nada (aunque si tuviera a mano no lo dudaría)
Escribí en mi cuaderno varias páginas de la novela que -tarde pero seguro- estoy lentamente dibujando a mano. Y es que en estos tiempos en que sólo se escribe a mano en los exámenes, la letra manuscrita -volcada sobre el papel- se vuelve un ser misterioso y endiablado como el de los dibujos de nuestra tierna infancia.
Después de leer, alternando los ensayos de Fogwill, uno de Sarlo, y los relatos del malogrado Bolaño, escribí hasta que -con las primeras luces del amanecer- sentí hambre.
Mientras comía algo, prendí la tv. Me encuentro con una película de terror. "La casa de cera". Algo había visto de esta película mientras hacía zapping alguna madrugada perdida.
El cine de terror apesta. Sin embargo, es interesante pensar los mecanismos culturales que se articulan en el género. Como por ejemplo, detenerse en los personajes. Está claro que el cine de terror (o por lo menos gran parte de su producción) es uno de los géneros en donde más claramente se ve "cuales son las vidas" por las que hay que asustarse, es decir, cuáles son las vidas que hay que proteger: la de hombres y mujeres jóvenes, lindos, blancos, heterosexuales. Y lo que es más importante: grandes consumidores. Es un género que no admite ningún tipo de densidad psicológica.  Un cine que sólo se propone testimoniar la sociedad que lo engendra, que -en clave de espanto- nos está indicando qué vidas hay que proteger y -cuando mueren- qué vidas son las que representan una pérdida social.
Termina la película y sigo despierto, Son las 7 de la mañana. La hora en que me estuve durmiendo desde hace una semana. Pero hoy no puedo. Me siento muy cansado, pero no duermo. Salgo a la calle, compro el diario (los jueves compro Clarín porque hace años que leo las críticas de cine de ese diario).Vuelvo. Pongo la radio y lo leo hasta las 9. Creo que ese debería ser el promedio de tiempo en una lectura necesaria de un diario: una hora. Salvo los días en que pasan cosas realmente importantes, si tardamos más de una hora en leer el diario -sobre todo Clarín- es que estamos perdiendo el tiempo.
Con página 12 o Perfil acepto un poco más de tiempo por el hecho de que salen muchas columnas de opinión, y algunas de son realmente buenas y hay que leerlas más de una vez para obtener con claridad las dos o tres ideas que se cifran en el texto.
Escucho en la radio una entrevista a un "especialista en marketing" dando consejos a las personas sobre como "venderse" en el mercado laboral.El tipo era una especie de manual de autoayuda, un perfecto estúpido que no paraba de dar "tips" (lugares comunes desde ya) sobre cómo mejorar nuestro "propio producto". Resulta interesante la idea de pensarse a uno mismo como "un producto". Si yo fuera guionista, me permitiría hacer una película de terror en la que el primer asesinado sea este imbécil...de no ser porque -de ponerlo en el lugar de víctima- tal vez no consiga suficientes fuentes de financiamiento para llevar a cabo el proyecto.
Así las cosas, me siento a escribir a las 2 de la tarde, todavía cansado, todavía sin sueño.
Sabiendo que mañana (y no el lunes) tengo que volver a la oficina a poner la misma cara de estúpido que -con toda seguridad- ponen los mismos especialistas en marketing o los héroes de las películas de terror para adolescentes. 



martes, 29 de enero de 2013

APUNTES PARA EL FIN DEL PERIODISMO...

 
 
ENTREVISTA A ESTEBAN SCHMIDT
 
-¿Cómo fue la llegada al periodismo desde la política? ¿Con qué periodismo te encontraste?
 
-Yo pienso que hay una doble pista: una pista que es la de la política, mi interés genuino por los asuntos públicos, y una pista más íntima relacionada con los términos aceptables de alzar la cabeza para ir realizándote como adulto. El cambio entre militar y hacer periodismo fue un cambio encadenado, no un corte sino una imagen fundiendo con la otra. Mientras me mantenía cerca de los asuntos públicos, mejoraba mi jerarquía social, pasando de militante a periodista.
-¿Por qué dejaste de militar?
 
-No resistía más la sociabilidad que se daba dentro de la política. Una cosa totalmente viscosa, mediocre, berreta y el periodismo tenía que ver con lo simbólico, con las palabras, con las representaciones, era más moderno y menos loser. Cuando me encontraba con la gente de la política cotizaba mucho más alto siendo periodista de lo que cotizaba cuando estaba dentro de la política.
-¿Qué época fue? ¿Sos hijo de qué desilusiones?
 
-Los radicales lo que recordamos son las internas. Mi última interna fue en el `91 y ganó De la Rúa. A mí ya no me divertía estar en un partido donde la ilusión era De la Rúa. Vos veías, además, cómo un montón de gente había hecho guita o había podido progresar más que vos patrimonialmente. Entrás en un mundo horrendo que tiene que ver con si tenés la categoría 9 de Congreso, el otro tiene la categoría 7, el otro es Director. Te comparás. Eso acumulado se vuelve una suerte de infierno personal donde mezclás sentimientos como loco, pensás mal la política, la pensás muchas veces con un odio enfermo. En fin, tenía margen, me daba el calendario y podía hacer otra cosa, así que me fui a algo en lo yo también estaba. Yo en el centro de estudiantes de la escuela ya hacía la revistita.
-¿Y no podrías volver? ¿Lo ves como un horizonte posible?
 
-Sí, totalmente, yo pienso todo el tiempo que estoy en la política, nunca creí que estuviera en el periodismo. Pienso que el periodismo es la continuación de la política por otros medios, es otro espacio. Efectivamente mi capacidad de intervención política mejoró enormemente cuando empecé a escribir, algo que no pasaba cuando estaba en el comité de la calle Calasanz, totalmente improductivo, un hecho fatal, agónico. (RISAS)
-¿Qué opinás de las posturas que creen que hay que disociar necesariamente militancia de periodismo?
 
-Que es ideología, eso. Son indisociables la política y el periodismo. El periodismo no existe en sí mismo. Vos tenés la habilidad de ir, mirar, volver y contar lo que pasa del otro lado del río. Sos el narrador, el cronista, el juglar, el periodista, el escritor, el poeta. El que tiene más habilidad para preparar los alimentos con lo que hay dando vuelta será el cocinero. Cualquier otro agregado de profesionalismo liberal es falsear las cosas para engrupir a las masas.
-Vos hiciste la bisagra entre los `80 y los `90, donde en los `80 un político era más prestigioso, todavía se esperaban muchas cosas de los políticos en los `80.
 
-La licuación esa yo la vi bastante rápido, para mí el 2001 tardó como 15 años en llegar. Para mí socialmente el político como bestia negra ya estaba configurado en el `87. Ponele que el paradigma del dirigente radical era una suerte de tipo que estaba el domingo a la mañana lavando el auto en la vereda, eso era un dirigente radical en el 83. En el 87 ya había dejado de serlo porque había cambiado el auto.
-¿Y ahora cómo ves el panorama con respecto a eso?
 
-Yo creo que los políticos son impresentables, creo que se han armado unas elites de personas egoístas y venales. Se podría hacer un país más interesante y justo, es cierto, pero con esta elite creo que vamos por una perpetuación del drama. Algo vivible, finalmente, hoy estamos hasta felices, ¿no?
-¿Cómo es este país?
 
-Es un país injusto, racista, los negros trabajan, el resto no. Fracturado como la concha de su madre.
¿El kirchnerismo no retuerce un poco esta lógica del político como hijo de puta útil? Que a la vez reproduce su desprestigio de feo, sucio y malo porque la sociedad “necesita” que los laureles se los lleve –por ejemplo el “periodismo independiente”.
 
-Me parece que es como la frase de Mao sobre la Revolución Francesa: “Demasiado pronto para opinar”. A lo mejor es demasiado pronto para opinar qué es lo que ha significado el kirchnerismo para este tiempo. La discontinuidad más grande que veo es que ha roto el mito de que vos no podés meterte con los poderes de forma más o menos persistente y duradera. Los términos en que Alfonsín interpeló al poder fue plantarse, decir discursos muy buenos, de gran coraje, pero que no fueron tan consistentes como parece ser esto de Kirchner con Clarín. Hay que decirlo. Aunque Alfonsín fuera mucho más gente que Kirchner. Creo que la Argentina no es un problema que se vaya a resolver ya a esta altura en términos institucionalistas, republicanos, después de lo destruido que ha quedado por los años `90. De lo que se trata es de una administración sabia del caos. Creo que Kirchner es un buen administrador del caos y el próximo político que gobierne la Argentina tendrá que ser alguien que esté en esa liga, con lo cual creo que ahí los nombres realmente se reducen. Tiene que ser alguien que tenga ese bilingüismo jugar la liga nacional de poker con empresarios y líderes extranjeros y al mismo tiempo sepa cómo hablarle a Depetris y a D´Elía. Y tiene que ser alguien que regule muy bien y diariamente un conjunto de amoralidades.
-Volviendo un poco a tu itinerario, ¿Cómo fue el paso en los `90 por Página12?
 
-Yo trabaje en Página 12 tres años: del 96 al 98. Después me fui a la revista de Lanata (21, en aquella época) y duré un año y meses. El periodismo policial que hacían ahí era inaguantable.
-¿Por qué policial?
 
-El periodismo policial consiste en que la agenda del periodista es ver la lista de deudores del Banco Central y pedir el Veraz de cualquier boludo, una cosa monstruosa. Se la pasaban botoneando gente. “El diputado Alessandro cambió el auto”, “nombró al hijo en el Ministerio de Economía”, pero si el chico trabajaba en Coca Cola, lo reventaban también: “el hijo del diputado trabaja en Coca Cola”. Entonces siempre estaba mal. Nunca podían interpretar los hechos.
-¿Página12 estaba dentro de esa lógica?
 
-No, Página era mucho mejor, yo me arrepiento de haberme ido de ahí, no lo pude ver en ese momento. Pasa que se daba una cosa muy cínica en el diario: por un lado una patronal muy inmoral que venía de una cosa dolorosa que tenía que ver con el hecho de que algunos de ellos habían estado presos todo el Proceso y cuando salieron fueron por la venganza total, pero venganza total no era matar a los carceleros sino encarcelar empleados. Entonces donde atendían ellos, en la planta alta, estaba todo hermoso, después la parte de los periodistas una cosa monstruosa, como un pabellón de Caseros, no había jabón en el baño. No entiendo cómo se puede ser de izquierda y no tener jabón en el baño. Se te acumulan 200 de esas, ¿entendés? Me tocó tener de jefa a Cerutti, tal vez muy frívola para encarar noticias, me tocó estar con Tenembaum, muy cínico. Yo también soy un jodido, eh, me gusta la gente ideal, no la que existe. Y eso no va a pasar nunca. Pero tenía todos los días siete mil caracteres en un diario de circulación nacional, podría haber aprovechado más. El diario estaba muy jugado con la Alianza, eso fue incómodo también. Yo sabía bien que esos chocaban la estancia. Conocía a los radicales de memoria y el Frepaso era un hospital de día. Eso yo lo sabía, más o menos lo iba escribiendo. Y ese tema que generó algunos problemas que minaron mi amor al diario. Ellos creían que estaban armando un presidente, que Chacho Alvarez era “su” dirigente político. Y Chacho quería ser el dirigente de Clarín, como finalmente lo fue. Yo ahora disculparía muchas cosas por tener esos 7 mil caracteres diarios. En términos de periodismo no era un periodismo botón, era un periodismo que defendía siempre la interpretación y la valoración de los hechos y Página en ese momento no tenía nada del tinte amarillo de Lanata, era más serio, sin ser más interesante.
-En la última nota de la Rolling Stone, sobre 678, decís que ver de cerca el periodismo es más o menos descubrir cómo se hacen las salchichas, hace difícil que uno después quiera consumir eso.
 
-Lo que vale es la interpretación de cuál es la intervención que hace el periodismo. 678 ayuda como ningún otro programa existente en la televisión a decodificar la basura que durante todo el día produce TN, ponele. Lo mismo con la política si la mirás de cerca ¿no? Si estás en un despacho en el Congreso y escuchás el conjunto de amoralidades y el estado de mangueo permanente que hay sufrís como un perro. Cuando lo ves de cerca te incomoda. El club de la solidaridad tiene que ser un hecho racional y pactado, no tiene que ser una cosa voluntarista y arbitraria, siempre dependiendo de la manipulación.
-La sensación es: vos estuviste en la política y te fuiste harto y diciendo “esto es una mierda”. El periodismo es una mierda. ¿Todo es una mierda?
 
-Yo me dedico a la educación. El 95 por ciento de mis ingresos y buena parte del tiempo mío, me dedico a trabajar con personas que exploran su faceta creadora y expresiva, me dedico a eso y lo hago con gran amor y convicción.
-¿Ahí está “la huella” que querés dejar?
 
-Pienso que sí, aunque no me gusta tanto la cosa megalómana de “la huella”, me gusta la educación pero tampoco me gusta “el maestro, el chaman, el gurú”, trato de que sea una práctica. Cuando uno escribe interviene en los demás y siempre hay un corazón que se va a ver interpelado y al que se le va a dar coraje. A mí me gusta la escritura porque puedo tomar lo que para otros serían riesgos por el simple hecho de que yo vivo de otra cosa y por el hecho de que no tengo mucho que perder, no tengo familia por ahora, entonces si un mes me va mal, comeré arroz con huevo, si un mes me va bien comeré maracujá en todos los desayunos.
-¿Hay esperanza?
 
-Yo pienso que sí, no me parece una conversación “si hay esperanza o no hay esperanza”. Pienso que las personas desempeñamos actividades profesionales, oficios y creo que ellos son variables independientes de los resultados de urna dentro de 40 años para ver cómo nos fue como país. Yo todos los días hago mi trabajo docente con la misma convicción y con la misma neurosis. Cuánto me está gustando o cuánto no me está gustando enseñar, o cuánto me gusta escribir o cuánto no me gusta escribir, muy pocas veces tiene que ver con lo que pasa con el país. No hay relación con si la AFIP está recaudando bien o mal. La vida privada no está todo el tiempo relacionada con la política, aunque sea vea afectada, claro está. Después hay cosas que son detalles: a Hugo Moyano lo reemplaza Pablo Moyano, o sea cuando Hugo muera lo que viene es Pablo Moyano, por el lado de la representación sindical lo que vos tenés es eso, después de D`Elia no sé quién viene… Sector donde mires… Lo que viene después de Lanata es Informe Klipphan. Es tremendo, es duro, si vos lo ves así, es duro. No puedo decir “qué lindo que va a ser”.
-¿Te parece un signo de época que haya un poco más de interés por la cuestión pública? Eso que plantea todo el tiempo 678 sobre la vuelta del debate.
 
-Yo pienso que no, los promedios deben ser iguales que siempre, la población es más grande ahora, entonces hay mucha más gente, muchas más voces y muchos más canales, los blogs, facebook, twitter. Los panelistas de 678 empezaron a debatir ahora, hay miles que lo hacíamos desde mucho antes. No sé qué debate volvió.
Puede ser, pero no era lo mismo debatir en los `90, que era tirarle piedras a un tanque que te iba a aplastar, que ahora cuando empezás a ver que cambian algunas correlaciones… Lo que no significa que aquellos que participan del debate sean los verdaderos sujetos que tuercen esa fuerza.
 
-Puede ser que sí, que eso que decís venga entonces con un toque más de romanticismo en la militancia, que venía más burocratizada en los últimos años. Entonces suena la misma canción, pero suena mejor. Capaz que en las oficinas públicas en vez de estar muerrrtos detrás de la computadora jugando al solitario, puede ser que estén más entusiasmados, haciendo llamaditos, ojalá dure y ojalá sirva para hacer más cosas. Con la cantidad de injusticias que hay en este país, todos los días se puede hacer algo para repararlas. También hay un contexto global, Argentina no está sola, ¿no?, si te toca la mejor dirigencia política con años de crecimiento económico espectacular como fue en la década del ‘80 estás sonado, pero si te toca la peor dirigencia política con tasas chinas estás mucho mejor.
-¿A que le decís Ni A Palos?
 
-Nunca me tiraría en paracaídas.

REQUIEM PARA UN SUEÑO...




"REQUIEM PARA LANATA" (X)

Como Timerman y Botana, Lanata se llevó a los mejores de su generación. E hizo un diario de la puta madre, un diario que valía la pena comprar, el único diario moderno, porque para entonces todos los jefes de redacción de los otros diarios estaban estancados en Rond Point pero de 1972. Página/12 fue, a fines de los '80 y principios de los '90, el diario de un fin de época, la crónica de como todo lo viejo moría para dar paso a lo nuevo. Y Lanata era lo nuevo. Y por eso también lo queríamos. Después vinieron los problemas financieros, la venta -mil veces desmentida y confirmada- del diario a Clarín, y otros quilombos. Lanata había fundado tal vez el mejor diario argentino, pero la guita es la guita, y no era fácil competirle a Clarín a mediados de los '90, cuando facturaba como nunca y tiraba un millón y medio de ejemplares los domingos. Y cuando se pone difícil, el gordo huye.

Huyó hacia adelante y cayó en la televisión. Para los que, como yo, eran muy chicos en 1996, entiendan que lo mejor que había hasta entonces en programas periodísticos eran Grondona y Neustadt (que 10 años antes de morirse ya pedía que no lo dejen solo porque ya sabía que estaba muerto). Y Lanata también revivió al género, juntó a los mejores y se cogió a todos. Lanata fumaba en pantalla como un Don Draper con obesidad mórbida y te contaba a vos, boludo (decía "boludo" en pantalla, increíble), como los políticos eran todos chorros y las empresas eran todas coimeras, pero por culpa de los políticos que se dejaban coimear. Lanata nunca te decía que era culpa tuya, o al menos no directamente, porque conocía bien a su público: la clase media progresista metropolitana ilustrada y culposa que existía a fin de siglo. Lanata te aseguraba a vos, que lo mirabas a él, que eras bueno y el resto unos hijos de puta. Lanata fue el soundtrack punk del fin de la historia para los que crecimos en los '90.
Lanata murió de una profecía autocumplida. Porque de tanto juntarse con La Bersuit para hacer videoclips (ya en su delirio del hybris, creía que podía hacer cualquier cosa) a cantar que se venía el estallido, el estallido se vino nomás. El Gordo lo había anunciado, y se regodeaba en cantar las loas a la razón que había tenido. El caos había llegado, no por culpa de los negros de mierda que odiaban Feinmann y Hadad (que en esa época eran la contracara de Lanata, con igual cantidad de audiencia), sino por los políticos hijos de puta que denunciaba él. Día D, Veintiuno/Ventidos/Veintitrés, el Lanata de 1998 a 2002 fue el mejor Lanata. Pero cuando el apocalipsis que había pronosticado llegó, no le quedó nada por hacer.

Lanata, decíamos, empezó a diversificar: escribió un libro de historia pésimo y muy exitoso, dirigió videoclips, hizo documentales. Abandonó la TV por supuestas presiones del kirchnerismo. Abandonó la gráfica por presuntos problemas financieros. Se volcó a la radio. Pasó a ser columnista de un diario ajeno, algo que para un periodista es como volver a vivir a la casa de tus viejos cuando no podés pagar el duplex. Digamos que estaba un poco perdido. De la edad no se salva nadie.

Pasada la crisis de los 40, Lanata quiso volver a sentirse joven, a sentir la adrenalina de ver un diario propio saliendo de la prensa. Y fundó Crítica, un diario que nunca debió haber nacido en un principio, que pretendía ser popular pero no hablaba de fútbol, que ponía a profesores universitarios a debatir sobre los culos de Tinelli. Un diario que apuntaba a un lector que ya no existía: la clase media progresista, metropolitana y ilustrada, si seguía viva, ya no tenía interés en escucharlo anunciar el apocalipsis; sólo quería comprar un plasma en cuotas para ver los mismos culos sobre los que disertaba Alabarces.

Los post adolescentes palermitanos a los que Crítica les hablaba ya no leían ni compraban diarios, pero entraban a la web y esperaban que al Gordo les vaya bien, de onda, posta, si ellos casi se criaron con él. Y porque escribían todos sus amigos, los mejores -otra vez- de su generación. Que ya no era la generación de Lanata: parte de las tensiones entre el Gordo y sus empleados pueden leerse en los excelentes apuntes sobre el fin del periodismo de Esteban Schmidt. Pero eso ni siquiera era relevante: el diario no existía. Y el Gordo, como siempre, cuando empezó a haber quilombo, se fue.

La muerte le llegó a Lanata cuando no se dio cuenta que la era argentina de la antipolítica (1976-2001) había terminado. Que si bien sigue habiendo un sentimiento contra los políticos muy difundido, son pocos los que odian como él odia, los que piden "que se vayan todos", los que creen que Kirchner y Menem fueron lo mismo. Timerman decía que para ser periodista había que ser parte del poder, había que estar cerca. Y Lanata no pudo, no supo, no quiso, porque construyó su carrera tirando cascotazos al ferrocarril Roca (el diesel que va a La Plata, con parada en Sarandí) desde la vereda de enfrente. Justo él, que quiso ser Botana y Timerman, terminó siendo Carrió y Legrand y ahora vaga como un alma en pena, a la espera de que alguien lo entierre.

(X) del libro de Luis Majul

viernes, 25 de enero de 2013

ALGÚN RAYO...




Rafael Argullol (España, 1949)

Infamia y destino (fragmento)

"Dentro de poco, si un inesperado sentido de la cordura o de la compasión no lo remedian, morirán decenas de miles de personas. Morirán mujeres, niños, hombres, con la particularidad esencial de que para ninguno de ellos, de acuerdo con su propia naturaleza, había llegado la hora. Su muerte se producirá, según la opinión de algunos médicos que he consultado, de la siguiente manera: los más afortunados sentirán un fogonazo interior, extremadamente violento, que les reducirá con rapidez al silencio; para los menos afortunados el trueno será instantáneo pero el rayo será más lento y terrible. Como estos últimos, en el cálculo de mis informantes, serán la gran mayoría puede ser revelador retener algunos de los estragos causados por ese rayo: quemaduras generalizadas de la piel, destrucción masiva de los tejidos, colapso de las funciones respiratorias, pérdida de las capacidades sensoriales, paulatina paralización de los órganos vitales. Estos términos descriptivos deben ser traducidos al sufrimiento del cuerpo afectado: el dolor neurálgico recorre el organismo como un haz de corriente eléctrica entre sensaciones extremas de frío y calor. Sin morfina u otros calmantes poderosos se hace insoportable. No será todo. Alrededor de los fulminados por el rayo la onda expansiva creará otras oleadas de dolor: mutilaciones, secuelas físicas, angustia, desplazamientos, exilio. Otras decenas -quizá centenas- de miles de personas quedarán a merced de una repentina pesadilla. No será todo: los hijos de todos ellos crecerán en la creencia de que esta pesadilla es la única realidad. Y tampoco eso será todo. Porque nada cuenta tanto como el sufrimiento único, distinto e irrepetible de quienes van a ser alcanzados por el rayo."

miércoles, 23 de enero de 2013

NEUROSIS LECTORA...




La neurosis no me abandona ni siquiera en lo que más disfruto: comprar libros. Después de haber leído algunas novelas y ensayos del Feinmann que sabe leer y escribir ("Últimos días de la víctima", "La sangre derramada", "La filosofía y el barro de la historia",  y el primer tomo del libro sobre el  Peronismo), me dije a mí mismo que ya era suficiente de este tipo. Pero no pude con mi genio, y -apenas salió- compre el libro de sus encuentros con Kirchner: "El flaco". En este blog ya di cuenta en su momento  de lo que hice con esa bazofia. Lo prendí fuego.
De Majul jamás tuve la intención de leer absolutamente nada. Me cae muy mal, a pesar de tener -increíblemente- algunas buenas entrevistas...incluso con gente a la que admiro y que nunca aparece en la televisión, como el actor Alejandro Urdapilleta y (que en  paz descanse) el gran escritor Rodolfo Fogwill. Le faltó entrevistar al Indio Solari para haber completo la santísima trinidad de mis tutores artísticos.
Pero Majul, que hasta ahora había hecho libros de "investigación periodística", se pone en contacto con Lanata, y le plantea publicar su biografía.
Lanata...qué decir del gordo? Empecé a ver Día D por mi vieja. Siempre nos peleábamos por el control de la tele. A fines de los noventa yo estaba en el secundario, la política me parecía algo asqueroso y los domingos a la noche sólo quería ver Fútbol de Primera. Ella quería ver al tipo que denunciaba la corruptela del menemato. Al final terminamos pactando. Mirábamos un rato cada uno. Al principio miraba con fastidio el "rato suyo". Después comencé a mirar, casi en trance hipnótico, a ese tipo que fumaba todo el tiempo mientras hacía sus editoriales mirando a la cámara.
Nunca había sentido -y nunca más sentí- que ese tipo me estaba hablando directamente a mí. Es algo muy loco sentir eso. Es una sensación increíblemente poderosa. Me dejé seducir por sus editoriales, al punto que -cuando mi mamá me recordaba que "era mi turno" para cambiar de canal- yo le decía que "todavía no dan los goles que me interesan".
Después leí sus libros de historia. Y lloré -literalmente lloré- viendo su documental "Deuda". Algunas veces se me había piantado un lagrimón con alguna película o con algún hecho dramático de la realidad, pero nunca me pasó viendo a un tipo hablar por televisión.
Resumiendo: no pude evitar comprar la biografía del tipo que me hizo llorar. Porque las lágrimas - las carcajadas también- dejan marcas...nos encadenan al que nos genera semejantes convulsiones en el alma.
El presente es otro -el mío y el de Lanata- pero algo queda. Es ese registro de una emoción pasada la que me convoca a la caja en la librería y me hace comprar el libro. A pesar de Majul y a pesar -claro- del propio Lanata.
Voy por el cuarto capítulo. La lectura es grata, lo cual no es poco. Y el libro sigue seco.








domingo, 20 de enero de 2013

UN CUERPO...




José Luis Paneo (España, 1942)

"No hay palabras"

Tocas un cuerpo, sientes su repetido temblor
bajo tus dedos, el cálido transcurrir de la sangre.
Recorres la estremecida tibieza,
sus corporales sombras, su desvelado resplandor.
No hay palabras. Tocas un cuerpo; un mundo
llena ahora tus manos, empuja su destino.
A través de tu pecho el tiempo pasa,
golpea como un látigo junto a tus labios.
Las horas, un instante se detienen
y arrancas tu pequeña porción de eternidad.
Fueron antes los nombres y las fechas,
la historia clara, lúcida, de dos rostros distantes.
Después, lo que llamas amor, quizá se torne forzada promesa,
levantado muro pretendiendo encerrar,
aquello que únicamente en libertad puede ganarse.
No importa, ahora no importa.
Tocas un cuerpo, en él te hundes,
palpas la vida, real, común. No estás ya solo...

viernes, 18 de enero de 2013

HUNDAN AL BELGRANO...



ENTREVISTA A LA DIRECTORA DE CINE KATHRYN BIGELOW PARA "LA VANGUARDIA"

Convertida en una estrella tan importante de su película, La noche más oscura, como lo es la protagonista, Jessica Chastain, Kathryn Bigelow se ha pasado los últimos días hablando sin parar. Ya sin voz y tras permanecer unos días en su casa y en silencio para recuperarse, ha vuelto a la carga, pero encontrar un momento en su cargada agenda es casi imposible. Y es que desde el inicio de la carrera por los premios, el filme, que cuenta los pormenores de la búsqueda de Osama Bin Laden a lo largo de una década y su posterior asesinato en Pakistán se ha convertido en favorito.
La experiencia es similar a la que vivió cuatro años atrás, cuando su filme En tierra hostil les arrebató el Oscar a la mejor película a su ex marido, James Cameron, y su Avatar, y se llevó, además, otras cinco estatuillas doradas, incluyendo una a la mejor directora, lo que la convirtió en la primera mujer en la historia en obtener ese galardón. Cuando finalmente la directora encuentra un momento para sentarse a hablar con el Magazine, queda claro que Bigelow no se marea con las felicitaciones. A sus 61 años, ha experimentado muchas veces el rechazo y la indiferencia y sabe que en el mundo del cine, la fama de un director dura tanto como el éxito de su última película.
 
¿Cómo fue su investigación para La noche más oscura?
 
Inicialmente estábamos trabajando en otro proyecto, que también era sobre la búsqueda de Osama Bin Laden, la operación que fracasó en el 2001. Esos acontecimientos sucedieron en las montañas de Tora Bora, en Afganistán, entre el 6 y el 20 de diciembre del 2001. Mientras Mark (Boal) trabajaba en el guión, se produjo el acontecimiento del primero de mayo del 2011… Entonces nos dimos cuenta, después de mucha reflexión, de que iba a ser complicado hacer una película sobre la búsqueda frustrada de Osama Bin Laden en el 2001, cuando todo el mundo sabía que ya lo habían matado. Después de debatirlo mucho, cambiamos el rumbo. Mark, que es un periodista al que le fascina la investigación, se propuso contar la historia desde el 2011, cuando ya sabemos cuál ha sido el desenlace.
 
¿Recuerda dónde estaba usted cuando se enteró de que habían matado a Osama Bin Laden?
 
Por supuesto. Estaba trabajando con Mark Boal en el guión de la otra versión de la película. Estábamos en su oficina y alguien nos llamó para contarnos que habían matado a Bin Laden. Inmediatamente encendimos el televisor y vimos lo que estaba pasando en Nueva York y en Washington DC. Fue un momento muy emotivo para nosotros dos.
 
¿Cuán difícil fue lograr que los que participaron de la operación le contaran cosas de las que nadie ha hablado antes?
 
No fue tan difícil. En tierra hostil (The Hurt Locker en inglés) es una película que gustó mucho dentro de la comunidad que se ocupa de esas cosas y ciertamente esa fue una indicación de que si yo y Mark Boal íbamos a ser los que contáramos esta historia, lo íbamos a hacer de una manera muy respetuosa y fiel a la verdad. Eso nos abrió muchas puertas.
 
¿Cómo hizo para crear una narración que fuera fiel a los hechos, teniendo en cuenta al mismo tiempo la importancia del entretenimiento en el cine?
 
Se trata de una historia intrínsecamente dramática y, al mismo tiempo, creo que, como cineasta, es muy interesante quedarse dentro de los límites establecidos por los hechos históricos y la realidad. Por eso, no hubo ni un momento en el que pensáramos que hubiera sido mejor hacer tal cosa o tal otra. No existía esa posibilidad. La belleza de esta película está en el naturalismo, en el realismo y en la especificidad. A mí me encanta trabajar desde esas perspectivas. Nada de lo que aparece en el filme está allí por necesidades dramáticas. Cada una de las escenas ocurrió en la realidad, algo que como directora me parece absolutamente emocionante.
 
Es interesante que aunque estos personajes parecen no tener permiso para sentir piedad, haya logrado darles un toque de humanidad...
 
Es que lo que me parece maravilloso del guión de Mark es que estos personajes revelan quiénes son a través de sus acciones. Para ellos su trabajo lo es todo, y permanentemente se meten en situaciones extremadamente peligrosas. Están trabajando en este caso, tratando de dar con el hombre más peligroso del mundo y por eso su humanidad, su vulnerabilidad, su fuerza, su valentía, su tenacidad y su dedicación están definidos por sus acciones en el trabajo. Eso es lo que te lleva a ti como espectador a acercarte a los personajes. Jessica (Chastain), por ejemplo, ha realizado una interpretación muy sutil que revela todos los detalles de su personalidad, aun en escenas que tradicionalmente no te permitirían apreciar esos detalles.
 
En contraste con la celebración de los militares después de que mataran a Bin Laden, el personaje de Chastain se muestra infeliz, incluso llora.
 
Eso estaba muy bien contado en el guión y nunca nos desviamos de ahí. Fue una idea de Mark y creo que era muy interesante y conmovedor para Jessica y para mí, y para todos nosotros: la idea de que esta mujer ha dedicado los últimos diez años de su vida exclusivamente a la persecución de un hombre. Y sí, cuando llega el final, ella triunfa, pero no es una victoria, porque lo único que quedan son preguntas mucho más profundas: ¿qué va a hacer ahora?, ¿adónde irá? Es una manera de humanizar al personaje en una historia en la que no hay mucho lugar para la humanidad.
 
Jessica Chastain es una mujer hermosa. ¿Cuán realista es ese detalle?
 
Muy realista. Todas las agentes que he conocido son muy hermosas. Y eso forma parte del reporte que Mark escribió tras su investigación. Hay muchas mujeres muy hermosas que trabajan en el mundo de la inteligencia y que son particularmente inteligentes, y muy eficientes en la tarea de obtener información.
La de Bigelow ha sido, sin duda, una carrera peculiar. Tras debutar en el largometraje tres décadas atrás codirigiendo la ultraindependiente The Loveless con Monty Montgomery, Bigelow resurgió cinco años después con una película de vampiros, Los viajeros de la noche, en la que demostró su buena mano para el cine de género. Convertida en la niña mimada de los grandes estudios, su filmografía incluye varios thrillers, como el que protagonizó Jamie Lee Curtis, Acero azul, y el que transformó en estrella a Keanu Reeves, Le llaman Bodhi. Sin embargo, su relación con la gran industria sufrió una sacudida cuando Días extraños, el filme de ciencia ficción que escribió su entonces marido, James Cameron, fue un estrepitoso fracaso en la taquilla pero ayudó a convertirla en una directora de culto.
Aun así, Bigelow tuvo que marcharse a dirigir televisión, para luego regresar con otra película inusual, El peso del agua, que pasó absolutamente inadvertida. Su mala suerte en la taquilla no cambió cuando dirigió a Harrison Ford en su último filme de estudio, K-19: The Widowmaker, que con un presupuesto cercano a los 75 millones de euros apenas recaudó 26. Al menos, en ese filme la alta y esbelta directora descubrió el género que le llevaría a la etapa más estimulante de su trayectoria: la del cine firmemente inspirado en la realidad.
 
Su carrera se extiende a lo largo de tres décadas, en las que ha pasado del cine vanguardista al de género, para luego desarrollar el periodístico ¿Diría que ha habido una evolución deliberada hacia este tipo de cine?
 
De alguna manera, sí. Mark y yo pensamos que esta es una película periodística, porque la historia y la película son contemporáneas. De hecho, el día que filmamos la redada era el primero de mayo del 2012. Yo miré al equipo y al elenco y me di cuenta de que los acontecimientos habían pasado hacía apenas un año. Así que había algo, una especie de urgencia en la cronología, que me atraía, y que de verdad me parece muy interesante. Es algo que me apasiona, y de verdad aprecio ese entusiasmo después de haber pasado por varias transformaciones, de haberme fascinado con distintas escuelas de cine, y antes de eso con el mundo del arte. Hay algo muy liberador en evolucionar, y al mismo tiempo me entusiasma mucho esta forma de hacer cine, creo que llena un espacio, el de la historia viva. Al menos, así lo veo yo.
 
Se ha pasado muchos años sin que nadie prestase atención a sus películas. Pero, ahora, es la mujer del momento y todo el mundo está hablando de usted. ¿Cómo le hace sentir que le hagan tanto caso?
 
Todo me parece surreal. Tal como dices, no estoy acostumbrada a este tipo de atención, pero lo veo como un tremendo honor y estoy muy agradecida por todo lo que me está pasando. De todos modos, me parece muy importante mantener la humildad, saber apreciar las cosas y no sentir que uno debería esperar estos reconocimientos.
 
¿El hecho de que antes no fuese así hace que la experiencia sea más disfrutable?
 
Por supuesto. Además, yo creo que cuanto más grande es el desafío, más se aprecia la victoria. Es algo sobre lo que no tengo la menor duda.
 
Muchas veces la parte más complicada no es estrenar un filme, sino conseguir el dinero para ponerlo en marcha. ¿Su experiencia con La noche más oscura fue diferente a sus películas anteriores?
 
Es una buena pregunta, porque lo que diferencia a En tierra hostil y La noche más oscura de mis películas anteriores es que en ambas pude trabajar sin compromiso creativo alguno. Y eso es algo muy importante para mí, aun cuando tuve que manejarme con un presupuesto limitado. Pero yo quería poder contar estas historias de la manera en que yo pensaba que había que contarlas, y para poder hacerlo tenía que tener el corte final. Yo quería poder presentar la historia de la forma en que sentía que era apropiado para cada material en particular y para estos personajes. Poder tener ese tipo de autonomía creativa, de espacio creativo, era verdaderamente importante para mí y es algo que logré en estas dos películas, lo cual las distingue de todas las demás.
 
Hoy en día debe de haber muchas adolescentes que le admiran y quieren ser directoras como usted. Pero en su época, no tenía a casi nadie a quien admirar. ¿Cómo de sola se ha sentido en todos estos años?
 
En realidad, yo primero fui pintora. Trabajé en el mundo del arte y en determinado momento descubrí el cine, o mejor dicho, el cine me descubrió a mí. Lo cierto es que empecé a hacer cortos en el contexto del mundo del arte cuando era joven. Y algo que siempre me interesó mucho del mundo del arte es que el tema del género nunca tuvo demasiada importancia. Lo que contaba era el trabajo, el contenido, la manera en que uno lo encaraba y cómo proponía sus ideas. No importaba si quien lo hacía era una pintora o un pintor. Sólo contaba el tema. Y yo creo que en mi desarrollo como artista he logrado conservar esa perspectiva. Siempre he visto las cosas de esa manera y creo que me ha ayudado mucho a lo largo de mi carrera. Por lo tanto, no veo el trabajo o las películas que hago desde una perspectiva femenina, mi mirada y mi evaluación son según el contenido. Por eso para mí es tan importante que el contenido sea un desafío. Esa es la misma manera en que se encaran las cosas en el mundo del arte.
 
¿Pero, de adolescente, no le llamaba la atención el cine?
 
No. Mi relación era con el arte. Yo pintaba. Me fascinaban los impresionistas, los prerrafaelistas, el expresionismo abstracto. Mi obsesión era la pintura, y cuando descubrí el cine, lo hice desde el arte. Llegué con una mirada muy inocente. Había estado metida durante tanto tiempo en el mundo del arte que cuando desemboqué en el cine lo hice con un enorme entusiasmo. Durante dos o tres años estudié todo con fascinación, porque todo me parecía muy exuberante. Digamos que devoré el compendio de la historia del cine en ese periodo. Enla Universidadde Columbia, en Nueva York, donde me gradué, tuve unos profesores extraordinarios, entre ellos Andrew Sarris y Milos Forman, que era el director de departamento de cine y es un hombre verdaderamente brillante. Digamos que conté con el entusiasmo y la guía de algunas mentes increíbles cuando me topé por primera vez con el cine.
 
Sin duda, su viaje de pintora abstracta a directora de cine ultrarrealista no podría haber sido más inusual...
 
Es cierto. Pero a la vez es un viaje de la forma al contenido. Uno también lo puede ver de esa manera.
En tierra hostil permaneció en el limbo durante largos meses antes de que la distribuidora norteamericana decidiera estrenarla. De pronto, esa película se convirtió en un gran éxito y terminó arrasando en el Kodak. ¿Cómo fue toda esa experiencia para usted?
 
Muy sorprendente y bastante surreal. Lo cierto es que estábamos en manos de la distribuidora que quería esperar y que eligió ese momento en particular para estrenar la película. Obviamente, la decisión terminó siendo muy acertada y todo lo que vino después fue una gran sorpresa. No esperaba que las cosas se dieran así.
 
Ha sido la primera mujer en ganar un Oscar a la mejor dirección en la historia del cine. Me imagino que debe de estar muy orgullosa, pero, por otro lado, ¿no le parece vergonzoso que se haya tenido que esperar 80 años para que una mujer se llevara ese premio?
 
Sí, por supuesto. Ciertamente fue surreal desde mi perspectiva, pero a la vez es una injusticia de la que todos tenemos conciencia. La verdad es que no se cómo explicarlo desde mi perspectiva. Probablemente se pueda explicar mejor desde una mirada histórica. No se por qué existe semejante inequidad, pero supongo que debe de tener que ver con que haya habido tan pocos ejemplos a los que seguir. Por lo tanto, supongo que en el pasado debía de ser muy difícil soñar con ser directora. De todos modos, creo que si uno logra poner el género a un lado, algo que tal vez no sea posible de lograr, yo creo que un realizador es un realizador, y que todos, hombres y mujeres, nos enfrentamos a los mismos desafíos. El objetivo es contar una buena historia, completar un día de rodaje habiendo cumplido con los objetivos propuestos, mantenerse dentro del presupuesto, cumplir con los días previstos de filmación, y a la vez tratar de obtener las mejores interpretaciones posibles por parte de los actores. Esa forma de ver las cosas, más que desde la necesitad de tener un modelo femenino, más allá de lo honrada que me siento de que me hayan puesto en esa posición, está más cerca a como yo siento que son las cosas. Me siento más identificada con esa perspectiva que con la política sexual o la historia del cine. En realidad, me encantaría que llegase un momento en la historia en que la gente no prestase atención a si el que gana es un director o una directora. Que sea simplemente un realizador. Yo creo que ese momento va a llegar muy pronto. Casi te diría que ya está aquí. Y por eso mismo estoy segura que de aquí en adelante las directoras van a tener muchas más oportunidades.
 
¿Cuáles son sus recuerdos de esa noche?
 
Estaba totalmente conmocionada. Fue como tener una experiencia extrasensorial. Nada en mi vida me había preparado para algo así. Usualmente, yo estoy detrás de la cámara. No estoy habituada a tener las cámaras delante de mí. Fue una situación muy inusual, y muy sorprendente para mí.
 
¿Cómo ha sido de grande la influencia artística de James Cameron en usted?
 
Soy una gran admiradora de su trabajo, y yo creo que todos somos influenciados por los artistas a los que admiramos. Es algo que nos pasa a todos, aunque es difícil de decir en qué medida. Pero lo cierto es que hemos tenido una colaboración laboral muy valiosa, y le admiro tremendamente.
 
¿Cree que algún día le dejarán hacer una comedia romántica?
 
Sí, siempre y cuando ese sea el proyecto que yo quiera hacer. Pero si me lo propongo, que no le queden dudas de que no voy a bajar los brazos hasta conseguirlo. No lo sé, quizás hasta algún día lo haga. En este mundo, todo puede llegar a pasar...

jueves, 10 de enero de 2013

ESTALLANDO DESDE EL OCÈANO...




El verano es -desde ya- la estación del año que permite entender la relación que uno mismo tiene con su  propio cuerpo. En el verano, como en ningún otro momento, los cuerpos toman la palabra. La playa permite reconocer la importancia que tiene el cuerpo en la organización de los deseos.
En este contexto, caminando por la playa se nota que cada vez es más y más la cantidad de hombres preocupados (en algunos casos pareciera que con dedicación exclusiva) a la figura que presentan bajo el sol caliente.
Curioso: lo que siempre fue un atributo puramente femenino, ahora lo es -casi diría que mayormente- uno masculino.
En la playa -por lo menos en "estas playas"- resulta impresionante la cantidad de hombres que se matan en el gimnasio durante todo el año (y lo años anteriores) para lucir sus bíceps, sus pectorales y sus hombros desarrollados.  "Ellos" acompañan a sus cuerpos. Su cuerpo es el que pretende seducir...su rol en tanto "sujeto-parlante" es que sus palabras no ensucien lo bello del paisaje que ofrecen a las mujeres. Con eso alcanza.
Los menos, entre los que me encuentro, apelan a la discreción visual (sus cuerpos no son una "entidad" en sí mismos) y al trabajo simbólico (no gráfico) de la seducción. Está claro: lo que para unos representa el centro del ser, para otros resulta la periferia y viceversa.
Independientemente de centros y periferias, el deseo del piel, de tocar, (y el deseo de ser deseado -también- por una comunidad abstracta que se mueve a orillas del mar) late como nunca.
Como dice la canción de masacre: "flotaban orgasmos bajo el sol...condición que no cambiaba al diluviar"
Los cuerpos exhiben pero también ocultan y allí está su encanto. Sin embargo -y esto es algo que muchos tipos no llegan a ver- no alcanza solo con el envase. La seducción implica mecanismos más sutiles que un par de brazos fibrosos.
¿O será que los hombres-músculo realmente han tomado por asalto no sólo a un pùblico determinado, sino al gran pùblico en el mercado del deseo (¡los músculos como protuberancias nacionales y populares!) y -en consecuencia- toda esta argumentación barata no es otra cosa que un lamento solapado por la pereza que gobierna a mis propios músculos por ponerse a trabajar para competir a la par?
Espero que no.


jueves, 3 de enero de 2013

CAFÉ, CINE Y CIGARRILLOS...




Entrevista a John Waters, director, escritor y mito del mal gusto.

¿Cree que la cultura 'trash' ha sido mercantilizada por la cultura de masas?

El trash se ha convertido en la cultura que América exporta hoy. El nuevo humor americano se basa en el mal gusto, y es algo que no me molesta para nada. Pink Flamingos estaba dirigida a la intelligentsia de alguna manera: mis películas nunca se proyectaron en los drive-ins (cines con coche al aire libre). Pero, ahora, los grandes presupuestos de Hollywood y de la televisión han adoptado el esquema y quizás se esfuerzan demasiado en ser de mal gusto, y se nota. Ahora bien, yo nunca quise escandalizar, lo que buscaba era hacer reír y sorprender, y aquella fue la única forma de que me hicieran caso.

¿Es ese cine menos liberador de lo que fue 'Pink Flamingos'? 
 
Lo que se hace ahora puede ser igualmente liberador para un chaval de 16 años, que está aprendiendo a rebelarse y a reaccionar. Pero, para mí, es viejo y sin brillo. También es verdad que mi última película [Los sexoadictos, 2004] obtuvo un rating para mayores de 17 años. No digo que no use cierta provocación en mis trabajos, pero no es algo en lo que piense cuando estoypreparando un proyecto.
 
Lleva siete años sin estrenar una película, ¿qué tal va con 'Fruitcake', el cuento infantil que está preparando?

¡Ya no sé si sigo haciendo películas! ¡Ni siquiera sé si podré hacer Fruitcake! Pero sigo con This Filthy World, el espectáculo que hago unas 40 veces al año por todo el mundo, preparo exposiciones, escribo... De hecho, acabo de publicar en EEUU Role Models, que recopila artículos sobre mis viajes por EEUU. Me considero un contador de historias, y las cuento en un show de televisión, una película o un libro.

¿Qué opina de Lady Gaga?

Creo que Lady Gaga es estupenda para los chicos de 14 años. Yo la apoyo totalmente: ha hecho que a los chicos les sea más fácil salir del armario en el instituto. ¡Es magnífico! Pero también es cierto que no me parece tan nueva y fascinante como a un adolescente. Hace un gran trabajo al promocionar su carrera. Es la mujer más trabajadora del pop actual.

¿Qué puede decir de su mítico bigote, señor Waters?

La verdad es que no me acuerdo de que lo tengo. Mi ritual es así: me lo afeito por arriba cada día, dos veces en semana lo recorto por abajo y, si se me va la mano, me pinto con un lápiz negro para cejas de Maybelline. Lo llevo desde los 19 años, y ahora voy por los 65, así que, si me lo afeitara del todo, creo que tendría una cicatriz. Todo empezó como un homenaje a Little Richard, al que amaba cuando era joven. Quería ser el único blanco en tener ese bigote.

¿Se lo afeitará alguna vez?

Eso he planeado en caso de que un día pierda del todo la cabeza, mi gran performancefinal será esa: fagocitar mi bigote. Y tendría que ser en Baltimore, por supuesto, que tiene una larga tradición de artistas volviéndose locos en el escenario: Judy Garland, por ejemplo, incluso Justin Bieber, acabó tirándole globos de agua a la Policía. Me afeitaría en un escenario de Baltimore delante de una multitud atónita que acabaría con una crisis nerviosa.

Precisamente Baltimore es la ciudad de sus películas y el escenario de una de las series más exitosas de los últimos años, 'The Wire', ¿qué opina de ella?

Mis películas y The Wire son dos visiones extremas de Baltimore, pero ninguna de las dos es una exageración. En Baltimore puedes ver gente como Divine parada en una esquina. Y ciertos puntos de Baltimore son exactamente como en The Wire. Los políticos locales odian la serie porque creen que da mala imagen de la ciudad, y creo que es lo contrario: la hace parecer interesante.

¿Es usted un predicador contra el moralismo?

Yo no predico a nadie. Pero sí creo que mis películas son políticamente correctas, sólo que están tan bien disfrazadas que no tienen nada que ver con un discurso moralizante. La política en mis películas es totalmente correcta: no juzgues a los demás, ocúpate de tus asuntos y toma lo que la gente ve como una desventaja como un rasgo de tu estilo.

¿Cuándo se dio cuenta de que no iba a encajar jamás?

Creo que empezó antes de nacer. Fui prematuro, nací dos meses antes, incluso ahí me rebelé. Y luego me bautizaron, ¡eso pudo tener algo que ver! Quizás se necesita un poco de pecado original para ser normal No lo sé, pero nunca quise ser como los otros chicos. Siempre tuve muchos intereses, era un niño curioso y tenía una enorme fantasía, me maquillaba Pero fue cuando vi por primera vez a Elvis Presley cuando supe que no había marcha atrás. Fue en 1956 y pensé: ¡Oh, dios! No puedes imaginarte lo que fue ver a Elvis en su momento. Era como si un marciano hubiera aterrizado en La Tierra. El fue una de mis primeras obsesiones. Mis padres lo odiaban, lo que me llevó a darme cuenta de que esa era el tipo de vida que quería llevar.

¿Qué le obsesiona ahora?

Acabo de escribir un libro, así que mis obsesiones están volcadas ahí. También me gusta seguir casos truculentos, donde el país entero enloquece. Me gusta ver el comportamiento de la gente que se dice normal, pero que, desde mi punto de vista, está totalmente loca. Sigo también muy obsesionado con el cine y el arte contemporáneo. Siempre estoy curioseando, por eso soy periodista. ¡Ah! Y me muero de ganas de ver la nueva película de Almodóvar. Me parece el mejor director del planeta. También me gusta hacer cosas como lo que he hecho en Sidney, donde he montado un ciclo en el Opera House llamado Sesión doble del infierno, en el que programo Irreversible, de Gaspar Noe, junto a Anticristo, de Lars von Trier, o United 93 y un documental sobre gente en EEUU que tiene sexo con caballos. Me interesan las películas extremas, como también el arte extremo.

¿Por qué?

Me interesa porque no lo entiendo del todo. No comprendo por qué a la gente le gustan las películas de buen rollo. No es la tarea del cine hacerme sentir bien. Me interesan los extremos porque el medio es de lo que llevo huyendo toda mi vida. Puedo estar bien en lo más bajo y entre lo más elevado, pero me aterroriza verme en un centro comercial.

¿Cuáles son sus webs favoritas?

Lo mejor de internet es el porno gratis. Visito mucho Dudetube, Gocker, pero la más divertida es Luriddigs, que es un catálogo fabuloso del mobiliario más horrendo del circuito de porno amateur. Luego leo periódicos online, desde luego, rottemtomatoes para las críticas de cine y welcometodreamland, que es una página sobre mi trabajo que me gusta. Venga, hazme una pregunta aburrida.

Bien, ¿qué opina de la legalización de las bodas gays en Nueva York?

¡Buena! Estoy a favor de las bodas gays. Desde luego, no tengo ningún interés en casarme, pero la gente debe tener el derecho. El problema es que en América no es legal por mucho que digan que sí, mientras no lo sea federal. Siempre bromeo con que se debería votar para hacer el divorcio heterosexual ilegal. Si es tan bonito el matrimonio como para que los gays no puedan tenerlo, hagamos que ellos estén casados para siempre.

Una última pregunta, ¿hacen 'Pink Flamingos' y 'Jackass' un matrimonio bien avenido?

Johnny Knoxville ha hecho la serie de películas que más se acerca al espíritu de Pink Flamingos desde que la hice en 1972. El último filme en 3D es genial. Ese momento en que recogen el sudor del culo de un hombre gordo, se lo beben y luego lo escupen en fabuloso 3D hacia los espectadores ha sido el momento más sublime de cine desde Godard.