sábado, 30 de agosto de 2014

EN LA CIUDAD DE LA FURIA...






 

"Sensacional èxito" Por Martìn Kohan para Perfil

La otra noche por fin salgo: voy un rato al cine. Y en el cine me toca vivir una circunstancia por demás singular. En la película en cuestión sucede, en un momento determinado, lo siguiente: un ataque terrorista perpetrado con un coche bomba en pleno centro de la ciudad de Buenos Aires. La reacción general en la sala es de regocijo y aclamación, una explosión festiva en perfecta correspondencia con la explosión de la pantalla.
Ese juego de correspondencia, con todo, no termina ahí. Porque en la propia película, a continuación, pasa a mostrarse eso mismo: la aprobación más que extendida para el autor del atentado. Se vuelve un héroe, un ídolo en los dos lados: en la pantalla y en la platea, en la ficción y en la realidad. En la película aparecen frondosas felicitaciones para el extremista sacado; lo alientan a poner más bombas. A ponerlas, por ejemplo, en la entidad de recaudación de fondos públicos. La reacción general en la sala es esta vez aun mayor: estalla una salva de aplausos victoriosos.
Ya sé, ya sé: no estamos viendo un dramón sino un film con toques de comedia. Pero los aplausos que resuenan en torno a mí, recelando de los ingresos públicos, no hacen más que ensombrecerme. Tal vez porque estudié en un colegio público; tal vez porque me gradué en una universidad pública; tal vez porque, si me enfermo o me lastimo, me atiendo en hospitales públicos; tal vez porque trabajo en la enseñanza y formo parte de la educación pública.
El mismo personaje que cometerá el atentado explosivo aparece, en el comienzo de la historia, comprando algo en un comercio. Cuando va a pagar, exige que le entreguen la factura correspondiente, que de hecho no le estaban dando. Pero en ese momento, en el cine, no escucho que lo aplaudan. No es un héroe, no es un ídolo, no genera nada.
Tal vez no tuve suerte y me tocó una mala tanda de espectadores. Me irá mejor la próxima vez.

miércoles, 13 de agosto de 2014

CARPE DIEM...








Con su muerte pensè una y mil veces en su papel de psicòlogo en "En busca del destino". Pensè en mi propia experiencia terapèutica (con algunos puntos en comùn con la pelìcula) y no pude dejar de pensar que tanto la experiencia fìlmica como la psicològica fueron inolvidables y que, si bien desde el presente no puedo decir que no son las experiencias que volverìa a vivir, tambièn es cierto que ambos piscòlogos permanencen, con intermitencias, a mi lado. Ya no la pelìcula ni el consultorio, ya no la experiencia, sino las personas que le dieron forma allà a lo lejos en el tiempo. 
Cuando a Robin Willliams le preguntaron quiènes eran los mejores actores, respondiò: "bueno, està Jack Nicholson y despuès venimos los demàs."
Cuando a Pacino le hicieron la misma pregunta, respondiò: "bueno, està Robin Williams y despuès venimos los demàs."



FRASES INOLVIDABLES DE LOS PERSONAJES DE ROBIN WILLIAMS
Dead Poets Society (1989)
Personaje: John Keating
- No importa lo que los demás te digan, las palabras y las ideas pueden cambiar el mundo.
- Siempre he pensado que el objetivo de la educación es aprender a pensar por sí mismo.
- Hay un tiempo para la audacia y un tiempo para la cautela, y un hombre sabio entiende cuál es la que se necesita.
The Birdcage (1996)
Personaje: Armand
- Sí, yo uso maquillaje, Sí, vivo con un hombre. Sí, soy un homosexual de mediana edad. Pero yo sé lo que soy. Me tomó veinte años llegar hasta aquí y no voy a permitir que cualquier senador idiota destruya eso.
What Dreams May Come (1998)
Personaje: Chris Nielsen
- Lo que es realidad en nuestra mente es cierto, aunque algunas personas lo sepan o no.
- Lo que algunos llaman imposible, son solo cosas que no han visto antes.
- No se trata de entender... Se trata de no renunciar.
Mrs. Doubtfire (1993)
Personaje: Mrs. Doubtfire
- Dicen que la clave para un matrimonio sólido es la risa.
Good Will Hunting (1997)
Personaje: Sean
- Una pérdida real solo es posible cuando amas algo más que a ti mismo.
Patch Adams (1998)
Personaje: Patch Adams
- Si tratas una enfermedad, puedes ganar o perder. Si tratas una persona, te garantizo que vas a ganar, no importa cuál sea el resultado.
- Te amo sin saber cómo, ni cuándo, ni dónde. Te amo sin rodeos, sin problemas y sin orgullo. Te amo porque no conozco otra manera más que esta. Tan cerca, que tu mando sobre mi pecho, es mi mano. Tan cerca, que cuando cierras los ojos, yo me duermo.
- ¿Qué hay de malo en la muerte? ¿Por qué estamos tan mortalmente asustados de ella?

domingo, 10 de agosto de 2014

EL FLUIR DE UNA (TREMENDA) CONCIENCIA...


Fragmentos de "The Palermo Manifiesto" de Esteban Schmidt.

"Queríamos vivir bien cuando nacimos; cuando crecimos, queríamos ser Suiza. Tener nuestra tranquilidad, nuestro aburrimiento, nuestros electrodomésticos. Un número definido de drogadictos, de pedófilos, de indeseables, clasificados uno por uno, con su códigos de barra en los brazos, impresos debajo de los nudos eternos de la BCG."

"No era la idea en lo más mínimo que todo terminara tan mal, tan asquerosamente mal. Lo que pasa es que la esperanza es un sentimiento demencial y, como la desilusión no mata, el ciclo de ilusión y desencanto puede repetirse al infinito. Que lo que tenga que pasar pase, entonces, y si se puede elegir nos gustaría que la próxima calamidad tarde en mostrar el látigo porque no tenemos ninguna ansiedad para la desgracia."

"Cuando la democracia se atornillo como manera de ver las cosas, nosotros quisimos, como nunca quisimos nada más, que nos fuera bien a todos"

"En otros tiempos, compañeros y compañeras, cada vez que quisimos aportar algo, dar nuestro punto de vista para tratar de ayudar, para mejorar la cosa, y que la Argentina fuera Canadá, los que controlaban los presupuestos nos empujaron a la banquina para optar por la nube de alcahuetes que los merodeaban y que hicieron la vista gorda tanto, tanto, que alcanzaron la inmortalidad burocrática, estatal y demócrata e hicieron durante veinticinco años todo mal, todo por la mitad, o todo entero pero despacio y tarde."

"Había que sacarle carga moral a nuestro compromiso para no chocar con la realidad del egoísmo y la maldad de todos ellos. Entonces fue que, sacándole carga moral, nos desmoralizamos. Y nos corrimos para descubrir otra forma de la pobreza que es cuando, además de todo lo que se sabe de la pobreza, una persona se vuelve socialmente inútil. Y nos condenamos a los bares, a sobrevivir exiliados de los que nos importa. A planear la venganza. Los íbamos a pasar por arriba con un Scania por el simple hecho de ser más inteligentes."

"Admitamos nuestras miserias. Una vez por día desde hace veinticinco años nos queremos ir a vivir a Buzios o a lugares así. Nos imaginamos en la madrugada del Atlántico caminando en bajada por un empedrado, envueltos en trajes de neoprene rumbo a la playa a tirar redes para pescar y cantando nace una flor, cómo me pega este sol, mientras una compañera afrobrasileña se queda en la cocina de la posada que administramos con nuestras esposas, preparándonos el desayuno como más nos gusta."

"Se trata de mantenernos calientes y cobijados entre los dos mil o tres mil tipos y minas que valemos la pena en este país. Y por el costado, o escondida, una meta no menos legítima aunque más patética y personal: zafar. Que al menos se cumpla el sueño del cero kilómetro por el efecto mecánico de la reproducción técnica y mecánica de estas palabras y su traducción en mercancía."

"Es importante diferenciar el estado mundial de las cosas de la catarsis de los asuntos privados. No se nos escapa que lo que impide dormir son siempre problemas domésticos, el cabotaje familiar, porque nadie se da máquina hasta las cinco de la mañana pensando en las batallas que hay que dar para mejorar la distribución del ingreso en Santiago del Estero."

"Es verdad que, así como la mayoría de la gente no tiene la menor idea de lo que hace en la realidad diaria de su vida, los maestros tampoco. Como son maestros y enseñan la tabla del cuatro o cosas más difíciles como factoreo, puede parecernos que ven más pero, en general, no. No tienen objetivos superiores a la supervivencia y poseen la misma falsa conciencia que cualquier metalúrgico."

"La patria contratista se define porque una empresa constructora tiene un edificio de once pisos donde sientan abogados en los primeros diez e ingenieros con tableros pequeños recién en el undécimo, captamos la idea de que el negocio es llevar y traer papeles y que prorroguen vencimientos y estiren plazos y cobren comisiones y que, luego, un par de técnicos finalmente haga algo, para disimular."

"Así y todo, acá en Palermo, en el mismísimo downtown de la contrarrevolución, los pescados de río han despertado una pasión desconocida por la Mesopotamia, al punto que las chicas que tienen su primera salida a Jangada, a ese comedor sofisticado de la calle Bonpland, quedan boquiabiertas porque ese muchacho las quiere impresionar con algo que no son fideos, porque iba a pescar con el padre a un brazo del Paraná en San Antonio de Areco y está habituado a ese gusto de río en el cuero de los pescados y la quiere conmover por el lado de la memoria emotiva, porque quiere parecer una buena persona. La gente es más bien mala, para acompañar el gesto de clase, la demostración material de pagar una cuenta abultada, tal vez con un medio de pago electrónico que demuestre que una institución prestigiosa como un banco confía en él para darle crédito, y la jovencita, boquiabierta, le cuenta a su madre adónde la llevó a comer el ejecutivo de cuentas junior de la agencia Snack el viernes a la noche y esa madre queda también boquiabierta porque la hija sale a comedores de Palermo Hollywood con muchachos solventes que tienen Peugeot, y la escucha con los codos apoyados sobre el mantel chino de la mesa de la cocina. La mira, la estudia en su esplendor físico juvenil, la envidia y la ama, y espera de la hija que en dosis parejas caliente a los varones y se cuide de ellos, que no la lastimen, que no la caguen y que no la embaracen. Que es muy importante no tener hijos antes de estar muy, muy, muy, pero muy preparada."

"Este Palermo al que las parejas jóvenes de otros barrios de la ciudad visitan los sábados por la noche, para contar los domingos en almuerzos familiares que ayer fuimos a Palermo, y que es donde todos más o menos quieren vivir a fin de cuentas, no por idiotas, sino porque luce próspero y seguro, cuando pocas cosas lucen prósperas y seguras, con tan bajo índice de siniestralidad en las calles, y dónde hay tantos locales comerciales bonitos. El paraíso posible en el barrio salvado del país destruido. El barrio donde la ilusión del dinero empuja  a las vecinas y los vecinos a los dentistas a corregir deformaciones, a los gimnasios a corregir deformaciones y los psicólogos a corregir deformaciones, para estar bien preparados para ganar más y gastar mejor. Quien, entonces, no se daría una vuelta a mirar bien de cerca aquello que luce próspero, que no se parece a un piquete, a la pobreza o a la muerte."

"Pero...ah, las lluvias torrenciales que inundan Palermo, Belgrano y las villas, de las que se habla tan poco cuando llueve, del barro, de las neumonías de nuestros queridos descamisados, de los pozos negros que rebalsan y de las moscas y de los mosquitos del día después, de las cucarachas de todos los días, de las ratas de toda la vida, de la muerte que llega tan rápido, que sorprende a los descamisados camino al hospital, y luego durito y frío ocho días el compañero muerto en la heladera del nosocomio porque nadie encuentra el documento, porque no estaba en la cómoda, y no estaba en la mesita de luz, porque en la casa de mierda en la que tiene que vivir un descamisado no hay cómodas ni mesas de luz y ya no está este muerto para buscar el documento que prueba que era una persona."

"Uno odia a los que son más jóvenes. A la gente que te va a sobrevivir. Algo por dentro pasa, algo que no tiene nombre te deja helado mirando una pared. También digamos que la manera en que nuestra pendejada, nuestros sobrevivientes, se regalan a la lógica mercantil es enfermante. Que no se les ocurre nunca nada en relación a servir al prójimo al mismo tiempo que se complacen."

"Es así: podríamos pensar en cosas lindas y positivas y no, pensamos en cosas feas que nos hacen enchufar la sierra eléctrica."

"Tienen razón los consultores: en determinados niveles de responsabilidad pública hay que cuidarse mucho de no desalentar al público respecto de la importancia de la democracia. Sí. El locutor de una radio tiene que ser muy medido para no darles herramientas a los golpistas. Sí. En caso de que haya uno vivo y con aire. No hay. Los antipolíticos subrayan el robo. Sí. Pero no hablan de los temas estructurales. No. Porque no todos los conflictos de la vida pública tienen que ver con que si los tipos roban."

"Así será el fin del mundo: Palermo cubierto de bosta y celebraciones en el postergado sur."
 
"Todos los argentinos nos merecemos un barco, todos soñamos con el timón de madera de roble lustrado haciendo la travesía Punta-Floripa, o vestidos de blanco con dos tremendas putas en la cubierta. Todos queremos lo mismo, y sólo cien tipos en el país lo pueden tener. La puta que los parió a esos cien."

"Si uno piensa en Buzios una vez por día para el retiro, compañeras y compañeros, es porque algo profundo detectamos sobre nuestro territorio madre que hace que nuestra imaginación nos invada los sueños con deseos de errancia. ¡Andá a envejecer en Nazca y Rivadavia!







sábado, 2 de agosto de 2014

EL JEFE...



"Don Julio" por Martín Kohan, para Perfil.


Pasaron doce presidentes argentinos, si no cuento mal, durante la gestión de Julio Grondona en la AFA: de Videla a Cristina Fernández
de Kirchner. De esos doce presidentes (cuatro de facto, tres de emergencia, cinco de la democracia), hubo uno, al menos, que se propuso claramente hacerlo a un lado, y ese fue Carlos Saúl Menem. Sabemos que no lo logró. Y sabemos que Carlos Menem no es una de esas personas dispuestas a que las cosas no sean como ellas quieren. De su candidato alternativo al puesto, Fernando Miele, no quedó ya ni el nombre en la cancha de San Lorenzo.
¿Cómo fue que se atornilló Grondona a su sillón de la calle Viamonte? No lo sé, pero a veces pienso en una escena de Perros de la calle, la película de Tarantino: los gángsters, en un momento dado, quedaban apuntándose con sus armas unos a otros de manera tal que, si uno solo de ellos disparaba, acabarían matándose entre todos. Ante eso, por supuesto, ninguno disparó.
¿Asocio acaso grondonismo con gangsterismo? No lo hago, pues no me consta; tan sólo ilustro el tema con un ejemplo cinematográfico. En cualquier caso, para bien o para mal, de Grondona no podrá decirse que no va a quedar ni el nombre. El nombre seguro; aprovecho esta ocasión para decir que Don Julio debe ser la mejor revista de fútbol que se está publicando en el mundo.
Grondona, eso sí, nada tenía que ver con ella.