viernes, 26 de agosto de 2016

SOBREVIVIR AL DESASTRE...

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"LA ISLA DE LAS TRIBUS PERDIDAS" (I. PADILLA)

Los términos con que todavía explicamos la belleza de lo catastrófico iluminan asimismo la relación entre la poesía y el agua: la contemplación del naufragio, el arraigo de la tormenta en la memoria individual o colectiva, acaso también la superación del desastre mismo merced a la emoción que genera contemplar, leer o imaginar al hombre solo de cara a la furia oceánica. Aún ahora, mientras los popes del posmodernismo lloran la muerte de la sensibilidad romántica, la noción de lo sublime adquiere nuevos bríos: la sinrazón contemporánea se rebela contra la lógica aparente de quienes hace décadas nos declararon ineptos para escribir poesía después de Auschwitz. Demasiado tiempo creímos con Theodor Adorno que el arte había muerto junto con nuestra capacidad para extasiarnos ante el ímpetu de los meteoros y para ahogarnos en la noción de lo absoluto que en nuestro espíritu excita la tempestad. Con demasiada sumisión acatamos en su hora la sentencia a muerte de la poética del desastre. En su histórico responso a lo sublime, Blumenberg quiso imponernos su metáfora de la existencia como naufragio: la vida misma como un cataclismo cuyos protagonistas habríamos perdido nuestro sitio en el cosmos. Insertos en este naufragio existencial, nos habríamos vuelto incapaces de representarlo. Ahora sólo nos quedaría sobrevivir a la catástrofe de la modernidad sin poder jamás llevarla al buen puerto de la poesía o de las artes visuales. La literatura y la cinematografía recientes demuestran que Blumenberg se equivocaba: hoy más que nunca propendemos a ilustrar naufragios. En el mundo postatómico impera una tenaz negativa a aceptar la muerte de la ficción y la visión apocalíptica frente a la magnitud de los desastres que signaron el breve y atroz siglo XX. Cierto, hoy parecemos más interesados en sobrevivir al desastre de la civilización que en experimentar la representación de su belleza. 
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martes, 9 de agosto de 2016

LA FORMA ESPECIAL...





"Hay diferentes tipos de exilio: uno es el exilio polìtico o coyuntural. En cierto momento, hay una situaciòn adversa y la gente se tiene que ir, porque si no peligra su vida o sus bienes o su integridad psicològica. Es muy triste, muy doloroso. Despuès hay otro tipo de exilio, propio de nuestro tiempo, que consiste en un extrañamiento frente al mundo o una especie de exilio cuando no se comparten los valores globales de una sociedad, asì uno puede ser exiliado en su propio paìs."

"En cuanto a la palabra patria, yo no soy nacionalista. Creo que todo tipo de determinaciòn de orden nacionalista conduce al horno crematorio. Cuando se dice que los españoles son todos asì, los franceses de tal modo o los argentinos de otro, no encuentro ninguna distinciòn. Para mì, la palabra patria es una abstracciòn y considero que mi patria son mis recuerdos, mi experiencia. Cuando uno està en el extranjero, no sabe si extraña su patria o su juventud."

"Yo prefiero a los autores que conciben la literatura como una pràctica iluminante, los que de algùn modo aclaran aspectos del mundo que, antes de su experiencia, eran inèditos. Los que nos proponen un sistema de representaciòn del mundo coherente y de gran intensidad expresiva. Los grandes autores son siempre independientes de las demàs obras literarias y del mundo mismo"

"El saber es un mundo de conocimientos clasificados, adquiridos e inventariados al que el lector acude en busca de algo concreto. La verdad de la literatura, que nunca es axiomàtica o unìvoca, es precisamente su bùsqueda. La experiencia estètica es muy similiar a cualquier experiencia directa: posee una gran intensidad y un alto grado de incertidumbre. Nuestra relaciòn con el mundo mismo està basada en esa gran incertidumbre. La literatura, como el mundo, es a la vez objeto de conocimiento y misterio."

"Al contrario de los sitemas cientìficos, la literatura no persigue ningùn fin pàctico fuera de sì misma. Es gratuita, aunque sirva para reconocer mundos posibles. Sin la actividad artìstica, el mundo serìa una serie de impresiones fugaces y poco coherentes. Ahora, como es errado pensar que el arte es realidad, es inexacto tambièn pensar que sòlo vivimos en mundo materiales. Vivimos atravesados, dirìa hasta crucificados, por infinitas propuestas literarias, cientìficas, artìsticas."

"Descubrir estructuras que puedan ser racionalmente descriptas no agota los aspectos misteriosos de la realidad. Y el hecho de que para determinarlos como tales debamos pasarlos por el tamiz del lenguaje no nos priva de los estremecimientos incomunicables que nos producen. La conclusiòn final es siempre una confesiòn de fracaso: nuestras herramientas son cada vez màs elaboradas para entender el mundo pero èste sòlo se revela incomprensible. Sòlo da aspectos laterales y secundarios de su funcionamiento y el resto permanece siempre en la niebla màs espesa. Pero desgraciadamente, uno no concede la mayor parte de su tiempo a la razòn sino a las necesidades cotidianas: tenemos hambre, miedo, vicios, odio y sexualidad. Ellos se llevan el grueso de nuestra vida."

"La literatura no puede desaparecer nunca. Puede que no hay màs escritores o que la gente ya no lea, pero la literatura no puede desaparecer porque es aquello que contribuye permanentemente a afinar lo que es màs especìficamente constitutivo del hombre. Si la poesìa, la literatura y la filosofìa no cuestionasen el lenguaje, nada de lo que existe en el mundo serìa inteligible y nada de lo que forma parte del mundo històrico habrìa sido construido. La ciencia tiende al metalenguaje y a la formalizaciòn matemàtica, pero lo que produce los grandes cambios cientìficos, ideològicos e històricos nunca se produce en la esfera del metalenguaje, sino por las revoluciones especulativas, y esas revoluciones sòlo se logran mediante la palabra. Que la poesìa se lea poco o mucho no tiene la menor importancia. La poesìa siempre ha sido poco leìda. No es que el nùmero de lectores de poesìa haya disminuido, sino que el nùmero de semianalfabetos ha aumentado."

"Todo aquello que hacemos o pensamos o sentimos tiene que ver con esa total dependencia de nuestro deseo, o del deseo, porque ya decir nuestro deseo es una especie de ideologìa, una supersticiòn a propòsito del sujeto. Prefiero hablar del deseo como algo casi exterior a nosotros mismos. Creo que es uno de los misterios centrales de la existencia, por eso escribo sobre eso."

"Mucha de la producciòn literaria hoy en Argentina  y en todas partes - y siempre deber haber sido un poco asì- no me parece tener la necesidad ìntima  ni la marca de una personalidad fuerte: una especie de ètica de la creaciòn artìstica que me parece importante. Esas distorsiones editoriales son el producto de un error general de concepciòn que hasta ahora no ha dado buena literatura en ninguna parte. Finalmente, està pasando con la literatura lo mismo que con la televisiòn y el cine: no es el autor el que establece las leyes del juego, sino el pùblico. Y cuando el pùblico es el que manda, el resultado no puede ser bueno."

"¿Què es lo real en este momento? No sè que es lo real en este momento. ¿Es todo? ¿Nada? ¿Son reales los anteojos de èl? ¿Somos reales nosotros en tanto sujetos pensantes y hablantes? ¿La percepciòn de èl es igual a la mìa? ¿Entre los cuatro constuimos una percepciòn comùn? ¿Què es lo que privilegiamos de esa percepciòn, de esa representaciòn? ¿De què manera entran nuestras asociaciones, nuestros recuerdos, nuestras imposibilidades, nuestras emociones en lo que estamos percibiendo y viviendo? ¿Còmo interpreta cada uno? Hasta el infinito se puede desplegar esto, y cada cual agarra un pedazo de ese flujo continuo y a la vez discontinuo y trata de hacer algo con eso. Darle una forma especial a eso, propia, de cada uno."




"UNA FORMA MÀS REAL QUE LA DEL MUNDO" (CONVERSACIONES CON JUAN JOSÈ SAER