domingo, 24 de septiembre de 2017

LOS TIEMPOS DE LA POLITICA

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Camino al trabajo, escucho hablar en la radio a un hombre (probablemente un padre) sobre la toma de los colegios por parte de los estudiantes.
"Los chicos no son sujetos políticos" dice. 
Razonando la frase, podemos deducir que los chicos son sujetos, claro. Pero no políticos, sino "pre-políticos". Y el solo devenir del tiempo -alcanzar la mayoría de edad- los harìa pasar al estadìo en el que se encuentran sus padres, sus docentes y el gobierno con el que acuerdan y desacuerdan sus padres y sus docentes: volverse sujetos políticos.
La expresión no es del todo clara. Abre la puerta a pensar que todo adulto, en tanto adulto, es un sujeto político y que, por lo tanto, el único habilitado a hablar y actuar "políticamente" (es decir, de hablar y de actuar con el poder suficiente para mantener o modificar aspectos de la vida en común)
En los términos en los que yo lo pienso, el "status" polìtico pasa, en primera instancia, por el acceso al lenguaje. En el lenguaje, en la palabra, està la política.
En tanto que existen adolescentes con un registro amplio del lenguaje (con un registro amplio del mundo que los rodea), no veo porqué negarlos como interlocutores y quitarles su "status polìtico".
Si puertas adentro un padre con hijos adolescentes debe aprender a negociar con ellos cuestiones de la vida doméstica, ¿cómo es que, puertas afuera, ese poder de negociación que da el acceso a la palabra (el "estatus político" de la persona) se torna inexistente?
¿Cómo es que hay gente que considera que no son interlocutores válidos?.
Como si el valor de un discurso estuviera garantizado por el solo hecho de haber venido antes al mundo, por un mero accidente biológico.

EL PARIA Y SU ESTRELLA...


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"La filiaciòn de Yupanqui al PC se extendería hasta 1952. Esencialmente libertario, no podía durar tanto en la estructura verticalista y acatadora de la organización. Además, necesitaba trabajar. Sin dejar de ser opositor, Yupanki establecìo algún tipo de tregua frágil con el gobierno de Peròn, nunca del todo dilucidada, pero a partir de entonces la prohibiciòn se fue descongelando. En el 53 renunciò pùblicamente al PC, que lo acusò de traición, entre otras tantas cosas. Yupanqui volvía a ser el llanero solitario que habìa sido. En su excelente biografía, "En nombre del folclore" (2008), Sergio Pujoj resume el destino de paria del trovador, un caso simbólico del drama político nacional: "Para la derecha siguió siendo "ese viejo comunista"; para los comunistas, un traidor, y para los peronistas, un gorila".Finalmente "ese territorio, el de la soledad, era su verdadero pais".
"Y asì voy por el mundo, sin edad ni destino. Al amparo de un cosmos que camina conmigo. Amo la luz, el rìo, y el silencio y la estrella."
Los poetas no deberían tener una cruz sobre su tumba" dijo diez años antes de morir. "Habría que plantar un árbol, porque algún día las aves harían nido y cada mañana con ellas saldría el espíritu del hombre, el alma, los silencios guardados, las vibraciones del hombre, a tomar sol y a silbar por los campos. Y después volverían, o se irían por esos caminos"
"PRENDIDO A LA MAGIA DE LOS CAMINOS" (REVISTA ROLLING STONE, ARGENTINA (MAYO 2017)

domingo, 10 de septiembre de 2017

LOS ARBOLES EN LA TORMENTA

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Vaucanson (John Ashbery)


Mientras escribía, nevaba.
Se sintió sosegado y singular en la habitación gris.
pero, claro, nunca nadie se fía de estos humores.
Aquello tenía que tener entendimiento.
Pero, ¿por qué? De todos modos, sucede siempre,
y ¿quién se apunta el tanto? Seguramente
no aquello que se comprende,
y nos empequeñece saberlo
como saben los árboles de la tormenta
hasta que pasa y vuelve la luz a caer
desigualmente sobre toda la susurrante parentela:
las cosas con las cosas, las personas con los objetos,
las ideas con las personas o con las ideas.
Duele esta voluntad de proporcionarle a la vida
dimensiones, cuando la vida consiste precisamente en esas
dimensiones.
Somos criaturas, así que caminamos y hablamos
y la gente se nos acerca, o nos escucha
y luego se va.
La música llena los espacios
en los que se estiran las figuras hacia los bordes,
y puede solamente decir algo.
Los tendones se relajan entonces,
la conciencia empieza a albergar buenos pensamientos.
Ah, tiene que ser bueno este sol:
calienta de nuevo,
hace el número, completa su trilogía.
La vida debe de estar ahí detrás. La escondiste
para que nadie la encontrase
y ahora no recuerdas dónde.
Pero si volviera uno a inventarse la infancia
sería casi como volverse una reliquia viva
para librar a esta cosa, librarla del rubor
por el procedimiento de bajar el telón,
y durante unos segundos nadie se daría cuenta.
El final parecería perfecto.
Nada de consternación,
ni sueño trágico alguno del que despertarse sobresaltado
con un ataque de culpa apasionada, sólo la cálida luz del sol
que se desliza con facilidad por los hombros
hasta el corazón blando, derretido.