lunes, 24 de marzo de 2014

DELITOS IMPERCEPTIBLES...





"Escuchar a este tipo te hace florecer la cabeza" me dice mi amigo, incrédulo él  (y no es el único)  al finalizar la exposición del  primer teórico de literatura alemana.
Mi amigo, que sigue perseverando en ese instituto de menores que es la facultad de lomas, advierte de inmediato la distancia abismal que hay entre los docentes que ofrece una casa de estudios y la otra. Distancia tan abismal como el pacto que ofrecen a sus alumnos; si hay algo que me seduce de la uba es que, ahí, a nadie le importa en lo más mínimo mi futuro profesional. Las preocupaciones en todo caso -y los alumnos tenemos que estar agradecidos por eso- pasan por otro lado. Mi amigo queda en una encrucijada que deberá resolver.
Mientras tanto, me acerca una proposición que implica una situación delictiva a la que debo responder. Se trata de un hurto menor, un arrebato literario: apropiarnos ilegítimamente del libro "Conversaciones con David Foster Wallace". Nuestro apasionamiento por los libros de conversaciones -muchas veces incluso superior a las obras mismas de los escritores puestos a dialogar- choca contra la repulsión que nos genera el precio actual de la cultura impresa.
Según la Ñ, el precio del libro ronda los $200. Mi recorrida por las librearías de corrientes arrojó un saldo negativo: no figura en catálogo.
Le digo a mi amigo que haga un rastreo en la web. Me contesta a los pocos minutos informado que una librería en caballito lo tiene...a 300 pesos!
Mi amigo me propone comprarlo a medias en caso de que mi formación legal me impida incurrir en un ilícito cultural. Desde hace tiempo que tengo, en efecto, la fantasía de robar libros. Me indigna el precio que tienen. Es verdad, casi no hay precio que no indigne últimamente, pero aún así...
Lo cierto es que no deja de ser una fantasía a la que, creo, nunca voy a abrirle la puerta hacia la realidad. Quedará allí, girando en mi cabeza, hasta el fin de los tiempos.
Fantasías literarias (o delictuales) hasta aquí.
Fantasías eróticas desde aquí: aprovechando que una de mis vecinas (la que no me interesa) se fue a pergamino a visitar familiares, invito a comer a su hermana (viven juntas).
Cena no hubo; alcohol sí. El problema fue la desproporción entre las cantidades que tomábamos. Había comprado vino, cerveza y new age. Por cada vaso que tomaba yo, ella apenas mojaba los labios. Y hablaba. Hablaba mucho. Yo le sacaba temas. Prácticamente todo fue una larga entrevista en la que el entrevistado hablaba largamente frente a un entrevistador que iba coloreando su cara y atrofiando sus gestos al compás del alcohol.
No recuerdo una sola palabra de la última hora de la charla. Sí recuerdo empezar a sentir un cansancio atroz (esa tarde había jugado dos horas al fútbol) potenciado por el alcohol. Al ir al baño miré la hora: las 3 de la mañana! ("pero esta mina no se va más"). Se sentó a las 10 y no paró de hablar...por 5 horas! Con la poca lucidez que me quedaba, llegué a una conclusión que no requería de mayor sutileza: si después de tanto tiempo seguía ahí, seguramente estaba esperando que yo hiciera algo más que escucharla con psicoanalíticos meneos de cabeza mientras vaciaba los vasos que me iba sirviendo sin prisa pero sin pausa.
Si era así, si mi vecina quería algo más que contarme toda su vida, esa noche ya estaba perdida. El cansancio físico no sólo vuelve a mi cuerpo una entidad incapaz de suministrar el más mínimo placer a una dama, sino que además, la ingesta de alcohol hace que mi mente se vuelva una sustancia gaseosa, incapaz de alcanza algún tipo de solidez.
Después de intercambiar varios bostezos, mi vecina me dice "bueno, mañana me levanto temprano, así que voy yendo". Le digo que yo también tengo que hacer cosas temprano (pero no le digo "qué" cosas, porque ir al bar a la leer la Ñ no creo que sea ni una sola "cosa" para esta chica) y la despido. Ella camina dos pasos y entra en su departamento. Antes de cerrar la puerta quedamos en volver a juntarnos; esta vez para comer.
  








sábado, 15 de marzo de 2014

OBLIGADOS A CELEBRAR...





"NO, QUIERO" (por Martín Kohan para Perfil)


La tiranía de la felicidad se ha cobrado una nueva víctima. Me urge reivindicar, diré incluso que solidariamente, el nombre de Fernando Marengo. El novio que el otro día, el día de su boda, no apareció donde se lo esperaba.
La historia del novio que el día de su casamiento se escapa es tan vieja como incesante, y se presta para la tragedia no menos que para la picaresca, para la comedia romántica no menos que para el thriller, para la fábula del desamor no menos que para el policial de enigma. Esa historia ha vuelto a ocurrir. El día de las nupcias llegó, y de Marengo ni noticias hubo. Se lo vio tomar un taxi en su ciudad, Santa Fe. Y no se supo más de él hasta que un primo lo encontró, por casualidad, lejos de ahí, deambulando por las calles de Rosario. Yo supongo que taciturno, aunque las noticias del caso no lo especifican.
¿Qué le pasó? ¿Tuvo dudas? ¿Tuvo miedo? ¿Tiene a otra? Nada de eso. Fernando Marengo huyó al ver que no podía afrontar el pago de la fiesta de bodas. Sucumbió, hasta desesperarse, a ese mandato implacable y cruel que obliga al que está feliz a expandir esa felicidad; a garantizar, organizar y solventar la alegría, hasta hacerla colectiva y lograr que quepan en ella los amigos, los parientes cercanos y lejanos, los allegados, los conocidos.
El festejo, por lo visto, importa más que lo festejado. La pura celebración, como tal, se impone por sobre el hecho que se celebra. Y llega a ser, según se ha visto, capaz hasta de suprimirlo. La fiesta ya no es consecuencia, sino principio y razón. Para la felicidad impuesta siempre existe alguna excusa: un casorio, por ejemplo, suele funcionar bastante bien. Pero semejante conminación fatalmente cuesta plata: como Marengo no la consiguió, tuvo que darse a la fuga.
La que sufrió de más fue Virginia, novia en vano, que supuso, por error, que él ya no la amaba más. Y la verdad es que la adora.

miércoles, 12 de marzo de 2014

SE ACABÓ LA FIESTA, AMIGOS...

 

"La última mitad del siglo 20 se verá como una fiesta salvaje para los niños ricos, comparado con lo que viene ahora. Se acabó la fiesta, amigos. "

"No hay tal cosa como la paranoia, la realidad es siempre mucho peor de lo que te imaginas."

"Me volvería loco si tuviera que vivir en medio de todas las cosas raras que escribo."     
"Había días misteriosos - esas tardes calientes en San Juan cuando tenía treinta años y mi camisa pegada a la espalda húmeda - y mis puntos de vista fatalistas no eran tanto una condena como una necesidad"
"Una de las pocas maneras en que casi se puede estar seguro que vas a entender algo es sentarse y escribir sobre ello. Porque al forzarse a escribir sobre ello y ponerlo en palabras, no se puede evitar que aparezca tu opinión sobre el tema. Usted podría estar equivocado, pero hay que pensar en ello muy intensamente para escribir sobre ello. "    
"No podemos esperar que la gente tenga respeto por la ley y el orden hasta que no se les enseñe el respeto y la confianza en los que hacen cumplir esas leyes."
"¿Quién es el hombre más feliz, el que ha enfrentado la tormenta de la vida y la vivió, o el que se ha mantenido firmemente en tierra y sólo existió?"

"Lo que he encontrado durante mi experiencia ciertamente limitada en información política, es que el poder y la honestidad muy rara vez coinciden."

"Estamos convirtiéndonos en una nación de esclavos gimiendo de miedo. El miedo a la guerra, el miedo a la pobreza, el miedo al terrorismo, al azar, el miedo de bajar de status o de ser despedidos a causa de una economía que se hunde, el temor de ser desalojados por deudas incobrables o de llegar a estar encerrado en un campo de detención militar por cargos vagos de ser simpatizante del terrorismo. "

 

"Vamos a visualizar el hombre seguro, y por este término, me refiero a un hombre que ha establecido como meta en su vida la seguridad financiera y personal. En general, es un hombre que ha empujado a un lado la ambición y la iniciativa y se instaló, por así decirlo, en una aburrida rutina, pero seguro y cómodo para el resto de su vida. Su futuro no es más que una extensión de su presente, y él lo acepta como tal con un encogimiento de hombros complaciente. Sus ideas e ideales son los de la sociedad en general y que se acepta como un hombre respetable, pero la media es prosaica. "

 

Pero, ¿es un hombre? ¿Cualquiera tiene auto-respeto o el orgullo en sí mismo? ¿Cómo puede tenerlo, cuando él no ha arriesgado nada ni ganado nada? ¿Qué piensa cuando ve a sus sueños juveniles de aventuras, logros, viajes, el romance, enterrados bajo el manto de la conformidad? ¿Cómo se siente cuando se da cuenta de que apenas ha probado la comida de la vida, cuando ve la prisión que ha hecho para sí mismo en la búsqueda del todopoderoso dólar?

 

Si él piensa que esto está muy bien, muy bien, pero el pensar en la tragedia de un hombre que ha sacrificado su libertad en aras de la seguridad, y que desearía poder volver atrás las agujas del tiempo. Un así hombre es digno de lástima si no tuvo el valor de aceptar el desafío de la libertad, salir desde el cojín de seguridad y ver la vida como es, en lugar de vivirla de segunda mano. La vida ha pasado por alto a este hombre y él la ha mirado desde un lugar seguro, con miedo de buscar algo mejor. ¿Qué ha hecho, excepto sentarse y esperar a la mañana que nunca llega?

 

 

Las energías frustradas de una mayoría  de jóvenes, un electorado desilusionado que hace mucho que abandonó la idea de que todos tenemos el deber de votar.

Esto es como que te digan que tiene la obligación de comprar un coche nuevo, pero usted tiene que elegir inmediatamente entre un Ford o un Chevy ya ". 

 

"Toda mi vida, mi corazón ha buscado una cosa que no puedo nombrar."

 

"No hay historia a menos que lo hayas escrito."

 

"No  puedes perder lo que nunca has tenido."

 

"Siempre es importante actuar como loco en primer lugar, porque siempre se puede parecer normal después."
 

"La política es el arte de controlar tu entorno."

 

"La vida se ha vuelto mucho mejor ya que he tenido que dejar de tomarla en serio."

 

"En una sociedad cerrada donde todo el mundo es culpable, el único crimen es ser atrapado. En un mundo de ladrones, el único pecado definitivo es la estupidez. "

 

sábado, 1 de marzo de 2014

BAJO EL MISMO SIGNO...



"PERONISTAS Y RADICALES" (por Martín Kohan para Perfil)


Dos de las novelas de David Viñas, En la semana trágica y Los dueños de la tierra, escritas en correlato con su proyecto crítico de articulación de literatura argentina y realidad política, se remiten a dos célebres matanzas perpetradas por el radicalismo mediante el aparato de represión estatal: la doble masacre de obreros en enero de 1919 y las ejecuciones en la Patagonia rebelde de 1921. El nombre de Hipólito Yrigoyen, y aun el de la UCR, quedan manchados por esa sangre que ordenaron derramar (es decir, que derramaron).
No obstante, y curiosamente, la memoria social de las gestiones del radicalismo no siempre le achaca estas oprobiosas violencias. Parece de hecho existir una especie de reparto en la historia política nacional bipartidista, según la cual al peronismo le tocan los capítulos de la virulencia, los desbordes, lo salvaje; los radicales, en cambio, se quedan con la mesura, con el atildamiento, con la razonabilidad. Se abrazan con Jürgen Habermas, o se agarran de Jürgen Habermas, y a los peronistas les dejan a Carl Schmitt, a Gustave Le Bon, pensamientos de esa estirpe. Los peronistas atropellan, los radicales argumentan; los peronistas patotean, los radicales dialogan; los peronistas prepotean, los radicales persuaden.
Es llamativa la eficacia que esta versión de la política nacional ha tenido. Amén de la violencia padecida por el peronismo (bombardeos aéreos, fusilamientos ilegales, detenciones clandestinas, torturas), no hace falta refrescarle a nadie la memoria respecto de la violencia que el peronismo a su vez ejerció (quema de iglesias y casas del pueblo, matanzas mutuas, detenciones clandestinas, torturas): todo el mundo las tiene presentes.
Pero, ¿por qué no carga con igual notoriedad el radicalismo violencias como las referidas, tragedias como las mencionadas: semana trágica, Patagonia trágica? Su tan perfecto prestigio de equilibrio y moderación funciona si queda exento del recuerdo de estas ferocidades: como si les hubiesen pasado a otros, como si las hubiesen cometido otros. Entre sus pecados políticos pueden contarse la inepcia, la parsimonia, la inoperancia o la lentitud; pero de alguna manera se las fue arreglando para escurrir con frecuencia del legajo de la memoria colectiva los datos duros del uso y abuso de la violencia represiva desde el poder.
Lo menciono porque, en estos días, justamente, comenzó el juicio por los asesinatos cometidos en el país en diciembre de 2001, bajo directa responsabilidad de dirigentes de la UCR. Esa máquina de fabricar pobres que se llamó “uno a uno” llegaba de tal manera a su fin. Su mentor y ejecutor, Domingo Cavallo, fue ministro del radical De la Rúa, como antes lo fue del peronista Menem. Pero antes había sido funcionario de la dictadura militar. Porque la sangre no corre solamente durante el desenlace de estas políticas, sino también, y sobre todo, durante su instauración.