lunes, 29 de noviembre de 2010

MEIN KAMPF...(FARSA)




Releo "Patriotas, héroes y hechos penosos de la política argentina", ensayo que Juan José Becerra le dedica a personajes mediáticos de la tv argentina (De Narváez, el rabino Bergman, Marcos Aguinis y Alfredo de Angeli)y no puedo contener la risa.
Se trata de un mapa de lecturas (con el humor como telón de fondo) de personajes que representan, cada uno desde su lugar -pero a su vez el lugar que los nuclea no es otro que la tv, aparato conservador por naturaleza- y a su modo, lo más conservador y reaccionario que fluye entre las capas medias y altas de la sociedad.

Exquisito el capítulo dedicado al rabino Sergio Bergman. Pasen y vean...


"El rabino Sergio Bergman me da un poco de miedo. Lo veo como un cyborg, una maquinita antropomórfica que repite frases a una gran velocidad -como si recién le hubiesen cambiado la batería-, para que el lenguaje robótico que lo hace hablar rinda a la altura de las exigencias televisivas que se le presentan. Está programado por una serie de aforismos cuya eficacia depende exclusivamente de sus reiteraciones (nada mas efectivo que decir las mismas cosas mil veces) y del sonido publicitario de esas reiteraciones."

"Estamos contemplando a una persona que intenta, desesperadamente, introducir un océano en una botella, por lo tanto vemos, en vivo y en directo, el sacrificio que significa para ella reducir el volumen de su canto moral a una síntesis. Y qué ha quedado en la botella? Dichos empalagosos: que la sociedad clama y reclama; que en vez de hablar de la Ley de Medios, hay que volver al principio en el que el medio es la Ley (esto lo volverá a decir porque acaso lo siente como un nuevo éxito de su playlist, y porque algún vicio inescrutable lo arrastra a revolcarse en sus propias frases); que una cosa son las reglas del juego y otra jugar con las reglas; que esto no se soluciona con manifestación de protesta sino con construcción de propuesta; que no hay que ver para creer sino creer para ver; que no hay que enojarse con el termómetro sino ver dónde está la fiebre. Humildemente: se está olvidando de Pablito clavó un clavito, qué clavo clavó Pablito?, o de en un plato de trigo comen tres tristes tigres trigo."

"Cuál es la posición corporal de Bergman respecto de su propia espiritualidad? Dónde podemos encontrarlo? Bueno, podemos verlo abonado al programa de Mariano Grondona; pero también junto a Hugo Biolcatti en actos de espiritualidad cívica organizados por la Sociedad Rural; o en marchas a favor de una política de seguridad de mano dura (es cierto: cuesta más verlo en escenarios de pobreza, pero ya irá)."

"Quiere una burocracia aristocrática: la burocracia buena; y nuevas estructuras, porque las estructuras actuales sólo pueden contaminar a los referentes. Por ejemplo, el Partido Socialista de Santa Fe podría, cómo no, contaminar a un referente como Susana Giménez, y así no arrancamos nunca. La pregunta es qué ideas tan novedosas y excepcionales tiene Bergman que no quepan en los más de setecientos partidos políticos que tiene la Argentina, de los cuales algunos como la gente debe haber (y si no, la pureza de Bergman podría desinfectarlos)"

"En qué consisten los contenidos que engordan el pensamiento cívico de Sergio Bergman? Somos los voceros del sentido común. El sentido común: nada más lejos de la reflexión que el sentido común, un fenómeno totalmente orgánico que se encuentra más del lado del hipo o la toz que del pensamiento. Y sin embargo, siempre hay un pensamiento detrás del sentido común, aquello que el sentido común no dice del todo y que lo arrastra hacia un terreno de interpretaciones - y allí lo espera la ley, su intérprete natural- en el que termina siendo traducido velozmente a una supuesta necesidad de normas."

"La lectura del Manifiesto Cívico argentino es de un altísimo riesgo mental, y cuando creo que ya está, que lo terminé y que cumplí con un trabajo de lectura que no puede no haber sido impulsado por el masoquismo, qué veo? Que Bergman va a resumir lo dicho! El final del libro es tortuoso, como lo fue su curso, porque Bergman no nos abandona: nos persigue. Nos dice que si queremos continuar con el diálogo abierto a partir de la lectura de este Manifiesto, nos invita a involucrarnos con su página web y su mail: con su after hour espiritual. Pero...de qué diálogo habla si se la pasó hablando solo?"

martes, 23 de noviembre de 2010

LA VOZ QUE NOS PRECEDE...





Michel Foucault
(Francia, 1926-1984)


De lenguaje y literatura (fragmento)

"Más que tomar la palabra, habría preferido verme envuelto por ella y transportado más allá de todo posible inicio. Me habría gustado darme cuenta de que en el momento de ponerme a hablar ya me precedía una voz sin nombre desde hacía ya mucho tiempo: me habría bastado entonces encadenar, proseguir la frase, introducirme sin ser advertido en sus intersticios, como si ella me hubiera hecho señas quedándose, un momento, interrumpida. No habría habido por tanto inicio; y en lugar de ser aquel de quién procede el discurso, yo sería más bien una pequeña laguna en el azar de su desarrollo, el punto de su posible desaparición. "

lunes, 22 de noviembre de 2010

LA SALUD DE NUESTROS HIJOS...




"Mi familia" es lo que me hace sentar frente a la pantalla chica en la tarde del domingo.
La película llega a nuestro país apenas pasado el tiempo del debate sobre el matrimonio igualitario (un lujo necesario)devenido, actualmente, ley nacional.
Se trata tanto en la película como en la realidad, de pensar (de aceptar) formas de vida que ramifiquen los caminos consagrados a los tipos (el tipo) de familia clásica.

Volviendo al film, Annette Bening y Julianne Moore se lucen (podría no ser así?) en su rol de "madres de familia" a cargo de una hija y un hijo adolescentes que se internan en el conocimiento de su identidad (y el desarrollo de su sexualidad) a través de la búsqueda de su patrón ordenador: un cuerpo masculino heterosexual creador -vía espermática- de subjetividades en conflicto con su propio ser.

Sobre la identidad, siempre al mismo tiempo individual y colectiva claro, y sobre cuestiones anexas (la madurez equiparada indefectiblemente a la realización del ideal de familia, la función de familia -homosexual o no- como célula básica en la constitución del cuerpo social, la sexualidad como factor fundante de la identidad pero, también, como aquello delimita y define los campos clasificatorios de lo "normal/anormal"),se desarrolla una trama con momentos de sutil intensidad -la escena que conocen al "padre", la escena en que almuerzan todos juntos- alternados con momentos de dramatismo conyugal.

Y después están los hijos. Lo que uno debe hacer con ellos. Educarlos, formarlos como personas: transmitir valores, dar sentidos, orientar en un marco de respeto y comprensión (lo que se llama amor tal vez)y, lo más difícil se me ocurre, ofrecerle herramientas (materiales y simbólicas) para que, con el tiempo, se encarguen -los hijos- de ponerlos a ellos -a sus padres- en otro lugar, un lugar de reconocimiento, pero un lugar diferente al fin.

Y es que estamos -todos- en un vinculo. Y todo vinculo, implica, siempre, hoy como ayer, una secreta fatalidad.

"Un plural, una red, un tejido: la envidia y el espanto de un tejido."

LA ENVIDIA Y EL ESPANTO DE UN TEJIDO...




"Contra el cambio", de Martín Caparrós es uno de los mejores libros que pasó por mis manos en este 2010 que, tiempo al final, comienza a esfumarse. En este punto podría asimismo mencionar las novelas "Piquito de oro" de Gustavo Ferreyra y "El trabajo" de Aníbal Jarkowsky, los ensayos "Las cuestiones" de Nicolás Casullo y "El siglo" de Alain Badiou y los cuentos completos de Fogwill.

El libro de Caparrós funciona como un diario de viajes (el autor recorre 10 ciudades del planeta afectadas por el cambio climático)que pretende dar cuenta de un determinado estado de cosas a nivel global al momento de llegar a su fin la primera década del nuevo milenio.
Se trata, entonces, de un libro de crónicas, de historias individuales en el marco de un entramado social a la merced de un clima que modela y aprisiona los cuerpos.
Caparrós reflexiona al narrar, piensa al escribir.

Y, entre lo que escribe...


"No hay nada que deteste más, nada que me guste más que sentirme parte de una red, un tejido, las formas intrincadas del plural: algún nosotros."

"Durante muchos siglos el tiempo no fue el tema de un intercambio semiamable tendiente a disimular la incomodidad de encerrarse en un cubo de lata ascensional con un ignoto, sino un asunto decisivo: que lloviera o no lloviera podía hacer la diferencia entre comer y no comer. Sería lógico pensar que, en cuanto empezaron a hablar, los hombres y las mujeres más primarios conversaron del tiempo."

"Recuerdo que alguna vez leí que las sociedades más organizadas son la humana y la hormiguera, y que en el puerto de Manaus vi hombres cargando bolsas brutas sobre la cabeza vendada para soportarlas, y trato de pensar si algún otro animal lo hace y no recuerdo y me pregunto si la condición para armar una sociedad exitosa, organizada -los hombres, las hormigas- es que haya individuos de la especie que estén dispuestos a hacer estas cosas, a llevar estas cargas."

"Todo consiste en tratar de captar los movimientos. No quiero decir entender los movimientos, menos decir descomponer los movimientos: digo captarlos, registrarlos sin que se deshagan. Viajar, creo, es algo de eso."

"Los países centrales ya hicieron su conquista de la naturaleza, su desarrollo sucio. Y el mundo está como está porque ellos lo hicieron, pero ahora se dedican a dictar normas a los países más pobres sobre cómo proteger esa naturaleza que ellos ya se cargaron: cómo seguir siendo pobres pero verdes. Ahora quieren que los otros, los pobres, respeten lo que ellos no respetaron. Todo sea por salvar el planeta."

"A veces, en alguno de estos viajes, tengo la sensación de que estoy a punto de entender algo. Algo amplio, general, revelador, algo así como para qué somos o estamos. Por supuesto, nunca me sucede."

"Que el hecho de que ya no tengamos modelos listos para usar que nos expliquen cómo debería ser el mundo no termina de justificar que sólo queramos repararlo para que siga siendo más o menos como es, pero más razonable. Que el fracaso brutal de esos modelos podría, más bien, abrir la puerta para pensar otras formas de cambio, no invalidar la idea de cambio."

"La pobreza extrema también consiste en no poder imaginarse menos pobre o, por lo menos, diferente: no imaginar ni haber aprendido ni sospechar que existen otras vidas y que las otras vidas no son siempre sólo de los otros. No es sólo un recorte de las fronteras materiales; también de las mentales, la reducción del campo de lo imaginable."

"Desde, digamos, 1789, fue la palabra (cambio) que sintetizó todas las esperanzas y una idea: el mundo tal cual es no debe continuar, existe la posibilidad de hacerlo decididamente otro, el cambio es justo y necesario. Cambio, durante siglos, fue una palabra de izquierda: el efecto deseado de las revoluciones o, incluso, ciertas revoluciones radicales. Cómo fue que la palabra cambio nos escapó silente, animalito muerto, y se fue a refugiar a la casa de los que siempre habían querido destruirlo? Cuándo se la apropió la derecha? Con la caída del muro? El cambio de frente de la palabra cambio es una de las mayores pérdidas de capital simbólico que ha sufrido la izquierda en toda su historia."

"Pienso en esas comunidades potentes, orgullosas, que ocupan todo el espacio y que lo saben, tanto que no se les ocurre castigo más potente que dejarte afuera. Comunidades envidiables, temibles, absolutas."


"Un plural, una red, un tejido: la envidia y el espanto de un tejido."

"Un plural, una red, un tejido: la envidia y el espanto de un tejido."

EL DISCURSO Y LA ACCION...



Hannah Arendt (Alemania, 1906-1975)

"El discurso y la acción revelan esta única cualidad de ser distinto. Mediante ellos, los seres humanos se presentan unos a otros, no como objetos físicos, sino qua hombres. Esta apariencia, diferenciada de la mera existencia corporal, se basa en la iniciativa; pero en una iniciativa (el appetitus beatitudinis) que ningún ser humano puede detener y seguir siendo humano.
(...)
Con respecto a este álguien que es único cabe decir verdaderamente que nunca nadie estuvo allí antes que él. Si la acción como comienzo corresponde al hecho de nacer [como un yo], si es la realización de la condición humana de la natalidad, entonces el discurso corresponde al hecho de la distinción y es la realización de la condición humana de la pluralidad, es decir, de vivir como ser distinto y único entre iguales."

sábado, 20 de noviembre de 2010

SALANDO LAS HERIDAS...





Por el Lic. Pepe Bunuel para "La conquista de lo inutil"

Viernes, 20 hs. Recibo un llamado de lo más indeseado a esa altura del día: me dicen que “se cayó” el micro que me llevaba a ver al Indio a Tandil. Digo “me” y no “nos” por que la muchachada kirchnerista ya había alquilado una combi en la cual, obviamente, entra mucho menos gente que en un micro, y en la cual, obviamente, algunos que subiríamos a ese micro, no teníamos lugar.

Acostumbrado a lidiar con la maquinaria burocrático-municipal, se que de nada sirve preguntar “por qué se cayó el micro” o “¿qué carajo pasó?” El micro peronista-gratuito no sale, y punto. Me quedo atónito. Insulto. Busco pasajes por Internet: nada.

Ya antes de las 21hs, llamo a un compañero de trabajo de Sapito que irá al recital en auto, rogando que haya un lugar. Ramiro, el tutor de 19 años fanático de los Redondos me dice: “Espera que haga una consulta y te llamo”. En menos de 10 minutos me llama para decirme que hay un lugar en el auto de un amigo suyo: iré con desconocidos, pero iré al fin.

A las 6:50hs es la hora de encuentro en Gerli. Dormí, con suerte, tres horas.

A pocos minutos de partir y empezando a despertarme, comienzo a tomar noción de donde estoy. En el Clio que nos lleva hacia la misa ricotera somos cinco personajes. Cuando veo que dos de los muchachos que me acompañan no paran de gritar sacando la cabeza por la ventanilla, no paran de putear a todo ser humano que pasa o está parado en la vereda, mientras los otros lo festejan, empiezo a sentirme incómodo.

Pienso que estos pibes, sin tener puta idea de quien era yo, no dudaron ni un minuto en hacerme un lugar para que pueda viajar: intento culposamente hacer a un lado mis pensamientos, pero a pesar del esfuerzo, no puedo dejar de sentirme en medio de una horda primitiva. Pienso si realmente tenía tantas ganas de ver al Indio... pienso en los pacientes de San Justo. En medio de la música, la ruta y anécdotas de lo más bizarras, pasa el viaje.

Ya en Tandil, luego de buscar sin éxito algún camping que nos aloje, vamos a una parrilla libre y comemos ininterrumpidamente durante… tres horas!! Notablemente afectado por las pocas horas de sueño, por el viaje, por mi pequeño cuerpo repleto de asado, vacío, achuras y vino, me encuentro sentado charlando con uno de los compañeros de viaje: este muchacho que no encontró ningún reparo en escupir comentarios, burlas e insultos a todo trapo, que describió el tamaño, forma y venas de su poronga sin que nadie le pregunte nada, me cuenta su deseo de que Roger Waters venga el año que viene y de la admiración que le despierta Pink Floyd... Enterado de mi profesión, mientras mastica con su boca abierta un pedazo de vacío y toma vino (sin parar de masticar!!), me habla de la psicología y las relaciones humanas con una notable lucidez y nitidez… Una vez más, este viaje y esta vida me da un cachetazo… pienso en las distancias, en los encuentros y desencuentros con los que nos rodean, en lo radicalmente extranjero hablando tu mismo idioma.

Pasada la parrillada, nos dirigimos hacia un espacio verde junto a una sierra. Pienso nuevamente en mis pacientes de San Justo, pienso en que se les cruzaría por la cabeza si, de repente, estuvieran acá. Siempre tuve cierta fascinación por la capacidad de desdoblarse que, en mayor o menor medida, todos tenemos. Me imagino con zapatos, camisa y lentes en compañía de estos cuatro muchachos… me imagino jugando a la pelota borracho y con una botella de plástico recortada llena de Fernet en mi mano, junto a alguno de mis pacientes…

Ya para las 17hs, cuando la muchachada se dispone a abrir una damajuana, recibo un llamado y parto al encuentro de una compañera de trabajo de Sapito que tiene mi entrada. Luego de andar unas cuadras, me encuentro con dos compañeras de trabajo, y algunos cuantos conocidos más que han llegado en combi. Curiosamente o no, tuve la extraña sensación de que me sentía más acompañado por los desconocidos bravucones que por ellos.

Luego de charlas y caminatas junto a la patria socialista-peronista, llegamos al hipódromo.

En un día de sensaciones de lo más raras, el Indio me regala (no pude más que sentirlo así) un show impresionante. Tuve oportunidad de verlo con los Redondos y como solista, y nunca lo vi así: bailando más que nunca, con mucho sentido del humor, con gran uso de la ironía, tirando consignas esperanzadoras de cara al futuro… El repertorio de temas no tiene el más mínimo desperdicio: a parte de los clásicos ricoteros, suenan Rock para el negro Atila, Yo Caníbal, Héroe del Whisky, TV Führer, El regreso de Mao, Vamos las Bandas y otras tantas impensadas.

Sin embargo, si Quilmes tiene “el sabor del encuentro”, la Schneider tibia que tomo a sorbos, tiene el rutilante sabor del desencuentro. En medio del recital y con un cada vez más pronunciado dolor de cabeza, me pregunto: “¿Qué carajo hago acá?”. Todos estos chicos lanusenses son copados, pero “¿Qué mierda hago acá?”. Doy unos pasos hacia atrás y camino rápidamente hacia los baños químicos.

Aliviadas mis necesidades fisiológicas, retorno al medio del meollo. Parado solo en medio de 100 mil personas, canto, agito el brazo, admiro las letras del Indio… Otra vez miro a mí alrededor: una masa humana anónima. Pienso en donde andarán los entrañables compañeros de viaje: ¿estarán cerca?¿estarán nadando en una zanja abrazados a la damajuana?... pienso en el kirchnerismo juvenil saltando de aquí para allá: ¿habrán notado que me esfumé?... pienso en donde andarán algunos conocidos que venían al ritual del Indio… pienso en que hace 10 años fui a ver a los Redondos con mis amigos del colegio: ¡10 años! ¿Qué son 10 años?... pienso en una amiga que iba a venir al recital, que luego no iba a venir, que luego no sabía si venir, que –finalmente– no vino, que podría estar allí… pienso en Caro, en que está en algún lugar, en que es una de las 100 mil personas que me rodean. La asociación libre ya no circula, se petrifica en una neurona y sigo pensando en Caro. No puedo entender como, estando quizás a unos pasos de distancia, está tan pero tan lejos…

Pienso en la repetición de encuentros y desencuentros que es la vida… en que estoy parado ahí por que así lo quise… en lo tremendamente hermoso y frustrante que es vivir junto a otros… en la frase que un amigo deja en su blog: “todo lo que un hombre hace, esconde un solo fin: la conquista del amor”... Suena “Fuegos de Oktubre”, y a esta altura de la noche ya me siento un niño perdido en la multitud. En medio de un tema que habla de ilusiones, desilusiones y revoluciones, vuelvo a mirar a mí alrededor; cuando llega el estribillo, escucho que el Indio entona “te deseo igual”… emocionado, hago lo único que puedo hacer en ese momento: empezar a llorar.


“Mi vida no anda más
Me fuí en un trip to gringolandia

A San la Mierda yo recé y rajé
Me fuí a llenar de frititos mi estorage

Y yo allí! Pensando en vos siempre...”



(To beef or not to beef, Indio Solari)

lunes, 15 de noviembre de 2010

PARTES DEL TODO...





D. H. Lawrence
(Gran Bretaña, 1885-1930)
El arco iris (fragmento)


"Yo niego absoluta y francamente ser un alma, o un cuerpo, o un espíritu, o una inteligencia, o un cerebro, o un sistema nervioso, o un conjunto de glándulas, o cualquier otra parte de mí mismo. El todo es más grande que las partes. Pero hoy, después de tres mil años, después que estamos casi completamente abstraídos de la vida rítmica de las estaciones, del nacimiento, de la muerte y de la fecundidad, comprendemos al fin que tal abstracción no es ni una bendición ni una liberación, sino pura nada. No nos aporta otra cosa que inercia."

viernes, 12 de noviembre de 2010

EL PODER DE LA PALABRA...




Definir su poética y narrativa como literatura barrial, biográfica y cargada de marcas histórico-culturales, es confundir lo esencial con lo transitorio, como él cita a Eugenio Montale. Hace literatura, sí, con San Lorenzo de Almagro, con el dolor por la muerte de su madre y sus historias de niño sensible y joven rockero por las calles de su barrio, pero aclara: “no tengo una inmobiliaria en Boedo ni soy propulsor del grupo de Boedo, sólo conozco sus calles y voy a comer con mi familia” - porque en su obra no importan tanto los materiales utilizados como el efecto que su disposición logra en la emocionalidad del interlocutor: “hacer sentir algo que vuelve a uno con la fuerza de una verdad”.Fabian Casas, de el se trata, es uno de los escritores argentinos que más claramente está construyendo una obra personalísima, aunque se reivindica “panlingüístico”, piensa que “la literatura es algo colectivo, todos estamos compuestos por un montón de gente”, y que la obsesión de los escritores por la inmortalidad “es una discusión estéril: lo único evidente es que no va a quedar nadie”.

Ensayos Bonsái tiene una definición sobre los clásicos, ¿de algún modo discute con la de Borges?

Sí, él decía que clásico era lo que determinado grupo lee como verdad o revelación, y yo digo que clásica es la obra que establece ella misma los parámetros en los que va a ser leída. Pero los Bonsái tienen varias definiciones sobre los clásicos, que tal vez se contradicen entre sí. Algunos ensayos fueron escritos de un tirón en cuatro horas, mientras que un poema puedo corregirlo durante un año, y un relato como Asterix, que está en Los Lemmings, lo escribí a lo largo de diez años; nunca la musiquita del relato terminaba de satisfacerme, sentía que yo todavía estaba demasiado cerca del segmento experiencial del relato, los personajes todavía eran los que habían vivido conmigo, no se habían drenado y convertido en significantes. Una vez que la emoción impulsó el cuento o el poema, después lo trabajo como una máquina. Pero no tengo imaginación, en el sentido de que no creo algo desde la nada: recupero un mundo a partir de una memoria.

Ensayos Bonsái compila escritos previos, ya publicados en revistas y blogs. ¿Emecé lo fue a buscar?

Sí, querían publicarme “algo”. Puse una cláusula por la que no voy ni a la Feria del Libro ni a la televisión ni a la radio, salvo que me interese el periodista, no hago el Verano de Planeta ni nada que forme parte de la retórica de la literatura.

¿Por qué?

Me gustan los escritores que no te salen a buscar. Una vez, de vacaciones, desarmando la carpa de un amigo se cayó de adentro Molloy, de Beckett. Lo abrí al azar: “Estoy en el cuarto de mi madre, ahora soy yo el que vive acá”, uy, ¿qué es esto? Y después una parte en que Molloy -un vagabundo- va chupando piedras. Beckett te describe su sistema de guardarlas en un bolsillo, chuparlas, pasarlas a otro, como si fuera una máquina, durante páginas; es un fragmento central en su obra porque modifica la percepción de la literatura. Deleuze hace todo un trabajo sobre esa parte, en el Anti Edipo. Después leí toda la obra de Beckett, y lo que me encantó fue conocerlo así, de casualidad, sin información.

Hace poco César Aira reivindicaba la alta cultura con el mismo argumento: hay que ir a buscarla, no ataca en el supermercado o la radio.

El problema es la definición de alta cultura. Mucha gente piensa que es la que corresponde a las clases sofisticadas, pero las clases sofisticadas se comen muchos caños. Mucha gente de la alta cultura va a ver a Kuitca al Malba porque más que el trabajo de Kuitca le importa su poder simbólico, al que quieren quedar asociados, es un nivel de cliché superior. Para mí los museos son lugares en la ciudad, un valdío donde pasa algo raro, y la contracultura es invisible, cuando se vuelve visible desaparece.

En Ensayos utiliza ideas de varios filósofos, ¿cómo afectan sus estudios filosóficos a su relación con la literatura?

La turbina que me hace volar es el pensamiento filosófico. Por ejemplo, la gente pelea con uñas y dientes para ser esclava: eso es un pensamiento spinociano que me lleva a pensar que concebirse dentro de la literatura, pensarse como escritor, impide escribir. Nosotros somos como narraciones, todos, y si uno está atento puede escucharlas. Como dice Heidegger, hay que estar en estado de disponibilidad para sentir el peso del ser. Pero un montón de gente que conocí en mi barrio fue tan importante para mí en términos filosóficos como Heidegger. Los intelectuales siempre están muy atentos a ver si detectan lo que llaman populismo, y para mí el populismo es algo muy claro: ser de Independiente y decir que sos de Boca, como Maradona. Populismo es jugar para la tribuna.

¿Y las influencias literarias? ¿Por qué escritores argentinos se siente más marcado?


Ricardo Zelarayán es para mí el único argentino vivo con genio. Y es una obra que nunca será premiada, sancionada por la crítica, porque en sí misma rechaza todo eso. Para mí y gran parte de mi generación es una obra clave, junto con la de (Leónidas) Lamborghini, (Joaquín) Gianuzzi en mi caso, alguna novela de Saer, las primeras novelas de Aira.

¿Y Fogwill (a quien le dedica el cuento Casa con diez pinos y aparece en Asterix), lo marcó también como poeta?

Fogwill me parece un escritor muy muy bueno, con un gran talento narrativo, y encuentro poesía en sus relatos. Lo que me marca de Fogwill es una pulsión vital que tiene. Es una persona muy emotiva; todo el mundo habla de su gran inteligencia, y la inteligencia para mí no es un valor. El único valor que yo reconozco es el de la bondad; tampoco el valor erótico del dinero. Quique es un gran bocón con un ego demoledor que de fondo trabaja una cosa más atávica y emotiva, lee la literatura desde un lugar muy pasional y siempre está tratando de hacer surgir a los escritores jóvenes que lo estimulan. Su serie de cuentos me parece impresionante, así como Los Pichiciegos, que para mí tiene mucho más valor que ser “la novela de Malvinas”. A Los Pichiciegos siempre se le adjudican virtudes que yo adjudicaría a la publicidad, como adelantarse a determinadas cosas; la literatura no se tiene que adelantar a las cosas, no es su función, la literatura es atravesarte, hacer que el lenguaje brille y expandir tu sensibilidad. Que el lenguaje brille no significa escribir bien, porque por ahí yo no escribo bien dentro de los parámetros de lo que se supone que es escribir bien, hablo de cuando el lector interpelado por el texto encuentra ahí un sentido de su personalidad más allá de lo que le imponen las demandas sociales. Hoy la gente tiene mucho miedo y eso lleva al fascismo; además, hay una presión muy fuerte, de que hay que tener la mejor mina, le presión de los quiscos sobre el erotismo, ser un ganador en todo, y vivimos entonces en una gran insatisfacción. Nuestra cultura va hacia un colapso demoledor.

Frente a eso, ¿podría leerse su literatura como un intento por rescatar la fragilidad de la vida?

Sí, agarrar las palabras, limpiarlas y volver a ponerlas en el concierto de significados. Que vuelvan a tener fuerza vital después de tanto tiempo estereotipadas; que lo que digan sea la vida.

jueves, 11 de noviembre de 2010

EN LA MISMA RED...




Nuestro destino en el cinematógrafo: red social de david fincher. Solos en el cine mi amigo y yo, solo nosotros dos en el cine y nadie más, pudimos comprobar que, en el momento indicado en el que pudieron haber aflorado pulsiones homosexuales, en la intimidad, solo compartimos pensamientos y pochoclos.
El disfrute, entonces, fue puramente cinematográfico. Red social es más de lo que esperaba. Tal vez porque no esperaba nada. Pienso en esto último que acabo de escribir y no puedo pasar por alto la gran verdad que anida en mis palabras: el que no busca nada, siempre encuentra (atención escribanía narosky y sus asociados: los sobres de azúcar de la zona!)
Donde no hay sobres de azúcar es en la dialéctica de la película de Fincher. Los diálogos están increíblemente aceitados, las escenas se suceden a un ritmo vertiginoso....de palabras!
Allí esta el disfrute: rotar el eje del vértigo. En el marco de una industria en donde siempre hubo choques, peleas, persecuciones y asesinatos múltiples para drenar de emoción la sangre del espectador, Fincher y su equipo afinan el lápiz para movilizar nuestra sensibilidad solo con palabras, y con esas cosas que uno hace con las palabras: los hechos. Cuáles son los hechos en cuestión? Nada menos que el origen del facebook, la red social que nuclea a millones de personas en todo el mundo, y su devenir en el marco de la famosa "sociedad de conocimiento" en la que estamos inmersos. Y todo devenir revolucionario (los avances en comunicación propios del siglo XXI, básicamente internet, la televisión satelital y los celulares, no pueden ser parte de un proceso que se defina de otra forma), implica, por su propio carácter, por su propio peso, un estallido de los sentidos. Se trata, entonces, de una reformulación obligada (y allí la impronta de toda revolución) de aquello que somos, en post de una ilusión de autoalumbramiento. Ser nuevos, ser otros, aunque no necesariamente distintos ni mejores...
Red social pone sobre el tapete esta revolución y el quiebre de una amistad real (la única del genio creador del facebook) es post de un negocio, también real claro (millonariamente real), sobre el que se organizaron, en pocos años y en todo el planeta, los lazos sociales de millones de personas que, de otra forma, jamás se hubieran conocido.
Pienso en este verbo. Pienso en conocer. Las redes sociales - entre ellas facebook-, justamente, vienen a revolucionar el concepto, lo que implica, conocer a otra persona. Desde Sartre, desde Bajtin y su dialogicidad, el ser humano es lo que hace con lo que supieron hacer con el. Y eso que hace desde un presente concreto, es decir desde una materialidad concreta en sus condiciones de existencia (los hechos pero también las palabras) se encuentra en permanente intercambio y desarrollo vital.
Vitalidad, entonces, significa virtualidad en el diccionario facebook. Y en mi diccionario, virtualidad (que lleva a la comunicación compulsiva) implica levedad. Donde encuentro levedad no me encuentro.
Mi amigo apunta algo interesante: no todo es frivolidad. El facebook, si bien alimenta narcisos a través de la mera exposición de fotos banales y comentarios del mismo tenor, también da lugar, en algunos casos, a generar fenómenos de alta relevancia social (de alta relevancia "real") impensados hace 10 años. Una marcha de protesta por ejemplo.
Pienso en mi viaje de egresados. Hace 10 años, en el 2000, ninguno de nosotros tenía celular. Por la calle sólo se veian, cada tanto, algunos movicom del tamaño de un zapato, en manos de tipos trajeados con pinta de agentes de la side. Muy pocos tenían internet en la casa. El facebook era un sueño bradburiano. En ese momento, entonces, para avisar que un grupo de chicos se encontraban bien estando lejos de sus casas, se debía recurrir a la cadena telefónica. Se anotaba un listado en el que cada padre se comprometía a avisar al que seguía en la lista que "los chicos están bien"
La revolución tecnológica sobreviniente (hija de la expansión capitalista, al igual que la polución, las fiestas menemistas, los productos de sprayed, la narrativa de bucay, y los pastores que detienen nuestro sufrimiento con un vaso de agua), implica, básicamente, una ecuación peligrosa. Ya no se trata de poner la tecnología al servicio del ciudadano común, sino, justamente, de lo contrario. La intención no es abrir el repertorio social de interlocutores de una persona, sino, justamente, virtualizar sus vínculos y, de esa manera, que el único vínculo "real" que se construya a partir de tales adelantos sea, casualmente, una relación simbiótica entre la persona de carne y hueso usuaria del sistema y el sistema mismo (notebooks, celulares multiuso, etc). Claro que la trampa se puede evitar, pero no es nada fácil hacerlo. No resulta nada facil regular los comportamientos. La tecnología viene entonces a modificarnos, a exacerbar nuestra ansiedad, nuestra neurosis, (pensemos en un novio hiperceloso y la forma de canalizar sus demandas enfermas a través de un pedido de "comunicación permanente" con su novia) a encontrar mecanismos sumamente seductores para despertanos unas ganas locas de...de todo!
Volviendo a la película, el protagonista empieza a idear este monstruo llamado facebook la noche en la que es dejado por su novia.
Y es que, como siempre, Dolina tiene razón: todo lo que un hombre hace, desde un aforismo de narosky hasta una red social revolucionaria, esconde un solo fin: la conquista de un amor.

domingo, 7 de noviembre de 2010

ME VOLVI OTRO...



Gabriel García Márquez
(Colombia, 1928)


Memoria de mis putas tristes (fragmento)

"Gracias a ella me enfrenté por vez primera con mi ser natural mientras transcurrían mis noventa años. Descubrí que mi obsesión de que cada cosa estuviera en su puesto, cada asunto en su tiempo, cada palabra en su estilo, no era el premio merecido de una mente en orden, sino al contrario, todo un sistema de simulación inventado por mí para ocultar el desorden de mi naturaleza. Descubrí que no soy disciplinado por virtud, sino como reacción contra mi negligencia; que parezco generoso por encubrir mi mezquindad, que me paso de prudente por mal pensado, que soy conciliador para no sucumbir a mis cóleras reprimidas, que sólo soy puntual para que no se sepa cuán poco me importa el tiempo ajeno. Descubrí, en fin, que el amor no es un estado del alma sino un signo del zodíaco.

Me volví otro. Traté de releer los clásicos que me orientaron en la adolescencia, y no pude con ellos. Me sumergí en las letras románticas que repudié cuando mi madre quiso imponérmelas con mano dura, y por ellas tomé conciencia de que la fuerza invencible que ha impulsado al mundo no son los amores felices sino los contrariados. Cuando mis gustos en música hicieron crisis me descubrí atrasado y viejo, y abrí mi corazón a las delicias del azar.

Me pregunto cómo pude sucumbir en este vértigo perpetuo que yo mismo provocaba y temía. Flotaba entre nubes erráticas y hablaba conmigo mismo ante el espejo con la vana ilusión de averiguar quién soy. Era tal mi desvarío, que en una manifestación estudiantil con piedras y botellas, tuve que sacar fuerzas de flaqueza para no ponerme al frente con un letrero que consagrara mi verdad: Estoy loco de amor. "