jueves, 31 de octubre de 2013

BAJO LA LLUVIA DENSA...






ANTONIO RAMOS ROSA
(Portugal, 1924-2013)

"Nacimiento último"

" Como si no tuviera sustancia y con los miembros apagados.
Desearía enrollarme en una hoja y dormir en la sombra.
Y germinar en el sueño, germinar en el árbol.
Todo acabaría en la noche, lentamente, bajo la lluvia densa.
Todo acabaría por el más alto deseo en una sonrisa de nada.
En el encuentro y en el abandono, en la última desnudez,
respiraría al ritmo del viento, en la relación más viva.
Sería de nuevo el germen que fui, el rostro indivisible.
Y ebrias las palabras dirían el vino y la arcilla
y el reposo de ser en el ser, sus oscuras terrazas.
Entre rumores y ríos la muerte se perdería."

PARA CLARÍN QUE LO MIRA POR T.V




Claro que estoy contento con el fallo de la Corte. Pero no todo el mundo, desde ya.
Carrió (¿el último gran ejemplo del ave fénix en la política, tal vez?) salió a denunciar "un pacto espurio entre el presidente del máximo tribunal y el gobierno. Lo que Lila no se dio cuenta es que, primero, tiene que leer el fallo; después con el análisis pormenorizado de los votos, denunciar lo que crea que haga falta. Pero ella se ahorra el trabajo. No le hace falta leer nada; por que ella no debe su conocimiento al análisis crítico de los materiales empíricos que nos ofrece día a día la realidad (en este caso un fallo judicial) sino a una iluminación divina. ¿Pero no son acaso ese tipo de iluminaciones la que nos hartaron en su momento de este personaje? ¿Si ella no cambió, cómo fue que recuperó un caudal político que parecía dilapidado para siempre? Un caso para los desaparecidos expedientes secretos X.
La editorial de Clarín de hoy, a cargo de Ricardo Roa, es de lo más patética que leí en mucho tiempo; habla de un "regalo tardío al gobierno". De argumentación jurídica, ni hablar. El que sí argumentó fue el constitucionalista Badeni, en la edición de La Nación de ayer. Su crítica no apunta a señalar el peligro de que el monopolio comunicativo cambie de manos, sino a recalcar el carácter inviolable de los "derechos adquiridos" y la "contradicción" entre la intención de democratizar la palabra acallando una voz. Ridículo.
Estoy contento pero no tanto como para ir a 678 a tirar manteca al techo. Justamente por que, si de democracia hablamos, la manteca se debería poder tirar al techo del estudio desde el que se emite el 678 kirchnerista, pero también en el 678 de cada uno de los partidos que tengan una mínima representación política en la sociedad, cosa que -por el momento- no existe.
Tengo claro que al gobierno nunca le interesó "la democratización de la palabra" hasta la ruptura con Clarín. El tema es que ahora, dividas las aguas, realmente la Ley cobre el relieve social que, dicen, su espíritu parece tener.
Manteca para todos es la consigna. Y que cada uno la unte en el pan que quiera.

martes, 29 de octubre de 2013

CAMINANDO POR EL LADO SALVAJE...


Lo escuché poco al viejo Lou. Lo conocí cuando, en Trainspotting, una canción suya me dejó impresionado: "Perfect Day".
Me entero de su muerte y vuelvo a escuchar ese tema y pienso en el unplugged de nirvana. Un mismo espíritu los une.
Son esas muertes que le hacen sentir a uno que a, veces, la vida se vuelve sabrosa cuando cobra relieve el deber de embarcarse en una continúa cancelación de los cheques sin fondo que andamos emitiendo por ahí.
Lo que no sabemos, desde ya, es a quién le hicimos entrega del giro con la mayor cantidad de ceros que nuestra cuenta bancaria pueda tolerar.
Ese día, tal vez, sea el día perfecto.

 

"Un día perfecto"


Un día perfecto
bebemos sangría en el parque
y después, cuando anochece
vamos a casa.

Un día perfecto
damos de comer a los animales en el zoo
después vamos al cine
y volvemos a casa.

Oh, es un día tan perfecto
Estoy contento por haberlo pasado contigo
Oh, es un día tan perfecto
haces que me sienta a gusto.

Un día perfecto
nos olvidamos de los problemas
Domingueros de nosotros mismos
es tan divertido.

Un día perfecto
Haces que me olvide de mí mismo
Creí que era alguien diferente
Alguien bueno.

Oh, es un día tan perfecto
Estoy contento por haberlo pasado contigo
Oh, es un día tan perfecto
haces que me sienta a gusto.

Cosecharás lo que has sembrado...

Cosecharás lo que has sembrado...
Cosecharás lo que has sembrado...
Cosecharás lo que has sembrado...

domingo, 27 de octubre de 2013

PARA CRISTINA QUE LO MIRA POR T.V




"JUEGO DE TRONOS EN EL PANTANO PERONISTA" (Por Esteban Schmidt para Rolling Stone)

Una madre abusadora, altoparlante del inconsciente nacional que repite "La Argentina sólo puede ser gobernada por peronistas" va a ser llamada para la contraprueba luego de las elecciones de fines de este mes, cuando todas las variantes del peronismo peleen la sucesión presidencial en un escenario muy problemático para la economía que, tras diez años de excelente renta sojera, es afectada por tres grandes problemas: inflación, crisis energética y pérdida de reservas.
Sabemos algunas cosas sobre las elecciones de octubre y sus consecuencias -aun antes que ocurran- y, de no mediar, bueno, algo lo suficientemente grande como para excusar al autor de la nota y a la revista de esta irreverencia con el destino, serán más o menos éstas:
* El peronista Sergio Massa ganará en la provincia por diez puntos o más al candidato de la presidenta Martín Insaurralde.
* La peronista Cristina Kirchner y sus peronistas kirchneristas buscarán transferirle toda la derrota al peronista Daniel Scioli porque fue su provincia el centro del mal trago electoral.
* Scioli, consciente de eso, hará inmediatamente después de la derrota un gesto de despegue del Ejecutivo peronista nacional que le permita desasociar su imagen del ocaso de un gobierno. Tendrá la complicidad pasiva de la mayoría de la opinión pública, que suscribirá el consenso de que la administración nacional de Cristina resultó derrotada, y de los medios de comunicación que sean deudores del Banco Provincia también.
* Massa será, desde entonces, el candidato cantado, lógico, del peronismo por cuanto logró imponerse en el distrito cuco superando tanto a Cristina como a Scioli. Será el portador de un peronismo blando, papal y antiinflacionario.
* Scioli entiende que la derrota afectará más a Cristina que a él y que cuenta con dos años hasta las elecciones presidenciales, tiempo más que suficiente para hacer rentar su buena imagen personal. Buscará entonces, él también, coronar con la presidencia en 2015. Y ya no va a tener razones para ocultar que quiere ser presidente puesto que Cristina queda fuera de carrera y porque, aun manteniendo con la Presidenta el vínculo tirante que mantuvo hasta aquí y aun no eligiéndolo ella como su sucesor, CFK preferirá a dos peleando entre sí por mucho tiempo que a uno solo que prescinda desde el arranque de sus favores.
* Massa, oh, de 41 años, es demasiado joven, no para el cargo -que David Cameron en Inglaterra ya ocupó a su edad u Obama con algunos más en Estados Unidos-, sino que por haber nacido en 1971 manda a retiro a demasiados políticos del oficialismo y la oposición, que quedarían demasiado viejos para la sucesión presidencial de 2019. Scioli, en cambio, les permite a la mayoría de los gobernadores y legisladores con aspiraciones sacar mucho mejor provecho de su biología.
* El gobierno saliente, con su poder residual, pondrá su interés en estirar su final material hasta la entrega del mando en diciembre de 2015, manteniendo su receta de la inflación compañera y sentimental al servicio del pueblo, en medio de un espectáculo de aumento de precios y aplicaciones para celular que permitirán seguir la pérdida de reservas del Banco Central minuto a minuto.
* Será un consenso que Cristina Kirchner cometió el peor de los pecados de un gobernante: negar las pruebas. Su habitual suficiencia, su faceta irónica, gastadora, no resolvió la inseguridad, ni compensó la infelicidad que provoca a la gente que trabaja mucho no poder ahorrar de ninguna manera. Y que trató de forzar la idea de que había una inflación moderada y feliz. La inflación de los pueblos libres.
* Su gran gesto de aceptación del papado de Francisco, tras haber maltratado al cardenal Jorge Bergoglio durante años, enseña que la presidenta puede girar 180 grados cuando no hay más remedio y toda la trayectoria, especialmente la anterior a 2003, enseña que los Kirchner pueden ser bien de derecha, privatizadores, menemistas, amigos de los militares. Es improbable que el dogmatismo sea ahora su norma, pero si puede técnicamente llegar hasta el 2015 así, lo hará.
* Cristina, no obstante, asumirá que se le termina el gobierno en 2015, no habrá más espamentos reeleccionistas, y que ingresa en la cuenta regresiva de su larga estadía en el poder. Intentará entonces que los dos años finales le permitan o faciliten no quedar en gran desventaja, una vez en el llano, respecto de quienes tomen el poder, y tener entonces que recorrer tribunales para explicar su política o su fortuna. Para ello deberá ser la gran electora del próximo presidente o la jefa de la futura oposición a un gobierno no peronista, incluso con alguna posición legislativa que dé fueros. Además de abandonar el gobierno con buena imagen ante la opinión pública.
* Muy importante: quienes aspiran a sucederla, los peronistas Massa y Scioli, los radicales Ernesto Sanz y Julio Cobos, el socialista Hermes Binner y el paraperonista Macri no considerarán aceptable que Cristina les deje la tarea de hacer los ajustes a los que se niega. Menos que menos que les entregue un Central con reservas en el mínimo.
* Pero Cristina no querrá hacer esos ajustes porque acarrearán malhumor social, la evidencia de que el doping al consumo debió ser suavizado, además de que la desperfilan como el hada que mantuvo al pueblo comprando en cuotas.
* Los sucesores exigirán y harán todo lo posible porque la Presidenta sí se haga cargo.
* En el peronismo, Scioli ya ha propuesto una elección interna abierta para definir la candidatura presidencial; Massa la va a resistir cuanto pueda y esperará a que las enormes dificultades que debe sortear el gobernador en su gobernación peronista terminen ulcerando su vocación.
* Todo el minué peronista de los próximos meses, más la inflación y mayores controles sobre el dólar desprestigiarán la idea de que el peronismo es el único que puede gobernar, y destituirán la de que otras fuerzas no pueden hacerlo.
* La oposición no peronista cuenta entonces con una oportunidad para aspirar seriamente al poder en 2015. Habrán obtenido a fines de este mes buenos resultados en Mendoza, Ciudad de Buenos Aires, Corrientes, Jujuy y Santa Fe.
* Cristina estará interesada en que su sucesor no sea peronista, y así quedar con mejores expectativas para ser la opositora luego en 2015.
* Y, naturalmente, regodearse viendo cómo el futuro gobierno no peronista lidia con la inflación heredada, con las magras reservas del Central y ajustando tarifas de los servicios públicos. Y todo sin que el 3G funcione.
* Ese gobierno no peronista sólo será en la medida de la creación de una gran coalición que comprenda a la UCR, el Socialismo, la fuerza de Elisa Carrió y, eventualmente, el macrismo.
* Deberá lidiar con el recuerdo del final de la Alianza en 2001 para lo cual enfatizará en cuánto el poder extorsivo del peronismo condiciona a los gobiernos que enfrentan dificultades que no crearon. Los famosos saqueos, corolario de la finalización del largo período del 1 a 1 creado por Menem, concluyeron una vez que De la Rúa firmó la rendición y un peronista quedó a cargo.
* Tal vez la conclusión más apropiada es que sólo el peronismo sea capaz de fracasar descomunalmente en el gobierno sin perder bases de sustentación pero, aun así, queda lejos del mantra de que puede gobernar y la Argentina se dé una nueva oportunidad para probarse como una democracia de mejor calidad donde haya alternancia entre fuerzas de distinto signo, como sucede en los países prósperos y donde cada tanto la gente sufre, pero cada tanto.

sábado, 26 de octubre de 2013

EL TRABAJO DE TODOS LOS DÍAS...





Siguen los diarios del agente judicial: "Sé feliz con las letras" fue la frase con la que intentó descalificarme un comentario "jurídico" la psicópata en funciones.
Su comentario pretende ser condescendiente, pero no hace más que evidenciar la espina clavada.
Si le pareciera algo menor, como quien hace un curso de pastelería o de salvavidas, ¿por qué nunca, JAMÁS, me preguntó en qué parte de la carrera estoy, ni qué materias estoy cursando, ni nada que tenga que ver con lo que estoy haciendo?
Cuando me tomo día por examen, a la mañana siguiente, cuando  entra a mi despacho a saludar, me pregunta cómo me fue mientras se da vuelta y enfila hacia la puerta. Le termino contestando "bien" al aire.
¿Por qué? Si son sólo letras...palabras. Ni siquiera palabras "jurídicas"; ni siquiera palabras que puedan ponerme en situación de destronarla del cargo. Pero aún así no quiere saber nada del asunto.
Pero volviendo al hecho puntual; la locura aparece ante la evidencia de que lo mío era apenas un comentario, no una impugnación de un señalamiento.
A esa descalificación inicial siguió una forma muy hábil de callar al otro: escandalizarse. No lo hizo a los gritos, pero sí haciendo hincapié en la siguiente frase: "vos sos inteligente, cómo vas a hacer un planteo así!". Ese tipo de construcciones evita, justamente, cualquier tipo de dialéctica. Y además, ¿si a una persona la consideran inteligente, no sería más lógico tomarse unos minutos y hacer el trabajo de pensar que tan acertado o no resulta el planteo que se está sugiriendo?  Si alguien viene y nos dice "para mí tendría que estar permitido que un tipo se acueste con una nena de cinco años", ahí sólo queda lugar para escandalizarse. No se puede debatir sobre eso. El tema es cuando uno plantea cosas que no impliquen el abuso de criaturas, sino una forma distinta de mirar una ley o un procedimiento judicial. ¿Cómo es que la reacción en el otro es idéntica?
Escandalizarse es una forma más (entre las tantas) de sacarle la voz al otro. De que no hable.
Yo la escuché, largamente la escuché. Argumentó con razón en defensa de su teoría (que de "su" no tiene nada, porque no hizo más que defender lo que la ley vigente sostiene con sus propios argumentos).
Cuando terminó su exposición, visiblemente ofuscada por tener que estar explicando cosas "básicas" de "segundo año" de facultad a un "profesional del derecho", es decir, cuando pensaba que yo me iba a ir de su despacho avergonzado de mi propia estupidez y midiendo 20 cm de altura, cerré la situación con un breve comentario: "me parece válido lo que decís. Creo que es una forma posible de pensar las cosas. Pero no creo que sea la única forma posible de hacerlo."
Me miró agotada. Me entregó un expediente y bajó la cabeza con un gesto de indignación.
Yo la entiendo: con gente así, que se le ocurre que con las palabras se pueden armar frases, y que con las frases se pueden armar pensamientos que no estén escritos en una ley, que no impliquen decir que "el derecho es lo que el derecho dice que es", con esa gente se hace difícil trabajar.
"Así no" le dice, desesperada, su cabeza. "Si no te desayunás su voz todas las mañanas, no sirve"
Nadie puede negarle lo sacrificado que fue - y es- su trabajo. Un trabajo cotidiano, de todos los días, por la conquista del otro. Todo un mérito a la persistencia.
La entiendo: a nadie le gusta ver que los resultados no son los esperados después de tanto trabajo.
Deberá reagrupar las tropas y tomar distancia. Y pensar si esa distancia es definitiva o si se trata -simplemente- de tomar carrera para que el impacto contra el otro sea mucho más potente.
De cualquier forma voy  estar preparado. Sé que -por una cuestión obvia de escalafón- estoy en inferioridad de condiciones, pero eso me entusiasma porque me obliga a hacer más rica mi estrategia de defensa.
De esa forma nos vamos conociendo. ¿Cómo reaccionamos cuando sentimos que el otro existe y que aún en condiciones desiguales de poder, es  capaz de marcarnos el territorio?
Pensé en hacer algo más que marcarle el territorio a nivel personal. Pensé en empezar a agitar una movida grupal para moverle el piso del territorio en el que ella se mueve.
Pero me doy cuenta que, por un lado, sería a mero título de venganza personal, porque la estructura judicial no es una estructura por la que me importe mucho luchar; es justamente del lugar del que algún día me gustaría emigrar. Por otro lado, no están -ni por asomo- las condiciones para crear un foco guerrillero oficinista. Tendría que ponerme a hacer un trabajo político que incluye acuerdos sostenidos con personas con las que no tengo ninguna simpatía y poca confianza (y que tampoco la tienen por mí). Tendría que hacer un gran esfuerzo por una causa que ni siquiera me interesa demasiado, por lo que dije anteriormente.
En ese punto, el trabajo psicológico del personaje en cuestión claramente resultó exitoso. Instaló -siempre jocosamente, claro- la desconfianza y el menosprecio entre los compañeros. Y cuando algunas divisiones generaron conflictos que se convirtieron en pequeños incendios burocráticos (con gritos e insultos en muchos caso, y que alguna vez me tuvieron como protagonista); ella los apantalló con su fueguito verbal.
Pero por suerte tenemos tres jueces. No uno; tres. Casi no se hablan entre ellos, y cuando miran lo que pasa a su alrededor, pareciera que piensan: "uh, menos mal que yo no estoy en el lugar de esta gente, parece que no la pasan del todo bien".
Divisiones de este mundo: entre la gente que la pasa bien y la gente que no la pasa tan bien.
Otra vez será.
Cosas que pasan y a las que hay que acostumbrarse;  como a la lluvia, o al calor intenso del verano.
Habrá más diarios de este agente judicial.








martes, 22 de octubre de 2013

FUNNY GAMES...


La salida con mis amigos de siempre con motivo del festejo de mi cumpleaños sirvió, al mismo tiempo, para mostrarme algo que no sabía de mi presente (lo que soy), con algo que había olvidado de mi pasado (lo que fui).
Lo que no sabía de mi presente -tal vez apenas lo sospechaba- es que la noche entera me está empezando a quedar grande para estar despierto. Y no tiene que ver con "cómo la estás pasando"; tiene que ver con una energía que -en pequeñas dosis- comienza a migrar. Prefiero esa palabra, prefiero migrar y no desaparecer; prefiero pensar que toda esa energía, esa vitalidad que me permitía levantarme a las 6 de la mañana, trabajar, ir a la facultad y después salir toda la noche para volver a mi casa 24 horas después de haberme ido, está redistribuida entre otras esferas de lo posible. En leer y pensar bastante; en escribir, mucho menos.
Alrededor de las 2 de la mañana (pasó el viernes con un grupo y pasó el sábado con otro) el velador que llevo entre los hombros empezó a titilar, por lo que la despedida era un hecho.
Si descubrir estas "variaciones" de energía no me incomodó en lo más mínimo, puedo decir que el hecho de que alguno de mis amigos ( ahora no puedo precisar quién) haya sacado el tema de la joda a un ex-compañero de colegio, sí me generó una leve incomodidad.
Pasó mucho tiempo: la mitad de nuestras vidas. Teníamos 16 años, y estar una semana solos en la casa de campo en Brandsen fue -sin dudas- lo más parecido al paraíso. Ahí sí que la felicidad fue algo cerrado a cualquier cosa, a cualquier elemento de la realidad que pudiera dañarla. Las fotos que guardamos lo confirman. Los recuerdos también.
Salvo el recuerdo de la joda. Y recordar esa situación -ahora de grande, incluso con varias cervezas encima, estando en un bar con dos de los protagonistas de aquél hecho presentes- no dejó de provocarme una interrogación que hacía las veces de mosquito en el campo.
¿Cómo hicimos algo así? ¿Cómo fue que armamos una situación en la que varias personas le hacían creer a una sola que el amigo que había desaparecido estaba muerto y que a nosotros también nos iban a matar?
Escuché muchas historias de bromas. A esta edad, las más frecuentes son las que pasan en las despedidas de solteros; sigo sin escuchar alguna que me parezca de la gravedad que tiene la joda en la que participe.
Al sacar el tema, pude recordar algunas cuestiones puntuales. Recordé que, cuando la joda estaba empezando, me angustié y fui al baño para estar sólo. Pensé "por favor Dios, que esto salga bien". Un pensamiento increíblemente estúpido. ¿Qué significaba que "saliera bien"? Por mi preocupación, "salir bien" era que nuestro compañero no muriera de un paro cardíaco.
No murió, claro, y en ese sentido "la joda salió bien",  es decir, no salió de forma tal para que le diera un paro; pero sí para traumarlo largamente.
Recordé también, antes de despedirnos en la puerta del bar, una discusión que yo tuve esa noche en el campo -una vez que la función había terminado y la música de los redondos sonaba de fondo- con el principal ideólogo del evento. Me alivió un poco recordar que fui uno de los primeros en increparle al grupo lo aberrante que habíamos hecho, a lo que este compañero respondió con un "no es para tanto, ahora está oscuro, pero mañana cuando sea de día va a estar tranquilo".
El ideólogo, hoy en día, no forma parte de mis amigos; aquel grupo del campo se redujo.
Hay muchas cosas por las que uno, seguramente, debería pedir perdón.
No debe haber otra cosa en mi vida por la que sienta, tan claramente, ese deber.
No debe haber otro acto por el que sienta, en forma tan clara, tan cristalina, que cometí un daño en forma totalmente gratuita, totalmente deliberada.
No puedo dejar de sorprenderme. Miro a mis amigos y no lo entiendo.
No me alcanza con que me cuenten que esta persona está bien, que  -según "Facebook"- tiene una vida perfectamente normal, que no está encerrado en un hospital psiquiátrico ni nada por el estilo.
Recuerdo una foto; la foto que le tomó el compañero "desaparecido". Todos salen riéndose mientras saludan a la cámara. Este chico no; él sale cubriéndose del flash.
Nos dijo, varios días después, que en ese momento pensó que el flash era el fogonazo de un arma que se dispara.
Existe esa foto. Existe una foto en que un grupo de amigos se ríe mientras uno -inmerso en su propio terror- piensa que lo están por fusilar.
¿Cómo fue que hicimos algo así?







 

lunes, 14 de octubre de 2013

EL TERROR DE AYER...HOY



Me responde Martín Kohan que sí, que podemos encontrarnos apenas se afinque en Bs. As.
Grata noticia la que recibo cuando abro mi correo. Me entero, a su vez, del terror que sintió por Fogwill. Al conocimiento de su terror puedo  sumar el conocimiento  del terror de Daniel Link, y -sin ir más lejos- actualizar una vez más el terror propio, para desembocar en una definición que parece irreversible: no se conocen testimonios que no evidenciaran ese tipo de sensación ante el difunto Quique.
En mi caso, aún muerto, me encuentro con la frase que abre su libro de los sueños ("Claro que vivo"), y me tiembla un poco la visión.
Claro que vive. Dado vuelta, como lo vemos en la foto, pero vive.
Y si estuviera vivo "vivo", me pregunto si hoy -cuatro años después de los mails que nos intercambiamos por su visita a la Universidad de Lomas- me podría llegar a animar a proponerle un encuentro (como sí me animé a proponérselo a Martín Kohan). Y la respuesta es cobarde como cercano ex-presidente; un rotundo "no positivo".
Sólo resta esperar que, algún día, dentro de varios años, aún en vida, aún siendo capaz de jugar a la pelota y meter algún gol picándola, pueda abrir otra vez los pichiciegos, o los libros de la guerra y decir "ahora sí, ahora sí no estoy tan indefenso, ahora sí vos seguís vivo pero yo no estoy más muerto".
Mientras tanto, mientras Quique puede darse el lujo de descansar en paz, por mi parte, la paz debe ser postergada hasta el infinito, por lo que sólo puedo trabajar.
Y, cuando trabajo "de verdad", tratar de pelear contra todos.







miércoles, 9 de octubre de 2013

EL CAMPO EN LA CIUDAD...




ENTREVISTA A PILAR CALVEIRO EN PÁGINA 12.

La revisión crítica de algunas experiencias armadas que propicia Pilar Calveiro no iguala culpas ni señala demonios dobles. Cuando escribió Política y/o violencia, allá por los años noventa, texto fundamental que abrió el campo de la discusión sobre la década del setenta, intentó no quedar atrapada en los horrores del terrorismo de Estado que ella padeció –en los centros clandestinos por los que pasó, como Mansión Seré o la ESMA, hasta que pudo exiliarse primero en España y luego en México– ni en la innegable responsabilidad militar. Evitó demonizar la política y a sus protagonistas de entonces, tratando de reflexionar sobre las concepciones y prácticas que, por aquellos años, vincularon de manera desafortunada la acción política con la violencia. “Tal vez uno de los asuntos pendientes de mayor significación sea volver a pensar, después del miedo, cuáles son las formas legítimas o ilegítimas de la violencia –sea estatal o resistente–, cuáles deben ser sus autorrestricciones y, en especial, cómo articular ética y política en la Argentina actual, en nuestra América, en este mundo global en el que todo parece haber cambiado menos la injusticia”, plantea la politóloga en el posfacio de la reedición ampliada del libro, publicado ahora por Siglo XXI.

“Cuando uno ha sido o es un actor político, está obligado a dar cuenta de lo actuado”, subraya Calveiro a Página/12. “Me parece importante procesar esa experiencia, ver qué es lo que ha significado, y poder dejar algo más elaborado. Una postura ética en la política implica poner sobre la mesa la crítica de lo propio, no sólo de los otros. Así como ha sido importante la práctica del escrache, que es poner en evidencia al otro, yo hablo de autoescrache, de exhibirse en términos de la práctica política anterior. Hay que poner sobre la mesa las dificultades y los errores de lo actuado por uno mismo. Hay quienes lo hacen y quienes no lo pueden hacer.”

–En el libro advierte que el rescate de la militancia política para su imitación, que la exaltación de vidas “heroicas” que no están sujetas a crítica, además de impedir el análisis, la valoración de aciertos y errores, es otra forma de la sustracción de la política. Como lo escribió en los ’90 y lo publicó por primera vez en 2005, ¿cree que se ha recuperado la dimensión política para analizar los ’70?

–En Argentina hay una recuperación muy importante de la política y de la participación política como algo deseable para los jóvenes, cosa que no ocurre en muchos lugares. Todos los movimientos políticos tratan de encontrar las líneas que los conectan con el pasado inmediato, y a veces con el pasado lejano. Los relatos heroicos tienden a un congelamiento que dificulta el uso efectivamente político de una experiencia que todavía está muy presente, muy viva. Hay una enorme necesidad, cada vez más clara, de mirar críticamente el pasado reciente para volver a plantear grandes ejes: cómo pensar hoy la relación entre política y violencia, cómo pensar hoy la relación entre política y ética. Qué es lo que nos reclama el momento actual en estos dos sentidos. Es ahí donde hay que poner el acento; por eso tiene sentido la reedición del libro, porque está pensando desde estos ejes.

–Un gran interrogante es cuánta violencia se puede admitir, cuál sería el punto de equilibrio para las nuevas formas de resistencia, que a veces requieren del uso de la violencia para luego pasar a una etapa de centralidad de la palabra y la argumentación.

–Una mirada no violenta de la política es una mirada falsa. Y sin embargo, creo que en la política hay distintas violencias. El Estado como institución central de la política tiene un núcleo violento, aun en el ejercicio del derecho hay un núcleo violento. Cuando se habla de una política no violenta, se crea la ilusión de que no hay violencia; por eso es importante poner sobre la mesa esa violencia que no se puede soslayar. De manera que cuando hablamos de las prácticas de resistencia, las resistencias tienen que vérselas con esa violencia. El Estado suele ser ciego, sordo y mudo, si no hay prácticas que lo obliguen a mirar. En muchos casos se apela a formas de la violencia para visibilizar un fenómeno o un grupo social que no está siendo visibilizado. Pero estas violencias resistentes no intentan rebasar la violencia estatal, sino que intentan detenerla. Y aquí hay una diferencia fundamental con las prácticas políticas de la guerrilla de los años ’70, que trataban de rebasar la violencia estatal para tomar el aparato del Estado. Las violencias resistentes utilizan formas de la violencia para detener la violencia estatal y abrir otra cosa. De aquellas experiencias de los ’70 hay unos aprendizajes de los dos lados. Hay, aunque parezca raro, la posibilidad de autorrestricción de la violencia de los dos lados. En un gobierno como el actual vemos una autorrestricción de la violencia, una decisión explícita de enfrentar los reclamos y las demandas sociales sin reprimir. Las resistencias también se plantean la autorrestricción, utilizan formas que obligan a la visibilización pero no a un escalamiento de la violencia.

–A partir de la globalización de ciertos fenómenos, ¿se podría afirmar que la violencia hoy es mayor que en la década del ’70? ¿La guerra contra el “terrorismo” o contra el crimen organizado no termina resultando una escalada al extremo de la violencia?

–Son violencias diferentes. Y sin embargo no es posible decir que ha habido una disminución de la violencia. En el mundo bipolar la violencia fue extraordinaria. En el mundo actual, en la globalización, la guerra terrorista lo que propicia son víctimas civiles. La lucha contra el crimen también; estamos hablando de decenas de miles de muertos en distintos países, que son siempre los sectores socialmente más frágiles. Pero aun así estamos olvidando una de las violencias más terribles de la globalización, que es la que opera contra la población que podríamos llamar abandonada: pueblos originarios, migrantes llamados ilegales, que son objeto de una violencia extraordinaria de la que nadie da cuenta y que, desde mi punto de vista, son las poblaciones más cercanas a eso que (Giorgio) Agamben llamó “nuda vida”. Tenemos formas distintas de operación de la violencia; hay unas directas, que son estatales; otras violencias que son público-privadas porque están ejercidas por redes mafiosas protegidas por fracciones del Estado. Y tenemos también la violencia que sufren las poblaciones abandonadas a su suerte, que son diezmadas de distintas maneras. Tenemos una violencia muy marcada, pero que aparece desplazada del centro de atención. Se crea la ficción de un mundo menos violento y creo que ciertamente no es así.

–En México hay desaparecidos por el narcotráfico, mujeres que buscan a sus hijos; en varios países de Latinoamérica hay desapariciones de mujeres y niños en manos de redes de trata y del crimen organizado. ¿Se puede hablar hoy también de un “poder desaparecedor”?

–El fenómeno de la desaparición forzada de personas no ha concluido. Lo que tenemos ahora es esta asociación entre redes legales e ilegales, entre lo público y lo privado, donde el Estado protege redes ilegales que se dedican al tráfico de personas, que no es otra cosa que la desaparición forzada. Que en algunos casos termina con la eliminación, y en otros tiene que ver con el trabajo esclavo, la trata. La desaparición forzada es un fenómeno actuante que se ha reciclado según las nuevas coordenadas de organización del poder global. Y hay que prestarle mucha atención.

–La preocupación actual por la seguridad como tema, el hecho de alentar ciertos temores y clamar por un orden, ¿es un modo de sustraer o eliminar lo político?

–Sí. Tiendo a pensar los ’70 como una década bisagra, en el sentido de que las prácticas de desaparición forzada que se realizaron estaban ligadas a la doctrina de seguridad nacional. Sin embargo, la asociación de lo público y lo privado, lo ilegal y lo ilegal, la encontramos ya en los ’70. Y algunas formas de ejercicio de lo represivo, pensado principalmente no sólo como aislamiento de unos sujetos en relación con otros, sino como aislamiento en términos sensoriales. Por eso es importante esta memoria sobre los ’70. Al mismo tiempo que nos da elementos para pensar el presente, también desde el presente repensamos el sentido de aquello vivido en los ’70. De pronto le encontramos una densidad y una proyección que tal vez en los ‘80 no veíamos todavía claramente. Ni en los ’90. El tema de la seguridad es fundamental porque en las sociedades actuales el fenómeno del miedo se utiliza como forma de control y disciplinamiento social. Hay muchos miedos asociados con la inseguridad económica y social del modelo que se ha impuesto. Miedos que tienen que ver con fenómenos del orden de lo natural o de la salud, las pestes; la amenaza de una extinción de la humanidad por desastres. Y todo eso junto con la cuestión de los miedos vinculados con violencias o inseguridades internas y externas de los estados, que se tiende a concentrar. Por un lado se despolitizan los miedos, como si esos miedos no tuvieran sentidos políticos muy específicos, y se los focaliza en una demanda de seguridad que es de carácter principalmente penal. Que tiene que ver con un punitivismo penal; entonces el delincuente es la gran amenaza de la sociedad y se propician políticas de seguridad que lo que hacen es sustraer lo político que existe en cada una de esas formas de inseguridad. O sea lo político que existe en la inseguridad de lo laboral, de lo social; lo político que existe en los desastres naturales; lo político que existe en la inseguridad del crimen organizado con las instancias estatales. Hay una sustracción de lo político y una presentación del fenómeno como un fenómeno policial ligado con la punición.

–Si en la década del ’70 el peligro estaba focalizado en el guerrillero, en el “subversivo”, a partir de la década del ’90 pasa a ser el delincuente…

–Es el delincuente, es el migrante, es el terrorista… Según cuál sea la sociedad es el peligro. Para la población estadounidense y la europea, los terroristas son el peligro; permanentemente hay una amenaza terrorista por la cual se siembra el miedo. El otro peligro son los migrantes ilegales, que son los que traen la droga y el crimen a sociedades supuestamente exentas de estos fenómenos. En otras sociedades, el peligro es el delincuente, que siempre está asociado con el pobre, el excluido. En todas las sociedades hay un peligro frente al cual hay que desplegar políticas de seguridad que son principalmente punitivas.

–Cuesta erradicar esa visión de la política donde siempre hay un peligro o un enemigo, ¿no?, sin caer en la trampa del imaginario despolitizado de la política como un ámbito en que no hay confrontación, en que todos están unidos…

–La mirada bélica es una mirada siempre ligada con una perspectiva autoritaria. La globalización es profundamente autoritaria, aunque tenga un discurso que pretende no serlo y haya un rescate del individuo. Pero es un individuo aislado, despolitizado, retraído al ámbito de lo privado, rasgos muy propios de los modelos autoritarios. La construcción de escenarios bélicos propicia la centralidad del uso de la fuerza y se arraiga en modelos de carácter autoritario. Cuanto más democráticas son las sociedades en la práctica, más eluden la mirada bélica y del otro como enemigo. Y se abren a miradas de corte más plural, en donde por supuesto no desaparecen el conflicto y la confrontación. Puedo disputar el poder político con toda la pasión del mundo, pero no necesito eliminar al otro. Esta es la clave. En cambio, cuando trazo un escenario bélico, el otro es un enemigo y tengo que eliminarlo.

domingo, 6 de octubre de 2013

ICH WILL...





Del mismo modo en que no puedo dejar de pensar "Entre los Muros" sin pensar -en forma simultánea- en "Elefante", no puedo dejar de pensar en "La Ola" como el lado B de "Pendejos", la película experimental de Perrone. Es verdad: las vi en la misma semana, por lo que la comparación resulta prácticamente inevitable.
Todas tienen en común que sus protagonistas son adolescentes. Todas, desde diferentes enfoques, intentan problematizar esa etapa de la vida (ya de por sí bastante problematizada).
La película alemana es interesante en su planteo (la idea de que -en el siglo XXI- es posible el surgimiento de algún tipo de colectivo que busque emular al nazismo) e impactante en su resolución final, aunque pierde un poco de verosimilitud en el hecho de que sólo transcurre una semana entre el inicio del "proyecto" y su desenlace fatal.
Lo de Perrone, en cambio, es un desafío brutal para el espectador. Su película genera estados de lo más diversos. En casi tres horas, uno va y viene entre la curiosidad, el aburrimiento vuelto hastío, y -finalmente- un sentimiento liberador. Al salir de la sala se tiene -o por lo menos yo tuve- la impresión de haber atravesado una experiencia absolutamente necesaria. Si el arte no debe ser "mero entretenimiento", Perrone acepta el desafío y lo lleva hasta el límite. La incomodidad (¿el sufrimiento?) que genera su película es el que se debe asimilar si se busca algún tipo de expansión intelectual (si el arte no está para eso, para qué está?).
Los que permanecimos esa noche en la sala, entonces, debimos asimilar  una película  en la que, en su extensísima duración- no se escuchaba una sola voz humana. Ni una. Los poquísimos diálogos eran subtitulados, mientras escuchábamos de fondo una mezcla de cumbia con ópera. Así tres horas.
La experimentación con la "ausencia" de voz humana está clara. La metáfora de que esos chicos crecen en un mundo sin voz, también.
Lo que cada espectador pudo experimentar es una pregunta interesantísima que deja planteado el film: ¿cuánto tiempo podemos soportar sin escuchar una sola voz humana?
Pensemos en nuestra vida cotidiana. Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, son escasos los momentos en los que no escuchamos una voz. La única situación sostenida en la que sucede tal situación es en los casos de los lectores entrenados a leer en la soledad más absoluta (sin siquiera una radio de fondo).
 Los que quedamos en el cine -muchos para mi sorpresa- aceptamos el desafío del director. Y salimos "lastimados" pero -a la vez- airosos. Tomamos la película como un combate del que no podíamos bajarnos. Y es que, como dijo el santo padre en alguna vieja canción, "el que abandona, no tiene premio"


martes, 1 de octubre de 2013

CONFORT Y MÚSICA PARA SOÑAR: CLARO QUE VIVE...




DEL LIBRO:  "FOGWILL, LA GRAN VENTANA DE LOS SUEÑOS"

Claro que vivo. Pero esto es provisorio. Permanente es lo que no vivo. Se dice: "ay...si uno pudiera! Pero no. No pudiera, uno. Y aunque pudiese, uno jamás podría. Y si alguien sí, nos duele. O huele mal. Siempre duelen o huelen mal los poderes del otro. ¿ Y el poder de uno? Envíen a alguien ya mismo a buscarlo y verán que poder es más o menos fácil: se puede lo posible. Lo difícil es poder poder, poder hasta que se pueda poder lo que no se puede. Mas no se da. El resto es silencio.

A eso se llama vivir, o haber vivido, pendiente de un olvido. Es natural ahora, cuando el olvido roe las neuronas, pero aún recuerdo que aquella vez, hace casi cuarenta años, soñé y olvidé y desde entonces pienso que el grueso de la memoria se compone de cosas negras hechas de puro olvido. La memoria está llena de olvido, vacía de sí, llena de olvido, casi hecha de puro olvido.

La idea, entonces, era recordar los sueños. Durante un tiempo me propuse recordarlos, es decir, olvidar el menor número posible de ellos.

Es cierto que me gustó la palabra "ventana" y después de elegirla veo que alude a una ventana rara, que no se abre a ninguna parte. Es decir, se abre al sueño: pura imagen y tiempo que no suceden en lugar alguno. Y que ahora, malamente, se reproducen sobre papel como simulando una obra.

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"Sueños de mar"

Sueños de mar. La mayoría de ellos se resuelve en una navegación en solitario. Son sueños frecuentes desde hace más de cuarenta años y que han venido a reemplazar a los sueños de natación, también en solitario, muy frecuentes en mi infancia.
Dos de los cuatro psicoanalistas que escucharon mis relatos entre 1965 y 1982 coincidieron en interpretar las escenas de navegación solitaria como representaciones de la masturbación. Ninguno de ellos conocía de náutica ni el nombre que en competencias de mar se da a las regatas en solitario: single-handed. Ahora lo sabrán y verán en esto corroborada su perspicacia.
Pero la coincidencia no me corrobora nada. Aprendí más sobre mis sueños de mar compilando una colección de grandes poemas de mar -Perse, Rimbaud, Homero, Pessoa, Mallarmé, Viel, yo mismo- que rumiando aquellas interpretaciones puntuales.
Por lo demás, los sueños de mar y la masturbación han tenido con los años una evolución inversa: más sencillos y gozosos unos; más complicada y menos placentera la otra. Y en cuanto al psicoanálisis, sin duda fue una escuela de sueños. Pensar e imaginar durante el sueño a veces enriquece sus contenidos, otras los estropea. Pero cuando se ha abandonado cualquier propósito de conocimiento o de cura, interesa más el goce del sueño que la producción de muestras para las biopsias del alma o del deseo.
Y nunca pude concebir forma alguna del goce que no integre los indispensables ejercicios de imaginar y de pensar. Lo mismo ocurre con escribir. Llamo a esto escribir.

"Retornos"

Los sueños del retorno al colegio, a la infancia o a la universidad son frecuentes. No paso un año sin registrar alguna variante de este género. Me cuentan que lo mismo les ocurre a quienes tuvieron la experiencia del servicio militar obligatorio, y siempre, en sueños, vuelven a convocarlos una y otra vez.
Como ellos, no son sueños que evocan acontecimientos pasados. Ocurren en el presente, y el que sueña es uno mismo que, en el presente, por alguna razón, debe repetir una experiencia pasada. En mi caso, las causas del retorno son escenas de sueños de terror administrativo: son el extravío de un certificado, o el descubrimiento de un trámite mal realizado los que me obligan a repetir un tramo de mi carrera.
Los sueños de retorno son, sin excepciones, sueños sobre instituciones. Muchos sueños se escenifican en ámbitos naturales o artificiales, cuyas autoridades, reglas y límites espaciales se ignoran y tampoco son pertinentes en la historia que se sueña o se vive en el sueño. Pero por lo que conozco de mis sueños y de otros sueños narrados, los de retorno siempre devuelven al que sueña a un espacio institucional, claramente pautado.
En los sueños, a los espacios naturales, estelares, marinos y andinos se llega. A los espacios institucionales se pertenece o se retorna.

"Fisiología"

No recuerdo haberme meado ni cagado en la cama. Son accidentes que vale la pena contemplar porque, a mi edad, tal vez prefiguren el futuro cercano. Recuerdo muy pocos orgasmos y eyaculaciones en sueños. Mis sueños eróticos, si son realmente apasionados o deleitosos, siempre sucumben por despertarme con su convite a una masturbación consciente y demorada. Esto me ha causado conflictos con algunas parejas que interpretaron mi conducta como una ofensa, o una agresión: personas inteligentes que fueron capaces de ofenderse por el contenido de los sueños del otro, o por el uso que uno hizo de ellos.
La ventaja de olvidar los sueños es sustraerlos definitivamente del ridículo de su circulación social. Pero tal vez los sueños sean lo social en estado puro. En los diarios de Kafka sus sueños parecen calculados relatos, en cambio sus relatos, y los bocetos de relatos que intercala en sus doce cuadernos y sus cuatro diarios de viaje, están colmados de escenas de sueños que nunca confesó. Reconozco en su relato de los ocho hermanitos un sueño que pudo haberme sucedido a mi. Lo mismo ocurre con el sueño del combate con el padre, en la ventana. Tiene la misma estructura emocional que mi sueño de combate doméstico con un gato, o un perro, que a su vez repite la forma del sueño de mi combate con el niño gigante.

"Calvicie"

En el sueño quedaba calvo. Sentía que un aire helado rozaba mi cabeza desnuda y me dio risa penar que finalmente había quedado calvo. En el espejo del baño, vi la cara de mi padre, sin pelo. Mi padre tampoco fue calvo. La sensación de reír se tonó en agradecimiento (¡al sueño!) por haber reencontrado a mi padre. Luego, despierto, seguí rememorando la imagen de mi padre en el espejo y con ella presente pensé en la genética humana. Se me hacía evidente que la calvicie mutila un carácter sexual secundario del hombre, y que el programa de la especie ha previsto que las características que hacen atractivo sexualmente al varón se pierdan en el momento en que la degradación de sus cromosomas lo hacen inepto para generar hijos con un buen patrimonio genético, como el que en mi familia se atribuía a mi padre.
En el resumen cifrado del sueño estaba subrayada la expresión "buenas piernas". Por entonces estaba convencido de que la pasión que me impulsa a buscar mujeres de piernas largas y ágiles es resultado de una mandado de la especie que orienta a fecundar a las más aptas para el cuidado y la crianza de los niños en las etapas de nomadismo, como las que, a veces pienso, están en vísperas de reaparecer.

"La música"

La música es la única de las artes que no parece manifestarse en los sueños. No se sueñan músicas. Al parecer los músicos suelen soñar respuestas a problemas musicales. Alguien dice haber compuesto una fuga en sueños, pero no hay testimonios de músicos y melómanos que hayan escuchado en sus sueños una melodía ni un ritmo. Seguiremos buscando.
Mientras, abundan escritores que sueñan un relato (claro: todos los sueños acaban siendo relatos...), pintores que descubren una imagen o una perspectiva y una coloración inesperada en sus sueños, y algo semejante ocurre con escultores, arquitectos, y, por supuesto, más que ellos, entre creadores de cine. Yo, que padezco una proverbial ceguera plástica, he soñado organizaciones escultóricas, arquitectónicas y coreográficas. Supongo que un artista de tales campos encontraría en sueños semejantes buena materia para trabajar, o para juzgar el trabajo de la mente sobre sus sueños.
¿Por qué siempre hay sonidos y nunca música en los sueños...?