sábado, 30 de julio de 2016

LAS DOS CARAS DE LA MISMA MONEDA...


"CAPITAL AMÈRICA" Por Fabiàn Casas para Perfil
Hace poco, en el subte, un chico le decía a otro: “Steve Jobs es el Che Guevara de los caretas”. Sin dudas, muchas cosas de la inteligencia artificial han mejorado nuestras vidas. Pensemos en los avances de los estudios médicos. Pero, por lo general, hay que tener plata para pagarlos. Y confundir a Steve Jobs con alguien que puso su vida al servicio de los demás es demasiado ingenuo.
Supongo que en un futuro vamos a poder manejar las pantallas de los teléfonos con la vista; por ahora lo hacemos con el dedo índice. En breve vamos a producir una nueva enfermedad: el cáncer de dedo. Una enfermedad, decía Montaigne, es primero una enfermedad del alma. Y el capitalismo, seguro de sí mismo, juguetón, no para nunca.
En nuestro país los pobres se multiplican sin parar, no se pueden pagar los impuestos a necesidades elementales como el gas, la luz y la vivienda digna. La inflación sube como la espumita de la cerveza, pero el capitalismo que nos gobierna se preocupa porque un capitalista que hace chistes se burle de él en la televisión capitalista.
Como son hermanos de la misma causa, deciden juntarse para zanjar la cuestión, durante una hora, distendidos, mientras la gente espera su turno en las salas de espera atiborradas de los hospitales públicos.
Como corolario de la reunión, emiten un comunicado por Snapchat donde las caras de ambos se mezclan, ya que son el mismo rostro que todos conocemos: el del Capital América.

LO REAL...

 

"CONSTRUIR LA HISTORIA" Por Rafael Spregelburd para Perfil

Hace ya 13 años, en una conferencia sobre teatro en Viena, me pidieron que –como sobreviviente, como argentino, como dramaturgo– participara de un foro en el que se nos hacía una sola pregunta: ¿qué es real?
En aquella ocasión –de la que participaban también un georgiano y un palestino, que faltó a la cita porque adujo que su país ya no existía– yo intenté demostrar la condición primera de lo “real” en nuestro país: el efecto Rasti. O la construcción mediática sobre la base de ladrillitos ya prefabricados, cuyo uso y sentido es olvidado para poder fabricar la forma de la noticia como nueva, como tal.
Hoy no puedo evitar recordar esa conferencia, que terminaba mostrando al público vienés un patacón y explicando que ya ni siquiera el dinero (representación universal de la riqueza) era totalmente operativo en nuestra sociedad, que había llegado a “la representación de la representación”, en la que una fotocopia de patacón valía para el taxista que te la aceptaba igual lo mismo que el propio patacón, que era una pálida promesa de saldo de deuda para con el pueblo.
La noticia del abigeato rutero y faenamiento instantáneo de vacas en Santa Fe se repite ahora en los medios. Es parte de un guión. Es posible que en el pasado a nadie se le ocurriera dudar de las noticias ya que no eran una construcción sino una presentación de datos fácticos. Ahora sólo resultan creíbles las noticias de opinión: allí está lo que cada uno piensa y eso es real. Las de datos fácticos han pasado a llamarse “operaciones”. La novedad de las vacas carneadas se repite en Clarín casi calcada de una noticia de mayo en Añatuya y de aquella otra, inaugural, de 2002. El guión no es ni verdadero ni falso, probablemente este cuatrerismo de bolsillo, sangriento y espantoso, ocurra todo el tiempo, pero sólo se vuelve noticia cuando hay intereses que deciden levantarla como ejemplo para o a fin de motivar alguna opinión. O alguna cosa. Sólo nos queda esperar a ver qué cosa.

domingo, 24 de julio de 2016

EL CAMBIO





"No es novedad que la mujer es mas simple y positiva en las cosas relacionadas con el amor. No hay dudas. Tampoco hay dudas en que el hombre, en su afán de no competir frontalmente con la mujer en lo que se refiere al amor, huye hacia otros terrenos no relacionados con lo afectivo, y paso a explicar.
El hombre, y me refiero al varón en general, ha inventado el avión,  los barcos, las computadoras, la televisión, el automóvil, el submarino, la bomba atómica, todo, absolutamente todo, fue inventado por el hombre (varón), como también juegos y deportes. Observemos muy bien. El hombre ha creado un mundo de actividades, todas alejadas de lo afectivo, con un detalle extremadamente útil. Ha conseguido  hacer entrar en esta variante a la mujer en una forma irreversible. Esta no se ha dado cuenta de que ha sido obligada a introducirse en una sociedad creada e impuesta por el hombre. Ya no hay salida para la mujer por màs que recurra al feminismo màs despiadado. No le sirve para nada. El hombre ha conseguido, con lo técnico, distraer a la mujer en su esencia natural y humana tan propia de ella, y de esa forma cubrir con un manto las marcadas falencias (del hombre).
La trampa tendida por el hombre ha dado sus resultados, ya que la mujer exige compartir las decisiones del mundo, pero lo hace dentro del modelo impuesto por el hombre. La mujer trata de liberarse. ¿De quién? ¿Para ir hacia dónde? La sociedad ya està hecha asì. Sugiero que la mujer se adapte a ella o de lo contrario la cambie, cosa que creo imposible" 


JUAN JOSÈ BECERRA: "EL ESPECTÀCULO DEL TIEMPO"

sábado, 16 de julio de 2016

FUTURO POR PASADO...



"Macri lo hizo" por Daniel Link para Perfil

No hace falta imaginar el delirio y la exageración de los festejos por el Bicentenario que el régimen anterior nos hubiera deparado: Boudou repartiendo billetes conmemorativos desde una camioneta, pastelitos de dulce de membrillo arrojados desde el obelisco por las huestes de De Vido, una telenovela de carácter histórico en cadena nacional protagonizada por Andrea del Boca, mil bailarines de malambo sacando chispas en las avenidas de la ciudad de Buenos Aires, invocaciones huecas a la Patria Bolivariana y denuestos hipócritas contra los Estados Unidos. Latrocinio y Fiesta: lo que tanto nos divirtió durante la década pesada. Sencillamente interrogo lo que vimos por televisión.


¿Quién podía invitar a los festejos del Bicentenario al Rey Emérito de España, cruel cazador de elefantes? Macri lo hizo.


¿Quién podía recibir al penúltimo representante de la casa de Borbón-Anjou, la dinastía que reemplazó a los Austrias y que transformó las dependencias americanas de reinos relativamente autónomos en colonias totalmente dependientes de la Metrópoli, excluyendo de la administración a los criollos, creando un nuevo virreinato (el del Río de la Plata, en 1776) para mejor controlar el comercio y estableciendo el cargo de Intendente para reforzar el control social de las colonias? Macri lo hizo.


¿Quién podía incluir en los festejos del bicentenario argentino a la banda militar del Reino de España, que graciosamente sopló los vientos de la Marcha Imperial de Star Wars (¿a quién no se le heló la sangre?) y, como si eso fuera poco, finalizó su intervención con “Que viva España”? Macri lo hizo.


La falta de sentido histórico (en relación con el pasado, pero también con el futuro) de las celebraciones fue tan evidente que casi no tiene sentido subrayarlo. Mejor es subrayar que hacía frío, y que ya tenemos las cuentas de electricidad y de gas para saber cómo es el comienzo de nuestra tercera centuria.

sábado, 9 de julio de 2016

A 200 AÑOS LUZ...



 

"QUÈ NOS PASÒ?" Por Daniel Link para Perfil

La otro noche la vi a Chiche en una de las aburridísimas reuniones de mi amigo Santiago, donde siempre se habla de política en términos que en poco y nada contribuyen a pensar el futuro de la Patria, asunto particularmente importante en un día como hoy, en el que deberíamos estar celebrando algo así como la Independencia, pero en el que nos encontramos, en cambio, en uno de los momentos más bajos de nuestra historia cívica (para momentos oscuros, seguimos teniendo a la dictadura cívico-militar como pozo sin fin de abominaciones). Vuelvo a Chiche, a quien me cuesta seguir muchas veces. En un momento la escuché quejarse de aquellos que entorpecen al Gobierno impidiéndole, cito textualmente, “la gestión de los bienes y de la vida”.
Lo que yo puedo decir sobre el asunto es muy sabido: para lo único que serviría un “buen gobierno” es para promover (a través de la educación) que cada uno gestione su propia vida, es decir, para que alcance la soberanía sobre sí. Pero es difícil explicarle a Chiche, que siempre se negó a leer a Foucault y a Agamben pese a mis persistentes recomendaciones, que la administración de lo viviente es uno de los aspectos más sombríos de la biopolítica actual. Que el Estado decida sobre estas cuestiones tan delicadas ya es bastante escandaloso, que mi querida Chiche pretenda que no lo obstaculicen en esa misión fascistoide es para protestar en alta voz, pero lo que más desasosiego causa es que ninguno de sus interlocutores, esa noche, haya insinuado que encomendar la totalidad de lo viviente a la vigilancia del Estado es resignar toda hipótesis emancipatoria y aniquilar todo deseo y todo proyecto de felicidad: resignarse al contentamiento.
Contentarse es el tono de este Bicentenario que no nos encuentra más independientes de la Metrópolis (Telefónica, Real Academia Española, el Imperio Británico, etc.), sino acaso más sabios en lo que nuestra dependencia implica y más pesimistas en cuanto a nuestro futuro.
Es como si nos hubiéramos quedado sin deseos de emancipación (sin hipótesis de felicidad comunitaria) y sólo nos correspondiera la esperanza vaga de una vaga ilusión: la crisis global del capitalismo o una catástrofe natural como únicas salidas posibles a este momento de desasosiego, como únicos desencadenantes de las potencias de la imaginación que, lo sabemos, nos habitan como el alma inmortal latinoamericana. ¿Qué nos pasó? ¿Por qué los latinoamericanos no pudimos dotarnos, en estos doscientos años, de las herramientas necesarias para afianzar los proyectos de los padres de nuestras patrias? Culpar exclusivamente al Imperio sería casi tan necio como culpar a las palabras (el carácter heteropatriarcal de nuestros fundamentos). Atrás de esas verdades (Imperio, capitalismo y patriarcado) están nuestros sueños dañados y nuestro conformismo.