domingo, 27 de septiembre de 2020

LAS MUJERES, LOS HOMBRES Y LAS COSAS

 


Confieso que al ver la imagen del diputado con su pareja si hay algo que no encuentro es una situación de violencia de género. Y digo "confieso" porque toda confesión supone un costo. El costo, en este caso, es el de no ver lo que, desde algunos sectores, parece tan evidente: que se violenta a la mujer, que se la pone en lugar de objeto. Decir que a una mujer "se la pone" en un lugar es ya referirse a ella como un objeto. 

La idea de que una mujer adulta le pueda decir a otra mujer adulta de qué forma se cosifica implica un reverso por demás particular: le debería indicar de qué manera se debe "descosificar", es decir, de qué manera debería "subjetivarse" en tanto que mujer.  

No sería mas adecuado aceptar  que ahí hay una forma de "subjetivarse" posible, una de las tantas en las que la subjetividad femenina puede anclar?

Se me actualiza en estos momentos la respuesta que dio Beatriz Sarlo cuando, en una entrevista, le preguntaron sobre sus reparos respecto al feminismo: "no me interesa cambiar una iglesia por otra" dijo.

A esos reparos se pueden sumar los que, nos dice Jorge Alemán, tiene el psicoanálisis: los seres humanos por igual, sin importar su género y edad, están atravesados por la opacidad del lenguaje, el sexo, el goce (o la ausencia del mismo) en todas sus formas y, finalmente, la muerte. Y que en este canto de sirenas que es la vida no podemos acceder a una subjetividad plena, a un sujeto totalmente esclarecido a sí mismo. 

 Esto no quiere decir que no se puedan postular cambios sociales, como los que impulsa el feminismo; sino que implica ciertos reparos que uno no encuentra cuando una mujer adulta le dice a otra mujer adulta "vos estás siendo cosificada". 

Quizá la lucha más adecuada no sea la de postular "una mujer" y considerar que la mujer que no cuadra en ese ideal simplemente es un objeto bajo el pulgar de los hombres. Tal vez la lucha sea por instalar definitivamente la idea de que nacer hombre o mujer no implica, en sí mismo, la atribución obligatoria de ningún rol social o familiar sino ,simplemente, el acceso a un mundo en el que deberían tener los mismos derechos y obligaciones y la mismas posibilidades.

 Quizá allí, en el modelo de mujer que no gusta, también hay una subjetividad ; simplemente una diferente. 

La lucha, en todo caso, es siempre una lucha por la libertad. Pero por una libertad real. Sarlo otra vez: " no me interesa cambiar una iglesia por otra"


miércoles, 16 de septiembre de 2020

LA EDUCACIÓN SENTIMENTAL...

 



No es "Matrix". No es "Terminator". No es "El padrino". No es "Volver al futuro". No es "Batman". No es "El señor de los anillos". No es "Indiana Jones". No es "Star Wars". No es "Rocky". No es "Alien". No es "El planeta de los simios". No es "Jurassic Park". No es "Misión imposible". Y no es "Harry Potter"

Es, para mí, la que entra casi pidiendo permiso entre las sagas memorables de la historia del cine. Es la trilogía Antes del Amanecer/ Atardecer/Anochecer la que, hecha con muy pocos billetes y mucha cabeza (y mucho tiempo), barre con todos los tanques del entretenimiento que enumeré anteriormente.
2 actores para dar forma a 3 películas (en 3 ciudades) a lo largo de 18 años y generar, increíblemente, un tratado silencioso de educación sentimental sobre el tiempo y la distancia. Y la comprobación de que estaba equivocado: el género romántico no tiene que ser necesariamente estúpido.
Y un vals.

sábado, 12 de septiembre de 2020

LOS UNOS Y LOS OTROS...

 La CGT condenó «el exceso» del reclamo policial | Diario La Provincia

Algunas consideraciones sobre el conflicto policial de estos días:

1) Desde cierto imaginario progresista resulta sumamente incómodo pensar en serio a la figura del policía. Por las dudas conviene decir que "un trabajador nunca puede ser considerado como tal si se dedica a reprimir el reclamo legítimo de otro trabajador". O cosas por el estilo que buscan simplificar el tema y transmitir paz a sus conciencias. ¿Qué fue lo que pasó el otro día desde esta concepción?: algo que debe ser atendido muy muy a regañadientes...: cómo reconocer derechos al que ejerce la brutalidad como cosa cotidiana?
Y ahí terminan el asunto, cuando la realidad es que el asunto, al decir eso, no se termina para nada. Por una simple razón: no tocan, aunque les moleste, a la realidad. Sirven para vivir en el país de Alicia; no acá.
Enojarse porque existe la policía es enojarse con que al día le siga la noche. No tiene sentido enojarse con el paso del tiempo; sí tiene sentido enojarse con lo que uno hace o deja de hacer asumiendo que el tiempo existe. Y sí tiene sentido enojarse con los manejos brutales que existen dentro de la policía; no con su existencia.
Se puede ser perfectamente un trabajador y reprimir a otro trabajador. Y al mismo tiempo se puede reprimir a un trabajador y al día siguiente, en otro contexto, evitar que le roben el sueldo.Como también se puede ser docente y votar a Macri. Así de complejas y contradictorias pueden ser la cosas.
Si la policía es "el Estado", hay que decir que, salvo que uno asuma una postura marxista en la cual debe ser abolido porque sólo sirve para representar los intereses de la clase burguesa, el Estado no es una única cosa completamente homogénea e idéntica a sí misma según pasa el tiempo.

2) Saliendo del imaginario progresista en el que la policía simplemente debería "no existir" por que sólo puede existir en términos de monstruosidad (al igual que la iglesia), hay que decir lo evidente que marca el mundo en que vivimos: los policías son trabajadores (tanto es así que si un policía sufre un accidente desde que sale de su casa para ir a cumplir con sus funciones hasta que regresa a la misma, la causa judicial por ese accidente tramita ante un Tribunal de Trabajo.)

3) Son trabajadores y brindan un servicio esencial. La seguridad (como la salud o el acceso a la justicia), es un servicio básico que debe brindar el Estado. El punto problemático es que, a a diferencia de los demás trabajadores estatales que brindan prestaciones elementales, la policía es la que ejerce el uso legítimo de la violencia. ¿Se debe permitir el reclamo en forma organizada de trabajadores legalmente armados?
En países europeos (España o Francia por ejemplo) están sindicalizados. . Se difiere a si esa sindicalización les da derecho a ejercer la huelga (derecho básico universal que tienen los trabajadores para reclamar por sus derechos). En América Latina, por nuestro historial de golpes de Estado que atraviesan el siglo XX,, resulta más complejo el tema.

4) En nuestro país predomina la postura de que no se debe sindicalizar la fuerza policial, Está claro que una "huelga armada" está impregnada de un olor a extorsión que resulta mucho más apremiante para un gobierno que la huelga de otro trabajador considerado esencial. Fue lo que vivimos en estos días. No es sólo el servicio que se deja de prestar; es la forma en que se reclama lo que apremia.

6) Me pregunto si volver a discutir una sindicalización, no ayudaría, de algún modo, a ordenar el reclamo de esos trabajadores. Sería separarlos de la esfera política de los ministerios estatales para ponerlos en relación con una esfera política propia e interna de deliberación.

7) Me pregunto si la apertura de la policía a la "política interna", (pensar que un policía también puede deliberar y no sólo "ejecutar" lo que otros deciden) quizá ayudaría no sólo a mejorar sus condiciones laborales (el Estado es uno de los mayores precarizadores), sino también a generar sus propias internas respecto a qué tipo de prácticas monstruosas deben ser desterradas cuando se advierte su existencia. Es decir; generar debate interno en un espacio en donde, históricamente, sólo existió el verticalismo más puro y duro que se pueda concebir.

8) Antes de separar tan claramente las aguas entre "monstruos represivos" por un lado y "trabajadores" por otro, me pregunto si eso es posible.

jueves, 10 de septiembre de 2020

LA POLÍTICA Y EL ESTADO

 Alain Badiou y Elisabeth Roudinesco: defender al psicoanálisis |  Reflexiones Marginales


"Creo que vivimos una crisis de la política clásica. Y esta crisis involucra, por un lado, la forma moderna de la política clásica bajo su forma representativa, parlamentaria, multipartidista, etc, pero también el conjunto de las formas de la representación de la política revolucionaria que, en su fase clásica, compartió de un modo u otro con sus adversarios un principio fundamental de representación. Un principio fundamental conforme al cual las fuerzas sociales se concentraban políticamente en figuras organizadas, cuyo objetivo último era adueñarse del aparato de Estado. Curiosamente, en determinado momento del siglo XX esta concepción fue compartida de manera casi unánime.

Si la guerra Fría fue fría, es en última instancia porque se compartía algo de la concepción del Estado. Lo cual autorizaba una guerra negociadora: una guerra en la cual la debilidad de uno podía en todo momento negociar con la debilidad del otro.

Este dispositivo entro poco a poco en crisis. Y creo por otra parte que ciertos aspectos de los levantamientos contemporáneos -mayo del 68, la Revolución Cultural y hasta los levantamientos en los países árabes- son episodios singulares y particulares de esa crisis. Se trata de una crisis de la relación entre la política y el Estado, porque, en el fondo, en la concepción clásica, el poder del Estado es el objetivo del conflicto, eventualmente antagónico, de las fuerzas políticas representadas en las figuras organizadas que les son propias y cuyo nombre genérico es "partido".

Por eso, desde el punto de vista del campo "popular" , proletario -llamémoslo como uno quiera- el concepto clave es revolución. Puesto que la revolución designa el momento en que se abre la posibilidad de que ese objetivo, el Estado, sea accesible , es decir que exista la posibilidad de su captura, su confiscación, su destrucción y su reorganización.

Me parece que, por las razones que ya hemos mencionado, la Revolución Cultural  marca el final de esta disposición porque, llegado a cierto umbral de las cuestiones políticas en juego, el proceso del que se trata ya no es válido. Si es verdad que la hipótesis comunista, bajo todas sus formas, se articula como un proceso de extinción del Estado, no se ve que pueda realizarse por el medio exclusivo de la captura del poder estatal. Paradójicamente, podríamos sostener que una de las fuentes del terror es la posición  paradójica de ocupación de un poder de Estado por una fuerza cuya doctrina  se basa en la idea de la disolución de ese poder o su renuncia .

Esto se vive constantemente bajo la forma del peligro, la amenaza, la infiltración del adversario, el espía, etc.

Es preciso, pues, terminar con todo esto, lo cual significa que para el período que se inicia -y no sé cuál será su desenlace - la política debe mantenerse a una distancia respetuosa del Estado. No debe aceptar que su objetivo inmediato sea la captura del poder y debe abstenerse de todos los procedimientos que, como tales, le proponen esa hipótesis  o alternativa. Digamos que el final de la política clásica es el establecimiento de una nueva corrección, una nueva distancia, un cálculo de separación singular entre lo que llamaremos el proceso político propiamente dicho -que es siempre un proceso intrapopular ligado a movimientos, consignas, organizaciones - y el Estado. que a mi entender  se trata mucho más de restringir que de capturar. Y desde ese punto de vista ya no participamos de una lógica de tres términos, a saber, la acción popular, las organizaciones y el poder estatal.

Vamos a orientarnos progresivamente hacia una lógica de dos términos: la figura estatal de un lado -su sistema de poder y de maniobra- y el proceso político como distancia, como exterioridad organizada. De resultas, la fase que se abre  debe considerarse como un intervalo, porque es absolutamente experimental: aun los elementos doctrinales que caracterizan la nueva situación son todavía bastante débiles. Tal es el balance que puede hacerse, no simplemente de los episodios recientes de la vida política, sino de la secuencia histórica de la que estábamos hablando antes, a saber, grosso modo, la iniciada por la Revolución Francesa."


"CONTROVERSIA" (A. BADIOU/J.C. MILNER: DIÁLOGO SOBRE LA POLÍTICA Y LA FILOSOFÍA DE NUESTRO TIEMPO")