Una delivery de incongruencias al servicio de la dama que cuelga del hombro de la cartera o de la billetera en la que duerme, junto a roca y belgrano prensados, el caballero suburbano.
sábado, 13 de diciembre de 2014
CERRANDO FILAS (YA SE ACERCA NAVIDAD)...
Una curiosidad de este año que termina: mi cuerpo. La salud de mi cuerpo. Sucede que este año, no tuve nada. Nada de nada. Ni gripe pasajera de cambio de estación ni línea de fiebre, ni dolor de muelas. Nada de nada. No falté un solo día al trabajo, a excepción de los días que me tomé por examen.
No recuerdo un solo año de m vida -desde que tengo recuerdo de las cosas- en el que no haya tenido ningún tipo de complicaciòn en mi estado de salud. Ninguno.
Es curioso; el año pasado -antes de ponerme en campaña para busca un lugar para vivir- tuve una semana en la que batí records históricos de fiebre: el termómetro marcó 42 grados. Los termómetros, mejor dicho, porque fue necesaria una segunda consulta para verificar que el primero no estaba loco.
Me impresionó leer, por internet, que los casos de fiebre superior a los 40 grados son excepcionales y que -en caso de producirse- pueden afectar seriamente al organismo, incluyo provocarle la muerte.
Otro detalle: cuando juego al fútbol, si bien no tengo el mismo pique que a los 20 noto - cada vez con mayor frecuencia- que en los choques ya no soy yo el que va al piso.
Todo esto para decir que, efectivamente, este año fue un año de fortalecimiento del cuerpo. Pero el cuerpo no se fotalece de afuera hacia adentro -contrariamente a lo que se cree en los gimnasios- sino que es al revès.
Me pregunto si hay una relaciòn directa entre chocar y no caer cuando juego al fùtbol y la posiciòn que asumì este año en el trabajo (que, de algùn modo, tambièn implica chocar y no caer). Y me respondo que sì, que hay una relaciòn directa y que, claro, tambièn la hay con el hecho de haber mantenido mi salud intacta durante todo este tiempo. Y nada de eso serìa posible si no fuera que me levanto todas las mañanas y me acuesto todas las noches en el lugar donde lo hago.
No cumplì todas mis expectativas con respecto a este año que termina (¿acaso algùn año nos cierra redondo?), pero sì las principales, que tienen que ver con esto que señalaba recièn, con el hecho de empezar a chocar y mantenerme en pie. Que tienen que ver con jugar a la pelota, con mandar cuentos a concursos, y con tensar conflictos laborales (no eludirlos sino tensarlos) en los que mis compañeros de trabajo me eligieron como su interlocutor. Asumir una posiciòn de liderazgo, no correrse de ahì, problematizar desde ahì y sabiendo que un lider, si es lider, no tiene que andar con un resaltador que le indique a los demàs su condiciòn.
Estoy solo, es verdad. Y me gustarìa no estarlo. Y hubiera sido muy muy feliz, si Martìn Kohan me hubiera contestado el ùltimo mail que le mandè. Pero tampoco hay que ser tan exigentes con la felicidad.
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