"A veces encuentro papeles viejos con anotaciones mias de hechos que habia olvidado, o que habia olvidado que los habia anotado, y me ataca una sensacion cercana al desconocimiento de mi mismo, pero suele durar apenas unos instantes, hasta que se abren los canales de la memoria y el apunte cobra cierta vigencia: recuerdo, o creo recordar, haberlo escrito, o por lo menos haber vivido los sucesos que describe. Pero ahora pienso que ese abrirse de los canales de la memoria puede ser un truco de la mente, una falsedad para salir de paso. Al ir leyendo el papel viejo, la mente va creando la impresion de que recuerda, me va tranquilizando con una coloracion antigua que imprime a las imagenes sucesivamente evocadas por la lectura.
Y cuando se encuentra con esas claves que no puede descifrar, a las que no le puede adjudicar ninguna coloracion antigua porque no hay imagenes evocadas, fracasa en el intento de engañarme y no tiene mas remedio que dejarme abandonado a la confusion, al sentimiento de ajenidad y al miedo."
"Hacía mucho tiempo que no veía una mirada de amor intenso en los ojos de una muchacha. Hace poco vi una, y lamentablemente no estaba dirigida a mi, sino a la muchacha que caminaba a su lado por la vereda.
Dije "lamentablemente" y no es verdad. Me alegró ver esa mirada de amor; me alegró por el amor, y por las muchachas.
Y también me alegró por mi, por el hecho de que no me estuviera destinada. Me habría asustado. Para soportar esa intensidad hay que tener catorce años."
"Los sueños son la materia prima del arte y de la ciencia y están en la raíz del instinto religioso. Los sueños invitan y muchas veces conminan al hombre a mirarse a sí mismo desde una altura moral que no siempre es la del yo de las vigilias, y a preguntarse si está bien lo que hace con su vida y con la vida de los otros. Dormir sin soñar se parece a estar muerto."
"Cada uno de nosotros lleva en su interior, más o menos oculto, un niño imbécil. Es a ese niño que se dirige casi invariablemente la publicidad."
"Lo que provoca el deseo de aplastar a la cucaracha es esa especie de confesión de culpa que es la huida vertiginosa"
"Una vez me distraje toda una tarde de un dolor de muelas escuchando por radio el relato de un partido de fútbol, con la radio bien fuerte. No podía hacer las dos cosas al mismo tiempo , escuchar el relato y sentir el dolor, de modo que fue una buena solución mientras duró el partido.
Ese ruido que invade la ciudad, cada dia con más fuerza, esos altoparlantes, esa violencia sonora que hay por todos lados...no se estará tratando de tapar algún dolor intolerable? "
"Pensar en un libro es para mí lo más parecido a pensar en una mujer , quiero decir, en una mujer sexualmente atractiva. De inmediato se crea una necesidad territorial, la necesidad de un espacio privado que no pueda ser invadido. La relación con el libro se da a través de una especie de trance, del mismo modo que la relación sexual ; uno deja caer su yo habitual para permitir que su ser interior entre en contacto con alguien ajeno y pueda producir el intercambio de ese algo que solo puedo llamar almas."
"Hongos alucinógenos. Es lo que , según leí recientemente, se genera en los libros viejos. Pequeños hongos alucinógenos. Microscopicos, desde luego , igual que los acaros que conviven entre esas páginas amarillas. Al parecer, uno respira cerca de los libros y "viaja"
Esta teoría de los hongos alucinógenos me convence . Mi sueño recurrente se explica de una manera perfecta. También explica por qué tantas veces me he quedado leyendo una novela hasta el final . No soy un adicto a las letras , como buenamente creía, sino mas bien a una especie de LSD.
De modo que Ray Bradbury tenia razón, y en un futuro ahora mucho mas cercano es posible que verdaderamente los bomberos se ocupen de quemar libros, en lugar de apagar incendios. Sería la contribución de los bomberos a la lucha contra la droga. Hermanos adictos, vayamos preparando escondites ingeniosos para nuestras bibliotecas"
"A veces me sucede percibir al mundo como un gran gallinero . En cambio, cuando estoy deprimido, lo percibo como un gallinero pequeño.
Decía el hombre en el bar:
Por qué voy a esa peluquería y no a otra? Le explico: en primer lugar, el peluquero es un verdadero artista. En segundo lugar, la peluquería queda a la vuelta de mi casa. En tercer lugar, y esta es la principal razón, porque la conversación con el peluquero es mas o menos textualmente asi:
-Largo? - pregunta.
-Sí, pero no tanto - respondo.
Él dice que sí con la cabeza. Corta el pelo. Me muestra el resultado en un espejo que sostiene detrás de mi cabeza.
-Muy amable - dice cuando le pago.
-Gracias -le digo yo, y me quedo pensando: porqué le dije "gracias"?
El hombre del bar hace una pausa dramática.
-Después me di cuenta- concluye al fin. Le habia dado las gracias por el silencio."
MARIO LEVRERO ("IRRUPCIONES")