Dos formas de ir a la librería: entrar con algo preciso en la cabeza, y retirarme inmediatamente si me dicen que no está el libro en cuestión; o bien ir a dar vueltas sin saber qué quiero comprar. Cuando pasa esto último, la felicidad aparece cuando me estoy por retirar y, de pronto, veo un título que atrae mi atención. En esos caso abro el libro en una página cualquiera, y si encuentro un párrafo que me parece lo suficientemente sugestivo, no necesito mucho más.
"Cuando el libro estaba listo y nació Tom, tuve un episodio de depresión. No era como las que tenían los amigos y conocidos bipolares. Era una mezcla de tristeza profunda, miedo, rabia, agotamiento e impaciencia. No podía dormir ni comer. Adelgacé mucho. El brote se parecía a los momentos de horror que había experimentado con el consumo de drogas. Se asemejaba sobre todo a lo que sentí al llegar a casa después de la cárcel. Y todo aquello que había sido horrible en aquel momento ahora se mostraba peor: el hecho de no estar bajo el efecto de sustancias que cambiaran mi percepción me decía que el infierno se daba en mí por mí mismo y se debía a la química de mi sistema nervioso central o a mis temas psicológicos. Pensaba que tal vez estaba agotado por haber escrito , más o menos eufóricamente, un libro largo, narrando hechos de gran intensidad emocional de mi vida pasada, sin haberme tomado un tiempo exclusivamente para hacerlo; escribía después de los shows y antes de los viajes en las giras. Pero también estaba el nacimiento de Tom: que apareciera un bebé adorado cuando yo ya tenía 55 años me colocaba delante de la muerte (no de la idea de la muerte): parecía que estaba atado a mi vida pequeña y que ya no podría alcanzar la grandeza requerida para tener un hijo."
"Desde el fondo oscuro del corazón solar del hemisferio sur, desde la mezcla de razas que no asegura ni degradación ni utopía genética, desde las entrañas inmundas (y, sin embargo, sanadoras) de la internacional industria del entretenimiento, desde la isla de Brasil volando eternamente a medio milímetro del suelo real de América, desde el centro de la niebla de la lengua portuguesa, surgen estas palabras que, aunque se sepan de hecho sin pretensiones, son testimonio e interrogación sobre el sentido de las relaciones entre los grupos humanos, los individuos y las formas artísticas, y también de las transacciones comerciales y las fuerzas políticas, en suma, sobre el gusto de la vida en este fin de siglo."
"Desde ese primer momento supe que él siempre me caería bien y que nuestra comunicación, aunque sin conflictos, sería siempre difícil. No nos identificábamos con las áreas de la personalidad que sirven para la comunicación y nos identificábamos demasiado con las áreas más hondas y misteriosas. Los dos, sin embargo, estábamos enamorados de las palabras y las imágenes invisibles."
"Todos los brasileños tenemos la impresión de que el país simplemente no tiene sentido práctico. Es como un padre de buen corazón y nombre honrado a quien respetamos, pero que no consigue dinero o un trabajo estable, que pierde grandes oportunidades, se embriaga y se mete en problemas."
"Mientras que es posible que ciertas drogas como la ayahuasca amplíen nuestras capacidades para crear patrones decorativos, puede que la creación no esté acompañada para nada por un aumento de nuestros dones para amar, entender, sentir, discernir. Nadie sabe el repertorio de las formas , estructuras, temas y operaciones que llevamos en el cerebro. Yo había leído en las memorias de Simone de Beauvoir que Sartre había pasado un año asombrado por langostas y cangrejos gigantes que le había quedado como residuo de un viaje con mezcalina. Esos crustáceos no había tenido ni el menor valor simbólico para él: no eran una visión del mal. Sin embargo, lo llenaban de angustia, sobre todo todo porque para él representaban la pérdida de la razón."
"Escuché a personas que estuvieron o están presas decir que, en algún momento, dentro de la celda, se duda de la realidad de la vida libre que, según la memoria, había existido afuera. Yo había pensado lo mismo, en los mismos términos, cuando estaba en la celda solitaria: el departamento en San Pablo, mi casamiento, los estudios de grabación, los escenarios de los festivales; todo parecía remoto y desprovisto de realidad. Pero de la misma manera en que, mientras estamos presos, no creemos en la vida libre que no podemos olvidar, una vez sueltos, olvidamos la coherencia interna de la vida en la cárcel de la que, sin embargo, no dudamos."
"Ma parecía que me salvaría del horror al que había sido sometido si sentía brotar de mí esos líquidos que parecen materializarse a partir de una intensificación momentánea aunque excesiva de la vida del espíritu. De hecho, el llanto y la eyaculación son, por decirlo de algún modo, vividos como un desborde del alma cuando esta a la vez se adensa y se expande, paradoja de la que la materia está exenta. Muchas veces, después que me soltaran, pensé en esa analogía entre el esperma y las lágrimas que había vivido en aquella situación en la celda. Sin la gracia del sexo o del llanto, me sentía como seco de mí mismo y apartado de mi cuerpo."
" Por un momento tuve la certeza de que todo había terminado, de que nunca volvería del infierno en el que había caído. En ese momento escuché las voces y los pasos en la escalera y vi aparecer, frente a mí, a mi papá y mi mamá. Él me miró con si entendiera exactamente lo que yo estaba sintiendo -como ninguna otra persona podría haberme mirado- y me dijo, usando una mala palabra como nunca antes delante de mi madre, y con una voz firme que me trajo de vuelta a casa, al amor, a los problemas, a la vida: "No me digas que permitiste que esos hijos de puta te pusieran nervioso!"
"VERDAD TROPICAL" (CAETANO VELOSO)