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sábado, 3 de febrero de 2024

LOS MISERABLES...

 



El Estado ( policial) . Ese sí está bien presente...

lunes, 20 de noviembre de 2023

CUANDO LO PEOR HAYA PASADO...

 


Mi pálpito era una victoria ajustadísima de Massa, pero en mi interior se ordenaban las palabras propias del buen guerrero: "esperar lo mejor, pero prepararse para lo peor". Esa era mi consigna. Hoy, el día después, con el resultado puesto y la cabeza pesada como un volquete, creo que -en principio- una sola cosa termina quedando clara; no es nada nuevo, es la lección que la historia reciente nos ha dado, y que tratamos de no verla para (en cambio) enumerar una a una todas las barbaridades del "libertario-liberal". El problema: la manteca, o el pan, o la yerba a mil pesos le ganan a cualquier postura aberrante que alguien pueda tener respecto a: las mujeres, las minorías sexuales, los derechos humanos, la educación y la salud pública, o el cambio climático. Y el candidato que presentó el oficialismo fue el actual ministro de economía, es decir, el de la manteca, el pan y la yerba a mil pesos (poco más, poco menos). Con el diario del lunes queda más claro: muy difícil ganar así. Se podrá decir, y con razón, que muchos de los votantes de Milei no tiene problema en pagar ese monto por los productos. De acuerdo, pero sí tienen problemas para acceder al dólar. Es decir: el factor económico unió por arriba, por abajo y por el medio. Y resulta clave para entender el resultado final. Porque el odio que expresan en el resto de sus lógicas: el Estado parasitario, el político corrupto, etc., vienen después de las restricciones al bolsillo; no antes.

Que se puede argumentar sobre cómo se llegó a los precios actuales de la economía y la situación caótica del dólar. Sí. Que se puede argumentar que, en el plano económico, se pueden tomar medidas que hagan que nuestro salario valga todavía menos. También. Pero si hay un problema muy grave en estos tiempos, es justamente ese: el de la argumentación. El de los relatos, entendiendo al relato no como una "acumulación de mentiras" (que es en la forma en que intentan imponer ese concepto desde algunos medios de comunicación), sino la única forma posible en que una historia (personal o social) se hace inteligible.
Si para muestra alcanza un botón, basta pensar en el humor. Desapareció el contador de chistes en nuestra familia o grupo de amigos. Ya no hay relato; hay memes, es decir, inmediatez (la misma inmediatez con la que alguien puede calcular su salario en kilos de pan o paquetes de yerba).
El desafío entonces: que esa distancia entre el salario y lo que ese salario permite hacer, deje de traducirse en una acción inmediata y pase a ser elaborada al interior de un relato. Un desafío muy grande.
Y mientras tanto: estar atentos a que efectivamente se articule la resistencia en el interior de las instituciones (tanto en el ámbito propio de la política como así también en los sindicatos, las universidades, y las organizaciones sociales) respecto a las medidas regresivas que se quieran implementar. Y, en el día a día de nuestra vida cotidiana, estar prevenidos/alertas sobre las eventuales formas de violencia social (sobre minorías sexuales/étnicas o, simplemente, sobre los derechos conquistados por las mujeres en estos últimos tiempos) e institucional (gatillo fácil de la policía) que este nuevo gobierno -ya sea por acción u omisión- intente legitimar.

domingo, 3 de julio de 2022

SOBRE LAPICERAS Y MANCHAS SOBRE EL PAPEL...

 



Hay palabras y términos que no forman parte de nuestro glosario cotidiano y que, de pronto, por alguna circunstancia, pasan a hacerlo. Algunas de las palabras y los términos que estuvieron en danza en los últimos tiempos están más que presentes en nuestro imaginario: confinamiento, contacto estrecho, comorbilidades, aislamiento preventivo, emergencia sanitaria, positividad.

Pero también hay palabras que uno usa habitualmente y que de pronto , y ante determinadas circunstancias, adquieren un significación diferente. La palabra estrella que aplica a ello: lapicera.
Cristina le pide a Alberto que use la lapicera. Es decir: que aplique . Alberto contesta que Perón prefería persuadir y no imponer. Sin embargo , el bombardeo de plaza de mayo, el exilio y la larga proscripción no hablan de un dirigente y de un movimiento con una vocación interminable por el diálogo.
Lo que Alberto no aclara es: si la política es puro consenso y puro convencimiento...a quién o quiénes pudo convencer en lo que va de su mandato? De hacer qué? En beneficio de quiénes? Cosas sobre las que el presidente simplemente no puede dar cuentas.
Duele un poco ver las caras risueñas de los funcionarios sentados en las primeras líneas de los actos de Cristina. Su risa no es la nuestra. Se ríen de cómo ella le moja la oreja a Alberto ( y con sobrada razón ella lo hace), mientras aprovecha para contar anécdotas personales en tono de charla de café . Pero Cristina parece olvidar que si Alberto está donde está es porque ella le abrió la puerta, por lo que su mala praxis política debería, por lo menos, atemperar su tono burlón.
En ese tono burlón se puede traslucir cierta impotencia. No es para menos; mientras Cristina y Alberto juegan a la mancha con aviones, Guzmán se baja del barco y ,del otro lado de la General Paz, la sonrisa del guasón se ilumina de cara a las elecciones del año que viene

martes, 24 de mayo de 2022

VIOLENCIAS COMPARTIDAS




 Lo rico de las parodias: cuando, en su exceso, entendemos que no se exceden; es decir, cuando iluminan eso que el parodiado no llega a expresar con hechos o palabras pero que, sin embargo, sabemos que está allí, en algún rincón de su cabeza. Que bien podrían formar parte de un posible imaginario. Los Simpson, Capusotto, la revista Barcelona; por eso funcionaron. No sólo por señalar al monstruo, sino por obligarnos a vernos en el espejo y a encontrar algunos rasgos de ese monstruo en nuestra propia imagen. Si es que estamos dispuestos a buscar y no solo a reír, claro.

Nunca me había tomado el "trabajo" de ver una editorial de Viviana Canosa. Lo que hice primero fue ver la parodia de la negra Vernaci. Luego, al ver "la original", comprobé que no difiere tanto. Y vuelvo a preguntarme en qué momento fue posible que la violencia pueda ser expresada tan natural y abiertamente en un medio de comunicación. Pienso en Milei, claro, que justo, justo, fue entrevistado en la feria del libro....por Canosa.
Entonces pienso que suele ser al revés: no es que nos cae bien alguien después de hablar sobre política; esa persona nos cae bien antes de tocar ese tema; simplemente por hablar y -salvo excepciones- en el plano de la política seguramente habrá una continuidad. Con matices, con diferencias de visiones y de intensidades, pero una continuidad al fin.
Canosa encuentra en la tv (como Milei encuentra en la política) un perfecto catalizador de sus odios íntimos. De su accidente interno. Otra vez: en qué momento fue posible en los medios la aparición de personajes que, de manera urgente, necesitan tratamiento psicológico? Posible respuesta: si en las redes esos discursos están habilitados, por qué suponer que en la tv tal cosa no pasaría? Sobre todo teniendo en cuenta que la tv ya no tiene nada que perder, porque -justamente- ya está en retirada de nuestras vidas.
Esa violencia , la de Canosa y Milei, los encuentra a los dos, felices, compartiendo su sentimiento profundo en la feria del libro. Pero no los encuentra solos, porque lo que la preocupación ante tal evento no nos debe resultar ajena.
A los Simpson, la revista Barcelona o Capusotto, se puede sumar este segmento.
La risa no neutraliza la violencia del parodiado, pero le suma defensas al que no está dispuesto a aceptar alegremente el despliegue de esa violencia,
Una forma de iluminación necesaria en tiempos donde es urgente permanecer.

viernes, 7 de enero de 2022

LO QUE IMPORTA...

 





Lo que me resulta interesante de la defensa que hace Vidal ( desde el canal LN+) respecto al video de la "Gestapo" es justamente lo que a la ex gobernadora no le parece importante aclarar.

Y es que en el vídeo se lo ve a su ministro de trabajo no solo usando el término Gestapo sino también y, fundamentalmente, hablando de ir contra los sindicatos. Pero Vidal solo repara en que el término "Gestapo" resulta un exabrupto por el cual se deben disculpas. Es decir que en el pensamiento de Vidal no corresponde ninguna aclaración por la homologación entre sindicalismo y delincuencia que está haciendo Villegas cuando habla de ir contra los sindicatos. Y lo dice así: "los sindicatos". No habla de un sindicalista en particular ni de un gremio específico. Habla en plural.
Si Vidal ordenó la reunión o no, si sabía que efectivamente participaban agentes de inteligencia o no, y si el vídeo es una prueba legítima o no para determinar imputaciones legales, será una cuestión de debate judicial.
Lo que, a la luz de la defensa hecha por la ex gobernadora, no constituye una cuestión a dilucidar por la justicia, es el pensamiento profundo de Vidal y del espacio político del que participa: un espacio que intentar instalar la idea de que los trabajadores estarían "mejor" sin representantes gremiales que luchen por sus derechos.
Chomsky ha escrito al respecto en varios de sus artículos. Y, por cierto, no consta al día de la fecha su afiliación al PJ.

sábado, 13 de noviembre de 2021

LA LIBERTAD VERDADERA...




 "Somos una republiqueta periférica. Acá no se decide un carajo" decía el Indio en una entrevista de finales del 2000. También lanzaba un deseo que, visto en retrospectiva, resultó premonitorio: "ojalá pase algo, rápido, que lo conmueva todo."

Llegó el 2001 que lo conmovió todo y que también nos ofreció una serie de lecciones. Entre ellas, una totalmente insospechada; la de la importancia de la sintaxis para pensar estados del discurso social y, a la vez, saldar la disputa literaria entre contenido/forma. Y diciembre de 2001 dejó un ejemplo cabal de esa relación ente fondo y forma:
"Puse dólares, quiero dólares."
"Puse dólares. Quiero dólares"
"Puse dólares! Quiero dólares!"
"Pusedolaresquierodolares"
"PUSE. DÒLARES. QUIERO. DÒLARES"
A 20 años de esa construcción sintáctica, y frente a candidatos que se llenan la boca hablando de la "libertad" (sin aclarar nunca - y sin que nunca les piden que aclaren en la infinidad de horas que ocupan en los medios- a qué liberad se refieren, ni para quién, ni para hacer qué, ni a costa de quién), me parece importante volver a la frase del indio: "acá no se decide un carajo"
De lo que se trata, entonces, es de pensar la opción que nos acerque más a la posibilidad de empezar a decidir algo acá y ahora: la única forma de libertad verdadera.
Mejorar la sintaxis para que se conmueva todo.

domingo, 14 de febrero de 2021

LOS DÍAS QUE ESTUVIMOS EN PELIGRO




En una entrevista por los 20 años de Okupas, Rodrigo de La Serna sostiene que el programa resiste el paso del tiempo porque Okupas pone en escena lo que hasta ese momento nadie mostraba: la precarización organizada de los 90. Una década de una eficacia demoledora, cuyos efectos siguen vigentes . Okupas significó el grito de alerta. Un grito tardío si se tiene en cuenta que salió al aire durante el año 2000, es decir, sobre el cierre del menemato. "Pizza, birra y faso" ( también de Bruno Stagnaro en forma conjunta con Adrian Caetano) tal vez, sea el verdadero grito de alerta.

Hoy, con la noticia de la muerte de Menem, me vino un recuerdo de mi infancia. Menem acababa de ser electo y yo, por esos días con 6 años, me venía a enterar de que había algo que se llamaba "presidente". Recuerdo haber preguntado a mis padres qué hacía un presidente. La respuesta que recibí fue más o menos que el presidente es el que se encarga de resolver los problemas del país. "Y cuántos días va a tardar?". No supieron contestarme.
Pensando por fuera de las cosas más visibles de la década ( la frivolidad y la corrupción) para Quique, que escribió "Vivir afuera" , los 90 fueron la década signada por la merca y el aguante. Vivir afuera cierra de esa manera: los locos más locos, los boludos más boludos y los hijos de puta más hijos de puta. Merca y aguante. ( O merca para unos y aguante para otros.?)
Las palabras que definen a la década, creo, son desarticulación y entrega: del tejido productivo, sí, pero también de la idea de empatía social y del patrimonio nacional.
Menem se fue. Y lo más grave que dejaron sus gobiernos , tal vez, sea la lectura increíblemente simple que ( con Lanata a la cabeza) se encargaron tan bien de inocularnos: que la política es una cuestión de decencia. Sin ir más lejos, ese fue el eje de campaña de De La Rúa: ser honesto. Caparrós llama a esto "el curro del honestismo". El curro está en proclamar la honestidad y no hablar de las relaciones de poder que existen en todo campo social En no hacer evidente que los mayores daños al país se hacen con decisiones perfectamente legales, administrativas ( con decisiones "honestas"), y que hacer foco en la corrupción es querer generar indignación con el daño menor para ocultar lo que hace daño a gran escala : la trama de intereses que conviene no desmenuzar.

martes, 22 de octubre de 2019

DE ESTA TIERRA QUE ES UNA HERIDA...

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Algunas instantáneas durante el toque de queda en Chile: una familia golpeando sus cacerolas detrás de la reja de su casa; los militares (los dueños de las calles por estos días) recorriendo la ciudad mientras apuntan con sus armas a las viviendas para amedrentar a posibles "rebeldes" ; manifestantes que de todas formas y a pesar del riesgo enorme que eso supone, se animan a salir a protestar; la esposa del presidente refiriéndose a los manifestantes como "alienígenas", lo cual implica poner de manifiesto no sólo una negación brutal del otro sino también que no puede haber intento de diálogo posible, intento de comprensión posible de parte del gobierno a lo que está pasando en las calles. A ese otro, al que no se puede entender por su propia condición de extraño, de "ajeno", simplemente se lo debe disciplinar.
Pienso en la paradoja de una familia que se manifiesta detrás de una reja. Si esa familia se expresa privada de su libertad, la pregunta que me hago es: qué es lo que se está expresando libremente, en Chile, en este momento?
Atrapados en democracia. "Atrapado en libertad" diría el Indio.
Y, ante la imagen de los que sí salieron a las calles, pienso en otra frase del Indio (el gran arte es ese que dice una verdad de forma única): "y por las carreteras valladas escuchás caer tus lágrimas"
Significativo este conjunto de imágenes que nos llegan del país vecino en días previos a las elecciones por estos pagos, donde se presentan candidatos que proponen abiertamente reducir derechos laborales y sindicales, reprimir los cortes de calles y bajar la edad de imputabilidad de los menores.
Que proponen, básicamente, que la imagen de esa familia chilena manifestándose detrás de una reja deje de ser una foto aislada y se vuelva la película de nuestras vidas; la película de personas atrapadas en libertad.

miércoles, 14 de agosto de 2019

EL EFECTO DE LA REALIDAD...

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Anoche se me actualizaban las palabras que Gabriela Cerruti le había dicho a Marcos Peña en el congreso: "no hay dudas de que ustedes se van en Diciembre". Se lo dijo hace varios meses, en la cara, con total convencimiento.
Nunca entendieron que el discurso de autoayuda, las frases hechas y las metáforas pobres pueden servir - y de hecho lo hicieron- para llegar al gobierno; no para dar cuenta de un mandato.
Finalmente, los que no podrán cruzar el río metafórico son ellos. Del otro lado de la metáfora ( del lado de la realidad) se expresa una mayoría que no está dispuesta a hundirse.

sábado, 15 de diciembre de 2018

PARPADEOS...

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Por estos días pienso en dos películas: " la duda" y "la caza". Hay dudas que, simplemente, resultan intolerables. No se puede convivir con ellas; como sea - ya mismo si es posible- hay que llegar a una certeza.
Yo tengo la certeza de que existe el patriarcado. Que esta el patriarcado y que ademas están los hombres. Que el hombre y el patriarcado no son la única y misma cosa. Que el patriarcado es, también, una imposición de los hombres hacia los hombres. Y si tantas mujeres reclaman un cambio cultural es porque creen o mismo. También tengo la certeza de que la mujer debe ser revalorizada socialmente, pero no santificada. Ninguna palabra debería ser santificada; ni la del hombre ni la de la mujer.
Es terrible para la victima de un delito aberrante tener que esperar a que un juez le diga que es cierto eso terrible que vivió y que habrá consecuencias legales al respecto pero, socialmente hablando, corresponde que asi sea. Paradoja: lo terrible para el caso personal es lo que, al mismo tiempo, garantiza alguna forma de justicia social: tener que pasar por un proceso judicial.
Son minoría los que se atreven a expresar sus dudas; la mayoría sabe perfectamente lo que paso. Y asi como muchos-as de " los-las seguros" no tienen dudas del caso en cuestión, tampoco dudan acerca de los que dudan: o son imbéciles o son machirulos cobardes.
Es raro que una persona tenga dudas sobre sus vecinos, sus compañeros de trabajo o sus familiares, pero no tenga dudas sobre un caso que involucra a gente que sale por televisión. Vale decir: hay muchos que dudan sobre los limites de las personas con las que tienen trato cotidiano, pero no tienen dudas respecto a los limites de personas con las que no tuvieron trato en toda su vida ( no es ese uno de los grandes triunfos de los medios?). 
O sera que hay dudas que resultan intolerables?
Constatar una realidad social (el patriarcado) no habilita automáticamente a constatar una realidad intima y personal ( el abuso). Es una diferencia muy delicada que conviene no perder de vista, caso contrario se estaría reduciendo la singularidad de las personas que nos rodean al mandato social de la época en que les toca vivir.
Quiero creer que la chica dice la verdad. Ver su testimonio y el apoyo que recibió es algo fuerte. Y ademas no es la única. Resulta mas lógico suponer que una persona hizo abuso de muchas (eso es el poder) que suponer que todo es un complot. Ademas, el móvil del complot necesita de alguna explicación; el móvil del abuso sexual no. 
Pero mis certezas, por el momento, tienen que ver mas con lecturas sociales que con apreciaciones personales.

sábado, 26 de mayo de 2018

EL RETIRO...

En la oficina escucho algo que me recuerda a una escena de la película Pecados Capitales. 

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La escena es asì: están en un bar los personajes de Brad Pitt y Morgan Freeman (hay algo que genere mas escalofríos que escuchar que alguien pide "disculpas" cuando se le imputan supuestos acosos?) El detective novato y el veterano. Mientras intercambian opiniones sobre cómo puede llegar a terminar el caso que los une como compañeros de trabajo, el personaje de Morgan Freeman dice que està cansado de la sociedad en la que vive, y pasa a enumerarle a su compañero todas esas cosas que le provocan repulsión y que lo hacen querer renunciar a seguir trabajando.
El personaje de Brad Pitt lo escucha con atenciòn, y después le dice que es al revés; no es que renuncia por todo lo que ve; es que ve lo que ve porque, primero, quiere renunciar.
Esa escena se me actualizó el otro día, cuando escucho a una persona en el trabajo decir que "estè el gobierno que estè, nosotros siempre vamos a tener que trabajar y pagar impuestos, y ellos siempre van a robar y a evadirlos".
Hay, ahì, una renuncia a la polìtica en su sentido màs amplio (no en el sentido partidario) y un retiro a la vida privada.
Por ese retiro (del pensamiento y de la acción) es que el presidente y su gabinete sueltan globos amarillos al cielo ("nadie te regala nada")
Por ese retiro es que, para las personas que piensan asì, la marcha de hoy, 25 de Mayo, no tiene sentido. Ninguna manifestación colectiva tiene mayor sentido: "igual siempre nosotros vamos a trabajar y pagar impuestos;igual ellos siempre nos van a robar."
Que vuelva el FMI no les merece ningún tipo de análisis extra; ya renunciaron a eso; ya se retiraron a su vida privada (lo privado, siempre como única fuente de goce)
Es la (falta) de solidaridad dirìa "Tito" Cossa.
Primero querès renunciar (a pensar, a hacer otra cosa) y -como consecuencia- ves lo que ves, les dirìa el personaje de Brad Pitt.
Hasta el dia de hoy, cuando pensaba en pecados capitales, nunca la había pensado como una película pedagógica.

jueves, 21 de diciembre de 2017

DAR LA CARA

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Interesante la cobertura que hace Clarìn de los hechos de ayer.
Al parecer la violencia -el salvajismo- fue la única forma que encontraron los manifestantes para expresarse en la plaza del congreso. Las únicas fotos que muestra el diario son las de policías heridos por las agresiones de los manifestantes. Ni una sola mención a la cantidad de asistentes a la marcha.
No hay fotos o menciones a los miles que estuvimos ahí sin tirar una sola piedra.
Es totalmente lógico, entonces, que tampoco hayan hecho una sola mención a los cacerolazos que se produjeron por la noche en diferentes lugares: el cacerolazo es expresión de protesta de gente "civilizada" (que tanto remarcaron y pusieron en tapa cuando de trataba de cacerolazos en contra del kirchnerismo), y para Clarìn, la única forma de oposición posible a este gobierno debe ser entendida en términos de barbarie; si se es "civilizado" no se puede estar en contra. No tendría sentido: la gente civilizada es la que votò el cambio.
Tirar piedras es de bárbaro; pero si no se tiran piedras te invisibilizan dos veces (primero en la marcha, luego en los cacerolazos)
No hay violencia mayor que la negación del otro. ¿Cómo dialogar con alguien a quien no se reconoce como un otro con el que se pueda dialogar, sino como un bárbaro al que hay que domesticar?
Por eso no dicen nada de la mayoría que se manifestó pacíficamente durante todo el dìa, y por eso no dicen nada de los que salieron con la cacerola por la noche.
Porque la civilidad està de un sòlo lado: del lado de un gobierno en el que un presidente, cuando le toca dar una conferencia de prensa después de lo que pasa, se refiere en estos términos a la nueva ley previsional: "todo cambio genera incomodidad".
"Incomodidad" es la palabra elegida. La que define la jornada de ayer. La violencia empieza en la palabra. En la que se dice; en la que no se permite decir al otro.
Es el mismo hombre al que, hace algunos años, al generarse una polémica por su iniciativa para "prohibir a los trapitos" en la ciudad de Bs As, al ser consultado en una entrevista radial por Nelson Castro (Nelson Castro!) sobre si había evaluado otras medidas de fondo en lugar de la prohibición, el actual presidente contesto: "Y que quiere, que los mate directamente?"
Si hablamos de violencia, cuando Duràn Barba no le sopla al oído, se puede apreciar màs claramente la suya.
Y cuando le sopla, como en las conferencias de prensa que trata de no dar, no hay violencia mas educada, mejor vestida que la suya.

sábado, 23 de abril de 2016

PODER JUDICIAL


 


Los judiciales de la provincia de Buenos Aires seguimos en conflicto con el gobierno de Vidal por haber rechazado de plano la oferta salarial y no haber obtenido, por el momento, una oferta superadora para analizar.
Algunas consideraciones sobre el conflicto:
1) el poder judicial de la provincia de Bs. As viene siendo històricamente ninguneado por los distintos gobiernos de turno (no es algo nuevo) y - de hecho- es una de las provincias que peores sueldos paga a sus empleados judiciales, ganando incluso la mitad de los que gana un par que trabaja en el poder judicial de la naciòn.
2)- De eso se desprende que, año a año, a la hora de discutir la pauta salarial y las condiciones de trabajo, se plantea un conflicto.
Teniendo en cuenta que todo conflicto implica una deliberaciòn (¿què hacer?), y que esa deliberaciòn se lleva a cabo entre los empleados y los delegados gremiales de las diferentes departamentales (en la provincia hay 18 dptos judiciaes), es incomprensible que, a esta altura del partido- no se haya establecido un reglamento interno para ordenar las asambleas. Esto implica cosas bàsicas: lista de expositores, temas a tratar, tiempo de exposiciòn, y disponer un cuarto intermedio para votar. 
Esta falta de organizaciòn genera una parajoda: 20 personas (las que aguantan hasta el final) terminan votando lo que no votaron 200, que se fueron bajando de la asamblea por ver que no se conducía a ningùn lado).
Con respecto a los discursos que circulan en las asambleas; existen, bàsicamente, dos tipos, y acà tambièn hay una paradoja: por un lado estàn los discursos efusivos, vehementes, incendiarios, que uno, tal vez, envidia en voz baja, que apuntan directo al corazòn (y suelen acertar) de los interlocutores. Hay que tener cuidado con esos discursos, tomar distancia de ellos. Con ellos vemos que la distancia entre corazòn y cabeza (muy clara a la hora de hablar de un enamoramiento) se hace visible en su faz ciudadana, polìtica.
Y estàn los discursos frìos, analìticos, que sopesan los pro y los contra de las posibles medidas, que entienden que la polìtica es un partido de ajedrez que jugamos con un sòlo ojo y que, por eso, implica dosis parejas de prudencia y audacia (ya la necesaria inteligencia para leer el tablero de forma tal que podamos saber cuàndo actuar con una y cuando con otra)
Esos discursos. -de los que me siento màs cerca- tienen, tambièn, un gran problema: invitan a pensar, no a hacer. El problema es que, mientras tanto, la que no piensa es la inflación; ella sì actùa.
De allì que un gran dirigente es aquèl capaz de articular los dos registros de discurso, que invita a pensar sin dejar de arengar a hacer. Que toca, al hablar, el cerebro y el corazòn.
Como pasa con los messi en el fùtbol, pueden pasar camadas de dirigentes sin que surja ninguno que cumpla con ambos requisitos.
Los judiciales de provincia carecemos de una conducciòn de tales caracterìsticas.
Asì las cosas, el conflicto sigue en pie. Contra la indiferencia o la bronca de muchos de nuestros propios jueces incluso, que no nos ven como compañeros que reclaman algo justo sino como sùbditos desagradecidos que no aceptan "las cosas como son" y dan vueltas porque en realidad no quieren prestar tareas.
Lo cierto es que, al dìa de hoy, la Corte no està descontando los dìas de paro, no por buenos, sino porque de esa forma presionan al ejecutivo o para que les saque la ley de autarquìa, que duplica el presupuesto que la provincia destina a su justicia y que pone esa partida presupuestaria en manos de la corte, o bien para que, en lo inmediato, les ofrezca un aumento sustancioso a los jueces, para que queden conformes con sus nuevos ingresos y nos manden a trabajar a los empleados, no tan conformes con los nuestros.

lunes, 15 de abril de 2013

JUSTICIA PARA TODOS...




La llamada "democratización de la justicia" levantó -y con razón- mucho revuelo en estos días. Como toda reforma que quiere llevar adelante este gobierno, encontró muy rápidamente un coro de voces indignadas ante lo que -suponen- un nuevo "avance sobre las instituciones" en el afán oficial de "ir por todo".
Lo que verdaderamente importa -hoy como ayer- es desmenuzar todos y cada uno de los temas y ver cuando y por qué hay razones para estar a favor o en contra de un proyecto.
En el caso de la reforma judicial, hay algunos puntos que resultan incuestionables. La transparencia en las declaraciones juradas de los jueces (sumado a la iniciativa de que empiecen a pagar el impuesto a las ganancias) y que el ingreso a la justicia sea a través de un examen de idoneidad y un posterior sorteo público parecen decisiones acertadísimas.
Con respecto a que el mismo criterio se aplique al cargo de secretario y prosecretario, el tema es más arduo. En ese caso se debería aplicar un criterio mixto: ni la sola voluntad del juez de poner a quién se le ocurra ni tampoco la imposición al mismo de un profesional elegido "al azar". Y es que no alcanza con que se trate de un "profesional idóneo" para el cargo según sus antecedentes académicos y laborales, porque si sólo se atiende a estas cuestiones se está dejando de lado que se trata de un cargo de "envergadura política" en el poder judicial. Los secretarios son al juez lo que los ministros son a un presidente: colaboradores directos que integran -junto a su jefe- un equipo de trabajo.
¿Qué pasaría si a Cristina -o a cualquier otro presidente- le dijeran que sus ministros también deben ser elegidos por "examen de idoneidad y posterior sorteo." Por qué no se discute "democratizar también esos cargos? Justamente porque la "idoneidad" no es sólo cuestión de tener buen "currículum civil" y nulo "currículum penal", sino que también hace falta -fundamentalmente- una compatibilidad a nivel más personal (más ideológico si se quiere) con aquél que va a dirigir las tareas a realizar.
Con respecto a este punto de la reforma, tal vez lo mejor sería apelar a una solución intermedia; es decir que los cargos a cubrir sean de público conocimiento, que los interesados se presenten a dar examen y que se arme una terna con los mejores puntajes para que el juez del juzgado decida a quién quiere para el puesto a cubrir en su dependencia.
La limitación del tiempo de duración de las cautelares contra el Estado me parece más que necesaria. No se trata de coartar el derecho de nadie, sino el de respetar el de todos a vivir en un Estado de Derecho. Al ser un tema delicado, me parece prudente que el oficialismo escuche la opinión del CELS al respecto antes de lanzarse a fondo en la reforma.
Con respecto a la reforma del Consejo de la Magistratura, se trata -seguramente- del punto más álgido de la reforma.
Cristina pretende que los consejeros (los integrantes del organismo que arman la terna de jueces a elegir por el ejecutivo) sean elegidos por voto popular. No conozco a fondo el alcance de la medida, pero si es lisa y llanamente una invitación a la ciudadanía a elegir a un consejero del mismo modo que elige a un diputado o a un intendente, creo que hay que marcar las diferencias. El diputado o el intendente no necesita ostentar título alguno (es decir "pericia técnica en alguna rama del conocimiento") para ejercer su cargo; basta con pertenecer a un partido político que profesa una determinada ideología y tener una imagen positiva (o no muy negativa al menos) para buena parte del electorado. El ciudadano común no necesita mucho más que eso para elegir a uno u otro. Pero en el caso de la elección de los cargos de aquellos que -a su vez- tienen que decidir qué jueces son los que van a administrar justicia, la cosa se complica. Ahí si interviene una cierto tipo de  "pericia" (la legal, desde ya), y aunque es verdad que uno levanta un piedra (o entra a un blog) y se encuentra con un abogado, lo cierto es que todavía queda gente que no pasó por la facultad a buscar su título. Por esta razón es que -el poder judicial- sigue siendo un poder que se cierra sobre sí mismo para luego intentar abrirse a la sociedad. Ese intento es visto por el kirchnerismo como deficiente, y con razón. El punto es si abrir el gueto de la corporación judicial para pasarlo a la corporación partidaria es la mejor solución. No lo sé. Lo que sí está claro es no se trata de descabezar un organismo que funciona "libremente" (¿hace falta aclarar a esta altura de partido que en ningún campo social las cosas funcionan "libremente", es decir sin presiones y pujas de intereses de por medio?)
En todo caso se trata de trasladar un puja entre pocos (la corporación judicial) a una puja entre muchos (es decir, a las listas partidarias).
Pero el kirchnerismo siempre -o casi siempre- deja algún flanco abierto, muestra en algún punto la hilacha cada vez que quiere hacer algún tipo de reforma de cierta importancia.
En este caso, la reforma del consejo de la magistratura ( de su composición y de la forma de selección de los consejeros) viene acompañado con plus que abre la puerta a la impugnación de todo: la disminución de 2/3 a una mayoría simple (la mitad más uno) de los votos necesarios para la destitución de un magistrado. Ahí es donde el kirchnerismo invita a pensar que no se trata de darle la posibilidad a los ciudadanos de elegir -vía consejeros- a los jueces que van administrar justicia para el conjunto de la población, sino de que esos consejeros -pertenecientes en su mayoría al oficialismo de turno- puedan promover la destitución de un juez con mucha facilidad.
El riesgo de una "concentración" de poder es evidente. Y  los ultrakirchneristas deberían saber que los gobiernos pasan y las leyes quedan. Lo que ahora puede resultar fenómeno (porque se cree verdaderamente en un proyecto y -en consecuencia- toda "concentración" es positiva), mañana puede resultar un terrible dolor de cabeza. Las leyes -en pcio- no son coyunturales (esos son los decretos de necesidad y urgencia), por lo que no se debe pensar que sí lo son para apurarse a sancionarlas.





lunes, 17 de diciembre de 2012

ELEFANTES...




La reciente masacre en un colegio norteamericano pone sobre la mesa, una vez más, la relación de su cultura con la armas, o mejor dicho, su cultura de las armas.
Es inevitable pensar en el documental de Michael Moore ("Bowling for Columbine") y -especialmente- en "Elefante", la película de Gus Vant Sant.
Recuerdo haber visto con pocos días de diferencia una y otra. Ver "Elefante" (una película que, sin datos ni argumentos, expone la desnudez de los hechos con la mano pausada de un cirujano)  con la carga previa de información que implica el documental de Moore genera un efecto impresionante.
A diferencia "Bowling for Columbine" (a la que seguí con parejo interés de principio o fin), "Elefante",  fue -tal vez- la película que más sensaciones diversas me iba generando con el correr de los minutos: intriga, tedio, ansiedad, angustia, terror, un vacío total mientras aparecían los créditos finales....y, una vez que las pantalla quedó totalmente en negro, pude responder a la pregunta que me había formulado al promediar la película. ¿Qué es esto? Ahora lo sé: esto es una obra maestra. Entiendo porqué ganó en Cannes. Entiendo porqué yo premiaría a esta película y a su director.
Tal vez, que estas cosas sucedan esporádicamente, es decir que esporádicamente un chico se arme para ir al colegio y dispare a mansalva, es algo milagroso.
Están dados todos los condimentos para que eso suceda. De ahí que, entre millones, algunas mentes afiebradas den el paso y lo hagan no debería ser nada "paranormal".  Ver estos hechos como "situaciones paranormales" implica, justamente, negar las condiciones de posibilidad que hacen que, periódicamente, lo "anormal" aflore, dejando un tendal de muertos a su paso.
Lo que falta en Elephant es -a todas luces- lo que está presente en "Entre los muros" (casualmente también ganadora en Cannes), es decir la palabra como herramienta indispensable para tramitar un conflicto social.
Otra masacre en el país del norte. Y lo que es peor: siguen sin velar a sus muertos.


jueves, 13 de diciembre de 2012

CALORES Y DOLORES...

 


Diciembre es un mes insoportable. El día, es decir ese espacio de tiempo durante el cual trabajamos, estudiamos, hacemos trámites o compras para la casa (y viajamos de un lado a otro para cumplir con dichas comitivas), es un chicle caliente. Nosotros somos el papel que lo envuelve y que pasará de mano en mano de la noche a la mañana hasta su consumisión final.
Sólo se puede disfrutar la noche.
¿No sería genial que todo el mes fuera una larga noche de verano?
Al calor diurno se suma el agotamiento acumulado a lo largo del año (cuyas últimas semanas, a contramano del resto, se hacen eternas), y semejante combo da derecho al mal humor...
Las personas que no ceden al mal humor de la época se debe, tal vez, a que tienen a la vuelta de la esquina unas vacaciones más que prometedoras; no la semana  de costumbre en la costa (eso no alcanza para paliar el desencanto), sino algo más...¿emocionante es la palabra?
En lo que respecta a mi destino, tengo que sacar la calculadora para alternar el mes entre tres destinos posibles: mar del plata (inevitable), colonia y capilla del monte.
Pero no es sobre las vacaciones que me interesaba escribir, sino sobre el mes de diciembre. Diciembre no sólo es denso por su temperatura y por  el clima social de pabellón carcelario con internos esperando la liberación, sino que también lo es por algunos hechos de violencia (actuales e históricos), que saltan a la luz.
Allá atrás está el 19 y 20 de diciembre de 2001. Ayer nomás, la toma del parque indoamericano. Esta semana (es decir hace 15 minutos), el fallo del tribunal tucumano en el caso de Marita Verón y los (graves) incidentes durante el festejo de los hinchas de boca en el obelisco.
Del  caso de Marita Verón se prefiere no hablar de negligencias a la hora de llevar acabo una investigación, para hablar -y seguramente con razón- de connivencias entre los aparatos mafiosos que se nuclean alrededor del negocio de la prostitución: policías, intendentes, gobernadores, jueces: es decir, los tipos que son parte de las instituciones que levantan las paredes de la casa en la que vivimos. Sin embargo, no es en este punto en el que quiero hacer foco (no tengo ningún "aporte que hacer que ayude en ese sentido), sino en el del "consumidor final": el del tipo que, sabiendo que una mujer es prostituta en condiciones de sometimiento, aún así consume sus servicios.
Durante mi adolescencia sentí espanto por el mundo de la prostitución: putas y clientes me generaban, por igual, un desprecio voraz.
Con los años -como en casi todo, por suerte- tuve un corrimiento en relación al tema. Pude aceptar la prostitución, pude -incluso- consumirla en algunas oportunidades. Los corrimientos son, siempre, sabiendo que hay un límite de fondo. Si antes veía como a un pervertido a cualquier consumidor de prostitución, ahora sólo lo sostengo con aquellos que lo hacen sabiendo que la mujer está siendo sometida o si se trata de una menor.
"La prostitución no es un trabajo" escucho decir a una mujer en televisión. Lo que esconde esa postura es un pensamiento idílico del cuerpo; de lo que se puede o no se puede hacer con él. Un pensamiento cargado de religiosidad: el cuerpo como envase del alma, y en tanto uno es soporte del otro, no puede haber ningún tipo de distanciamiento entre ambos.
El distanciamiento de su propio cuerpo es, justamente, lo que señalaba David Viñas  (¡David Viñas!) como característica de las putas. ¿Pero qué pasa con su deseo? Las que pueden sostener su actividad en el tiempo, las que no se quiebran y abandonan (siempre que tengan la libertad plena para  hacerlo), está claro que experimentan algún tipo de goce en el hecho de ser "tomadas como un objeto".
El hombre que goza de la prostitución es aquel que disfruta de ese "distanciamiento" del cuerpo de la mujer. Pero ese distanciamiento lo es, en realidad, con el cuerpo del otro: los cuerpos son intercambiables sin que nada que importe cambie demasiado. El distanciamiento no sucede con el propio goce de la mujer...de ese goce su cuerpo se mantiene bien cerca: es decir del goce de negar algún tipo de intimidad entre su cuerpo y el cuerpo ambulatorio que pasa por su cama.
A mi se me ocurrió, mientras comía una picada a la salida del teatro, que la prostitución implica una masturbación acompañada por un cuerpo. Tal vez. Muchas veces nuestra genitalidad "pide" cuerpo. La mera masturbación imaginativa, a veces, es darle una aspirina a un canceroso.
Ahora se me ocurre que la prostitución no es sólo esa masturbación acompañada por un cuerpo, sino -además- por un cuerpo deseante (que no es en todos los casos, desde ya).
El otro nunca es un objeto; su deseo también está ahí, ocupando un lugar entre las sábanas húmedas. El que no tenga presente este punto (que hay allí un deseo, pero un deseo diferente al "socialmente aceptado en relación a los cuerpos y su genitalidad), no tolerará que una mujer pueda decir que se trata -lisa y llanamente- de un trabajo. Tampoco podrán ir a un prostíbulo (y si van la pasarán mal, tendrán impotencia o eyaculación precoz como síntoma neurótico) los que -desde esta postura unívoca del goce- piensen que lo que están haciendo en ese cuarto es una "violación consentida".
Lo que sí expulsa -a mi por lo menos- es que (para la mujer) se trata de un goce que borra el rostro del sujeto. De ahí la típica frase que se dice cuando un tipo la pasó increíblemente bien con una prostituta: "no te enamores"
De calores y dolores se trata esta entrada. Del dolor de la injusticia, del calor de diciembre, del calor que nos generan las mujeres en diciembre (y en enero, febrero, marzo, abril...)
Necesito un trago. Necesito varias noches seguidas, varios días de pura noche... para descansar.
¿Es mucho pedir?











martes, 18 de septiembre de 2012

LA TIERRA SOBRE LOS PIES...


 
 
Entramos al bar y la imagen en la pantalla me tomó por asalto: multitudinario cacerolazo en el centro porteño y en varios puntos del interior. La convocatoria se había hecho a través de las redes sociales (básicamente facebook y twitter), por lo que jamás me llegó la propuesta para participar de la movilización.

"Recién salgo de la conferencia de Vallejo, estoy en un bar viendo la tele y me persigue una duda: ¿hay que preocuparse?" fue el mensaje de texto que envié -con urgencia- a algunos amigos.

Enseguida vinieron a mi mente las palabras de María Pía López, cuando -durante el debate con la izquierda en la facultad de sociales- dijo que en sus días pesimistas teme que los pasitos emancipatorios que se consiguieron durante el kirchnerismo se transformen en un saldo a liquidar en futuros no tan lejanos.

Me pregunto, entonces, si la manifestación de hace unos días fue un forma incipiente de actualización de ese futuro al que se refiere la socióloga.

Trato de entender la posición de la gente que participó de la manifestación. Difícilmente alguien que tiene críticas al gobierno pero que aun así sostiene al kirchnerismo (entusiasmado o resignado en la teoría "del mal menor") pueda tomar una cacerola y salir a las calles. Por el contrario, tiendo a pensar que los que efectivamente salen no quieren "mejorar" al gobierno, sino que quieren -directamente- borrarlo del mapa político. Así nacieron los cacerolazos del 2001: para borrar del mapa el presente político. La pregunta -obvia- es si las condiciones de posibilidad para tal manifestación son las mismas ayer y hoy, es decir si no se movieron fichas en el juego. Si se movieron fichas del tablero -como efectivamente creo que se movieron en estos diez años- la pregunta que sigue es si esos movimientos fueron suficientes para justificar un futuro con el mismo signo político. También podemos preguntar aquello que apunta al corazón individual de cada manifestaste: ¿suficientes para quién o para quiénes? Y en caso de que -argumentada la insuficiencia en relación al tiempo transcurrido (en definitiva todo tiene que ver con eso)- vale una pregunta estratégica: saben que no quieren al kirchnerismo...pero saben qué quieren?
Historizar y contextualizar. Dos palabras que también implican una relación de la subjetividad con el tiempo (el tiempo pasado pero también el tiempo presente que nos toca vivir y que le toca vivir al mundo del cual somos parte).

Tal vez no se sepa bien qué se quiere, y tal vez por eso tn (principal organizador del evento), se dedicó a cubrir largamente la marcha pero sin acercar nunca un micrófono a los manifestantes. Del otro lado, Duro de Domar mandó a su notero, reiterando la actitud que le valió la agresión a los cronistas de 678, pero esta vez sin consecuencias mayores. Se sabe: en la batalla cultural, bien vale la posibilidad de un compañero caído en combate si justifica sumar puntos mostrando la barbarie ajena (desde este blog vuelvo a condenar la provocación, que es una forma cínica pero "civilizada" de ejercer la violencia).

Finalmente llega un mensaje a mi celular en respuesta a la duda: "parece que hay que preocuparse", me dice un amigo.

Y le hago caso.

domingo, 3 de junio de 2012

FURIA PARA TODOS...




La agresión sufrida por los cronistas de 6,7,8 durante la cobertura de los cacerolazos producidos en estos días en diferentes barrios de la capital, es una clara muestra de lo que -desde los medios en disputa- se está poniendo en juego a la hora de marcar posicionamientos con respecto al futuro que se viene. Lo que impresiona es ver como, con tal de dañar más profundamente al enemigo, no se escatima en poner el riesgo el cuerpo de los propios compañeros. Es decir, el anhelo de alcanzar la victoria final en la batalla cultural, bien vale algunas bajas en el ejército propio.
Por un lado, la gente del programa oficialista contaba con un antecedente de agresión, teniendo en cuenta que -pocos días antes de este último ataque- la habían pasado feo al momento de cubrir una manifestación en favor del jefe de gobierno porteño. Obviando esto, deciden mandan un nuevo equipo a cubrir el cacerolazo en contra del gobierno nacional. Sus compañeros de trabajo -como no podía ser de otra manera- deben huir tras los insultos y golpes que reciben de parte de los manifestantes más desbordados. En el piso - cómodos y seguros- los panelistas se "solidarizan" con los cronistas agredidos  y calientan sus gargantas contra la "barbarie" anti-k.
Está fuera de discusión que la violencia debe ser condenada. Lo que sí se debe poner en discusión es el cinismo de Barone y cia. (me hubiera gustado que Barone estuviera ahí en la calle con los cronistas, pero dudo que hubiera aceptado la propuesta) a la hora de condenar el hecho en sí, sin decir una palabra sobre el "error" en mandar a sus compañeros al matadero, la utilización de los "cuerpos" para que ellos -desde su sillón- pudieran seguir soplando sobre el fuego en el que pretenden incinerar a Clarín.
Está perfecto que quieran cargarse al grupo, lo que me parece terrible es que manden a compañeros que -lo saben- van a terminar siendo agredidos.
La imbecilidad o el cinisimo son los únicos calificativos para diagnosticar tal actitud. Descartado lo primero, el mismo cinismo utilizan para "solidarizarse" ante un escrache a Lanata después de haberlo hostigado y presentado practicamente como un cómplice de la dictadura por su "me tienen harto".
Si la intención de 678 era, simplemente, cubrir lo que estaba pasando y "demostrar" lo brutos, ignorantes, golpistas y despreciables que son los Anti-k, bastaba mandar un móvil sin ningún tipo de identificación periodística. Pero no. Parece que con eso no alcanzaba, también era necesario -para demostrar la brutalidad en todo su esplendor- que alguien resultara lastimado.
Lo consiguieron. Deberían, por ello, ser los primeros en avergonzarse de su propia barbaridad, que es una barbaridad de carácter "simbólico",  antes que avergonzarse de la barbaridad ajena que fue concreta y que -por lo tanto- merece una condena sin que corra demasiado pensamiento bajo el puente.

 

sábado, 25 de febrero de 2012

LA LEY DE LA FEROCIDAD...




Las tragedias suelen generar distintas fases en mi relación con el lenguaje, esa casa rodante poblada de palabras que habitamos todos los días. Me pasó hace muchos años con aquél vuelo de Lapa, me pasó hace menos años con Cromañón, y ahora -una vez más- me pasa ante la imagen de la gente atrapada en el tren de Once.
Menciono las primeras desgracias que vienen a mi mente en este momento, pero desde ya que hay más -muchas más- y algunas de índole cotidiano: el hambre de muchos ante la opulencia de pocos sin ir más lejos. Pero ese tipo de desgracias, naturalizadas, parecen no tener la fuerza para condensar lo que sí condensa una tragedia colectiva. A la luz de los hechos, parece ser que lo que define una tragedia no es tanto la afectación de muchas vidas por descuido, cálculo o indiferencia de quienes deberían cuidar de la integridad de esas almas, sino que esas vidas sean afectadas -brutalmente afectadas llegando incluso, en muchos casos, al punto máximo de su desaparición- al mismo tiempo y en el mismo lugar.
Decía entonces que mis posibilidades expresivas atraviesan diferentes fases ante la tragedia (ante las tragedias entendidas social y mediáticamente como tales) y lo ocurrido con el tren en la estación de Once claramente encuadra en tal categorización.
Lo primero que me ocurre es una obturación total ante un posible intercambio con el otro, ya sea un amigo, un familiar, un compañero de trabajo o mi novia. No puedo decir nada.
Durante algún tiempo, que no es del todo mensurable (pueden ser horas o días), sólo puedo absorver información sin llegar a poder procesarla con claridad: la mezcla de terror y desamparo no es el marco adecuado para tal actividad. Simplemente no estoy en condiciones de compartir lo que me pasa. No por el hecho de decir aquello que cae en los lugares comunes; no me espanta el lugar común cuando el lugar común es el único lugar posible en el que cabe la palabra sensatez. Tiene que ver, me parece, con un estado inicial de parálisis mental en el que todo lo siento en crisis, no sólo las condiciones del transporte público. Y si hay algo que contribuye a mi crisis, no son sólo las imágenes del horror, sino la indiferencia de muchas personas ante algo que -creo- debería afectar la relación con su cotidianeidad.
¿Cómo es que pasa lo que pasa y alguien puede seguir perfectamente con su día, trabajando, leyendo una revista en un bar, cocinando con aceite de oliva, chateando con su amante, o haciendo tantas otras cosas, y que las muertes ahí nomás (las muertes y el olor de los cuerpos manchados por la sangre corrupta de la inoperancia) son sólo una sombra, una nube que ya pronto quedará disuelta en el cielo...?
Al salir de la afasia, mi primer interlocutor me asesta un ladrillazo de sentido común en la cabeza: "es absurdo lo que decís. Tu preocupación no tiene lógica: todo el mundo tiene una vida que llevar adelante, y no lo van a dejar de hacer salvo que la tragedia los afecte directamente. Y además, no aporta nada a la solución de los problemas de la sociedad que las personas, simplemente, se vean afectadas a situaciones terribles, sino que activen respuestas concretas para remediar esos males."

Que las cosas nos afecten directamente. Activar respuestas concretas. Respuestas concretas...pedir la cabeza del maquinista, de los empresarios, del secreatario de transporte, de la presidenta?
Lo aplastante del sentido común, su contundencia, su capacidad de mandarnos a dormir la siesta cual viejo que se pone molesto a la hora del postre.
Vale la pena activar respuestas concretas. Pero no es sobre esas respuestas que pone la lupa esta entrada, sino sobre una sensación inicial (mi afasia) y sus siguientes derivaciones.
Si este tipo de tragedias son eso, lo son porque muestran -con toda nitidez- no sólo la visión de gente atrapada entre fierros y médicos corriendo para todos lados, y familiares desesperados en los hospitales, sino que lo hacen es condensar la imágen de nosotros mismos acercándonos a nuestro propio abismo, a nuestras propias imposibilidades, no ya como sociedad, sino como especie. Una especie que enfrenta a un monstruo que no es reconocido como tal por muchos otros. Que resulta indiferente a muchos otros, y -lo que es peor- no sólo a aquellos que lo conforman. O sí.
Vuelvo al lenguaje como el mudo que, después de años en silencio, recupera al habla de la noche a la mañana. La necesidad de expresión tiene más del orden de lo fisiológico que del orden de lo intelectual: no se puede pensar en un tiempo indefinido para ir al baño. Las horas pasan y el cuerpo ordena. Mi cuerpo ordena, entonces, volver a las palabras, escribir esta entrada, pensar en lo que pasó en once y escribir sobre ello de manera fisiológica, al compás del ritmo de la circulación de mi sangre, tratando de llegar al origen de la tristeza, a las condiciones de posibilidad de la sanción de la ley de la ferocidad.

NUNCA MÁS...