El Estado ( policial) . Ese sí está bien presente...
Una delivery de incongruencias al servicio de la dama que cuelga del hombro de la cartera o de la billetera en la que duerme, junto a roca y belgrano prensados, el caballero suburbano.
Mi pálpito era una victoria ajustadísima de Massa, pero en mi interior se ordenaban las palabras propias del buen guerrero: "esperar lo mejor, pero prepararse para lo peor". Esa era mi consigna. Hoy, el día después, con el resultado puesto y la cabeza pesada como un volquete, creo que -en principio- una sola cosa termina quedando clara; no es nada nuevo, es la lección que la historia reciente nos ha dado, y que tratamos de no verla para (en cambio) enumerar una a una todas las barbaridades del "libertario-liberal". El problema: la manteca, o el pan, o la yerba a mil pesos le ganan a cualquier postura aberrante que alguien pueda tener respecto a: las mujeres, las minorías sexuales, los derechos humanos, la educación y la salud pública, o el cambio climático. Y el candidato que presentó el oficialismo fue el actual ministro de economía, es decir, el de la manteca, el pan y la yerba a mil pesos (poco más, poco menos). Con el diario del lunes queda más claro: muy difícil ganar así. Se podrá decir, y con razón, que muchos de los votantes de Milei no tiene problema en pagar ese monto por los productos. De acuerdo, pero sí tienen problemas para acceder al dólar. Es decir: el factor económico unió por arriba, por abajo y por el medio. Y resulta clave para entender el resultado final. Porque el odio que expresan en el resto de sus lógicas: el Estado parasitario, el político corrupto, etc., vienen después de las restricciones al bolsillo; no antes.
Hay palabras y términos que no forman parte de nuestro glosario cotidiano y que, de pronto, por alguna circunstancia, pasan a hacerlo. Algunas de las palabras y los términos que estuvieron en danza en los últimos tiempos están más que presentes en nuestro imaginario: confinamiento, contacto estrecho, comorbilidades, aislamiento preventivo, emergencia sanitaria, positividad.
Lo rico de las parodias: cuando, en su exceso, entendemos que no se exceden; es decir, cuando iluminan eso que el parodiado no llega a expresar con hechos o palabras pero que, sin embargo, sabemos que está allí, en algún rincón de su cabeza. Que bien podrían formar parte de un posible imaginario. Los Simpson, Capusotto, la revista Barcelona; por eso funcionaron. No sólo por señalar al monstruo, sino por obligarnos a vernos en el espejo y a encontrar algunos rasgos de ese monstruo en nuestra propia imagen. Si es que estamos dispuestos a buscar y no solo a reír, claro.
Lo que me resulta interesante de la defensa que hace Vidal ( desde el canal LN+) respecto al video de la "Gestapo" es justamente lo que a la ex gobernadora no le parece importante aclarar.
"Somos una republiqueta periférica. Acá no se decide un carajo" decía el Indio en una entrevista de finales del 2000. También lanzaba un deseo que, visto en retrospectiva, resultó premonitorio: "ojalá pase algo, rápido, que lo conmueva todo."
En una entrevista por los 20 años de Okupas, Rodrigo de La Serna sostiene que el programa resiste el paso del tiempo porque Okupas pone en escena lo que hasta ese momento nadie mostraba: la precarización organizada de los 90. Una década de una eficacia demoledora, cuyos efectos siguen vigentes . Okupas significó el grito de alerta. Un grito tardío si se tiene en cuenta que salió al aire durante el año 2000, es decir, sobre el cierre del menemato. "Pizza, birra y faso" ( también de Bruno Stagnaro en forma conjunta con Adrian Caetano) tal vez, sea el verdadero grito de alerta.