sábado, 23 de diciembre de 2017

VIOLENCIA...ES MENTIR?


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Algunas consideraciones sobre la violencia (de los pasados dìas, de los tiempos presentes de espacios "reales" y "virtuales" que se ven atravesados por ella) a la luz de una lectura...
"Ahora bien, y si los humanos superan a los animales en su capacidad para la violencia precisamente por que hablan?" se pregunta en un texto el filósofo Slavoj Zizek.
La violencia aparece, en esta frase, no como la antítesis del pensamiento (que es en la forma en la que se la presenta en películas como "Relatos Salvajes", es decir la violencia que aparece cuando no hay discurso, cuando el discurso se ve desbordado por el impulso) sino como su continuación.
La violencia, ella misma, como forma del discurso: a nivel simbòlico, lo vemos en las redes a diario. A nivel "real", basta pensar en el plan genocida de la dictadura, y en la violencia, tambièn racional, que las organizaciones armadas intentaron oponer.
La violencia, también, en su versión mas banal: como forma de entretenimiento: muchos viendo por tv. un show (político o mainstream) donde personas que bailan por un sueño o políticos que hablan por un sueño (personal o no, en ejercicio de sus funciones o no) le gritan al que està enfrente lo màs hiriente que les venga a la cabeza.
"Tal destroza a tal" es la forma en que se suben videos a youtube, ya sea que se trate de un debate televisivo o un debate parlamentario. Y buena parte de los comentarios que se hacen van en la misma dirección. Quièn derrota a quièn. Dónde està el vencedor y dónde el vencido.
La famosa grieta que falsamente el macrismo le atribuye al kirchenerismo. Y que, falsamente también, dicen venir a suturar..
Encuentro, en el libro "El pais de la guerra" de Martìn Kohan, algunas citas excelentes en esta misma línea de pensamiento.
Las relaciones entre las citas se arman con facilidad. Asì, por ejemplo, el politólogo Bobbio sostiene que el Estado, cualquier estado, no es la eliminación de la violencia sino su institucionalizaciòn. Asì, y si nos remontamos a la generación del 80, Dardo Scavino entiende que civilizarse, para la semántica sarmientina, es someterse a una disciplina militar o, incluso, domesticarse.
Si es asì, si el estado es la continuación de la guerra por otros medios, en ese caso, se trata de pensar hacia qué sectores de la sociedad ejerce mas violencia ese estado, de asumir posiciones y formas de relacionarse con la violencia que ese estado ejerce. Y de ver cómo, en este análisis, cobra sentido la siguiente frase de Carlos Godoy: "la guerra es la única muerte natural". Porque nadie puede sustraerse de esa violencia.

jueves, 21 de diciembre de 2017

DAR LA CARA

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Interesante la cobertura que hace Clarìn de los hechos de ayer.
Al parecer la violencia -el salvajismo- fue la única forma que encontraron los manifestantes para expresarse en la plaza del congreso. Las únicas fotos que muestra el diario son las de policías heridos por las agresiones de los manifestantes. Ni una sola mención a la cantidad de asistentes a la marcha.
No hay fotos o menciones a los miles que estuvimos ahí sin tirar una sola piedra.
Es totalmente lógico, entonces, que tampoco hayan hecho una sola mención a los cacerolazos que se produjeron por la noche en diferentes lugares: el cacerolazo es expresión de protesta de gente "civilizada" (que tanto remarcaron y pusieron en tapa cuando de trataba de cacerolazos en contra del kirchnerismo), y para Clarìn, la única forma de oposición posible a este gobierno debe ser entendida en términos de barbarie; si se es "civilizado" no se puede estar en contra. No tendría sentido: la gente civilizada es la que votò el cambio.
Tirar piedras es de bárbaro; pero si no se tiran piedras te invisibilizan dos veces (primero en la marcha, luego en los cacerolazos)
No hay violencia mayor que la negación del otro. ¿Cómo dialogar con alguien a quien no se reconoce como un otro con el que se pueda dialogar, sino como un bárbaro al que hay que domesticar?
Por eso no dicen nada de la mayoría que se manifestó pacíficamente durante todo el dìa, y por eso no dicen nada de los que salieron con la cacerola por la noche.
Porque la civilidad està de un sòlo lado: del lado de un gobierno en el que un presidente, cuando le toca dar una conferencia de prensa después de lo que pasa, se refiere en estos términos a la nueva ley previsional: "todo cambio genera incomodidad".
"Incomodidad" es la palabra elegida. La que define la jornada de ayer. La violencia empieza en la palabra. En la que se dice; en la que no se permite decir al otro.
Es el mismo hombre al que, hace algunos años, al generarse una polémica por su iniciativa para "prohibir a los trapitos" en la ciudad de Bs As, al ser consultado en una entrevista radial por Nelson Castro (Nelson Castro!) sobre si había evaluado otras medidas de fondo en lugar de la prohibición, el actual presidente contesto: "Y que quiere, que los mate directamente?"
Si hablamos de violencia, cuando Duràn Barba no le sopla al oído, se puede apreciar màs claramente la suya.
Y cuando le sopla, como en las conferencias de prensa que trata de no dar, no hay violencia mas educada, mejor vestida que la suya.

miércoles, 13 de diciembre de 2017

EL CEPO MAS PELIGROSO...

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"La administracion macrista comenzo liberalizando la economia al tiempo que regulaba la protesta social; le saco el cepo al dolar y se lo puso a los manifestantes.
La recesion, la inflacion, la perdida de puestos de trabajo, la quita de subsidios: en otras palabras, el deterioro de todos los indicadores sociales desde diciembre de 2015, recalento una conflictividad social que caracteriza a la realidad argentina incluso en epocas de bonanza.
Es un tipo de cultura enraizada en los origenes mismos del Estado argentino. Basta recordar la policia de Ramon Falcon en los sucesos de la semana roja de 1909; o, una decada mas tarde, la semana tragica y los sucesos de la patagonia rebelde. Una maquinaria que alcanzo su apogeo con las dictaduras y el terrorismo de estado.
Tenemos un estado, entonces, de una larga, nefasta y brutal tradicion represiva. Hablar entonces de represion macrista es simplemente darle una especificidad temporal, como pudo ser la represion kirchnerista, duhaldista, delarruista, menemista y asi hasta la generacion del 80.
Hasta ahora uno podia pensar que recurrir a palos y gases era el "costo" que un gobierno tenia que pagar de cara a la opinion publica y a los votantes. Pero si el PRO, que vive pendiente del humor social que emana a diario de encuestas y focus groups, recurre a resoluciones violentas cada vez mas seguido, tiene que ver con que cuenta con el beneplacito, con el apoyo mas o menos tacito de una parte importante de la sociedad.
Lo verdaderamente ominoso no es que el estado argentino nos pueda herir o matar por protestar, sino que vivimos rodeados de personas a las que eso les parece bien, o al menos no del todo mal."
Matias Capelli. "Recrudece" (Inrockuptibles, Agosto 2017)

domingo, 10 de diciembre de 2017

EL FUTURO DE LA PALABRA...

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"LA VULGARIDAD"
Por Daniel Link para Perfil

En un antiguo libelo (¿Se puede pensar la política?), Alain Badiou había propuesto una serie de juegos de lenguaje a partir de las premisas: “la derecha miente”, “la izquierda dice la verdad”. Lo primero queda demostrado por la prepotencia de los actuales gestores de políticas públicas en Argentina. 
En los últimos dos años los indicadores correspondientes a las políticas monetaria, cambiaria y financiera han despertado la atención de los más reaccionarios economistas, que reconocen en lo que se está haciendo una variante de lo que ellos hicieron en su momento, para hundir al país en una crisis de la que todavía no hemos conseguido salir del todo. Endeudamiento, atraso cambiario, bicicleta financiera y burbuja hipotecaria (las cuotas de los hipotecados aumentarán a partir de este mes un diez por ciento, y nadie sabe si ese salto no será el primero de una serie que Europa conoció en 2008 y que puso en crisis el sistema bancario internacional). 
La política tarifaria y las políticas sobre salarios y jubilaciones son indicadores suficientes para saber si una gestión se ha comprometido verdaderamente con los “Objetivos de desarrollo sostenible” propuestos por la ONU en septiembre de 2015 o si adhiere a ellos retóricamente. 
En los últimos dos años, el poder adquisitivo de la población en Argentina ha disminuido, tanto por los desorbitados aumentos de tarifas públicas como por la licuación de los aumentos conseguidos en paritarias a través de la inflación. Con eso alcanza para determinar si un gobierno miente o no en la adhesión al “Fin de la pobreza”, el “Hambre cero” y la “Educación de calidad” (ONU). 
En los últimas semanas, dos proyectos suman todavía un predicado más al gobierno nacional y municipal (ciudad de Buenos Aires): la reforma pedagógica llamada “Escuelas del Futuro”, propuesta por el Ministerio de Educación de la Nación y la intervención y clausura de los 29 Institutos Formación Docente de la Ciudad de Buenos Aires (con la excusa de formar una Universidad Pedagógica) son de una vulgaridad que provoca arcadas. 
Los expertos en educación han objetado el proyecto “Escuelas del Futuro” con argumentos intachables (prescinde de un diagnostico integral de la situacion educativa actual, carece de perspectiva historica y promueve una vision de progreso acritica, no elabora un planteo solido desde sus fundamentos pedagogico-didacticos ni epistemologicos; no ha sido discutida con los diferentes actores educativos: docentes, equipos directivos, familias, investigadores e investigadoras; asigna un lugar secundario a los conocimientos disciplinares, etc.). 
Me detengo en la última característica, congruente con la disolución de los Institutos Superiores de Formación Docente de la Ciudad de Buenos Aires: el lugar secundario asignado a los conocimientos disciplinares, que el proyecto “Escuelas del Futuro” licúa en áreas mal diseñadas (Lengua y Literatura, por ejemplo, ocupará la misma que Educación Física), todas ellas al servicio del eje central de la reforma: la digitalización de los aprendizajes y la apuesta a la ingeniería robótica como clave de... ¿desarrollo? 
En la misma dirección, la disolución de los Profesorados liquida de un plumazo la formación de expertos en lectura y escritura, una de las características de las instituciones centenarias que ahora se pretende hacer desaparecer sin aviso previo y sin discusión. 
Ambos proyectos no sólo están preñados de mentiras de derecha sino también de vulgaridad: ¿hay que recordar a los reformadores que el mayor lingüista del siglo XX, Noam Chomsky, realizó su carrera y sus mayores aportes a la disciplina desde el M.I.T. (Instituto Tecnológico de Massachusetts), precisamente porque las autoridades de esa universidad sabían que no se puede desarrollar inteligencia artificial sin investigaciones de punta en el área del lenguaje? 
Si quieren robots, primero necesitamos lingüistas y filólogos. Los mejores de ellos se formaron en el Profesorado “Joaquín V. González”, por ejemplo. 
Que la derecha miente es sabido desde la Revolución Francesa. La vulgaridad de la que está dando muestras entre nosotros es, sin embargo, la revelación del siglo XXI.

martes, 5 de diciembre de 2017

INVENTAR EL FUTURO...


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"La derrota histórica de 1989 hizo que los movimientos sociales actuales quedasen huérfanos. La paradoja d nuestra época es que està obsesionada con la memoria, mientras que sus movimientos contestatarios (los indignados, la "primavera árabe") no pueden inscribirse en una continuidad con los movimientos revolucionarios del siglo XX.
Los movimientos de estos últimos años están en busca de nuevas perspectivas  pero no tienen  una orientación política claramente definida. Aparecieron en distintos países -en Europa, en Estados Unidos, en los países árabes- pero en ninguno lograron generar estructuras políticas permanentes.
El mundo no puede vivir sin utopías, y va a inventarse nuevas. Lo que me parece seguro es que ya no se harán revoluciones en nombre del comunismo, al menos no del comunismo del siglo XX. Éste último fue engendrado por una era de guerras, concibió la revolución según un paradigma militar, y esta época ya concluyò. Se puede formular la hipótesis de que las futuras revoluciones no seràn comunistas, como lo fueron las del siglo XX, pero seguirán siendo anticapitalistas; se harán por los bienes que hay que salvar de la reificaciòn del mercado. Las revoluciones no se decretan, nacen de crisis sociales y políticas; tampoco son producto de alguna ley histórica o causalidad determinista. Se inventan, y su desenlace es siempre incierto. Hoy en dìa debemos asimilar la derrota de las revoluciones del pasado sin por eso plegarnos al orden del presente."


"QUÈ FUE DE LOS INTELECTUALES"? (CONVERSACIONES CON ENZO TRAVERSO)

domingo, 26 de noviembre de 2017

LA ÑATA CONTRA EL VIDRIO


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El deja vu es un fenómeno extraño. Cuando me pasa -no es algo habitual- quedo paralizado.¿Pero acaso el deja vu no implica algún tipo de parálisis? Porque la superposición de lo que està ocurriendo en un momento actual e inmediato con un momento pasado y mediato no puede suceder sin la abolición (momentánea, claro), de ese presente en el que ocurre el deja vu. El último fue un domingo, hace poco, en el bar.
Si me preguntan digo que soy de Boca, pero sòlo por no decir el antipàtico "de nadie". .Me importa muy poco si gana o no. En algún momento me importò; ya no. Me importa cada vez menos ver fùtbol, asì como cada vez me importa menos participar de las discusiones habituales sobre fùtbol (las diferencias entre Messi y Maradona, por ejemplo). Me sigue importando lo que pasa con la selección y jugar con cierta regularidad (y mantener cierta regularidad en mi juego: algùn buen gol, alguna buena asistencia en cada partido). Y nada màs.
Todo esto como para generar el marco de mi deja-vu: habìa ido, despuès del almuerzo, a leer al bar que màs me gusta, cerca del departamento.
En un momento, al levantar la cabeza, vi que todas las mesas estaban ocupadas. No tardè en enterarme porqué: jugaban boca y river.
Encontrarme con el bar lleno y mucha gente agolpándose del otro lado de la ventana, tratando de disfrutar "desde afuera", me remitió a los 90. A finales de esa década
En casa tenìamos cable pero no tenìamos el pay-per-view y a mì, que en ese momento me importaba el fùtbol, no me quedaba otra que empezar una la peregrinación por los bares y estaciones de servicio vecinos, en búsqueda de algún lugar para poder ver el partido de boca.
Todo eso volviò, el otro dìa, en el bar, mientras empezaba el partido.
Ya lo sabemos por Estebitan: no importa el fútbol; importan los lazos sociales que articula: la misma bombilla, las historias compartidas.
Pero en la "articulación" del bar el otro día (los que llegaron primero entran; los que llegan después, que se queden afuera) es una articulación tan perversa como sintomática de los tiempos que vivimos.
El disfrute que sòlo se hace goce cuando hay alguien que queda afuera (¿porqué será que en las publicidades aparece todo el tiempo la palabra exclusivo?. No se supone que un bien o un servicio, ya sea un shampoo o un viaje a paris, se disfruta por cualidades intrínsecas al propio bien o servicio?. ¿Porqué quieren que sepa que ese bien o ese servicio no està al alcance de cualquiera?)
El goce como algo exclusivo del "emprendedor" . El emprendedor como el que le gana de mano al otro, al que no puede entrar; al que mira de afuera.
Tiempos de deja-vu.

sábado, 11 de noviembre de 2017

LOS OPUESTOS...


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"LOS ENAMORADOS" Por Martin Kohan para Perfil
El acoso existe, y es terrible. Funciona a base de hostigamiento, de asfixia, de mortificación. El acoso es una forma de imposición, es la versión fascista del deseo, y ejerce su afán de conquista, al igual que en las conquistas de guerra, al precio de arrasar lo conquistado. El acoso se practica como determinación unilateral, y deja para después (un después indefinido) la eventual aquiescencia del otro. Su imposible utopía es la de Atame, de Pedro Almodóvar. Su antídoto está en Peteribí, de Luis Alberto Spinetta.
El acoso existe, sí. Pero también existe la seducción. Y la seducción es muy otra cosa. La seducción está lejos de reducirse a una sola pregunta (“¿me amás?”) y una sola respuesta (“sí”/“no”); está plagada de “no sabe” y “no contesta”, de “creo que sí”, de “creo que no”, de “sí pero no”, de “me parece”. La seducción se entiende mucho más con los vaivenes y las contradicciones, con las vacilaciones y la suspensión, con eso que Lenin definió como “un paso adelante, dos pasos atrás”. Sólo a veces transcurre entre personas que ya saben lo que quieren y lo saben de una vez.
Por eso el seductor insiste, porque habita esa zona del amor que está hecha más que nada de eso: de insistencias, una zona en la que nada se desluce tanto como una resignación demasiado pronta. Buena parte de los amores más felices y más plenos que existen o han existido no habrían sido posibles sin cierta dosis de insistencia.
Sabemos con qué eficacia opera la represión social de la sentimentalidad: disfraza sus moralinas con gritos de libertad, disfraza de respeto legítimo sus mandatos de indiferencia. Si llegara por desgracia a instalarse cierta incapacidad de diferenciar una seducción de un acoso, o si avanzara, tanto más, la tendencia a identificarlos sin más, quedaría el propio amor puesto en peligro. ¿Y qué sería de nosotros sin el amor? ¿Qué sería de nosotros, los enamorados?