Empiezo a recordar los sueños. Es interesante el ensamble de personas y situaciones que se pueden producir en ese mundo paralelo y efímero que se genera mientras dormimos (¿será que -estando despiertos- nuestros sueños son la misma cosa; es decir, un mundo fugaz que atraviesa nuestros ojos mientras estamos ocupados "en la realidad" que nos rodea?, ¿será que mientras -en el sueño- la realidad "duerme" a nuestro alrededor, en la vida "real" -es decir mientras estamos despiertos- el sueño vuelto pesadilla es aquel que duerme en estado lúcido?).
Lo cierto es que sueño que llegan Carolina (mi prima que no es mi prima) y mamá a casa para avisarme que hay que ir a un velatorio. No sé quién murió.
Me encuentro frente al placard, viendo qué ropa me pongo para ir, cuando Alejandro me apura: "¡ponete cualquier cosa, es un velatorio! Acto seguido me pregunta: "vos sabes quien murió, no?"
Le digo que no. Me dice: "murió Germán".
Entro en crisis y voy corriendo a la cocina. Desesperado, al borde de las lágrimas, me encuentro con mi mamá que está sentada. La miro y las palabras brotan: "no puede ser, cómo que murió Germán! No puede ser!". Fin del sueño. Fin de la pesadilla, mejor dicho.
Paso a explicar la identidad de los personajes intervinientes.
Carolina: es la nieta de Ofelia, mejor amiga de mi mamá. Hace pocos días falleció Marcelo, sobrino (cuasi-hijo) de Ofelia.
Alejandro: es abogado y trabaja en los tribunales de lomas. Juego a la pelota con él los viernes a la salida del trabajo. No conoce a ninguno a mis amigos ni a mi familia.
Germán: amigo del grupo de mar del plata. Vive allá actualmente. Primero en una casa rodante (un "motorhome") próximamente en una casa fija. Está por ser papá. Tampoco conoce a ninguno de los participantes del sueño.
Al día siguiente tengo una comida en la casa de una amiga. Les cuento a mis amigas del sueño y una de ellas intenta analizarlo. Los "psicoanalistas de ocasión" (muchísimas personas -entre las que me cuento- que tienen en común ciertas dosis de inteligencia y sensibilidad) me generan algo ambiguo: valoro la intención pero pierden de vista que -más allá del marco teórico- lo que falta allí es el marco analítico propio de la terapia.
Y si a esto le sumamos que se trata de un sueño de índole coyuntural (y no "estructural" de mis noches), resulta poco menos que imposible decodificar el mensaje.
El ensamble de la mente es evidente. Lo que genera inquietud es porqué -en ese ensamble- el que muere es Germán y no cualquier otro de mis amigos, familiares o conocidos.
"¿Qué representa Germán para vos?" me pregunta mi amiga en un intento de llegar al fondo de la nada misma.
Tal vez ese sea el problema de los "analistas de ocasión": creen se puede llegar al fondo de alguien de la misma forma en que un automovilista llega a mar del plata por la ruta 2: todo derecho. Con la diferencia que el automovilista sabe cómo ir y qué se va a encontrar cuando llegue.
"No lo sé, es un amigo como cualquier otro" le contesto, tratando de disimular -sin éxito- el fastidio que me generó la pose desde la que preguntaba.
Ella volvió a la carga..."bueno, pero todos los amigos no significan lo mismo para nosotros".
Veo que el resto de mis amigas ya no prestan atención así que no quiero ser el único que tenga que hacerlo, así que negocio la salida del tema con una propuesta: en caso de volver a soñar lo mismo -o algo parecido- ella va a ser la primera en darme una "devolución".
Pero no vuelvo a soñar lo mismo; ni siquiera algo parecido. Sueño que estoy en la facultad de letras, con mi amigo Marcos en la clase de literatura del siglo xx de Daniel Link
Marcos es mi amigo que se fue a vivir a España desde que terminamos el secundario.
Todos los años viene para estas fechas a pasar un par de semanas con su familia.
Sueños coyunturales me esperan por las noches...sueños lúcidos, que -al despertar- los puedo atrapar con las manos como si fueran una hoja que cae de un árbol.
Estoy contento de haber vuelto a soñar. Y estoy contento de que Germán esté bien.
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