martes, 29 de septiembre de 2015

EL BUSCADOR...




"Mi trabajo es muy limitado. De manera muy esquemática, consiste en esto: tratar de recuperar en la historia de la ciencia, de los conocimientos y del saber humano, algo que se asemeje a su inconsciente. Si se quiere, la hipótesis de trabajo es, a grandes rasgos, la siguiente: la historia de la ciencia, la historia de los conocimientos, no obedece simplemente a la ley general del progreso de la razón; en cierto modo, no son la conciencia humana, la razón humana, las poseedora...s de las leyes de su historia. Por debajo de lo que la ciencia conoce por sí misma hay algo que no conoce; y su historia, su devenir, sus episodios, sus accidentes, obedecen a una serie de leyes y determinaciones. Esas leyes y determinaciones son las que he tratado de sacar a la luz. He intentado poner de relieve un ámbito autónomo que sería el del inconsciente del saber, que tendría sus propias reglas, como el inconsciente del individuo humano también tiene sus reglas y sus determinaciones...y la idea de que consagrarse, como ahora hacemos nosotros, a actividades propiamente teóricas y especulativas significa apartarse de la política, es una idea, creo, falsa por completo. No es que al apartarnos de la política nos ocupemos de problemas teóricos tan restringidos y meticulosos; sino que ahora nos damos cuenta de que cualquier forma de acción política sólo puede articularse de la manera más estrecha con una reflexión teórica rigurosa"


DEL LIBRO "¿QUÉ ES USTED, PROFESOR FOUCAULT?"

domingo, 27 de septiembre de 2015

¿QUÉ HACER?




ENTREVISTA AL HISTORIADOR Y FILÓSOFO HAYDEN WHITE PARA CLARÍN.

¿Cuándo empezaron a formarse las ideas que se demostrarían en su gran obra teórica, “Metahistoria”?

Creo que tiene que ver con mi descubrimiento de Marx. Una vez que uno comienza a tomar conciencia de que en las ciencias sociales, en la filosofía y en la religión lo que estás tratando son varios tipos de ideologías, entonces lo que quieres ir a buscar es la iluminación, la clarificación, desmitificación. Creo que ese es el motivo por cual yo me interesé en las ciencias sociales y la historia. Gente como Max Weber parecían ofrecer puntos de vista desmitificados sobre el mundo. Y creo que todos queremos la iluminación. No queremos vivir en una fantasía; no se puede vivir en la fantasía. La fantasía es necesaria para alimentar al espíritu, pero no es suficiente para manejarte en el mundo.

En su larga historia como profesor, ¿cómo evalúa los cambios del joven estadounidense?

El mundo digital ha cambiado todo. Antes intentábamos enseñar a la gente joven a pensar conceptualmente. Pero hoy el montaje y el collage de las imágenes dan una forma diferente de pensar y relacionar los signos con las cosas.  Y esto crea una sensación diferente del tiempo y la temporalidad. Por lo tanto pienso que la generación actual de alumnos no experimenta el pasado como algo arcaico o remoto. Es simplemente otra dimensión exótica que se puede tornar presente con imágenes con gran facilidad.

¿Y cómo se siente frente de estos cambios?

Las cosas cambian. Todo cambia. Desesperarse por el cambio no tiene sentido.

¿Considera que este libro que se publica ahora en Argentina es una buena introducción a su obra en general?

Un escritor no es el mejor crítico de su propio trabajo. Mi punto de vista siempre ha sido: lo escribes, lo publicas y la gente lo puede usar como le parezca. No me molesta ser interpretado o mal interpretado.

No es común oírle a un teórico esa opinión.

Creo que toda comunicación es comunicación fallida y que los errores creativos son válidos. La interpretación nunca es objetiva. A mí no me interesa la polémica. Mi punto de vista es que hago lo mejor que puedo; si usted piensa que lo puede hacer mejor, hágalo mejor.

Estamos en un momento donde se promueven visiones contradictorias: la humanidad oscila entre la salvación tecnológica y un cataclismo que amenaza  borrar la raza humana de la Tierra.

¡Bueno, claro! Eso es por el capitalismo. El capitalismo extraerá todo lo que pueda de la tierra para poder producir bienes y promoverá el consumo como un bien en sí mismo. A ellos no les importa el calentamiento global. Ellos asumen que la tecnología traerá una solución. A las corporaciones no les importa. A Mobil Oil no le importa el calentamiento global. Destruirían el universo entero para lograr una ganancia. Este es nuestro problema, no la tecnología. La tecnología es solamente un medio, se puede usar con fines buenos o malos. Pero, desafortunadamente, el capitalismo es suicida porque presume de una expansión infinita en una situación donde hay recursos limitados. No puedes tener expansión infinita y recursos limitados. El sueño es entonces que colonizaremos la Luna, colonizaremos el planeta Marte. No creo que eso vaya a suceder. Hasta que logremos regular las corporaciones capitalistas, estamos condenados.

Más de una década después de haber entrado en el siglo XXI, ¿cuál sería su primer boceto de la historia del siglo XX?

Es una serie de catástrofes. Hay un comentarista inglés que lo designa: “El podrido siglo XX.” Cuando lo piensas: comienza con la Primera Guerra Mundial; la Gran Depresión; la Segunda Guerra Mundial; la Guerra Fría; después toda una seguidilla de guerras. Los Estados Unidos estuvieron en guerra por 56 años. Es el primer país capitalista y el capitalismo significa guerra. Esa es la forma más rápida de consumir los bienes y de crear demanda. El siglo XX fue el triunfo del capitalismo, la destrucción de la Tierra y el uso de la tecnología para generar ganancias en vez de proveer las necesidades de los seres humanos y los demás animales y plantas sobre la Tierra.

Dado ese sentimiento, ¿cómo se siente viviendo en el corazón de la bestia?

Es exactamente eso. Los Estados Unidos son el gran villano de este cuento, porque han empujado el proyecto capitalista hasta su máxima expresión. Ahora es una sociedad que se dedica nada más que a la producción de desechos. Produce más basura, más desechos atómicos y orgánicos. ¡A tal punto que ya no saben dónde ponerlos! Han estado tirándolos en Africa –¿sabía eso?– ¿Qué van a hacer con los desechos atómicos? Los están enterrando en cuevas del sudoeste del país, en Nuevo México y Arizona: pero esta cosa no se desintegra por 10.000 años. Va a estar allí envenenando el agua potable y la tierra. O lo tiran al mar. Destruyen ríos… Sin pensarlo. ¡Y lo saben! ¡Saben lo que están haciendo! Esto es una de las razones de que el marxismo sea más fuerte entre los intelectuales de los Estados Unidos que en cualquier otro lugar del mundo. Vemos los efectos del capitalismo. ¡También nos beneficiamos! ¡Mírame a mí! Soy sano. Y eso es porque los ricos siempre se protegen a ellos mismos. ¡No les importa el calentamiento global! Se compran otra casa en un lugar donde estarán a salvo.

Hay muchas personas que afirman que el marxismo ya no sirve para explicar el mundo.

La reciente catástrofe financiera demuestra lo contrario. Todo el mundo decia: “¿Cómo pasó esto? ¡Cómo puede ser!” ¡Que lean a Marx! El les contará cómo sucedió. Cualquier persona de la izquierda vio claramente y de antemano lo que estaba sucediendo con la creación de las deudas hipotecarias. Los ejecutivos de Goldman Sachs o cualquier otra casa financiera, si les preguntas te responden: “El juego es así.” Y el Estado es cómplice. El gobierno de los EE.UU. no está haciendo nada para la gente sin trabajo o para las personas que perdieron sus hogares. Han salvado los bancos y las instituciones financieras. A hora la brecha entre los ricos y los pobres en los EE.UU. es así: un 1% de la población controla más del 90% de la riqueza del país. Esta es la distribución de riqueza más desbalanceada en la historia del capitalismo. Antes la idea era que el libre mercado permitía que cualquiera pudiera jugar; pero, obviamente sabemos que no puedes jugar sin los recursos. Si yo juego en el mercado bursátil con cinco mil millones de dólares no es lo mismo que si lo hago con mis ahorros de unos miles de dólares.

¿Es posible que esta desigualdad lleve a una revolucion popular como hemos visto en los países del norte de Africa al comienzo de este año?

No. Es imposible. Porque el Estado tiene todo el poder, tiene todas las armas. Ya no puede haber más revoluciones populares. Salvo en el Tercer Mundo, en Ruanda o Namibia. Mira, antes que nada: imagínate que quieres hacer una revolución y quieres destruir a General Motors. ¡General Motors es una empresa internacional! ¿Dónde voy para destruir a General Motors? La ataco en Detroit, pero eso no haría gran daño a la empresa. Esta todo terciarizado por todo el mundo. Y lo mismo vale para el Estado. El Estado está donde sea que el poder del Estado reside. El Estado es Mobil Oil, por ejemplo. Y uno sabe perfectamente qué pasa cuando hay una amenaza terrorista en Washington: ¡el gobierno se va! Tiene búnkers subterráneos… Se ve sano, tanto en cuerpo como en mente. Parece feliz. Pero esa imagen es totalmente contradictoria con lo que piensa sobre la realidad del mundo.

¿Cómo sobrelleva esa tensión?

Imagínese que el calentamiento global lleva a la destrucción de la raza humana. ¡Sería bueno para la Tierra! La gente me pregunta, ¿Por qué eres tan pesimista? Y yo respondo: No soy pesimista. Soy optimista. ¡Creo que la raza humana por fin se morirá! ¡Será muy bueno para el planeta! Es la especie humana la que está destruyendo el planeta. ¡No son los perros los que lo están destruyendo! Desde el punto de vista de la evolución darwiniana, es bueno que las especies se extingan. Es algo necesario para que siga en marcha el proceso evolutivo.

¿Se considera usted un nihilista?

Sí. Un nihilista en la ontología, un anarquista en la política. No tengo nada de esperanza o fe en el sistema político o el sistema económico.

sábado, 26 de septiembre de 2015

Y LARGAMENTE REÍMOS...




Uno de los parámetros para saber si tuve un buen día siempre fue si me reí mucho; si hice reír o si me hicieron reír. Lo risa; algo que no se cuestiona, algo tan necesario para vivir como el aire que respiramos. Pero me encuentro, en el prólogo de un libro de Moliere, con un enfoque de lo cómico tan interesante como polémico: "hay algo de impúdico en ese desahogo meramente físico de la carcajada, que se agrava cuando las carcajadas se repiten. Y el rostro mismo del que ríe se... vuelve fácilmente grotesco, por poco que ayuden la desproporción o el desacuerdo originario de las facciones. Una faz inundada por el llanto , forzada por la queja, incendiada o empalidecida por la cólera, puede adquirir una belleza toda ella de expresión que toque en lo fascinante y lo sublime. Pero la cara congestionada por la risa, descompuesta y tironeada por el juego desordenado de los músculos, no es más que una caricatura que usurpa momentáneamente la faz verdadera, oculta bajo la máscara de sus gesticulaciones. Y DEBIDO A SU INDIGNIDAD FUNDAMENTAL, LA RISA ESTÁ DESTERRADA DE TODOS LOS FUNDAMENTALES MOMENTOS DEL SER: EL NACIMIENTO, LA MUERTE, LA TRANSMISIÓN DE LA VIDA, Y LA CREACIÓN DEL ORDEN INTELECTUAL."

sábado, 19 de septiembre de 2015

LOS UNOS Y LOS OTROS...




"MALA PUNTERÍA" Por Martín Kohan, para Perfil.

¡Si habré escuchado a Fernando Niembro! Sus debates con Raúl Fernández, en los mediodías del programa De una, me mantenían pegado a la radio. Y aunque la corriente del afecto personal corría a favor de Raúl Fernández, porque en mi juventud yo había trabajado con él, admito que los argumentos que acababan por ganarme eran siempre los de Niembro. Recuerdo dos planteos que Niembro defendía a rajatabla. Uno de ellos postulaba lo siguiente: que los partidos perfectos eran los que salían cero a cero, dado que, si no había habido goles, significaba que nadie había cometido un error. El otro consistía en resistirse a hablar de mala suerte cuando un tiro pegaba en un poste o en el travesaño; mala suerte no, porfiaba Niembro, mala puntería, alegaba.
Yo escuchaba con fascinación estos razonamientos a contramano. Los partidos sin goles, que todo el mundo deplora, eran defendidos por Niembro, decidido a considerar que un gol se produce ante todo por un error (del que lo recibe) y no por un mérito (del que lo convierte). La utopía de un mundo sin errores subyacía a su indeclinable postura. Y luego su teoría de la inexistencia de la mala suerte, que derivaba automáticamente en una especie de ética de la responsabilidad a ultranza, la idea de que cada cual es responsable de lo que hace y no puede invocar factores externos.
Yo había estudiado a los presocráticos apenas unos años antes, en la cátedra de Tomás Abraham y con Hebe Uhart como docente. Supe ahí de un fervor, que era también su talento, por la argumentación en tanto argumentación, por lo que con las palabras podía hacerse para producir una verdad. Y nada mejor para ejercer ese fervor, nada mejor para evidenciar ese talento, que defender lo indefendible: plantear una hipótesis descabellada y dotarla de un artificio verbal que permitiera mantenerla en pie.
Niembro en eso es un experto. Estos días lo confirman. No hay en todo el PRO un orador que lo supere; ningún otro dirigente en esa fuerza tiene su fluidez verbal, su repertorio retórico, la tasa de su vocabulario, su relación cordial con la sintaxis, el hábito de pronunciar todas las letras de las palabras. La defensa de la empresa sin empleados, o la de su venta en 20 mil pesos nada más, son de esas joyas de las maniobras del lenguaje que hasta Parménides habría envidiado. Las sumo a mi colección, junto con la defensa del cero a cero o la refutación de la mala suerte.
No me prendo en el debate sobre el ranking de la corrupción: si es más grave lo de Boudou o lo de Niembro, si es peor lo de Hotesur o las escuchas telefónicas de Macri. Ese menos de un tercio de argentinos que no votamos ni al PRO ni al FPV seguimos perplejos tales debates, medidos insólitamente con una especie de corruptómetro. Quien se niega a refrendar con el sufragio a una fuerza en la que la corrupción exista puede permitirse el rechazo de plano, no precisa entrar a dirimir proporciones y cantidades, no se pone a discernir quién se corrompe un poco más o un poco menos.
En todo esto la que me defraudó fue Elisa Carrió. Tampoco a ella la he votado jamás y no creo que vaya jamás a votarla. Sus raptos místicos me dejan pasmado, y a veces hasta me han dado angustia. Cuando habla es como si estuviera en trance, pero incluso en esas derivas algo alucinadas anida, pese a todo, una verdad (hay un gran cuento de Ricardo Piglia sobre eso). Anida una verdad y es una verdad en la que he creído: que Lilita Carrió no es corrupta, que su lucha contra la corrupción es inflexible, que no hace excepciones ni vistas gordas. Yo esperaba de ella, en la ocasión, el gesto que mejor le sale: el portazo. Que no haya sido ella quien armó la lista de candidatos en la Provincia no es excusa; que haya perdido la elección no justifica nada, es lo de siempre. Hay contratos sospechados, millones de aspecto turbio, ¿cómo puede mantenerse Carrió, la impoluta, en un entorno hasta tal punto polucionado?
Se fue de Binner y de Stolbizer, perdedores pero honestos, para venir a parar acá. ¿Mala suerte? Mala suerte, no. Mala puntería, en todo caso.

martes, 15 de septiembre de 2015

MIRTANOSAURIUS...

Fuentes de Información - que son los dinosaurios

Prendo la tele el domingo al mediodía y me acuerdo de mi abuelo.Una vez, siendo yo muy chico y estando de vacaciones en su casa del alfar, me dijo algo que me quedó marcado a fuego: "a tu edad yo cazaba dinosaurios". Desde ese momento -y por algún tiempo- mi abuelo fue mi superhéroe en la vida real. Recuerdo, en alguna reunión familiar, haber contado orgulloso su proeza: "mi abuelo cazaba dinosaurios".
Ahora, de grande, me empiezo a preguntar cómo lo hacía. Me lo imagino p
oniéndole la traba a un tiranosaurio rex, para después meterlo de prepo en una bolsa de consorcio, o volteando de un gomerazo a un velociraptor.
¿Cómo cazaría mi abuelo a este dinosaurio que estoy viendo, ahora, en la televisión? ¿A qué especie pertenece este ejemplar, que no se exitingue, que no desaparece?
Desde el más allá, mi abuelo afina la puntería en su gomera. Ojalá acierte una vez más. Si lo hace, volverá a ser un superhéroe, pero esta vez no sólo para mí.