Una delivery de incongruencias al servicio de la dama que cuelga del hombro de la cartera o de la billetera en la que duerme, junto a roca y belgrano prensados, el caballero suburbano.
martes, 28 de febrero de 2017
EL FRIO DEL MAR...
"En las bajas temperaturas" Por Fabian Casas para Perfil
Hace poco vi una película que me impresionó. Trabajaba Ben Affleck haciendo de Batman y narraba una pelea entre Batman y Superman. El film era algo que superaba el bodrio, de alguna manera, tal vez nos estaba hablando, involuntariamente, de que la vida no tiene ningún sentido. Hace poco vi otra película donde actúa otro Affleck, Cassey. La película se llama Manchester junto al mar y si uno está pasando un mal momento en la vida, un momento muy duro, yo aconsejo verla pero para ingerirla como se hace con los medicamentos homeopáticos. Es decir, agregar dolor para curar el dolor. Cassey Affleck tiene una actuación extraordinaria. Tengo para mí que las películas que no soportan el spoiler son malas. Si una película es buena, no se debilita nunca porque se sepa quién es el asesino. Affleck, cuando empieza la película, trabaja en Boston como portero. Es un tipo duro que esconde en sus gestos una tragedia. Boston está congelado. El palea la nieve. Le avisan que en Manchester muere su hermano y que éste dejó en su testamento que él debe ser el tutor de su sobrino adolescente. Como en Manchester también hace mucho frío, no pueden enterrar a su hermano y éste queda un tiempo largo, hasta la primavera, en la morgue congelándose. Todos se congelan en esta película. Lee, el personaje de Affleck, tiene los sentimientos congelados, el hijo del hermano se muere de frío porque tiene ropa inadecuada. La película utiliza flashbacks para mostrar la vida anterior a las muertes, la otra cara del portero taciturno de Boston. Ahí vemos que Lee era un tipo divertido, al que le gustaba pescar con su sobrino y su hermano, que disfrutaba de la vida en familia junto a su mujer y sus tres hijos. Y que un día, por una negligencia, deja la chimenea prendida y se va a comprar cerveza. Cuando vuelve la casa está en llamas, sus hijos carbonizados y su mujer, salvada de casualidad, con un ataque de nervios. La película podría haber caído en ese tipo de redención estereotipada donde el tío se hace cargo del sobrino y recupera la vida. Pero Lee dice: “No puedo superarlo”. Sobre el final, en una escena memorable, su ex mujer que pudo reconstruir su vida y lleva un bebé en un carrito, se lo cruza y le dice: “Perdón por haberte dicho cosas horribles. Tenía el corazón partido. Vos también tenés el corazón partido. Te amo”. El alma humana, parece decir Kenneth Lonnergan, el director, es insondable como ciertas zonas profundas del mar.
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