Una delivery de incongruencias al servicio de la dama que cuelga del hombro de la cartera o de la billetera en la que duerme, junto a roca y belgrano prensados, el caballero suburbano.
jueves, 30 de julio de 2020
CALLAR AL OTRO
jueves, 23 de julio de 2020
SOBRE PÉRDIDAS, GANANCIAS Y EL PLACER DE LAS REPETICIONES...
"Yo no colecciono objetos, sino formas de pensar. Es decir, me relaciono con el arte desde el conocimiento, y la pasión por el objeto es una consecuencia de ello."
"Yo creo que todo nace del placer, es decir, el acto de coleccionar es un acto placentero que precisa de la repetición: no hay placer en coleccionar sin repetición. Creo que la repetición te permite comprobar que una cosa te da placer y el placer de la repetición es probablemente lo que impulsa la construcción de colecciones. Y aquí viene un tema que me preocupa: si mi pulsión coleccionista es poco más que una pulsión infantil de juego permanente. Siempre que hablo de la repetición pienso en dos cosas: en hacer el amor y en el fútbol."
"Cuando uno contempla una obra de arte visual hay una experiencia. Al intentar narrarla tiene que pasar por lo que un autor llamó "el desfiladero de las palabras", que es estrecho y limitado para el paso de según qué experiencias. Mi pregunta es: hay una ganancia o una pérdida al intentar describir una obra plástica?"
"Citaba un libro de Baudelaire sobre la psicología de los juguetes, algo así como que los niños rompen los juguetes para buscar su alma. Inmediatamente lo identifiqué en esta pieza, lo visualicé cortando la fotografía, buscando su alma, y yo creo que esa alma está ahí. Es una pieza que también está cerca de mi cama, de las últimas que veo antes de dormir"
"A veces compras por belleza; otras por necesidad afectiva. Hay algún momento en la vida en la que uno quiere desaparecer. Afortunadamente, son momentos fugaces. Entonces, hay obras que te permiten situar fuera una problemática personal y resolverla favorablemente. Encapsular la sensación para poder controlarla. Esta necesidad humana ha debido de inspirar el arte de todas las épocas, pero en el contemporáneo se hace más evidente..."
"Creo en los artistas, que ese ruido de fondo que traen a nuestra vida nos nutre, nos alimenta de verdad, porque nos inspira, nos emociona, nos alegra, nos invita a pensar, produce nuevas ideas, afectos, deseos... En definitiva, no sé si nos hace mejores, pero desde luego nos hace más completos, seguro, y finalmente son parte imprescindible de nuestra memoria, de nuestra identidad, de nuestra vida"
"CONVERSACIONES CON COLECCIONISTAS DE ARTE CONTEMPORÁNEO"
sábado, 18 de julio de 2020
LAS PREGUNTAS QUE NOS ACOMPAÑAN...
"El ciudadano lúcido y el pensador político no pueden sino descartar desde el primer momento la demonología o la angelología de la Revolución. No para adoptar un cordial eclecticismo, emitir juicios medidos y dar algo de razón a todo el mundo, sino para desarrollar una actitud crítica y política. Crítica: un verbo que antes que, antes de significar "juzgar" , quiere decir "separar", "distinguir". Una actitud crítica tal - el esfuerzo por distinguir y separar- se impone, frente a un proceso que, aunque data de dos siglos, guarda para nosotros una eminente significación política.
¿Qué es lo que constituye esta pertinencia? Ocurre que las significaciones creadas entonces, y las instituciones donde se han encarnado, conservan para nosotros un sentido, y que este sentido no va de suyo. Esto significa que las preguntas que nos hacemos en cuanto a lo que hay o no que hacer , en cuanto a nuestra organización colectiva, en cuanto a las orientaciones de la vida social en la medida en que estas dependen de nuestra actividad lúcida y deliberada, estas preguntas -no resultas, pues, para nosotros- fueron creadas como preguntas
durante esos periodos y las respuestas que se les ha ofrecido, vistas por nosotros como aceptables o inaceptables,
siguen haciendo a los términos del debate.
Una historia definida por la emergencia de preguntas explícitas: ¿qué debemos pensar?, ¿qué debemos hacer? ¿cómo debemos organizar nuestra comunidad?
Una historia que comienza en Grecia y luego, tras un largo eclipse, comienza nuevamente con el primer Renacimiento, continua con el siglo XVII inglés, el Iluminismo y las Revoluciones (norteamericana y francesa) del siglo XVIII y, más tarde, con el movimiento obrero.
Las preguntas y las brechas: la soberanía -dice la Revolución- pertenece a la nación. Pero ¿pertenece realmente la soberanía a la nación cuando el poder está en realidad en manos de una oligarquía económico-política, como es el caso de todos los países llamados "democráticos"?
"Libertad, igualdad, fraternidad" dice la Revolución. Pero es en nombre de la "libertad" económica (que beneficia principalmente a quienes ya son "económicamente libres") que reina una desigualdad política digna de consideración. Y ¿cómo puede existir la "libertad " (de no ser en un sentido limitado y defensivo), si se excluye a toda la nación salvo a una ínfima minoría de de la participación en el poder? Ser amo de sí e imponer algunos límites al poder de los amos son dos cosas radicalmente diferentes.
La Revolución vio algunas de las condiciones sociales de la democracia y las hizo realidad (destruyendo al Antiguo Régimen). No vio muchas otras, principalmente económicas. Esto no impide que -salvo para quienes consideren que el capitalismo liberal es la forma por fin hallada para las sociedades humanas, y quienes, hegelianos o no, sueñan con el fin de la historia- las preguntas que, de manera explícita o implícita, ha suscitado la Revolución, así como las que ha callado, sigan acompañándonos."
¿Qué es lo que constituye esta pertinencia? Ocurre que las significaciones creadas entonces, y las instituciones donde se han encarnado, conservan para nosotros un sentido, y que este sentido no va de suyo. Esto significa que las preguntas que nos hacemos en cuanto a lo que hay o no que hacer , en cuanto a nuestra organización colectiva, en cuanto a las orientaciones de la vida social en la medida en que estas dependen de nuestra actividad lúcida y deliberada, estas preguntas -no resultas, pues, para nosotros- fueron creadas como preguntas
durante esos periodos y las respuestas que se les ha ofrecido, vistas por nosotros como aceptables o inaceptables,
siguen haciendo a los términos del debate.
Una historia definida por la emergencia de preguntas explícitas: ¿qué debemos pensar?, ¿qué debemos hacer? ¿cómo debemos organizar nuestra comunidad?
Una historia que comienza en Grecia y luego, tras un largo eclipse, comienza nuevamente con el primer Renacimiento, continua con el siglo XVII inglés, el Iluminismo y las Revoluciones (norteamericana y francesa) del siglo XVIII y, más tarde, con el movimiento obrero.
Las preguntas y las brechas: la soberanía -dice la Revolución- pertenece a la nación. Pero ¿pertenece realmente la soberanía a la nación cuando el poder está en realidad en manos de una oligarquía económico-política, como es el caso de todos los países llamados "democráticos"?
"Libertad, igualdad, fraternidad" dice la Revolución. Pero es en nombre de la "libertad" económica (que beneficia principalmente a quienes ya son "económicamente libres") que reina una desigualdad política digna de consideración. Y ¿cómo puede existir la "libertad " (de no ser en un sentido limitado y defensivo), si se excluye a toda la nación salvo a una ínfima minoría de de la participación en el poder? Ser amo de sí e imponer algunos límites al poder de los amos son dos cosas radicalmente diferentes.
La Revolución vio algunas de las condiciones sociales de la democracia y las hizo realidad (destruyendo al Antiguo Régimen). No vio muchas otras, principalmente económicas. Esto no impide que -salvo para quienes consideren que el capitalismo liberal es la forma por fin hallada para las sociedades humanas, y quienes, hegelianos o no, sueñan con el fin de la historia- las preguntas que, de manera explícita o implícita, ha suscitado la Revolución, así como las que ha callado, sigan acompañándonos."
"EL MUNDO FRAGMENTADO" (C. CASTORIADIS)
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TEXTOS ESCOGIDOS. EL MUNDO FRAGMENTADO
martes, 14 de julio de 2020
LA TIERRA RESECA...
"Sin madre ni padre, tan sólo él mismo, solo, al cumplir dos años se convirtió en amenaza y fue condenado a pasar la infancia lejos de su tierra y de los tacurús, en una isla.
Don Ciriaco pasó cierto día por las cocinas montando un lobuno y aceptó llevárselo para apartado de la tierra reseca, de las hormigas.
-Es el hijo de la Eulalia, que en paz descanse. Ella era conocedora de hierbas, una verdadera santa. No podemos permitir que el gurí ande jugando con los venenos, va a desencadenar el mal de ojo si sigue destruyendo tacurús con el culo, se sienta encima de los hormigueros y estudia la ponzoña de la hormiga.
Don Ciriaco convino en llevárselo junto con el herbario de la Eulalia y algunos ungüentos que exigió de yapa. No lo llevó enancado porque era muy chico. Lo puso a horcajadas sobre la cruz del animal, ente sus brazos, reclinado del lado de las riendas.
Envuelto en los vahos del sudor de ese primer caballo, el guri tuvo su primer sueño que él dice profético aunque jamás se lo narró a nadie y lo más probable es que ya no lo recuerde. Cuando por fin abrió los ojos se encontró con esa confusa y desconocida región llamada selva. El perfume del jazmín salvaje, flor que se transforma y cambia de color con el paso del tiempo -del blanco al violeta más violento- acabó emborrachándolo hasta el punto de hacerle ver doble: el paisaje repetido boca abajo hundiéndose en el suelo.
Era el comienzo de los esteros, las primeras avanzadas del agua pero él no podía saberlo en ese entonces. Palmeras hacia arriba y hacia abajo, espejadas en el agua en la que se iba hundiendo el caballo al pisar por momentos una alfombra de un verde muy tierno, traicionero, que cedía bajo los cascos,
Quizá por eso a él nunca le gustaron las alfombras verdes, Siempre prefirió las rojas.
Primer paso en el reino de las aguas, primera lección de aprender a leer en los reflejos.
Don Ciriaco se apeó cuando ya el agua le llegaba a la rodilla y rescató su bote escondido entre los juncos. Puso con gran cuidado las hierbas de la Eulalia sobre el bote y después lo cargó al hijo de la Eulalia como un fardo más, colocándolo sobre las bolsas de harina y la de azúcar. Al lobuno le quitó el cabezal, le dio una palmada para que volviera a tierra firme a pastar hasta nuevo aviso y, con los pantalones muy arremangados, empezó a empujar el bote hasta atravesar la barrera de lirios acuáticos como palmatorias, florecidos con velas color púrpura.
Luisa Valenzuela Cola de lagartija (fragmento) |
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