"En la historia del mundo ha habido dos artes (la pintura, la escultura) que han intentado sintetizar la experiencia humana por medio de representaciones petrificadas; movimientos suspendidos. La distinción entre el fondo y la figura es la base de nuestras representaciones; pero también, de modo más misterioso, nuestro espíritu busca su camino en el mundo entre la figura y el movimiento, entre la forma y el proceso que la engendra; de ahí esa sensación casi hipnótica que nos invade delante de una forma inmóvil engendrada por un movimiento perpetuo, como las ondas estacionarias en la superficie de un charco."
"Hace cinco siglos que la idea del YO domina el mundo; ya es hora de tomar otro camino."
"Lo que hace la poesía no es añadir cierta música a la prosa (como se creyó durante mucho tiempo en la época en que todos los poemas tenían que ser en verso); tampoco es añadir un significado subyacente al significado explícito (interpretación marxista, freudiana, etc.), Ni siquiera es la multiplicación de significados secretos, ocultos bajo el primer significado (teoría polisémica). En resumen, la poesía no es la prosa más otra cosa: no es algo más que la prosa; es otra. El lenguaje prosaico organiza reflexiones, argumentos, hechos; en el fondo, organiza sobre todo hechos. Acontecimientos arbitrarios, pero descritos con enorme precisión, se entrecruzan en un espacio y un tiempo neutros. Cualquier aspecto cualitativo o emotivo desaparece de nuestra visión del mundo. La poesía rompe la cadena causal y juega constantemente con la potencia explosiva del absurdo; pero no es el absurdo. Se trata del absurdo creador; creador de un sentido diferente, extraño pero inmediato, ilimitado, emocional."
"Lo único que realmente puede mantenernos con vida es el sentido del deber. En concreto, si uno desea responsabilizarse de un deber práctico, se las arregla para que la felicidad de otro ser dependa de su existencia; por ejemplo, puede intentar educar a un niño, o a falta de un niño, comprar un caniche."
"Las sociedades animales y humanas establecen diversos sentidos de diferenciación jerárquica, que pueden basarse en el nacimiento (sistema aristocrático) , la fortuna, la belleza, la fuerza física, la inteligencia, el talento..., por otra parte, todos estos criterios me parecen igualmente despreciables, y los rechazo; la única superioridad que reconozco es la bondad. Actualmente nos movemos en sus sistema de dos dimensiones: la atracción erótica y el dinero. El resto, la felicidad y la infelicidad de la gente, se deriva de ahí. Para mí no se trata en absoluto de una teoría: es cierto que vivimos en una sociedad simple, así que estas pocas frases bastan para dar una descripción completa."
"El verdadero paraíso moderno es el supermercado; la lucha se acaba a sus puertas. Los pobres, por ejemplo, no entran. Uno gana dinero en otro lado; y luego va a gastárselo ante una oferta innovadora y variada, a menudo fiable a nivel de gusto y bien documentada desde el punto de vista de la nutrición. Tenemos que ser conscientes de que los objetos manufacturados del mundo entero -el cemento armado, las bombillas, los vagones del metro, los pañuelos- son objetos concebidos y fabricados por una clase reducida de ingenieros y de técnicos, capaces de imaginar y de poner en funcionamiento los equipos adecuados; ellos son los únicos realmente productivos. Representan, quizás, el 5 % de la población activa, y ese porcentaje disminuye constantemente. Y así encarnan plenamente el ideal técnico que guía el movimiento histórico de las sociedades occidentales desde fines de la Edad Media, y que puede resumirse en una frase: "si es técnicamente posible, la técnica lo hará."
"Sin embargo, podemos progresar si consideramos que no sólo vivimos en una economía de mercado, sino, de forma más general, en una sociedad de mercado, es decir, en un espacio y un tiempo de civilización donde el conjunto de las relaciones humanas, así como el conjunto de las relaciones del hombre con el mundo, está mediatizado por un cálculo numérico simple donde intervienen el atractivo, la novedad y la relación calidad-precio. Esta lógica, que abarca tanto las relaciones eróticas, amorosas o profesionales como los comportamientos de compra propiamente dichos, trata de facilitar la instauración múltiple de tratos relacionales renovados con rapidez (entre consumidores y productos, entre empleados y empresas, entre amantes), para así promover una fluidez consumista basada en una ética de la responsabilidad, de la transparencia y de la libertad de elección."
"La lógica del supermercado induce forzosamente a la dispersión de los sentidos; el hombre del supermercado no puede ser, orgánicamente, un hombre de voluntad única, de un solo deseo. De ahí viene cierta depresión del querer en el hombre contemporáneo; no es que los individuos deseen menos; al contrario, desean cada vez más; pero sus deseos se han teñido de algo un tanto llamativo y chillón: sin ser puros simulacros, son en gran parte un producto de decisiones externas que podemos llamar, en sentido amplio, publicitarias. No hay nada en esos deseos que evoque la fuera orgánica y total, tercamente empeñada en su cumplimiento, que sugiere la palabra "voluntad". De ahí se deriva cierta falta de personalidad, perceptible en todos los seres humanos."
"La literatura se opone con todas sus fuerzas a la noción de actualidad permanente, de presente continuo. Los libros piden lectores; pero estos lectores deben tener una existencia individual y estable; no pueden ser meros consumidores, meros fantasmas; deben ser, también, de alguna manera, sujetos."
"Cada individuo es capaz de producir en sí mismo una especie de revolución fría, situándose por un instante fuera del flujo informativo-publicitario. Es muy fácil de hacer; de hecho nunca ha sudo tan fácil como ahora situarse en una posición estética en relación con el mundo: basta con dar un paso al costado. Basta con hacer una pausa; apagar la radio, desenchufar el televisor; no comprar nada, no desear comprar. Basta con dejar de participar, dejar de saber; suspender temporalmente cualquier actividad mental. Basta, literalmente, con quedarse inmóvil unos segundos."
"EL MUNDO COMO SUPERMERCADO" (M. HOUELLEBECQ)