"No me acuerdo cómo no cuándo me enteré de que Bjork había hecho una película. Pero sí que la vi antes de nuestro trágico diciembre, en el año 2001. Por ese entonces veía mucho teatro, pero no iba tanto al cine, así que tocaba de oído quién era Lars Von Trier. Tiempo después vendrían la admiración y el desprecio por ese director misógino con el que las actrices afirmaron, después de una primera vuelta, que nunca volverían a trabajar.
Entregarme a esta película fue meterme en un torbellino emocional que terminó en algo así como una cirugía a corazón abierto. La película me poseyó. En este acto de entrega a la tierra a la que Bjork me había invitado, miraba asombrada cómo ella no actuaba, ella era Selma con una inexorabilidad animal. No sé muy bien cómo contar lo que sigue, pero sí que la película me llevó hasta el centro de mí y me trajo de vuelta transformada.
Abracé esa sensación de asumir que el arte estaba uniendo mis dos mundos y así, sin entender mucho nada, me levanté de la butaca reconociéndome un poco más entera."
"UNA HERIDA CUBIERTA DE MIEL " ( NAYLA POSE, SUPLEMENTO RADAR, HOY)