sábado, 27 de diciembre de 2025

REVIVIR PARA VIVIR...

 



"Para vivir realmente las cosas, necesito revivirlas."

"Todas las actividades que son la justificación de mis viajes -encuentros con estudiantes, escritores, periodistas- me hacen vivir en la superficie de mi misma, en la dispersión. No me resulta desagradable, suponen unas maravillosas vacaciones en el sentido etimológico, un período de vacío. Pero no soporto eso mucho tiempo, no más de una semana. Sobre todo si estoy escribiendo un texto. En ese caso, la prisión es el exterior, y la libertad, el despacho en el que me encierro. Ahí es donde existo de verdad."

"Siempre he hecho una gran diferencia entre los libros que empiezo y mi diario íntimo. En los primeros, todo está por hacer, por decidir, en función de una proyección que se realizará a medida que se materialice la escritura; en el segundo, el tiempo impone la estructura, y la vida inmediata es la materia; es, pues, más limitado, menos libre, no tengo la impresión de "construir" una realidad, solo de dejar una huella existencial, de "depositar" algo, sin finalidad particular, sin plazo de publicación, un mero "estar ahí." Pero he de hacer una diferencia entre el diario realmente íntimo y el diario que contiene un proyecto preciso, es el caso de "Diario del afuera" y "La vida exterior", que dan voluntariamente la espalda a la introspección y la anécdota personal, y en los que el "yo" no aparece mucho. Aquí, la estructura inacabada, el fragmento, la cronología como marco, que caracterizan la forma del diario, están al servicio de una elección y de una intención, a saber, sacar instantáneas de la realidad cotidiana, urbana, colectiva."

"En mi cabeza, estos dos modos de escritura constituyen, de alguna manera, una oposición entre lo "público" y lo "privado", entre la literatura y la vida, entre totalidad e inconclusión. Entre acción y pasividad. Yo diría que el diario íntimo me parece el lugar del goce, y los otros textos son el espacio de transformación. Y tengo más necesidad de transformar que de gozar."

"Apenas si me considero un ser único, en el sentido de absolutamente singular, sino más bien una suma de experiencias, y también de determinaciones sociales, históricas, culturales, sexuales, de lenguajes, y en continuo diálogo con el mundo (pasado y presente), que conforman, sí, por fuerza, una subjetividad única. Pero me sirvo de mi subjetividad para reencontrar y desvelar mecanismos o fenómenos más generales, colectivos. En el fondo, la finalidad última de la escritura, el ideal al que aspiro, es pensar y sentir dentro de los otros, como los otros -los escritores, pero no solo ellos- han pensado y sentido dentro de mí." 

"LA ESCRITURA COMO UN CUCHILLO" (ANNIE ERNAUX)


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