Mostrando entradas con la etiqueta TEXTOS ESCOGIDOS. ADIOS QUERIDA LUNA.... Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta TEXTOS ESCOGIDOS. ADIOS QUERIDA LUNA.... Mostrar todas las entradas

martes, 5 de marzo de 2019

LA AMBIGÜEDAD HECHA CANCIÓN...

Resultado de imagen para LEONARD COHEN

"Nunca he tenido la idea de una carrera en la música o una carrera en ninguna otra cosa, y siempre me pregunté de qué habla la gente cuando usa la palabra "carrera". Parecía surgir muchísimo entre la gente que estudiaba en la universidad, pero yo más bien me veía a mí mismo sentado en los cafés con otros como yo que sentían que la palabra "carrera" tenía un matiz ominoso. "
"Vivo en un estado de vacilación y acepto que es parte de la descripción del trabajo. Un trabajo de esta índole está continuamente lidiando con la duda, con las crisis nerviosas y con la posibilidad de que te hayas engañado a ti mismo y a los demás toda la vida. Esos son los desafíos y aprendes a vivir con ellos".
"Parecemos estar en uno de esos períodos en los que hay una gran grieta entre la expresión pública y la experiencia privada, y en la que casi cualquier cosa que se manifiesta por sí misma a nivel público tiene un aire de artificialidad e irrelevancia. Escuchas a los políticos hablar y no puedes creer que vivan en el mismo país que tu, pues parecen estar hablando desde una posición ficticia. No quiero postular una condena indiscriminada, pero rara vez encuentro algo que se dirija a mi experiencia privada.
De algún modo, sentí que parte de mi trabajo era evidenciar esta sensación de ambigüedad intolerable que parece dar forma a todas las actividades."
"Para de veras estar en casa, tienes que distanciarte de tu propia cobardía, de tu propia pereza, tus propias dudas. Luego aceptas zambullirte en lo material y estar listo para ahogarte...o nadar."
"La democracia es la otra cara del futuro. La democracia es la alternativa y va madurando con una noción de ambigüedad en relación a nuestras vidas, a nuestros trabajos, a nuestros matrimonios,a nuestros amores, a nuestras afiliaciones y lealtades, y como trasfondo tenemos esta fe que llamamos democracia, que es la religión más grande que produjo Occidente.
Estados Unidos me parece el gran laboratorio. Más allá de cuán irónicos nos pongamos en relación a Estados Unidos, en cierto modo nuestras bendiciones pueden dirigirse a Estados Unidos. De algún modo entendemos que es allí donde tiene lugar el gran experimento. Las razas confrontan entre sí, las clases viven juntas, los ricos y los pobres miran la misma pantalla cada noche. Y no imagino que alguien con buena voluntad pueda no desear el bien.
No sé si hay una característica absoluta en la democracia, o en el islamismo o en el cristianismo, pero es como un combustible que hace que la gente actúe, ya sea para bien o para mal; posiblemente no podría decir de qué manera. Pero vemos que los pueblos del mundo ya no están conformes con sus antiguas posiciones en relación a la autoridad. La democracia pone nervioso a todo el mundo."
"El anarquismo afirma o refiere o señala o cree o tiene la esperanza de que hay una posición que todos entienden instintivamente, que les permite establecer vínculos con los demás a nivel personal, racional y amoroso que no necesitan ser ordenados desde arriba. Así que siempre se trata de una posición atractiva, especialmente para los jóvenes."
"Quizá es una especie de coartada que estoy a punto de inventar, pero nunca me sentí alejando de la posición de la mujer. Ella no se encuentra por fuera de mi experiencia íntima. Nunca sentí que la mujer fuera una criatura ajena a mi punto de vista a la que yo tuviera que abrumar o glorificar. Si alguna vez te sentiste hombre y mujer a la vez -piensa que cualquiera que cante sobre estos asuntos tiene que pasar por esa experiencia, y tal vez todos hayan pasado por esa experiencia de adoptar un punto de vista que no es ni masculino ni femenino- te olvidas de quién eres. Una vez que pasaste por esa experiencia de no ser ni hombre ni mujer, cuando renaces fuera de la forma predeterminada que habitas, regresas con el residuo de la experiencia o el residuo de la sabiduría, y eso te permite reconocer en el otro rasgos extremadamente familiares."

"COHEN POR COHEN" (ENTREVISTAS Y ENCUENTROS CON LEONARD COHEN)

miércoles, 6 de marzo de 2013

LAS VENAS ABIERTAS DE AMÉRICA LATINA...

 

"Mas grande que lo posible"

Por Mario Wainfeld para Página 12
 
Si hay un lugar común pavote y mediocre es hablar de (o esperar) un veredicto de la Historia sobre los líderes o grandes dirigentes. No existe ese tribunal impersonal (ejem), “independiente”. Los que van juzgando son los pueblos, portadores y defensores de intereses. El presidente Hugo Chávez se fue glorificado en las urnas por su pueblo, revalidado en numerosas ocasiones, repuesto en su lugar por movilizaciones masivas tras el nefasto golpe de 2002. La última elección fue una más (porque ratificó una tendencia) y fue única porque se produjo en medio de su enfermedad: quedó como el pronunciamiento final y tajante. Lo que Chávez fue para Venezuela lo plebiscitaron sus compatriotas. Los números y la recurrencia hablan solos, poco hay que agregar.
Tenía un gran manejo mediático e histriónico... Lo que concretó es bien tangible. Es difícil mensurar la proporción internacional de Chávez sin puntualizar que Venezuela no es una potencia económica ni militar. Que jamás un presidente de ese país fue tan conocido, amado u odiado, funcionando como referencia en esta América y en el mundo. Hay que saber mucha política, tener mucho don de mando y capacidad de negociación para conseguir tanto con una “base material” tan acotada.

En la región fue un líder formidable y constructivo. Central para un nuevo diseño del Mercosur, que aglutinó a los tres países con mayor PBI. Determinante para el “No al ALCA”, que sepultó una propuesta política norteamericana en la Cumbre de Mar del Plata.
El hombre, claro, supo aliarse. Primero que nada, con Argentina y Brasil. La narrativa dominante sobre esta etapa se saltea la conjunción entre los dos países más relevantes de América del Sur, durante las presidencias de Lula da Silva, Néstor Kirchner, Cristina Fernández de Kirchner y Dilma Rousseff. La unión estratégica es un eje de la época, que en estas pampas se subestima o se niega para demostrar que lo de Brasil es formidable y lo nuestro un engendro. La sincronía en tantas medidas, la articulación y comunicación permanentes refutan esa lectura perezosa.
Chávez captó ese cuadro de situación y supo jugar dentro de él. Un ejemplo redondo fue la mentada Cumbre de Mar del Plata, donde aceptó (divertido, desde ya) hacer de chico malo cuando Kirchner y Lula se lo pedían o manejar la extensión de sus discursos para dilatar o acortar una reunión. El saldo fue el rechazo a una tremenda iniciativa imperial, conseguido a pulso.
Otro logro, chocante con la caricatura que dibuja la derecha, es cuán importante fue Chávez para la sostenida paz en la región. Y para el firme rechazo conjunto a la violencia norteamericana en Medio Oriente o la instalación de un centro de detención y tortura en Guantánamo. Entre tanto “el concierto de las naciones” acompañaba, hacía de comparsa o, en el mejor de los casos, miraba para otro lado.
Se habla de un bravucón (que podía serlo de palabra, si venía al caso), pero fue un pilar en tiempos de trabajosa integración regional, connotada por la ausencia de conflictos bélicos relevantes.

A la hora de la hora, el orador impenitente sabía escuchar. Aceptó, a instancias especialmente de Kirchner, someterse al referéndum revocatorio: una elección a todo o nada durante un mandato vigente, algo que casi no existe en ninguna Constitución del mundo. Debía descomprimir la tensión interna. El mejor camino eran las urnas. Supo entender, le sobró cuero para jugarse. Y ganar, esa arte tan esquiva para varios republicanos de opereta que sólo convocan minorías.

Venezuela, como tantos países, se benefició con el alza sideral del petróleo. No hay datos de otras naciones que, sin ser potencias y arrastrando necesidades importantes, usara esa riqueza para trabar relación con otros menos afortunados, para ayudarlos. De nuevo, abundan traducciones esquemáticas, provenientes de aquellos que no registran los cambios históricos y usan siempre las mismas categorías. El ladrón cree que todos son de su condición; el imperialista, también. Por eso subestiman o encasillan mal lo que concretó Chávez trasfundiendo petróleo a precio de regalo a aliados vecinos: Nicaragua o Cuba son los más característicos. O hasta ideológicos: llegó a vender nafta barata para abaratar el bus de Londres cuando lo gobernaba Ken Livingstone, un cuadro izquierdista apodado “el alcalde rojo”.
Venezuela no se constituyó en una metrópoli sino en una peculiar variación de aliado. El ejemplo de Cuba es el más complejo y evidente. Iba dinero a Cuba, desembarcaban médicos y maestros cubanos en Venezuela, se formaban médicos de toda la región en La Habana con financiamiento venezolano. ¿Había pujas por ver quién “conducía” a quién en esta relación o en la que lo ligó con Brasil y Argentina? Seguro que la hubo, siempre está presente entre aliados o compañeros de ruta. Pero no se plasmó en la relación imperio-colonia.

Citaba a Bolívar, a Tupac Amaru, a Fidel, a Mariano Moreno, a Dorrego, a San Martín, a Salvador Allende... Ninguno de los presidentes argentinos de los últimos años evoca tanto al ex presidente Juan Domingo Perón en sus modos retóricos ni lo cita tanto en sus discursos. Era un autodidacta ávido y se
aggiornaba continuamente, vaya a saberse en qué momentos o ratos libres. Regalarle al presidente Barack Obama Las venas abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano, fue un gesto ingenioso, pleno de simbolismo. Conocía la historia de nuestro país mejor que la mayor parte de los dirigentes argentinos actuales. Alguna vez se enzarzó con Cristina en una charla sobre el revisionista Jorge Abelardo Ramos, lo tenía en su biblioteca.
Sus discursos eran largos, seguramente caribeños, podían albergar un tramo musical cantado a voz en cuello o un gesto teatral, como cuando se sacudió el azufre dejado por George Bush en las Naciones Unidas. Pero distaban mucho de la parodia, al contrario, eran ejemplo de comunicación de masas. Conjugaban la lógica de la retórica dirigida a pueblos y militantes: síntesis histórica, semblanza y glorificación de los próceres. Nadie se iba sin tener una pintura de lo que quiso expresar, sin un par de consignas, de mensajes para trasmitir a sus compañeros o en sus barrios.

Cuando el rey de España le espetó “por qué no te callas” sinceró una verdad honda, que trascendía la levedad de la anécdota. En el centro del mundo querían acallarlo, anularlo. No porque fuera exagerado y ruidoso, sino por lo que decía y representaba. Lo aborrecieron en Estados Unidos y en la Europa central. No odian a los dictadores: auparon a muchos. No odian la violencia que ellos ejercieron en Irak o Afganistán. Odian el desafío político e ideológico que le propuso nuestro Sur, en una era de relativa independencia y autonomía, sin un ápice de olor a pólvora.
El cronista le debe al periodista y ensayista Ernesto Semán esta caracterización del antagonismo ideológico, que tiene más de cien años y reflorece vital en el siglo XXI: “Chávez capturó como pocos un común denominador regional que precede al populismo: una idea de republicanismo, que pone en el centro político los derechos sociales e ideas de bien común (que muchas veces pueden ser al mismo tiempo inclusivas y autoritarias) por sobre ideas de libertad individual y derechos de propiedad privada que caracterizan al liberalismo en su versión norteamericana”.

Se lo evocará mostrando una edición de bolsillo de la Constitución bolivariana, bailando, abrazando a sus pares, pronunciando palabras conmovedoras frente al féretro de Kirchner. El cronista se lleva en la memoria un acto realizado en Ferro, en contrapunto con la presencia de George W. Bush en Uruguay. Este escriba corría contra el cierre. El discurso se rizaba y era imposible saber cuándo llegaba a su fin. La razón profesional del cronista le ordenaba partir, para darle al teclado. Su corazón lo clavaba ahí. Le era imposible, como a muchos millones de latinoamericanos, no quererlo y disfrutar de su palabra.
Que no era hueca, además. Esa vez describió a “Cristina y Néstor” como “mis hermanos porque somos hijos de la misma crisis”, una frase tan afectuosa como precisa. Y agregó que creía más en los procesos históricos que en los hombres providenciales. Que si Bolívar hubiera muerto de disentería en la infancia o si San Martín no hubiera regresado de España, la independencia de sus países hubiera llegado igual. Tratemos de combinar, a pluma alzada, las dos afirmaciones. El determinismo absoluto no existe, las condiciones propicias sí.
La sincronía de gobiernos de matriz popular, críticos de los desvaríos y de la entrega noventista, es consecuencia de un marco general: el fracaso del neoconservadorismo. En cuanto a lo de los dirigentes providenciales, acaso no existan, estrictamente. Y por cierto de nada sirven si no “embocan” el momento histórico en que les toca vivir. Pero hay protagonistas que llegan al tope de las posibilidades disponibles. Que saben interpelar a sus pueblos y articular alianzas como pocos o nadie. Chávez fue uno de ellos, en ese sentido es irremplazable. En todo lo demás, se abren todos los enigmas acerca de cómo se suple, en pleno proceso de cambio, a un jefe carismático consagrado merced a sus acciones rompiendo la tradición y reformando a fondo las instituciones. Instituciones y tradición marchitas y estériles, por si hace falta resaltarlo.
Entre tanto, seguramente sin mayor originalidad, pero presumiendo que en sintonía con los lectores de este diario, el cronista llora a su modo la pérdida de un compañero y de un referente.

sábado, 27 de octubre de 2012

PROFETA EN SU TIERRA...



 
RELATO DE FACUNDO CABRAL (1935-2011)

"Como los budistas, sé que la palabra no es el hecho.
Si digo manzana no es la maravilla innombrable que enamora el verano, si digo árbol apenas me acerco a lo que saben las aves, el caballo siempre fue y será lo que es sin saber que así lo nombro.
Sé que la palabra no es el hecho, pero sí sé que un día mi padre bajó de la montaña y dijo unas palabras al oído de mi madre, y la incendió de tal manera que hasta aquí he llegado yo, continuando el poema que mi padre comenzó con algunas palabras.


Nacemos para encontrarnos (la vida es el arte del encuentro), encontrarnos para confirmar que la humanidad es una sola familia y que habitamos un país llamado Tierra. Somos hijos del amor, por lo tanto nacemos para la felicidad (fuera de la felicidad son todos pretextos), y debemos ser felices también por nuestros hijos, porque no hay nada mejor que recordar padres felices.

Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la Tierra es tan corto, que sufrir es una pérdida de tiempo. Además, el universo siempre está dispuesto a complacernos, por eso estamos rodeados de buenas noticias. Cada mañana es una buena noticia. Cada niño que nace es una buena noticia, cada cantor es una buena noticia, porque cada cantor es un soldado menos, por eso hay que cuidarse del que no canta, porque algo esconde. Eso lo aprendí de mi madre que fue la primera buena noticia que conocí.

Se llamaba Sara y nunca pudo ser inteligente porque cada vez que estaba por aprender algo, llegaba la felicidad y la distraía, nunca usó agenda porque sólo hacía lo que amaba, y eso se lo recordaba el corazón. Se dedicó a vivir y no le quedaba tiempo para hacer otra cosa. De mi madre también aprendí que nunca es tarde, que siempre se puede empezar de nuevo, ahora mismo, le puedes decir basta a la mujer (ó al hombre) que ya no amas, al trabajo que odias, a las cosas que te encadenan, a la tarjeta de crédito, a los noticieros que te envenenan desde la mañana, a los que quieren dirigir tu vida, ahora mismo le puedes decir basta al miedo que heredaste, porque la vida es aquí y ahora mismo.

Me he transformado en un hombre libre (como debe ser), es decir que mi vida se ha transformado en una fiesta que vivo, en todo el mundo, desde la austeridad del frío patagónico a la lujuria del Caribe, desde la lúcida locura de Manhattan al misterio que enriquece a la India, donde la Madre Teresa sabe que debemos dar hasta que duela.

Caminando comprobé que nos vamos encontrando con el otro, lenta, misteriosa, sensualmente, porque lo que teje esta red revolucionaria es la poesía. Ella nos lleva de la mano y debajo de la luna, hasta los últimos rincones del mundo, donde nos espera el compinche, uno más, el que continúa la línea que será un círculo que abarcará el planeta. Esta es la revolución fundamental, el revolucionarse constantemente para armonizar con la vida, que es cambio permanente, por eso nos vamos encontrando fatalmente para iluminar cada rincón. Que nada te distraiga de ti mismo, debes estar atento porque todavía no gozaste la más grande alegría ni sufriste el más grande dolor. Vacía la copa cada noche para que Dios te la llene de agua nueva en el nuevo día. Vive de instante en instante porque eso es la vida.

Me costó 57 años llegar hasta aquí, ¿cómo no gozar y respetar este momento? Se gana y se pierde, se sube y se baja, se nace y se muere. Y si la historia es tan simple, ¿porqué te preocupas tanto?. No te sientas aparte y olvidado, todos somos la sal de la Tierra. En la tranquilidad hay salud, como plenitud dentro de uno. Perdónate, acéptate, reconócete y ámate, recuerda que tienes que vivir contigo mismo por la eternidad, borra el pasado para no repetirlo, para no abandonar como tu padre, para no desanimarte como tu madre, para no tratarte como te trataron ellos, pero no los culpes porque nadie puede enseñar lo que no sabe, perdónalos y te liberarás de esas cadenas.

Si estás atento al presente, el pasado no te distraerá, entonces serás siempre nuevo. Tienes el poder para ser libre en este mismo momento, el poder está siempre en el presente porque toda la vida está en cada instante, pero no digas no puedo ni en broma porque el inconsciente no tiene sentido de humor, lo tomará en serio y te lo recordará cada vez que lo intentes. Si quieres recuperar la salud abandona la crítica, el resentimiento y la culpa, responsables de nuestras enfermedades. Perdona a todos y perdónate, no hay liberación más grande que el perdón, no hay nada como vivir sin enemigos. Nada peor para la cabeza y por lo tanto para el cuerpo, que el miedo, la culpa, el resentimiento y la crítica que te hace juez (agotadora y vana tarea) y cómplice de lo que te disgusta. Culpar a los demás es no aceptar la responsabilidad de nuestra vida, es distraerse de ella. El bien y el mal viven dentro de tí, alimenta más al bien para que sea el vencedor cada vez que tengan que enfrentarse.

Lo que llamamos problemas son lecciones, por eso nada de lo que nos sucede es en vano. No te quejes, recuerda que naciste desnudo, entonces ese pantalón y esa camisa que llevas ya son ganancia. Cuida el presente porque en él vivirás el resto de tu vida. Libérate de la ansiedad, piensa que lo que debe ser será, y sucederá naturalmente."