Una delivery de incongruencias al servicio de la dama que cuelga del hombro de la cartera o de la billetera en la que duerme, junto a roca y belgrano prensados, el caballero suburbano.
lunes, 19 de abril de 2010
LA TIERRA SOBRE LOS PIES
Suecedió así: finalmente, y luego de transitar distintas autopistas sin contar con los màs mínimos conocimientos de las leyes de tránsito, fragmentos de ideas, pensamientos desarticulados (antipensamientos) y sentimientos desencontrados llegaron a destino: un blog más en la viña del señor. Algo que me pedìa y me pedían. Lo que cualquier pelotudo tiene según José Pablo Feinmann. Una bitácora de escritura para organizar la información que camina, trota y corre por mis venas a la luz de las posibilidades tecnológicas milenaristas. Un método no invasivo de comunicación (nada mas soporífero que presionar una intervención reflexiva, no?)
Pueden pasar; espero que lo hagan. Con la tierra sobre los pies. Con palabras girando sin papel,siempre discursivas como lo son, imaginarias, fantasmales, alocadas, viajando entre dos tierras; la suya y la mía. Con o sin frío. Con o sin amor.
Esta es mi tentativa hacia la conquista de lo inútil. Mi Fitzcarraldo.
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Usted si que tiene ambiciones Azara!! Su Fitzcarraldo!
ResponderEliminarUna lectora!
más que bien, muchacho. desde el atún iracundo te saludamos en esta bienvenida al mundo de bloguero, que no será mucho, pero por lo menos es algo.
ResponderEliminarchaucines.
Compraste los derechos para utilizar la imagen de ese viejito caminando?????
ResponderEliminarEnhorabuena por esta iniciativa!
Marcos
Estimado Dr.: En principio lo felicito por el blog, algo que, como bien sabe, desde nuestro humilde paravalancha veníamos reclamando. Brindo desde mi morada por la búsqueda de versatilidad, por pellizcar a las neuronas remolonas que no terminan de despabilarse aquí y allá...
ResponderEliminarHermosa alegoría la de Fitzcarraldo: un hombre solitario intentando montar un gran teatro en plena selva amazónica: ¿hay algo más bello, humano y absurdo que esto?
Lo saluda un lector, interlocutor y delirante del conurbano bonaerense.
Atte.,
Juan Román Buñuel
Psicoastrólogo Social