Una delivery de incongruencias al servicio de la dama que cuelga del hombro de la cartera o de la billetera en la que duerme, junto a roca y belgrano prensados, el caballero suburbano.
viernes, 23 de abril de 2010
LOS OJOS CIEGOS BIEN ABIERTOS...
Impresiona el Lazo Blanco. Impresiona por la potencia visual de sus imágenes, la calidad de las interpretaciones, (en especial de los más jóvenes que componen el elenco) y la justeza de un guión que minuto a minuto va construyendo un mundo opresivo, un mundo en blanco y negro, cualidades que hacen de la última realización de Michael Haneke (con la que resultó ganador de la palma de oro en Cannes)un film de culto, de esos que, cada tanto, en el momento menos pensado, despiertan en nuestra memoria para inquietar nuestra cotidianeidad con suaves reverberaciones.
Todo está allí: la inocencia que no ves, el tesoro que no ves...todo se apuntala desde la ceguera propia de la totalización de la voluntad de los pequeños mercaderes del poder (un médico aquí, un sacerdote allá, un intendente más allá)
En este contexto, está todo dado para la negación del otro, del diferente (aquí discapacitado, allá judío, más allá homosexual). Su aniquilación será el próximo paso.
¿Cuál es el legado de semejante biopolítica ? ¿Que imaginario ayuda a constituir? Da a luz a posiciones del tipo "no future" (no hay futuro). Nihilismo, depresión, melancolía, nostalgia: unidades de la imaginación de la catástrofe.
Haneke con esta película, como Gust Van Sant con "Elefante", viene a decirnos que el horror es inexorablemente real, irremediablemente cotidiano, que está entre nosotros, y que nosotros, es decir todos, estamos en peligro.
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