domingo, 26 de septiembre de 2010

LA CASA DEL BOSQUE...



"Anticristo" de Von trier es lo que pasa por mi cabeza durante esta tarde de domingo. No la encuentro.Necesito imperiosamente ver esa película otra vez.
Anticristo no es otra cosa que una experiencia de los sentidos....una revolución mejor dicho. No deja de causarme gracia la crítica en filmaffinity que la define como "la obra maestra de un enfermo mental"

Con ustedes...nuestro paciente.


Rodaste películas conceptuales en las que te "obstruiste" a ti mismo. Pero ahora ha vuelto Lars von Trier, el creador de imágenes. ¿Por qué?

LVT: Para mí todo son imágenes, incluso si son líneas de tiza en el suelo. Pero. (Duda) me sentía deprimido, caí en un pozo sin fondo, y tenía dudas de que pudiera volver a hacer una película. Volví al material de mi juventud, cuando estaba muy metido en Strindberg, sobre todo en Strindberg como persona. Era un ser asombroso. Por eso intenté hacer una película, no sé muy bien cómo expresarlo, no había hablado de esto antes, una película en la que pudiese tirar la razón por la borda.


"El caos reina".

LVT: Sí. (Ríe) Rodé una serie de imágenes que luego intenté unir. También me pareció interesante rodar una película con solo dos personajes.

Secretos de un matrimonio

LVT: Secretos de un Matrimonio, pero de otra forma. Me gustó en su época, me pareció enorme.

Pero este matrimonio es más Strindberg que Bergman.

LVT: Sí, en Strindberg tienen más tendencia a empujarse escaleras abajo.

Tu visión de la mujer en la película recuerda más a Strindberg que a Bergman.

LVT: Sí, y supongo que volverán a preguntarme acerca de mi visión de las mujeres. Siempre tuve una idea romántica de las batallas descritas por Strindberg. Se habla de la relación entre los dos sexos, pero no sé si hay una verdad inequívoca.

Excitación desenfrenada

Las películas de terror y las porno colocan al espectador en un estado de excitación. Para el género de terror, es el miedo. Para las porno, es el deseo. Pero ambos géneros tienen en común una excitación desenfrenada, y es difícil saber dónde acaba el sufrimiento pasivo y empieza el deseo activo.

LVT: Muy bien, no habría podido decirlo mejor.

El deseo se experimenta de forma positiva, mientras que el miedo, de forma negativa. Tus películas tienen ese mismo efecto en el espectador. ¿Es algo que buscas conscientemente o se trata de una expresión emocional y personal?

LVT: Haces preguntas muy difíciles. Desde luego, es interesante considerarlo. Intento que mi cine afecte a las emociones del público, pero lo consigo creando la imagen más expresiva para mí. Por eso digo, aunque sea un poco mentira, que no pienso en el público cuando hago cine. Sobre todo me complazco a mí mismo con las imágenes que ruedo. Sin embargo, no negaré que las creo con la intención de que tengan cierto efecto.

Esta película me causó terror, un terror del que no consigo desprenderme. Me persigue. Si primero tuviera que crear imágenes así en mi mente y luego enfrentarme a sus expresiones emocionales, creo que tendría una crisis nerviosa.

LVT: El cine es una pálida imagen de la realidad. Si lloras en una sala de cine, es una pálida imitación de una emoción similar que tuviste en la vida real. En este sentido, el cine es un medio de segunda porque siempre se nutre de emociones que pide prestadas a la vida real. Si alguien tiene miedo viendo una película, es porque tiene algún terror que puede sacar y usar viéndola. Pero el cine aporta otras cosas, además de despertar emociones.

Paranoia pasiva

Sinceramente, es un alivio para mí ver que has vuelto a un universo cien por cien romántico y simbólico con reminiscencias católicas, bueno, con todo. Casi diría que es prerromántico, gótico en muchos aspectos, al estilo del Conde Drácula.

LVT: Sí, es verdad. No puedo analizarlo, pero visualmente estamos en el género romántico.

Antes has dicho que una película no refleja la vida. Pero una película de terror es una experiencia pasiva y paranoica de la realidad, de una megalomanía en la que todo gira alrededor de ti, y requiere un espectador pasivo. Es como el miedo a la oscuridad: un estado pasivo y paranoico que encontramos una y otra vez en tu cine, donde el protagonista está paralizado, condenado a vivir en una cama, enterrado vivo.

LVT: Sí, no olvides que leo a Edgar Allan Poe. También fue una fi gura muy romántica.

Me parece maravilloso que tus películas expresen el miedo a la oscuridad cuando están hechas para verse en una sala a oscuras donde el espectador es totalmente vulnerable.

LVT: Una vez pensé en hacer una obra de teatro. Se me ocurrió que se puede pasar mucho más miedo en un teatro que en una sala de cine. Estudié la posibilidad de hacer una versión teatral de El exorcista. Siempre me he sentido incómodo en un cine, pero me siento aún peor en un teatro porque es en directo. Y ya que hablamos del público, me parece que solo se comunica una infinitésima parte. Pero me siento muy feliz con esta película y las imágenes que contiene. Surgieron a partir de una inspiración real para mí. En lo que a mí respecta, ha sido un proyecto honrado. Creo que me pasó lo mismo con Los idiotas.

Parece que funcionas mucho con la "escena primaria". El niño que descubre y no entiende la sexualidad de sus padres, el gran misterio. El niño no entiende qué pasa, pero siente que están transportados por el deseo y el miedo. Jugando a ser Freud, yo diría que esta es la madre de todas las escenas primarias, el miedo que acaba con todos los miedos.
En cierto modo, la película es terapéutica. Sin embargo, el psicólogo en la película no parece muy profesional. ¿Me equivoco en pensar que casi es un sádico?

LVT: Tengo un poco de experiencia con la psicología cognitiva, que suele curar el miedo a caerse por un barranco tirando al paciente por el barranco, y adiós miedo. Al parecer, es una terapia muy exitosa. Claro que depende mucho de la altura del barranco. En realidad tienen éxito con las pequeñas pendientes. Ya sabes que me gusta meterme con la gente y hacer bromas. Mis protagonistas masculinos suelen ser unos idiotas que no entienden una mierda. En Anticristo también. Y claro, todo se jode. En cuanto a si el miedo es una cosa y la realidad otra, bueno, es discutible. ¿Puede el miedo cambiar el mundo? Creo que sí, y de hecho, lo hace.

Los actores y los espectadores

Me gustaría hablar de los actores. ¿Cómo fue trabajar con ellos? Hay que tener en cuenta que les pediste mucho.

LVT: Ya había trabajado antes con Willem, en Manderlay. Es un hombre muy agradable. Me preguntó si tenía algo para él y le dije que sí, pero que mi mujer decía que no tendría el valor de hacerlo. Creo que se picó. Pero es obvio que no le importa en absoluto mostrar su cuerpo y me parece que hace muy bien. Hablamos con unas cuantas actrices, pero ninguna se atrevía. Charlotte no lo dudó ni un instante después de leer el guión. Y eso es lo mejor, dos actores que están realmente interesados en hacer la película. Tenían que estarlo porque les pedí mucho. Fueron asombrosos. Nunca he visto a nadie trabajar con la intensidad de Charlotte.

¿Crees que las atrocidades que se ven en la película actuarán como una barrera para que no vayan a verla?

LVT: No puedo imaginar que pase eso. Quiero que vayan a ver la película, claro. La carrera de un realizador es como una serie de preguntas dirigidas a un grupo de personas. Si me acompañan siempre, son "mi gente". Pero, sobre todo, quiero que la película encuentre un público.

A eso llamo yo fetichismo, casi quieres que te rindan culto. También eres un fetichista de la imagen.

LVT: ¡Ajá!

Por ejemplo, usaste una cámara capaz de rodar a velocidad muy lenta. En vez de acelerar la imagen para aumentar la tensión, vas en dirección contraria: el sufrimiento estático, la paranoia estática subrayada por imágenes rodadas a cámara muy lenta, casi parecen fotos.

LVT: Hace tiempo pensé en rodar una escena muy larga solo con música de ópera. Abrí el viejo baúl y ahí estaba la cámara lenta. Es relativamente simple de hacer y tiene una belleza muy particular. En el fondo, no me gusta usar viejas técnicas, pero en este caso, me lo permití porque es una especie de película de "emergencia", era mi salvación. Debía hacer algo o me quedaba en la cama, contemplando la pared. Muchas imágenes vienen de viajes imaginarios que he realizado. Aprendí técnicas de chamanismo y encontré muchas de esas imágenes en mis viajes. Por ejemplo, el ruido de un tambor puede provocar un trance, llevarte a un mundo paralelo. Es muy interesante y se pasa muy bien. Nunca he tomado ácido, pero debe ser algo parecido.

Es curioso, siempre acabamos diciendo lo mismo de maneras diferentes. Tus películas hablan de estados pasivos con preciosas imágenes estáticas, de la paranoia pasiva, del miedo y el voyeurismo, todo para satisfacer un deseo sadomasoquista.

LVT: (Ríe) Sí, las etiquetas siempre ayudan.

Una buena dosis de inclinaciones perversas es parte de cualquier vida saludable y natural.

LVT: Sí, más nos vale agarrarnos a eso, si no, lo tenemos fatal. Mis perversiones, tal como las refl ejo en la película, no son novedosas, solo lo es la forma en que las muestro. Y como parte del material remonta a mi juventud, puede que sea poco razonable, extático. Era necesario llegar hasta el fi nal de las emociones y de los miedos. En cierto modo, es una película más infantil que las anteriores.

Algunos quizá la describan como investigación sexual infantil.

LVT: Claro, ¡eso es! Has dado en el clavo.

Las mujeres

Una vez, Nicole Kidman te preguntó: "¿Por qué tratas tan mal a las mujeres?" Se sabe que Strindberg era un misógino. Sé que no odias a las mujeres, pero ¿no te preocupa que te acusen de misógino? La sexualidad femenina perversa. Como la serpiente del Jardín del Edén, debe ser castigada. ¿O solo es un juego romántico?

LVT: Acabo de ver un documental sobre la caza de brujas. Dirán lo que quieran, pero es una historia cojonuda. Un material fenomenal. No creo en las brujas. No creo que las mujeres ni su sexualidad sean perversas, pero dan miedo. Es importante liberarse de ataduras cuando haces una película. ¿A quién le importa lo que pienso? Algunas imágenes y algunos conceptos son interesantes cuando se mezclan. Muestran trozos del alma humana, eso es lo interesante.
También me autoprovoco. Mi madre era una acérrima defensora de la liberación de la mujer. Estoy muy abierto a la igualdad de géneros, pero no creo que llegue a ser una realidad. Los sexos son demasiado diferentes, y menos mal. No creo que las mujeres deban ser sojuzgadas, y menos aún con violencia. Estoy totalmente en contra. La caza de brujas era algo horrible, pero la imagen de la bruja tiene cosas fascinantes. En esta película, como dejé que fl uyera hacia mí en vez de pensarla yo mismo, lo que he plasmado en el negativo tiende a ser algo exagerado. Es como si colgara una tira de papel atrapamoscas: los pensamientos y las imágenes se quedan pegados a la película, pero decir que soy un misógino es una equivocación.

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