Una delivery de incongruencias al servicio de la dama que cuelga del hombro de la cartera o de la billetera en la que duerme, junto a roca y belgrano prensados, el caballero suburbano.
domingo, 19 de marzo de 2017
EL PRECIO DE LA LIBERTAD...
Una cosa es analizar algo que pasó y señalar responsabilidades, y otra cosa es el ensañamiento. Una bajeza, claro. Una bajeza entendible, al mismo tiempo.
Son pocas, muy pocas las personas en el mundo que dedican su vida a hacer eso que les gusta, y no solo que les gusta, sino que también los conmueve. y no solo que a ellos mismos los conmueve hacer sino que, al parecer, eso mismo que a ellos los conmueve afecta de una manera especialmente sensible a tanta gente.
El ensañamiento mediático (que no es lo mismo que señalar su responsabilidad) tiene que ver no tanto con "cantidades de plata", sino con formas de hacerla. La gente que labura en la tv y que habla como si estuvieran en la fiscalía general del universo también tiene mucha plata. No importa si mas o menos que el indio. Lo que no toleran no es eso; lo que los revienta es que el indio rompió la regla: hizo plata sin pedirle nada a nadie. Sin escalar posicione en ámbitos que dan asco. Estos tipos saben los sapos que se tuvieron que tragar, las miradas de odio que tuvieron que esquivar, para llegar al prime time y ganar menos de lo que gana un tipo que no tuvo que tragarse ningún sapo para llegar adonde llegó.
Quizá eso forjo un ego desmedido, y al ego hay que cortarle las alas a tiempo. Difícil controlarlo, cuando no se depende de nadie.
Desde el ensañamiento no se puede pensar. Ensañarse es, justamente, dejar de pensar.
"El mayor negocio en la vida es ser conmovido" dijo alguna vez el indio.
Su fenómeno le queda grande a la cloaca mediática, que, lejos de conmover, apenas son el decorado de fondo mientras lavamos la ensalada.
Es la historia de un poeta que se hizo millonario. Lo que genera tanto odio tal vez no sean los millones, sino la libertad.
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