domingo, 13 de octubre de 2019

NUESTRA ASAMBLEA

Resultado de imagen para el enemigo del pueblo

Vuelvo a ver en el teatro "El enemigo del pueblo", un clásico de Ibsen. Había visto la obra hace más de diez años, en el San Martín, con un elenco encabezado por Luis Brandoni.
No sé si la versión actual de la obra es mejor que la que fui a ver en su momento, o si mi propia versión es mejor que la de ese entonces; sospecho que las dos.
Al igual que nos pasa con la música, el cine o la literatura, una obra teatral no nos genera las mismas cosas en un momento de la vida que en otro. Recuerdo haber tenido una lectura muy clara y directa, sin contradicciones de ningún tipo, cuando vi "El enemigo del pueblo" por primera vez; no puedo decir lo mismo de mi segunda experiencia.
Y, si hablamos de contradicciones, vale decir que la escena de la asamblea, con las luces de la sala totalmente encendidas, es realmente memorable. Nunca en el teatro había experimentado una confusión tan bien lograda entre la "ficción hablada" que se expone desde el escenario con la "realidad silenciosa" que habita en el espectador que se sienta en la butaca a ver el espectáculo. Literalmente el público participó de la asamblea.
Tiene razón Ricardo Bartís: cuando salimos del teatro, la realidad nos suele ganar, pero si supimos capitalizar la experiencia vamos a sentirnos más libres y menos exiliados de las cosas que nos importan.

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