Los diferentes espacios sociales y laborales ayudan muchas veces a entender la política. A entender, por ejemplo, qué pasa cuando no hay un marco posible para la negociación con el otro, simplemente porque el orto nos ubica en el lugar de objetos.
Negar la negación que hace el otro de uno mismo (negar su violencia) es afirmar el temor propio, la impotencia para actuar frente a ese otro. El problema de negar esa violencia: le podemos decir a nuestra cabeza que está todo bien, que no pasa nada, pero el cuerpo nunca miente; el cuerpo nos va a recordar que no está todo bien: que está todo bastante mal.
El problema de reconocer la violencia del otro: nos pone en situación de guerra. Una vez asumida la guerra, las opciones son: huir, o dar la batalla. Y si se da la batalla...en qué términos éticos y estratégicos? Cuál el el límite de lo que se puede hacer en el marco de una guerra? Con qué recursos cuenta el otro? Con qué recursos cuenta uno?
"Estuve mucho tiempo preparándome para mirarte a los ojos" dice una canción de R.E.M"
Mirarte a los ojos: asumir la guerra. Elegir las armas (las palabras) y dar la batalla. Estar nervioso ("la guerra es estar nervioso" dice Pablo Katchadjian).
Dar la batalla. Y ganarla.
Y despertar por la mañana y recordar algo que me dijo Hernán Ronsino: "luego de la guerra viene el poema"
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