Una lástima que en su libro "Del deporte y los hombres" Roland Barthes no haya analizado el rugby.
Qué es el deporte? Qué es lo que le ponen los hombres al deporte?En el rugby, no tengo dudas, el valor que se pone en juego es el coraje. A diferencia del boxeo, en el que el objetivo no es otro que lastimar al adversario, en el rugby el objetivo es el mismo que en el fútbol, el tenis o el basquet anotar más puntos que el rival; pero con una pequeña gran diferencia: en ese intento por anotar más puntos lo que se pone en juego es el cuerpo. El cuerpo, en el rugby, todo el tiempo está en riesgo.
Será por eso que me genera, a la vez, cierta fascinación y cierto rechazo. A la pregunta ¿soy un cuerpo o tengo un cuerpo? (cuya respuesta, si pensamos en ciertos personajes televisivos, se genera inmediatamente), el rugby viene a decir "soy un cuerpo, sí, pero no un cuerpo moldeado para su contemplación impoluta. sino un cuerpo moldeado para lidiar con el dolor.
Fascinación y cierto rechazo según el momento. Porque la pregunta que sigue es: "dolor para qué? para demostrar qué? Para conseguir qué cosa? en nombre de qué causa?
A todas esas preguntas se responde con el título del libro de Herzog: "la conquista de lo inútil"
Y Barthes me recuerda lo siguiente: "en el deporte, el hombre vive el combate fatal de la vida, pero ese combate está distanciado por el espectáculo, reducido a sus formas, liberado de sus efectos, de sus peligros y sus vergüenzas"
Y, nobleza obliga, decir que el partido de los pumas contra Francia por el tercer puesto en el mundial del 2007 quedó, en mi memoria, como uno de los momentos deportivos más emotivos que haya visto, del deporte que menos emoción me genera.
Y que la corrida de Corleto en el try que convirtió en ese partido, hace que seguir asociando al pájaro Caniggia con el apodo "el hijo del viento" resulte ridículo.
El riesgo del cuerpo, la materialidad del viento, y cierta sensación de libertad, creo, los pilares de mi emoción de aquella tarde.
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