sábado, 10 de octubre de 2020

EL SANTO PADRE...





 

Las experiencias fundantes son indelebles. Recuerdo que, siendo muy chico, un verano en Mar del Plata, di con una de las historias de Mafalda. La había dejado olvidada un inquilino que estuvo una quincena en la casa que teníamos en el Alfar. Mafalda fue, para mí, la primer experiencia de lectura que recuerde como algo que me podía hacer rico gratis. Muy diferente a "elige tu propia aventura", que apenas me entretenía. Porque hay textos de placer y textos de goce.

Mafalda fue, también, la niña genio que, en mí infancia, anticipó a Lisa Simpson.

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