Hoy cumplen años Messi y Riquelme. Son dos de los pocos jugadores que lograban mantenerme atento a lo que pasaba en un partido de fútbol. Nunca más volví a ver un partido de Boca desde el retiro de Riquelme. A la selección la seguiré viendo cuando no esté Messi; es la selección. Además del cumpleaños, y de volver obras de arte muchos de los tiros libres que ejecutan, ambos comparten otra cosa: a los dos muchos los tratan de "pechos-frío". Messi además, carga con un estigma adicional: ser un "falso Maradona". La comparación de Messi con Maradona es inevitable ( de eso queda afuera Riquelme como el resto de los jugadores de este mundo). Lo que me resulta asombroso es el enojo que despierta en mucha gente que Messi no sea Maradona, por la siguiente razón: en ningún momento Messi dijo que él era como Maradona, ni que era su sucesor. Si las entrevistas a los jugadores de fútbol suelen ser aburridas, Messi las convierte en el somnífero perfecto: apenas habla uno se queda dormido. Juega extraordinariamente y declara ordinariamente, a diferencia de Maradona, para el que todo debía ser extraordinario.
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