"El desafío argentino a la salida del rosismo era ser un país próspero y estable. Aquella mirada repetía la idea del problema externo a la política: las causas de la violencia e inestabilidad estaban afuera de, y antes que, la política, y ahí debían solucionarse. La única tarea del gobierno debía ser facilitar la llegada de capitales e inmigrantes extranjeros ¿Cómo hacerlo? Garantizando la libertad y el orden en el comercio y en el derecho , pero restringiéndolos momentáneamente en la política para evitar turbulencias. En la idea alberdiana, las restricciones a la libertad política de las masas eran el único medio para lograr la libertad política de las masas. Luego, con el tiempo, cuando la dinámica social moderna hubiera dado sus frutos, la libertad política reinaría en la patria. Se culminaría así la evolución desde la república posible a la república verdadera."
"Lo que el tiempo iba a demostrar era que el argumento de la transición como una espera que nunca termina es intrínsecamente ahistórico y está en el corazón mismo de la idea de modernización."
"El problema con esos grupos es entonces la forma en la que sus capacidades sensoriales los disponen para entender el poder. Llegan para imponer un orden, aun en sus versiones más lúcidas, como si el mismo acto de incorporar a nuevos sectores no empezara por tratar de entender qué significa "incorporar" para esos recién llegados. Las élites argentinas difícilmente pensaron su lugar en el mundo sin alguna forma de integración de los otros a su proyecto de país. Pero la forma de ese país no siempre estuvo abierta a debate, porque en la Argentina las élites no vienen a escuchar, sino a hablar."
"Más que el granjero que produce la riqueza de la nación y participa activamente de la vida pública, el símbolo de la espectacular expansión nacional es el oligarca, que promueve que el Estado se endeude antes de que aumente los impuestos e insiste en reducir el espacio público a su esqueleto mínimo."
"Pero la ciudad. Esa que sería el remedio contra el gaucho. Ese destino luminoso que sacaría a la barbarie de cuajo para reemplazarla con sus hábitos universales e igualadores. El arma misteriosa que iba a relegar al gaucho a un objeto cultural en disputa entre ciudadanos modernos, urbanos, vestidos, asociados, educados, libres. La ciudad empezaba a hacerse realidad, sobre todo en Buenos Aires. Sin embargo, en sus entrañas se estaba gestando un nuevo monstruo que amenazaría todo lo que se había logrado."
"Como con los gauchos y las versiones modernas del mundo plebeyo, el racismo es también un espacio ambiguo donde el impulso por la aniquilación convive con la esperanza sanadora. El ritual de la compra y liberación de esclavos durante las Fiestas Mayas es un escalón en ese proyecto perpetuamente inacabado."
"Antes del orden conservador , cuando el país apenas existía, las élites liberales por un lado y las multitudes federales con sus caudillos por el otro vivieron en dos naciones distintas, en una guerra en la que la existencia de una dependía de la aniquilación de la otra. Después del orden conservador, el monstruo estaba adentro y la concordia con la multitud y con sus representantes se hizo al mismo tiempo obligada e imposible. La Argentina dividida del 45 en verdad toma formas definitivas en la cultura política de los años veinte. Las élites, que nunca pensaron el país sin las masas adentro, jamás aprendieron a imaginarse junto a ellas."
Emotiva o interesada, la conexión entre aquellos que tienen poder y aquellos que tienen necesidades es una preocupación que precede incluso a la modernidad, a la Argentina, a todo."
"BREVE HISTORIA DEL ANTIPOPULISMO" (E. SEMÀN)
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