martes, 31 de diciembre de 2024

`POR LAS BUENAS (O POR LAS MALAS)

 


Sobre Lanata y el periodismo, del Gran Esteban Schmidt ("El fin del periodismo y "La última del Gordo")

"Digamos, entonces, que Lanata es un hombre que se da los gustos. Y que nos gusta la gente que se da los gustos. Podríamos mirar con microscopio a toda la comunidad y comprobaríamos que el director de Crítica forma parte de una minoría. De la minoría que hace bastante lo que se le canta. Que no sólo tiene que ver con los beneficios de tener plata, sino con ser un poco temerario, con no someter en forma permanente el goce al cálculo. Nos gusta la gente así. Tratamos de jugar en esa liga, por eso nos gustan. Aunque no nos interesen las mismas cosas. No todos queremos un Patek Philipe. Nosotros miramos la hora en el celular. Cuando la miramos. Porque para nosotros el día se fracciona entre el día y la noche, como debió ser siempre, como se estableció en el Génesis. No queremos relojes caros, no queremos pulseritas, anillos, no queremos las boludeces por las que el gordo se entierra en Internet durante la madrugada. Pero el misterio de salir de pobre y lograrlo, lo que queremos todos, el misterio de hacer un viaje exitoso de Sarandí al Palacio Estrugamou, en una sola generación, bueno, un aplauso. Tal vez un reflejo psi nos haga decir, sabiendo poco igual, que donde parece que hay extrema libertad puede que haya extrema prisión: la cárcel de los Benson & Hedges y los chorizos a la pomarola. O que donde abunda el pecado es porque abunda la ley, dando vuelta la sentencia de San Pablo. Puede ser."
Digamosló una vez más: Lanata es el nombre propio del síntoma. El problema son las personas inteligentes, formadas, que se han entregado y se entregan ante un empresario de caprichos muy básicos que, obviamente, cree no tenerlos, entre otras cosas, porque durante muchos años, le celebraron sus barbaridades o las hicieron pasar por estilo de algo más hondo: ¡ah, cómo es Jorge! El problema son las personas que, habiendo recibido buena escolaridad, habiendo tomado leche de chicos, e incluso habiendo pasado por la universidad, no hacen honor a su instrumento, su intelecto, y por comodidad, por vagancia, por pánico, prefieren ser los segundones, actores de reparto de figuras estelares simples que, por serlo, se abrieron paso a los gritos en los peores años de la Argentina, en alguno de sus peores escenarios: la televisión. Y que los llevan con ellos, generosamente, hay que decirlo, a ganar plata dulce."
"No sabemos si Caparrós, que es historiador, para evitar ser caracterizado en términos como estos o, sólo por la imposibilidad de influir en la agenda del diario sin que eso le comiera todo el día, se borró recientemente de la actividad y eliminó a Crítica de sus eventos. Pero sí sabemos que todos los periodistas narrativos que cambiaron sus trabajos a su pedido –por la plata, también, obviamente, pero a su pedido, porque trabajo ya tenían y más plata podían ganar de cualquier otra manera– se quedaron colgados del pincel, teniendo que discutir sus trabajos con gente que mira televisión. Que mira Lost. La contraofensiva narrativa, las fichas que Caparrós había jugado en ese diario, fue detenida apenas cruzaron la aduana. Y el comandante que los arengó volvió a su hamaca sin notificarles que se desetiquetaba del álbum. Ahora, los periodistas narrativos no están más en una relación con Caparrós que, sin embargo, sigue en una relación con Jorge. Y Martín se unió mucho más fuerte que antes al grupo Qué lindo es dejar todo como está. Más grandes, los compañeros, más moderadas son sus expectativas. Que se moderan hasta que no se pueden hacer más lentas. Ya estaremos ahí. Ya seremos también nosotros como un motor diesel."
"El ángulo de Lanata fue único e inalterable: todo lo público está contaminado, esa contaminación es material, los políticos esconden plata en los cajones, lavan con obras de arte y seducen minas con regalos caros y todo eso debe ser expuesto por las buenas o por las malas."



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