miércoles, 15 de enero de 2025

Y DESPUÈS TAMBIÈN YO...

 



"Hay que pensar que el espíritu de la época, que incita a la ansiedad, constituye el combustible natural de la plataforma. Estos usos no hicieron sino intensificarse e institucionalizarse, y nos mostraron a todo el mundo queriendo siempre más y más, a la búsqueda de la sensación de existir a través de intervenciones recurrentes, sin mencionar el hecho de verse sostenido por los miembros de la propia red conforme a las lógicas del clan, que son las rectoras dentro de una dinámica de autoexpresión y de validación recíproca que poco a poco se volvió algo totalmente enloquecido.  Por esa razón, Facebook fue considerado como una instancia que ofrecía una dimensión de asilo en tiempos sombríos: desde que aparece el menor malestar, se siente la necesidad irreprimible de hacer que los otros formen parte de ciertos hechos o reflexiones además destinadas a encontrar eco dentro de una caja de resonancia que hace las veces de lazo con los demás, a la vez que está pertrechada con virtudes reconstituyentes. Es como si, en menos de una década, y particularmente por el hecho del like,  el dispositivo que había alentado masivamente un narcisismo secundario, a saber, según la definición Freudiana, una atención excesiva sobre uno mismo,  se hubiera deslizado progresivamente hacia una fase regresiva, hecha de un narcisismo primario y caracterizado por el hecho de no sentir separación alguna entre los componentes de lo real y la propia persona, viviendo, como los bebés, dentro de una indiferenciación entre la propia persona y el entorno."

"Lo que generan todas estas prácticas no es tanto una mezcla entre las esferas privada y pública como el posicionamiento de uno mismo como nueva condición de la visibilidad social. La visibilidad, que hasta ahora dependía de las propias acciones, de una forma del mérito personal, pretende de ahora en más, y para la mayoría, ser obtenida a través de la afirmación verbal y la difusión de imágenes y de hechos de todo tipo destinados a despertar efectos de reconocimiento. ¿Y cómo no entender esto como una regresión civilizatoria, en la medida en que la voluntad de construcción positiva, tanto individual como colectiva se ve suplantada por la búsqueda infinitamente repetida de un éxtasis fugaz que se deriva del espectáculo de la propia persona, todo esto sazonado con algunos aplausos bastante sordos?"

"El drama es que, si todo es cuestión de energía, formidable energía invertida en estos asuntos supone un retroceso casi mecánico de la implicación en los asuntos comunes, a imagen y semejanza de todo este tiempo que se invierte en los posteos de opiniones, particularmente los que florecen durante las campañas electorales, que tienen el don de no producir nada en especial y que quedan como oleadas de palabras suficientes o indignadas que muy pronto se ahogan en los hilos continuos de la actualidad o quedan arrojadas al olvido."

"Podemos suponer que, cuando casi un tercio de la humanidad se acomoda cotidianamente y a manos llenas dentro de estas prácticas, es el deber moral de todos contribuir a la vida de la ciudad, que se ve negada. Esto da pruebas del triunfo -quizá definitivo-  de la vanidad sobre la responsabilidad."


"LA ERA DEL INDIVIDUO TIRANO" (E. SADIN)

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