Hay momentos que funcionan como parteaguas en la vida. Tengo para mí que hay un antes y un después de haber descubierto a Urdapilleta en su interpretación de " el seco" (en Tumberos), como hay un antes y un después de mi lectura de "Los pichiciegos" de Fogwill, y lo mismo puedo decir del recital de Pearl Jam en 2011,en el estadio único de La Plata.
Tuve la oportunidad de ver a Urda en el teatro en más de una oportunidad . Me quedo la espina de no haber visto su interpretación del joven Hitler en "Mein Kampf, farsa". Al día de hoy me sigue pasando cuando voy a ver una obra que, en el momento previo, cuando las luces se apagan y la función está por empezar, se me cruza su imagen, y vuelvo a sentir su presencia, su dominio total de la escena, la tremenda energía que transmitía a su alrededor.
Odiaba el concepto del "gran actor", que se dijera que era el sucesor de Alfredo Alcón, que quisieran una gran obra suya con Norma Aleandro. "Qué es eso del gran actor? Uno es muchas cosas, soy hijo, soy vecino, soy amigo, y también soy actor. El teatro puede ser hecho en una sala oficial o en un baño, pero tiene que estar vivo "
Me encuentro con una de las pocas entrevistas que le hicieron en televisión, y recuerdo algo que dijo el Indio en una nota: cuando se suelta eso que ( se supone) te amarra a la sociedad, el riesgo es muy grande, porque se vive todo el tiempo al filo de la locura, con el riesgo de no poder volver.
Pero el que vuelve, a través del arte, nos gratifica.
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