sábado, 22 de agosto de 2020

DIEZ AÑOS VIVIENDO AFUERA...

 Rodolfo Fogwill (@rodolfofogwill) | Twitter


Señal de que me estoy poniendo grande: desperar un sábado a las 8 de la mañana. Levantarme, poner la pava en el fuego y acercarme a la ventana a ver la calle desierta. Salir a comprar el diario, para burla de amigos más jóvenes (y no tanto). De mis relaciones vecinales, la mayor fraternidad la tengo con el diariero. Me preocupo por su subsistencia. Le compro más cosas de lo que llego a leer. Veo como inevitable que su futuro sea el mismo que el futuro de la música o el cine: un futuro de liquidez (preocupación que también marca la edad). Una especie de gran inundación en la que los papeles van a quedar flotando (la cuarentena me potencia la nota trágica). Me gusta la idea de que esos objetos que me convocan estén claramente separados, diferenciados, poder apropiarme de ellos, generar algún tipo de intimidad. Esa creo que es la palabra clave: intimidad.

Pero Internet es como nuestro estómago: todo lo que entra, allí, se mezcla; lo que requiere un esfuerzo adicional de nuestra parte de recortar, seleccionar, discriminar.
Hablemos de discriminar y hablemos de intimidad: se cumplen 10 años de la muerte de Quique. Y me acuerdo de muchas cosas (algunas las conté por este medio hace un tiempo)pero especialmente la sensación que tuve al leer "Los Pichiciegos", una sensación física, la confirmación de que leer no es jugar al fútbol, pero que es una actividad en la que también puede llegar a participar el cuerpo. La misma sensación que tuve cuando vi actuar a Alejandro Urdapilleta en Tumberos, o la primera vez que escuché el unplugged de Charly.
Recuerdo, también, durante el 2008, en pleno conflicto con "el campo", haber leído "Los libros de la guerra" (recopilación de ensayos y entrevistas). En ese momento calculé que me iba a llevar unos diez años entender muchas de las cosas que decía ese tipo. Hoy puedo decir que entendí algunas, pero que quizá me lleve otros diez años entender las que me faltan. En el mejor de los casos. De todos modos, coincido con Alan Pauls: "la obsesión por entender un libro o una película a veces está sobrevalorada." Quizá sea mejor dejarse llevar por la experiencia, y después terminar descubriendo los efectos de esa experiencia en forma diferida, de una forma que nos sorprenda a nosotros mismos: en una conversación con nuestro peluquero por ejemplo.
"Si yo fuera normal votaría por Cristina" dijo Quique, en una de sus últimas entrevistas.
Pero antes de ser normal, se murió.

"LOS HOMBRES Y EL MUNDO. TRES HOMBRES, DOS MUNDOS. MUNDO DEL BIEN, MUNDO DEL MAL. HOMBRES LOCOS, BOLUDOS, Y HOMBRES HIJOS DE PUTA. EN EL MUNDO DEL MAL LOS LOCOS SE VUELVEN MÁS LOCOS, LOS BOLUDOS MÁS BOLUDOS, Y LOS HIJOS DE PUTA MÁS HIJOS DE PUTA. EN EL MUNDO DEL BIEN NO SE PUEDE PENSAR, PORQUE YA SE FUE LEJOS DE NUESTRO ALCANCE"

"VIVIR AFUERA" (FOGWILL)

domingo, 16 de agosto de 2020

LA OBEDIENCIA Y LA LIBERTAD

Pese al aumento de casos, los anticuarentena volvieron a marchar ...


 "La frase de San Martín dice: "seamos libres, que lo demás no importa nada". Y habla de los sacrificios que exige la lucha por la libertad. San Martín reclamaba cualquier sacrificio por la lucha anticolonialista. Pero los anticuarentena no son anticolonialistas. La jefa del PRO actúa de acuerdo con la embajada norteamericana. Y su jefe ausente está disfrutando el verano en la Costa Azul.

Y quienes salen imprudentemente a la calle en el pico de esta pandemia inclemente dicen hacerlo en nombre del héroe de Maipú."

"LA LIBERTAD Y LA PANDEMIA" (Por J.P. FEINMANN, PÁGINAS 12, HOY)

domingo, 9 de agosto de 2020

EL DOMINGO NO TIENE LA CULPA

 Roland Barthes, sus crónicas de la cultura de masas y las ...


Lo que debemos decir es que hay, con todo, tantas perezas como oficios, y tal vez como clases sociales. Y si el domingo es el casillero institucional de la pereza, es evidente que el domingo de un profesor no es el mismo que el domingo de un obrero, de un burócrata o de un médico.

Pero, fuera de ese problema sociológico, se planea el problema histórico del papel del día semanal, sea el domingo, el sábado o el viernes, según las religiones...es decir el problema de la "pereza" ritualizada.
El rito viene al encuentro de ese deseo de "no hacer nada" o de "hacer nada". Pero, desdichadamente, parece que desde el momento en que las personas están obligadas a someterse a ese rito de interdicción, sufren por el "hacer nada"
La pereza, porque viene del exterior, porque es impuesta, se convierte en un suplicio. Ese suplicio se llama aburrimiento.
Schopenhauer dijo: "el aburrimiento tiene su representación social en el domingo"
Cuando yo era chico, el domingo era más bien un día aburrido. No sé muy bien por qué, pero pienso que muchas veces los niños lo conciben así. No hay escuela ese día. La escuela, incluso si es ambigua para el niño, es un medio social y afectivo...bastante entretenido.
Ahora que ya no soy un niño, el domingo se convirtió nuevamente en un día festivo. Un día que suspende esa demanda social que es mi fatiga de la semana. Un día feliz, porque es un día en blanco, silencioso, en el que puedo ser perezoso, es decir, ser libre. Porque al fin y al cabo la forma volitiva de la pereza moderna es finalmente la libertad."

ROLAND BARTHES ("EL GRANO DE LA VOZ")

sábado, 8 de agosto de 2020

EL OTRO CAMINO...

 Podestá y la transformación de la Iglesia | Página12


"Por formación y origen social, su destino parecía conducirlo a una segura carrera eclesiástica en el sector más tradicional de la Iglesia. Pero su camino fue otro: optar por los pobres y dar testimonio de vida en tiempos duros, menos fértiles, hasta sus últimas horas.

Los años sesenta y setenta estaban sacudiendo el escenario político y social latinoamericano y la Iglesia no era ajena a esos temblores, estimulados por los debates del Concilio Vaticano II. Sin embargo, los sectores tradicionalistas y más conservadores seguían considerando incompatibles las ideas de la tradición ilustrada, políticamente liberales y demócratas, con el catolicismo. Se atrincheraban en la ortodoxia preconciliar, y consideraban a los cambios del Concilio como otro eslabón en el proceso de laicización y secularización originados en el Renacimiento y en la Reforma Protestante, ideas que -consideraban- luego habían provocado la Revolución Francesa, la Revolución Rusa y, en estos cielos, la Revolución Cubana.
Esos gérmenes, pensaban, se habían infiltrado en el interior de la Iglesia y la carcomían por dentro. Para el catolicismo tradicionalista argentino, monseñor Podestá era una de las puntas de lanza de esa penetración progresista.
Estas ideas, que muestran el nivel crítico del enfrentamiento interno en la Iglesia, dieron justificación y sustento ideológico y ,moral al terrorismo de Estado que, en complicidad con sectores de la jerarquía eclesiástica, persiguió, exilió, torturó, asesinó y desapareció a obispos, sacerdotes, religiosos y laicos comprometidos.
Ya casi anciano, Jerónimo seguía soñando con otra Iglesia, sostenía que la Iglesia tiene que borrarse la opresión del pecado: "¡Que la Iglesia termine de denostar a la carne!
No se puede construir un futuro sobre la noción de pecado. Hay que construirlo sobre la noción del bien, del amor, de la libertad"
Jerónimo imaginaba una Iglesia horizontal, ecuménica, fraternal, que termine con la visión negativa del sexo y el celibato obligatorio, que integre a la mujer y que considere que la norma definitiva y primera del obrar es la propia conciencia"

"PODESTÁ Y LA TRANSFORMACIÓN DE LA IGLESIA" (Por Lidia González y Luis I. García Conde. Página 12. Hoy)