Los discursos que circularon por las redes en estos días, después de las elecciones provinciales del pasado domingo, no hacen más que actualizar la sempiterna antinomia "civilización/barbarie".
Sobre este tópico, resultan más que interesantes algunas de las películas de Cohn/Duprat: "El hombre de al lado", "Ciudadano Ilustre" y "4x4". ¿Puede haber barbarie en la gente civilizada y civilidad en la gente bárbara? Donde está el límite entre una y otra?
De este lado de la General Paz sigue, para muchos, continua vigente el mito de que habita la barbarie en su máxima expresión, cuando lo cierto es que en la Provincia de Buenos Aires -como en cualquier otra- existen varios mundos que conviven al mismo tiempo. Contrariamente a lo que se cree, el filósofo Zizek se pregunta si no es justamente en la palabra donde reside el origen de la violencia.
Algunas cuestiones al respecto.
1) Si el otro, el que no nos entiende, el que se maneja de forma puramente pasional (es decir irracional) es realmente así, entonces cabe preguntarse qué tipos de gobierno contribuyeron de forma más fuerte para que esto sea de esa manera: es decir, qué tipos de gobiernos restringieron el acceso a la educación, a la salud, al trabajo y a la vivienda, como para generar las condiciones de posibilidad del surgimiento del supuesto monstruo del que ahora se horrorizan.
2) Si el monstruo está entre nosotros, y si no hay nada que hacer con él, entonces por qué buscar gobernar en su territorio? No se supone que los gobernantes buscan el bien común de su sociedad? Qué bien común se puede conseguir en una comunidad de bestias? Sarmiento y Roca, en ese sentido, fueron más honestos y contundentes en su solución; la gente que no es "apta" para la educación debe ser desalojada del proyecto de país civilizado.
3) Es curioso que, a la hora de señalar a los que votan a los proyectos "demagógico/populistas", hagan mención sólo a los pobres, pasando por alto que también muchos pobres acompañaron con su voto para que el presidente sea quien hoy nos gobierna. Y algo más: pasan por alto, también, que existe una muy larga, larguísima fila de hombres y mujeres de las que, creo, no tienen problemas de índole sanitario a la hora del llamado diario de la fisiología humana, y de las que - de eso sí que no tengo dudas- poseen una formación intelectual de la que carecen muchos de los cacarean en las redes; por nombrar solo algunos: Alejandro Dolina, el Indio Solari, Mauricio Kartun o Martín Kohan.
En este punto, se me actualizan las palabras de Capusotto: "quieren ser los dueños de un país que odian".
En estos tiempos en los que se habilitó la conversación pública digital sin ningún tipo de restricción (con la paradoja de que los espacios de "conversación real" uno no puede expresar cualquier cosa de cualquier manera y en cualquier momento, y no está mal que así sea) resulta un esfuerzo necesario el de discriminar a los destinatarios de nuestras palabras; distinguir entre un interlocutor válido de aquel al que todo nuestro discurso le resulte indiferente.
Es decir, no hacer esfuerzos en balde.