
Mientras termino de leer "El Trabajo" de Jarkowski, pienso en la densidad de la novela, básicamente en lo insoslayable "del trabajo", es decir, en lo insoslayable del hecho de trabajar para vivir.
Pienso en la violencia que implica, como le sucede a infinidad de personas que trabajan en algo que no les gusta o en condiciones que no les gusta, otorgar (muchas) horas del día a vender su fuerza de trabajo a cambio de un sueldo.
Pienso en mi propio C.V: a los 20 años, mientras estaba cursando segundo año de la carrera de abogacía, entré a trabajar de meritorio en un Juzgado de Capital. Me echaron al año. (¡Echaron a un trabajador sin sueldo!). Tiempo después entré a trabajar a un estudio jurídico que se dedicaba a ejecutar a pobres diablos que nunca llegaron a devolver la plata de los préstamos otorgados. Me echaron al mes. Luego entré en otro estudio jurídico que se dedicaba a iniciar amparos por temas de salud. Me echaron a los 6 meses. Poco antes de recibirme entré a otro estudio, manejado por un joven abogado que aprovechaba los réditos del legado paterno para ejercer la profesión con muchos clientes y poco conocimiento de leyes. Me echó a los 4 meses. Teniendo el titulo de abogado en trámite, volví a trabajar a tribunales; esta vez con un cargo y esta vez en mis pagos: zona sur, tribunales de Lomas de Zamora. Esta vez, (inédito), no me echaron. Ganas no les faltaban ("conflictivo", "mal compañero", "soberbio"), lo dificultoso de limpiarme era que había que hacer un sumario, y con adjetivos descalificativos solamente no se hace un sumario. De esa brillante mediocridad me fui hace dos meses. De más esta decir que hubo causales diferentes en cada trabajo para que mis empleadores decidieran finalizar el vínculo. Lo que sí estuvo presente, a veces mas larvadamente, otras flameando a los cuatro vientos, fue la violencia que genera un estado de inadecuación (de 40 hs. semanales) del deseo con respecto a la realidad.
Ahora estoy en un tribunal laboral. Sin problemas que reportar al día de la fecha. Sin que me guste lo que hago, claro, pero también sin percibir un alto grado de asfixia por hacer lo que no me gusta. ¿Y qué es lo que me gusta? Básicamente: Pensar, leer y escribir. ¿Se puede vivir de eso? Espero que sí y apuesto a formarme en esos rubros, y al mismo tiempo, ir ampliando el posible campo de acción. ¿Qué tan bueno puedo ser? ¿Qué tan buenos podemos ser?