miércoles, 11 de julio de 2012

A WOODY CON AMOR...




Después de ver "A Roma con amor", última película de Woody Allen, puedo decir que -a diferencia de muchos críticos- estoy muy lejos de pedir el pase a retiro del viejo vizcacha neoyorkino. Es verdad que la película no sorprende; lo que sorprende es encontrar gente decepcionada al no encontrar nuevos trucos. El truco de Allen, es -justamente- la maestría en su arte de deleitarnos una y otra vez viendo la misma película con otro nombre, otro lugar (en este caso Roma) y otros actores. Eso es lo sorprendente: la capacidad de volver a encantarnos cíclicamente con el mismo espectáculo.
Woody sabe que su cine perdió el pelo pero no las mañas, por lo que se encarga de afinar la puntería para hacer durar la función lo justo y necesario.
Sus últimas producciones, A Roma con amor, Medianoche en Paris, Conocerás al hombre de tus sueños, Vicky Cristina Barcelona, Macht Point, resultan -a mis ojos por lo menos- todas películas hipnóticas. Imposible resistirse a lo irónico de su humor, a lo entrañable de sus personajes (a lo entrañable de su neurosis fundamentalmente), a la música amable que acompaña suavemente las secuencias...
Me pasó con Medianoche en París y me volvió a Pasar con A roma con amor; durante la proyección de la película, el mundo externo se disuelve completamente en mi cabeza: no hay nada, absolutamente nada de lo real que perturbe el disfrute de las imágenes. Uno desea que salga una especie de mano gigante de la pantalla, para tomarnos de la cabeza y zambullirnos de lleno en ese mundo. Pero tal cosa no pasa, y ese deseo enorme, el hecho de ser eyectados de la butaca rumbo a la pantalla, claramente tiene que ver con que Allen -para producir ese efecto- borra todo condimento "político" en sus últimas películas. Habiendo filmado en los últimos años -con la crisis en expansión- en las principales ciudades europeas (barcelona, londres, parís, roma), el viejo lobo se cuida de no contaminar su mundo con los residuos tóxicos de la realidad.
La inquietud, claro, viene cuando las luces de la sala se encienden, y es hora de volver a casa...
Es verdad, debo reconocer que me debo su cine "joven e inspirado", ese que le deparó la fama mundial por "Crímenes y pecados", "Hannah y sus hermanas", "Annie Hall" o "Manhattan". Tal vez, al ver estas películas...
Pero al momento de escribir estas líneas, todos esos títulos (varias veces recomendados por mi amigo cinéfilo), siguen en  espera en mi larga lista de películas y directores pendientes de buena parte del siglo xx, y -por lo tanto- no puedo menos que seguir rindiendo homenaje (a través de este humilde blog) al genial director.
Y, en todo caso,  una "mediocre" película de este tipo (no creo que se pueda usar ese calificativo), es -tal vez- una excelente película de cualquier otro...

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