viernes, 27 de julio de 2012

LOCO, UN POCO...




Difícil tarea la de salir del encuadre cuando de cada diez personas que pasan por la calle, te saludan siete. Belloso recibe con humor y algo de resignación la mirada del otro. Pero también la convierte en excusa para sumar a su curiosidad innata un estímulo que le permite estar aquí, allá, en todas partes y en ninguna.

¿A qué se debe el título “¡Pará, fanático!” ?

Lo dice Pepe Arias en una película que me gustó (imita al actor con voz de viejo cine argentino). En realidad, es algo que me digo a mí mismo. Es una exigencia física muy grande. Al final, siempre me digo pará…. no es necesario tanto. Pero al mismo tiempo, este espectáculo, que hago desde hace 13 años, me sirve para testear cómo estoy. Me pone en caja. A veces me encuentro mejor que cuando lo estrené.

¿Tenés una intuición de dónde está tu límite?

Por lo general, sí. En el escenario los límites están muy marcados.

Me refiero a otro tipo de límite…

(serio) ¿En qué sentido? ¿Que me vuelva uno de los personajes?

En otras entrevistas hablás mucho de los límites. Siendo tan extremos tus personajes, me pregunto si no te da miedo traspasar algún límite mental

Yo voy con todo, pero contenido por una teoría, una técnica. Si no la tenés, podés volverte un personaje dañino para la sociedad, alguien que va con un palo por la calle pegándole a la gente… imaginate (risas). El límite es volverte loco. Pero, como decía Dalí, la diferencia entre un loco y yo es que yo no lo estoy. Un actor tiene que ir al límite. Y a veces sí, conocer la frontera y decir: oia, me da miedo, me vuelvo.

¿Te pasó?

Si, me ha pasado. Me parece que si hay un riesgo para un actor es ése. Llegar a los bordes. Sin riesgo, el artista no funciona. Si uno no se exige en esa dirección, tampoco puede ver la contención… y el artista está contenido dentro de una burbuja de ilusión. No pasa lo mismo con un cirujano cerebral, que opera mal y ya está.
La gente no sabe hasta qué punto el actor habla de él (o sea, la verdad). Pero percibe en esa mentira que es el personaje algo profundamente verdadero. Ese es el límite, cuando el actor incorpora vivencias propias al personaje. Cuando la historia personal sale es cuando se alcanza un nivel de verdad muy fuerte.

¿Qué te fanatiza?

Todo lo que tenga relación con el arte. Pintar, escribir, hacer música. Cuando encontré el arte como forma de expresión para mí fue algo fundamental. Al margen de eso, no soy fanático de ningún club ni de ningún músico… soy fanático de Lon Chaney.

¿Vas al teatro?
No. Es algo de doble filo. No quiero saber qué hacen los demás. A veces las formas son copiadas o no son teatrales. No quiero que se me peguen cosas que no quiero que se me peguen.

¿A qué te referís con formas no teatrales?

Que no son búsquedas auténticas. Que tienen que ver más con una tendencia que con un intercambio artístico. Cuando veo los piolines falsos de una obra me pongo muy mal. El desencanto… igual hay algunas que quiero ver y voy, no me importa nada.

¿Qué tendencias sí te atraen?

El biodrama me interesa mucho. Tiene que ver con la investigación de la parte verdadera del actor. Cómo se fusionan actor y personaje. Pero también es limitado. Pasa lo mismo con los mimos, los clown, los stand up. No podes ser eso nada más. Cuando uno se encorseta en una forma, ya está, sos eso. Y te va bien cuánto… un año. Las nuevas tendencias quizá tengan eso. A veces en pos de la prensa o publicidad que pueda tener la obra, te volvés un especialista en eso que haces. Me parece que te limitás sin necesidad.

¿Hay ahora una visión más estratégica?

Si, pero en relación al propio oficio. En cambio si un actor hace reír, después llorar, se vuelve una cosa amorfa que no lo pueden agarrar por ningún lado. El encasillamiento es terrible. Siempre trato de salir de eso. Después de hacer una comedia, trato de hacer un unitario, para que no se me vincule tanto con la comedia, en televisión más que nada. Para la gente soy “Tumbero”, “Monita” (ni siquiera el nombre del personaje que hice en “Sos mi vida”), “Vasquito”…

Rotular es tranquilizador

Sí, porque la gente cree que así sabe. Una vez se me acercó una señora…
Señora: Cómo me hiciste reír en “Gasoleros”…
Belloso: Yo no estuve en “Gasoleros”.
Señora: ¿Cómo que no estuviste en “Gasoleros”? ¡Si me encantó lo que hiciste!
Belloso: Escucheme señora… yo no estuve en “Gasoleros”.
Señora: ¿Me vas a decir a mí donde estuviste? Andaaaa.

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