Hace diez años, en pleno conflicto con el agro, Daniel Link pedía disculpas por llegar tarde a la clase. Lo habían llamado de un radio para que explique su posición al respecto, y él se limitò a decir que no podía responder sobre el tema. "Pero a lo mejor ustedes que tuvieron economía en el cbc pueden hacerlo" nos dijo, para nuestra carcajada.
Diez años después, muchos conflictos después, me encuentro en la misma aula, en otra materia (Historia Social General). Un compañero me dice que no viene a la facultad porque este buscando un título; que viene porque està buscando un contexto; unas palabras. Sin saberlo, mi compañero me explicó mi situación.
En determinados momentos (sociales, personales), se hace màs fuerte la necesidad de encontrar discursos, de conectar con ciertas personas.
Algo parecido a lo que dijo Alan Pauls en el homenaje a Josefina Ludmer: "esa mujer diminuta en la que muchos de nosotros pensamos cada vez que pensamos en algo".
En tiempos en donde la tecnología permite que los discursos se multipliquen hasta el infinito ("en las redes todos quieren hablar pero pocos quieren escuchar" leí en algún lado), aparece la necesidad de discriminar, de hacer un recorte y alejarse del ruido.
La palabra: otra moneda a defender en estos momentos.
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