domingo, 5 de agosto de 2018

EL COMBATIENTE...

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"Si vos te apoyàs en el sentimiento irreductible que cada uno tiene de sì mismo como absoluto, es decir: como este misterio de la propia existencia que nada puede negar, pero al mismo tiempo comprenderlo como relativo (como relativo a lo histórico), esa me pareció una punta de afirmación importante, que todavía sirve de base a todo lo que uno està pensando.
¿Cómo es que hay un cuerpo que existe y que ese soy yo, dentro de todo lo que existe? ¿Cómo hay una porción de materia en el cosmos que sea yo? Que es una cosa que ninguna formulación relativa a la historia te puede explicar. Esto no significa que se una lugar donde la religiosidad tenga que establecerse; es simplemente el hecho de que haya un cuerpo entre los cuerpos que sea yo. Y eso a mi me sigue maravillando y me produce cierto estremecimiento todavía: ¿cómo es que este cuerpo soy yo?
Creo que la complejidad de la estructura personal lleva a la necesidad de comprenderla también en nosotros para que lo propio sea discernible como positivo o negativo, como formando o no sistema con la complicidad del orden dominante en el mundo exterior. Yo creo que allì hay un lugar muy importante: la propia coherencia. Y pienso que este deslinde que la política permite -lo bueno en uno mismo, lo malo en el enemigo- impide ver justamente lo que tenemos del enemigo en nosotros mismos.
Porque hemos sido hechos por el sistema, y al mismo tiempo nos corresponden las generales de la ley, por decirlo asì.
Esto es lo que me llevò un poco a tratar de comprender la cosa en Freud.
Justamente Freud es el que de alguna manera muestra la estructura de este nido de víboras en combate, por decirlo asì, interior, producto de la represión y las propias marcas infantiles y sobre todo maternas que uno ha recibido. Y pienso que ahì casi te dirìa que es como si uno hubiera descubierto que esa esencia que plantea Marx, esencia humana, me parece màs bien que a partir de esta concepción podemos decir que no hay una sola esencia solamente del hombre, sino que históricamente, a través del maternaje, aparecen por lo menos dos: una, donde el hombre necesita darle muerte al otro para salvarse y resguardar la suya; y otra, donde la propia vida implica reconocer la necesidad de excluir la muerte de la vida de todos y crear un mundo acogedor que prolongue afuera el cuerpo cálido de la madre. Solo esto permite discernir en el mundo los obstáculos de muerte que deben ser enfrentados. Creo que el socialismo es eso."


LEÒN ROZITCHNER ("COMBATIR PARA COMPRENDER")

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