domingo, 26 de diciembre de 2021

MIRANDO AL INTERIOR...

 



"No mires arriba" parece un eslabón perdido de "Los Simpson", o una tapa de la revista Barcelona hecha séptimo arte. El cinismo filoso genera algo ambiguo: según el día, nos reconforta (nos gusta mover el pie en sintonía con la idea de que no participamos de la brutalidad que hay a nuestro alrededor) o nos deprime (nos angustia no saber bien qué hacer ante eso que se nos presenta como el curso ineluctable de este tiempo).

La película está dirigida por el creador de "La gran apuesta", un maestro absoluto del montaje. Allí también había mucho cinismo, pero también personajes que marcan un quiebre con ese mundo que se nos presenta, y diálogos memorables (pienso en la entrevista laboral de la escena inicial, o en la carta a los inversores para comunicar el cierre el fondo de la escena final). Acá, en "No mires arriba", no hay lugar para espectadores débiles.
Nos reímos de lo que ya sabemos: el funcionamiento de las corporaciones, la crisis de representación política a escala global, el funcionamiento perverso de los medios y la "democracia versión siglo XXI" a partir del auge de las redes sociales, para constituir un lugar abstracto (un "no-lugar") desde el que pareciera ser que son muchos, muchos, muchos los que tienen ganas de hablar desde una especie de presente absoluto, y pocos, muy pocos, los que quieren escuchar.
Nos reímos, sí. Y después, qué hacer?

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