"Yo creí morirme dos veces desde que estoy a cargo de esta cátedra, pero sobreviví y nadie se dio cuenta de esos episodios críticos personales" dice Daniel Link, en su "lección final".
La noticia me tomó por sorpresa; con su clase teórica de la semana pasada, el "profesor pop" se despidió de la cátedra "Literatura del Siglo XX", en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, después de treinta años de docencia.
Recuerdo la cursada. Marzo de 2008. Sus clases quedarán en mi memoria por lo que se ponía en juego en ellas: un cruce delicioso entre erudición, humor, agudeza y cierta crueldad. Del primer teórico salí aterrado. La sensación era la de no entender nada de lo que estaba hablando ese tipo. Y no solo eso, sino también algo más perturbador: que en ese "no entender" no solo participaba mi total desconocimiento de muchos de los autores que se mencionaban, sino también un gesto deliberado de su parte.
"Alguna duda?" nos preguntaba luego de sus largas alocuciones. Rara vez alguno se animó. "Bueno, entendieron todo entonces" sentenciaba él, con risa burlona. Frente a esa actitud, uno como alumno podría enojarse; pero yo, de alguna manera, no me dejé ganar por ese sentimiento, sino que empecé a pensar sus clases como un hecho artístico. Como ir al teatro. Y sus teóricos, de esa manera, empezaron a funcionar como una experiencia de goce. Y, de alguna manera, sacarme el peso de encima por "entender" hizo que entendiera. Lo suficiente para promocionar la materia, en términos "académicos" (que eran los que menos me importaban). Lo suficiente, también, para sentir -hoy- que se va de Puan uno de los personajes más geniales que hayan oficiado de "profesor". Ya lo dijo una escritora que fue su alumna cuando le preguntaron por sus personajes preferidos de ficción: "Daniel Link" dijo.
Su ensayo "Fantasmas, imaginación y sociedad", me sigue resultando tan fascinante, muchos años de la primer lectura, a la vez fascinante e inasible. Como sus clases.
"La cultura es un dispositivo de administración (selección, promoción, discriminación, clasificación) de unidades de lo imaginario, pero lo imaginario sobrevive, establece su campo de proliferación y dispersión en un más allá de la pedagogía cultural ¿No es la cultura la que administra fantasmas?"
"Nada puede conocer el hombre sin fantasmas. ¿Qué son esos extraños objetos? La imaginación, en todo caso (no hay que ser romántico para adoptar un punto de vista semejante, sino todo lo contrario), no es lo contrario de la razón, sino su fundamento."
"Sí: la imaginación es una distancia. Sí: la imaginación es una distancia entre el ser y el logos. ¿Podríamos vivir sin esa distancia? No, no podríamos. Lo imaginario es necesario tanto en los procesos de constitución de la propia subjetividad ("El estadio del espejo") como en los procesos históricos ("El 18 brumario de Luis Bonaparte")
"Ahora bien, la pregunta del millón: "¿Qué es, cómo es un imaginario? ¿Cómo lo describo? Según las figuras que incluya la fantasmagoría, y según la lógica que las relacione."
"Digamos: 1. La imaginación humanista considera al tiempo como una continuidad entre pasado, presente y futuro. Tal vez sea eso lo que hoy se nos impone como imposible. Entonces, nos encontramos con posiciones del tipo "no future" (no hay futuro). Nihilismo, depresión, melancolía, nostalgia: unidades de la imaginación de la catástrofe."
"2. O posiciones del tipo: solo hay un futuro y hay que forzarlo, obligarlo a que advenga a nosotros (en nosotros). Guerra, destrucción, aceleración de la historia (o, por el contrario, espera infinitamente organizada: plan total), unidades de la imaginación milenarista (cuya versión más articulada es la imaginación dialéctica)"
"3. O posiciones del tipo: solo hay presente y tanto pasado como futuro son ilusiones. Es la imaginación pop"
"No hay que pensar en la imaginación como un ejercicio necesariamente solipsista: es una fuerza presubjetiva que nos arrastra. No soy yo el que imagino, sino que me dejo llevar por una forma de imaginación, de la que participo."
"No hay verdad en la experiencia, pero no porque se la declare no verdadera (es decir, registro no fiel de una vivencia), sino porque la experiencia se construye en el lugar de la indecibilidad de lo verdadero y lo falso. De la experiencia ni siquiera se puede decir que sea, sino que la hay (o no) en determinadas circunstancias. No se "tiene" una experiencia, sino que una experiencia se hace."
"FANTASMAS, IMAGINACIÒN Y SOCIEDAD" (D. LINK)