lunes, 11 de noviembre de 2024

CAMINAR EN LA OSCURIDAD...

 










No es una joya, pero tampoco está mal la serie. Me hubiera gustado ver más tiempo dedicado a la trama legal de la tragedia, al desarrollo de los argumentos -morales y jurídicos- que entran en colisión, y al de las diferentes miradas respecto de las responsabilidades puestas en tela de juicio, y menos tiempos al antes y después de la historia de los chicos protagonistas. El criterio artístico de dónde poner el foco terminó generando el efecto contrario al deseado: cierta indiferencia ante ese sufrimiento infinito, y es que tanto acercamiento nos termina alejando un poco. Lo más logrado es, entonces, el núcleo del disturbio: la noche fatídica del incendio, que justifica ampliamente la serie. No me termina de cerrar el argumento de que "no se puede hacer rédito económico de una tragedia", porque, si es por eso, no se podría hacer ningún trabajo intelectual o artístico que explique cómo fue que llegamos a tener el gobierno que tenemos hoy; un trabajo es un trabajo, y si además se nota cierta contracción a la tarea, y contribuye con algún color a la escueta paleta de colores de la actual conversación pública, más justificado entonces el hecho de que haya una contribución económica a cambio.

Recuerdo, al respecto, unas palabras de Esteban Schmidt escritas al calor de la tragedia: " cuando se ha hecho una cagada de elefante, la culpa es inevitable y no debe ser reducida ni eludida. Y si por casualidad no somos castigados, debemos castigarnos y atarnos una piedra a la pata y caminar, eso sí, en dirección a la luz pero a la velocidad del peso y de la culpa hasta que nos sintamos mejor. Esto es jodido y deja poco margen, lo sé. Lo que pasa es que el cuento de la muerte tiene un final tristísimo."

LA EDUCACIÒN SENTIMENTAL...




 "Nunca estuve en control de mi psiquis. La revisión patológica de mi teléfono, siempre a la pesca de alguna novedad, era tomar la autopista al insomnio."

"Pero seducir es el arte de las omisiones. Me demoraba estratégicamente en pedir el teléfono o el usuario de Instagram. Los fisgones, los nerviosos, los pajeros y los inseguros tienen el éxito vedado."

"Como si hubiera estudiado el famoso dibujo de Leonardo, aprendí a medir clavículas, extensiones de cuello, ancho de hombros, grosor de muñecas, morfología de las manos, magnitud de la nariz, masa muscular, estado general de la piel y la lozanía (o el deterioro) dental."

"Me convencí de que el acopio de sexo elevaba el espíritu."

"Según él (mi analista), yo era simultáneamente: 1) un adicto a la novedad. 2) un hombre dolido.3) un individuo incapaz de establecer vínculos afectivos reales y profundos. 4) un ser intoxicado de culpa. 5) un negador del duelo amoroso. 6) un narcisista. Yo era un hombre que se creía libre, pero padecía grandes tristezas. Sus hipótesis eran bastante atinadas. También me aburrían. Yo no estaba hecho para la castidad."

"Oscilo entre dos posiciones. Una defiende las salidas nocturnas con un argumento dantesco. No hay experiencia sexual que no signifique un aporte de sabiduría al espíritu. Llamé a esto, pomposamente, "educación"  y también "etnografía del alma". Mi analista interpreta el desenfreno nocturno como un desvarío laborioso y empobrecedor que solo confirma la vigencia del duelo amoroso. Ambas posiciones son verdaderas."

"Para hablar de amor, hacía falta arraigo, tiempo transcurrido, profundidad. El amor era otra cosa, más parecido a un edificio, a un bosque que se multiplica de a poco y cubre una ladera con décadas y verdor. El amor era más bien un libro largo, una novela que se corrige mucho, que cuesta, un proyecto de gratificación demorada, el reverso de la inmediatez." 


"MATCH"  (PABLO OTTONELLO)

miércoles, 6 de noviembre de 2024

CANSADA DE SER VALIENTE

 



La verdad que los muertos conocen

Se acabó, digo, y me alejo de la iglesia,
rehusando la rígida procesión hacia la sepultura,
dejando a los muertos viajar solos en el coche fúnebre.
Es junio. Estoy cansada de ser valiente.
Conducimos hasta el Cabo. Crezco
por donde el sol se derrama desde el cielo,
por donde el mar se mece como una cancela
y nos emocionamos. Es en otro país donde muere la gente.
Querido, el viento se desploma como piedras
desde la bondadosa agua y cuando nos tocamos
nos penetramos por completo. Nadie está solo.
Los hombres matan por ello, o por cosas así.
¿Y qué ocurre con los muertos? Yacen sin zapatos
en sus barcas de piedra. Son más parecidos a la piedra
de lo que lo sería el mar si se detuviera. Rehusan
ser bendecidos, garganta, ojo y nudillo.