"Hay una práctica que ahora nos salva: el uso personalizado y universalizado de procedimientos dotados de una facultad catártica. Es lo que cultivamos sin descanso -hasta la saciedad- dando la impresión de que, se viva lo que se viva, cualquiera sea la brutalidad de lo real, existe un gesto que se puede realizar en todo momento: organizar la narración (en general magnificada) de la propia vida, manifestar furia respecto de otras personas o de una situación persistente o pasajera, vengarse implícita o explícitamente de tantas humillaciones vividas, experimentar una descarga breve pero intensa para después encontrarnos, en cada oportunidad, como si saliéramos de misa, con el corazón limpio, al menos por un momento."
"En este sentido, hemos pasado, en dos décadas, de la era del acceso a la era del exceso. Y eso ocurre particularmente porque practicamos, de modo regular, la enunciación pública de las propias opiniones a través de una pantalla que suministra la oportunidad de liberar la propia rabia, de denunciar día y noche -aunque bastante inútilmente- un cierto orden de cosas. Estas modalidades no hacen sino consolidar nuestras propias creencias y atizar las tensiones interpersonales. Proceden de la ilusión de cierta implicación política, dado que la mayor parte del tiempo estas intervenciones se producen al margen de cualquier compromiso concreto en los asuntos comunes, y nos generan, a fin de cuentas, sino una buena conciencia o una vana satisfacción con uno mismo.
"Los años 2010 suscribieron a una desvinculación continua entre los seres y el conjunto común. Por primera vez en la historia aparece una escisión de esa índole entre los individuos y lo que depende de una comunidad de destinos -podemos llamarla así todavía- constituida por relatos, representaciones, imaginarios, costumbres, maneras de vivir, reglas y leyes que tienen el valor de ser bases compartidas."
"Entonces constatamos que ese espíritu de época está menos marcado por la voluntad de actuar positivamente sobre el curso de las cosas, de modificar virtuosamente una enormidad de situaciones, que por el resentimiento y la necesidad impulsiva de liberarse de ellas, de buscar, cueste lo que cueste, una revancha personal sobre las instancias de poder y, más ampliamente, sobre el orden del mundo."
"LA ERA DEL INDIVIDUO TIRANO" (E. SADIN)
No hay comentarios:
Publicar un comentario