"Nunca estuve en control de mi psiquis. La revisión patológica de mi teléfono, siempre a la pesca de alguna novedad, era tomar la autopista al insomnio."
"Pero seducir es el arte de las omisiones. Me demoraba estratégicamente en pedir el teléfono o el usuario de Instagram. Los fisgones, los nerviosos, los pajeros y los inseguros tienen el éxito vedado."
"Como si hubiera estudiado el famoso dibujo de Leonardo, aprendí a medir clavículas, extensiones de cuello, ancho de hombros, grosor de muñecas, morfología de las manos, magnitud de la nariz, masa muscular, estado general de la piel y la lozanía (o el deterioro) dental."
"Me convencí de que el acopio de sexo elevaba el espíritu."
"Según él (mi analista), yo era simultáneamente: 1) un adicto a la novedad. 2) un hombre dolido.3) un individuo incapaz de establecer vínculos afectivos reales y profundos. 4) un ser intoxicado de culpa. 5) un negador del duelo amoroso. 6) un narcisista. Yo era un hombre que se creía libre, pero padecía grandes tristezas. Sus hipótesis eran bastante atinadas. También me aburrían. Yo no estaba hecho para la castidad."
"Oscilo entre dos posiciones. Una defiende las salidas nocturnas con un argumento dantesco. No hay experiencia sexual que no signifique un aporte de sabiduría al espíritu. Llamé a esto, pomposamente, "educación" y también "etnografía del alma". Mi analista interpreta el desenfreno nocturno como un desvarío laborioso y empobrecedor que solo confirma la vigencia del duelo amoroso. Ambas posiciones son verdaderas."
"Para hablar de amor, hacía falta arraigo, tiempo transcurrido, profundidad. El amor era otra cosa, más parecido a un edificio, a un bosque que se multiplica de a poco y cubre una ladera con décadas y verdor. El amor era más bien un libro largo, una novela que se corrige mucho, que cuesta, un proyecto de gratificación demorada, el reverso de la inmediatez."
"MATCH" (PABLO OTTONELLO)
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