lunes, 22 de noviembre de 2010

LA ENVIDIA Y EL ESPANTO DE UN TEJIDO...




"Contra el cambio", de Martín Caparrós es uno de los mejores libros que pasó por mis manos en este 2010 que, tiempo al final, comienza a esfumarse. En este punto podría asimismo mencionar las novelas "Piquito de oro" de Gustavo Ferreyra y "El trabajo" de Aníbal Jarkowsky, los ensayos "Las cuestiones" de Nicolás Casullo y "El siglo" de Alain Badiou y los cuentos completos de Fogwill.

El libro de Caparrós funciona como un diario de viajes (el autor recorre 10 ciudades del planeta afectadas por el cambio climático)que pretende dar cuenta de un determinado estado de cosas a nivel global al momento de llegar a su fin la primera década del nuevo milenio.
Se trata, entonces, de un libro de crónicas, de historias individuales en el marco de un entramado social a la merced de un clima que modela y aprisiona los cuerpos.
Caparrós reflexiona al narrar, piensa al escribir.

Y, entre lo que escribe...


"No hay nada que deteste más, nada que me guste más que sentirme parte de una red, un tejido, las formas intrincadas del plural: algún nosotros."

"Durante muchos siglos el tiempo no fue el tema de un intercambio semiamable tendiente a disimular la incomodidad de encerrarse en un cubo de lata ascensional con un ignoto, sino un asunto decisivo: que lloviera o no lloviera podía hacer la diferencia entre comer y no comer. Sería lógico pensar que, en cuanto empezaron a hablar, los hombres y las mujeres más primarios conversaron del tiempo."

"Recuerdo que alguna vez leí que las sociedades más organizadas son la humana y la hormiguera, y que en el puerto de Manaus vi hombres cargando bolsas brutas sobre la cabeza vendada para soportarlas, y trato de pensar si algún otro animal lo hace y no recuerdo y me pregunto si la condición para armar una sociedad exitosa, organizada -los hombres, las hormigas- es que haya individuos de la especie que estén dispuestos a hacer estas cosas, a llevar estas cargas."

"Todo consiste en tratar de captar los movimientos. No quiero decir entender los movimientos, menos decir descomponer los movimientos: digo captarlos, registrarlos sin que se deshagan. Viajar, creo, es algo de eso."

"Los países centrales ya hicieron su conquista de la naturaleza, su desarrollo sucio. Y el mundo está como está porque ellos lo hicieron, pero ahora se dedican a dictar normas a los países más pobres sobre cómo proteger esa naturaleza que ellos ya se cargaron: cómo seguir siendo pobres pero verdes. Ahora quieren que los otros, los pobres, respeten lo que ellos no respetaron. Todo sea por salvar el planeta."

"A veces, en alguno de estos viajes, tengo la sensación de que estoy a punto de entender algo. Algo amplio, general, revelador, algo así como para qué somos o estamos. Por supuesto, nunca me sucede."

"Que el hecho de que ya no tengamos modelos listos para usar que nos expliquen cómo debería ser el mundo no termina de justificar que sólo queramos repararlo para que siga siendo más o menos como es, pero más razonable. Que el fracaso brutal de esos modelos podría, más bien, abrir la puerta para pensar otras formas de cambio, no invalidar la idea de cambio."

"La pobreza extrema también consiste en no poder imaginarse menos pobre o, por lo menos, diferente: no imaginar ni haber aprendido ni sospechar que existen otras vidas y que las otras vidas no son siempre sólo de los otros. No es sólo un recorte de las fronteras materiales; también de las mentales, la reducción del campo de lo imaginable."

"Desde, digamos, 1789, fue la palabra (cambio) que sintetizó todas las esperanzas y una idea: el mundo tal cual es no debe continuar, existe la posibilidad de hacerlo decididamente otro, el cambio es justo y necesario. Cambio, durante siglos, fue una palabra de izquierda: el efecto deseado de las revoluciones o, incluso, ciertas revoluciones radicales. Cómo fue que la palabra cambio nos escapó silente, animalito muerto, y se fue a refugiar a la casa de los que siempre habían querido destruirlo? Cuándo se la apropió la derecha? Con la caída del muro? El cambio de frente de la palabra cambio es una de las mayores pérdidas de capital simbólico que ha sufrido la izquierda en toda su historia."

"Pienso en esas comunidades potentes, orgullosas, que ocupan todo el espacio y que lo saben, tanto que no se les ocurre castigo más potente que dejarte afuera. Comunidades envidiables, temibles, absolutas."


"Un plural, una red, un tejido: la envidia y el espanto de un tejido."

"Un plural, una red, un tejido: la envidia y el espanto de un tejido."

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