domingo, 3 de marzo de 2013

PRÓFUGOS Y VISITANTES...




Después de terminar "Rabia" de Sergio Bizzio, pensé que no me iba a ser fácil encontrar rápidamente otra novela que me gustara tanto. Pero no. "El mal menor" de Charlie Feiling, es uno de esos libros que -como "Rabia"- van a perdurar en mi memoria con el paso del tiempo. Hoy lo terminé y no puedo dejar de subir un fragmento, como para que vean de qué va la historia...
Ah, transcurre en San Telmo.

"Los sueños son reales. Mientras dormimos, nuestro cerebro, desprovisto de estímulos externos, necesita contarse historias porque de lo contrario su inactividad le resultaría dañina. Estas ficciones de la mente, con todos sus personajes, objetos y espacios, subsisten durante un tiempo -lo que dura el sueño- en una zona o dimensión paralela a la de la vigilia. El acceso de una dimensión a la otra no es imposible, pero supone un esfuerzo de la voluntad que está ausente de los personajes del sueño, que por lo común sólo ejecutan su papel, o que una persona de la vigilia sepa cómo cruzar del otro lado y desee hacerlo, ya que nadie ha vuelto de allí con sus facultades intactas.
Hay una tercera zona o dimensión llamada El Cerco. Es la frontera entre las otras y la que garantiza que el mundo tal cual lo conocemos siga existiendo. En cualquier época de la historia humana ha habido doce personas, por lo común mujeres, que tienen el deber de preservar El Cerco. Son los arcontes, los que nunca sueñan. Mucha gente posee la sensibilidad necesaria para convertirse en arconte, y de hecho la mayor parte de los seres humanos ha intuido alguna vez en su vida que los sueños existen. transcurren en algún sitio. No obstante, nadie se convierte en arconte sin que otro arconte lo designe su heredero y le enseñe a no soñar, a desplazarse por El Cerco y a leer los sueños de las personas comunes. Cada arconte conoce la identidad de los otros once, y puede con esfuerzo y paciencia comunicarse con ellos a través de largas distancias, aunque no lo hace a menudo porque resulta muy doloroso y complejo. Desplazarse por El Cerco tampoco es algo que los arcontes hagan con frecuencia, ya que el placer de prescindir de las ataduras corporales entraña la tentación de no regresar jamás a ellas.
En ocasiones, cuando los sueños de una persona son particularmente vívidos, cobran tal solidez que un arconte puede verlos. Dichos sueños, que parecen formar parte de la vigilia pero jamás entran en contacto con ella, se denominan visitantes. Los arcontes no les temen, pero les prestan atención porque una abundancia de visitantes -suelen ser sueños que producen angustia, como las pesadillas- indica que El Cerco atraviesa un período de inestabilidad y de algún modo peligra. La amenaza real y mayor, sin embargo, son los prófugos. Un prófugo nace cuando una persona de especiales dones. que debería ser arconte y sin embargo no ha sido identificada por los otros, comienza a tener pérdidas, vale decir, posibilita que cierto personaje de sus sueños cobre conciencia de sí y de quien los sueña. Si los arcontes están débiles, o pasa mucho tiempo durante el cual son menos de doce, el prófugo puede abrir una brecha en El Cerco y encarnarse. Lo que ocurre luego es materia de especulación, pero por lo común el prófugo comienza por aniquilar a los seres queridos de quien lo ha soñado y finalmente se independiza de éste, matándolo también. Reparar El Cerco es muy difícil, porque cualquier brecha facilita a la larga la apertura de otras, y si el proceso continúa hasta los visitantes de las personas más comunes pueden adquirir conciencia de sí y cruzar a la vigilia."



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