miércoles, 24 de junio de 2015

EDUCANDO AL SOBERANO...




Algunas consideraciones sobre la "La patota" de Santiago Mitre. (Ah: antes que nada vale advertir al amigo/amiga internauta que las consideraciones implican el revelado de la historia, por lo que, si piensan ir a ver la pelìcula, mejor es que no se detengan aquì y sigan su camino en las novedades que John Facebook les trajo con el nuevo dìa).
La Patota tiene como personaje central a Paulina (Dolores Fonzi), una abogada joven, con un doctorado en marcha y un promisorio futuro en la carrera judicial. La pelìcula abre con una discusiòn que ella mantiene con su padre (Oscar Martìnez). Èl tipo es un juez, y espera que la hija siga sus pasos; pero ella le plantea que quiere modificar "en serio" la vida de las personas, por lo que el àmbito de la justicia no se le presenta -en su imaginario- como el màs indicado, sino que es en el àmbito de la educaciòn donde puede hacer su aporte para una transformaciòn en serio de la sociedad. Despuès de tildar al padre de elitista y clasista por querer hacerle ver que ella debe hacer su aporte a la sociedad desde un lugar acorde a su preparaciòn intelectual, se va a trabajar de maestra a un pueblo carenciado en Misiones, pròximo a la frontera con el Paraguay.
Resumiendo abruptamente el resto del film: estando en el pueblo, ella es violada y decide dos cosas que dan vuelta la lògica de cualquier vecino: 1) no quiere un "castigo penal" para el culpable (si Paulina se apartò de la carrera judicial fue, justamente, porque en su lògica la justicia es parte del mismo sistema perverso que produce a los delincuentes que despuès juzga) y 2) quiere tener ese hijo, sin importarle lo que piensen los demàs.
En el segundo punto se abre una cuestiòn màs que interesante; sucede que Paulina no quiere ser madre (una escena en la que està por tener sexo la muestra frenando al novio para que use preservativo), pero tampoco quiere "sacarse de encima" a ese hijo. La lectura que hace Paulina de las cosas parece ser la siguiente: ella va a poner el cuerpo hasta las ùltima consecuencias, no se va a correr de nada de aquello que venga de esa gente a la que ella està dispuesta a ayudar. Todo lo que venga de "ellos" ella lo debe aceptar; aùn cuando no le guste, aùn cuando haya sido violentada. Incluso una violaciòn; incluso el bebè fruto de esa violaciòn. Como "ellos" fueron violentados por el sistema (sistema del que ella tambièn formò parte) cree que debe soportar estòicamente todo lo que le pase.
Pero hay un problema con Paulina, como hay un problema con el personaje de Grace en Dogville, y que no tiene que ver con buscar respuestas a los problemas sociales por fuera de las "vìas institucionales" (que se consideran parte del problema y no de la soluciòn), sino que -sencillamente- no se puede educar al otro si parto de una mirada condescendiente sobre ese otro. Paulina parece olvidar que son muchas las personas que sufrieron vejaciones y privaciones en su vida, pero no todas despuès hicieron lo mismo con un semejante. Aceptar una violaciòn es, como mìnimo, ser condescendiente con el otro. Y envilecer al otro es envilecer el vìnculo que estoy tramando con èl. Ningùn tipo de educaciòn es posible si parto de la base de que el otro no tiene ningùn tipo de responsabilidad por sus actos.
Paulina obvia esto tanto en aspectos absolutamente triviales (deja que todos los alumnos se vayan de una clase porque "son libres de elegir") como en el drama central de la pelìcula: la violaciòn que ella misma sufre y el embarazo posterior que esa violaciòn engendra. Serìa interesante pensar lo siguiente: ¿què tipo de vìnculo llegarìa a tener la protagonista con ese futuro hijo?
En què podemos estar de acuerdo con Paulina? En que la educaciòn es la piedra angular para el desarrollo de una sociedad. La educaciòn, tal vez, viene antes que la justicia. Pero no podemos -o no puedo, por lo menos- compartir su mirada sobre esa forma de impartir educaciòn detràs de la cual pretende encolumnarse.

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